*Aprendiendo valores.
Decía Ludwig Wittgenstein, casi al fin de su vida (en 1948): "Nuestros niños aprenden ya en la escuela que el agua está formada por los gases de hidrógeno y oxígeno, o el azúcar por gas carbónico, hidrógeno y oxígeno. Quien no lo entiende es tonto. Los problemas más importantes se ocultan." (Vermischte Bemerkungen - Aforismos cultura y valor), y su diagnóstico sigue siendo válido. Lo cual viene a demostrar que percibir los problemas es una cosa y solucionarlos otra.
La cita de Wittgentein viene a cuento cuando se lee cosas como
En algún momento la gente, toda (en nuestro país), frecuenta la escuela. Y ésta es el segundo vehículo de socialización, luego de la familia. En ambos se se enseñan conocimientos y valores, valores y conocimientos. Sin embargo son muchos los que parecen haber vivido años sin discutir sobre las cuestiones cruciales para la convivencia: ¿Cómo se responde a un agravio? ¿Es legítima la venganza? Y si lo es, ¿cuáles deben ser sus límites? ¿Se justifica hacer el mal a muchos para provocar un daño deliberado a uno?
Cuestiones como éstas son más importantes que conocer la superficie de una circunferencia dada, o la composición de las nubes. Sin embargo estos temas nunca se estudian, ni se discuten, ni se analizan tanto en la familia como en la escuela ¿Cómo se aprenden las reglas de convivencia en un mundo tan complicado como el que tenemos? ¿Quién las enseña, y sobre que base?
Y sin embargo, nuestras autoridades, en Andalucía, miden y aprecian las competencias de nuestros alumnos en matemáticas y lengua, pero no sus competencias morales y sociales. No me estoy refiriendo a algo muy refinado o teórico, sino a la capacidad elemental de cuidarse del otro, pedir las cosas por favor, agradecer los servicios que nos prestan, dar los buenos días, simular que la salud del otro nos interesa o, mejor, interesarse por ella, etc.
ResponderEliminarA la pregunta que haces sobre quién enseña los valores en nuestra sociedad, te responderé: los publicistas y los propagandistas.