...
-Tiene que sacarle.
-Estáis locas. ¡Me vais a buscar un lio!
-Usted puede liberarle si quiere.
-Hago todo lo que puedo y más. Le pasé los medicamentos, le doy dos paquetes por semana...¡Es un desertor!
-¡Qué va a ser un desertor!
-Se nos iba a Francia sin haber hecho loa "mili". Sois dos chavalas estupendas pero no podéis pedir cotufas en el golfo. Al cabo de tres meses, haciendo el golfo, precisamente, el coronel no sabía que estaba ensayando la Tosca en pleno Roncesvalles.
Soledad rompió las hostilidades a la bayoneta:
-Mañana nos lo pone en la frontera o "esto" se acaba hoy mismo.
-Para eso no tengo más poder que la espada de Bernardo o la carabina de Ambrosio.
El coronel, en calzoncillos, estaba tan afligido que su propia espada se le enguruñó, como víctima de un síncope. Si no hubiera sabido que se estaba alzando el último acto de la ópera, no se hubiera negado tan en rotundo.
-Soledad, no insistas. Está claro. No puedo.
-Pues que te la chupe tu ordenanza.
Sin darle cuartel la batalla campal movilizaba la logística, la estrategia y el cuerpo a cuerpo: tuteo ofensivo, desacato invasor y amenaza de represalias. Aquello era peor que la batalla de Guadalajara... y sin italianos para cargar con el mochuelo. Alzó la bandera blanca:
-Nadie me ha tratado nunca así.
Pero sin darle tregua.Soledad izó la de combate:
-Oyeme bien: O liberas mañana a Tarsis o voy a la
policía asegurándoles que te he visto metiendo mano a traición a Nuria.
Fernando Arrabal.
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-Los ratones somos muy místicos. Entre nosotros hay muchos ermitaños.
-Baja del cielo y pon los pies -las cuatro patas- sobre la tierra:
os explico que estoy apunto de unificar la gravitación,
el electromagnetismo y las interacciones, tanto las fuertes como las débiles. ¿Me entendéis?
La coletilla de "¿me entendéis?" no era menos agresiva que la eterna respuesta de "el niño":
-¿En serio?
Echando espumarajos, "el maestro" le imprecaba:
-Aquí el único que hace el oso eres tú.
-Estás celoso desde que maté a Cécile. Mucho hacer o es con un canuto, pero a la hora de la verdad, de gorra...
-¡Asesino!
-¡Fuiste tú el que preparaste el tétanos!- le replicó "el niño" insolente.
"Mickey" intervenía siempre en los momentos peores:
-Es cierto: yo soy testigo. Tú buscaste la caca de caballo...
-¡Cállate tú! (Y enfurecido le gritaba a "el niño".) Me
exigiste que lo preparara. ¡Y aún te atreves a recordármelo!
¡Te voy a matar!
-Si me matas, te mueres.
"El maestro" tenía que rendirse a las evidencia.
-Sólo soy feliz cuando salgo de la habitación, sin vosotros.
¡Qué alivio!
"Mickey", como la mayoría de los ratones, tenía dones de diplomático:
-Nos estabas hablando de Física. Era muy interesante. Sigue, sigue.
Me apasiona la "gran unificación".
"El maestro" mordía en el anzuelo:
-La "gran unificación" relacionará las mayores energías
actuales con las infinitamente pequeños, como las que pudiera tener el gluón.
-Del gluón, nunca nos has hablado -mentía el ratón.
-Claro que sí.
-Cuéntamelo otra vez.
-La ultima: el átomo tiene un núcleo compuesto de protones y neutrones. El protón a su vez dispone de tres quarkes.
Estos quarkes están unidos entre sí con pegamín. Goma, que en inglés se dice "glu".
"El niño" intervenía sabihondo:
-Es falso, hablas de partículas que nunca has visto. Estoy seguro.
Fernando Arrabal.
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