[NOTAS SOBRE LA SELECCIóN Y ORDENACIóN
DE LOS MATERIALES]
Los militares han escrito la gran mayoría de las memorias de guerra soviéticas. Sus escritos pueden dividirse en cinco grupos, según la responsabilidad de cada mando militar. En el primer grupo están las memorias escritas por los miembros del Alto Mando soviético, los más próximos colaboradores de Stalin, que estudiaban la planificación y el control de las operaciones militares desde Moscú. Además, dado el sistema de mando soviético establecido, los autores de estas memorias fueron simultáneamente representantes de Stalin en el campo de batalla, supervisando la preparación y la dirección de las operaciones clave; algunos de ellos, incluso, asumieron el mando de los sectores más importantes del frente durante las batallas decisivas. Este grupo de memorias es quizás el más valioso, porque explica las relaciones y los métodos de trabajo dentro del Alto Mando soviético. Incluye las memorias del Mariscal Vasilevsky, primero Jefe de Operaciones y después Jefe del Estado Mayor Central; el Coronel General Shtemenko, Comisario Jefe al comienzo de la guerra y después Jefe de Operaciones del Estado Mayor Central; el Mariscal Jefe de Artillería Voronov, miembro del Mando Supremo y Comandante en Jefe de Artillería y de Defensa Antiaérea; el Almirante Kuznetsov, Comandante en Jefe de la Marina, y el Coronel General Krulev, Intendente del Ejército Rojo.'
En este grupo de memorias se observan grandes lagunas en los escritos de algunos dirigentes militares importantes, incluso omisiones totales de algunos hechos. En algunos casos los autores se centran estrictamente a su mando en el campo de batalla y a operaciones militares particulares, más que en el conjunto de su experiencia como miembros del Alto Mando. El Mariscal Zhúkov, que al principio de la guerra era Jefe de Estado Mayor Central y posteriormente ' durante la guerra, detentó el título de Primer Delegado del Comandante en Jefe
1. Para mejor información sobre las memorias aquí mencionadas, véase la bibliografía escogida de las Memorias sobre la Guerra soviética, al final de este libro.
Supremo, ha escrito sus memorias sobre su dirección de la batalla de Berlín, en 1945, pero no ha relatado en ninguna parte su experiencia durante los primeros meses de guerra ni su trabajo en el Cuartel General Supremo, o como delegado del Cuartel General Supremo en el campo de batalla. Tampoco se han publicado las memorias de guerra de los Mariscales Timochenko y Chaposhnikov. El primero actuó como Comisario del Pueblo de Defensa desde mayo de 1940R hasta julio de 1941, y durante la primera mitad del año fue responsable, como miembro del Mando Supremo, de la coordinación de operaciones, primero en el oeste y luego en los sectores estratégicos del sur. Ha rechazado abiertamente numerosas invitaciones a publicar sus experiencias. En 1966-67 las memorias póstumas del Mariscal Chaposknikov, Jefe del Estado Mayor Central desde 1937 a 1940 y, de nuevo, desde julio de 1941 hasta noviembre de 1942, aparecieron en la Revista de Historia Militar soviética, pero se ocupa sólo del período de su servicio en el ejército zarista. Se ignora si existen memorias del período 1937-47.
De las diversas armas del Ejército las Fuerzas Aéreas son las que tienen menor representación en este grupo de memorias. Los mandos; de guerra han escrito numerosos relatos acerca de las grandes formaciones de los combates aéreos, pero, según tenemos entendido, no, existe un relato extenso de la actuación del Estado Mayor de las; Fuerzas Aéreas. El Jefe del Aire, Mariscal Novikov, ha muerto ya, Y sus colaboradores más próximos en el Estado Mayor apenas han escrito sobre sus actividades durante la guerra.
El segundo grupo de memorias incluyen los relatos de los mandos. de los «Frentes» (el equivalente soviético de los Grupos de Ejércitos).
Existían cinco Grupos de Ejércitos al comienzo de la guerra, y en las últimas etapas de diez a quince. Un mando de Grupo de Ejércitos era responsable de las operaciones en un sector del campo de batalla que oscilaba entre las 100 y las 150 millas de longitud; disponía de varias armas del Ejército combinadas: artillería, carros blindados, caballería y formaciones aéreas, así como unidades de apoyo. Un Grupo de Ejércitos oscilaba entre un cuarto de millón y un millón de personas, según el momento y la importancia del sector del frente. En el primer período de la guerra cada Grupo de Ejércitos tenía unos cientos de tanques y aviones, e incluso menos; en el período final tenía varios miles. Durante casi toda la guerra los mandos de los Grupos de Ejércitos eran directamente responsables ante el Cuartel General Supremo. Eran los eslabones cruciales de las operaciones de combate. A pesar de que tuvieron mucha menos libertad de acción que sus colegas alemanes y aliados, los expertos alemanes y occidentales consideran que la mejoría radical que experimentaron en las últimas etapas de la guerra fue el factor básico del triunfo militar soviético.
Entre los autores de este grupo de memorias se incluyen los mandos de los Grupos de Ejércitos, sus Jefes de Estado Mayor, y en algunos casos, los jefes de las armas de artillería, de aviación, de unidades blindadas, etc., etc., de los Grupos de Ejércitos. Sus dotes y preparación para asumir los puestos de mando que detentaban -y donde se mantuvieron a lo largo de la guerra - fueron rigurosamente probados en el combate frente a un adversario poderoso. Los dirigentes militares de este nivel y del inmediatamente inferior, han dado forma a la institución militar soviética durante todo el período de la postguerra y continúan ocupando los puestos claves en el mando y en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas soviéticas.
Estos escritores, desde luego, se ocupan en primer lugar de aquellos aspectos de las batallas y campañas en las que sus respectivos Grupos de Ejércitos participaron y de las que, por tanto, fueron responsables; pero, como en muchos casos, también explican las relaciones con el Cuartel General Supremo, con los representantes de Stalin en el campo de batalla, y con Stalin personalmente; y también tratan de los problemas generales de la guerra. Entre los relatos más interesantes de este grupo hay que situar las memorias de los Mariscales Konev y Rokosovsky, los mandos más famosos de los Grupos de Ejércitos durante la guerra, que narran sus experiencias en la batalla de Moscú, las operaciones de ofensiva de 1944 en Bielorusia, y la campaña de 1945 que llevaron a cabo las tropas soviéticas desde el Vístula hasta Berlín y Praga. En este grupo hay que incluir también al Mariscal Eremenko, que estuvo al mando de un Grupo de Ejércitos desde el principio hasta el final de la guerra, y que ha relatado los primeros meses de la guerra y la batalla de Stalingrado; el Mariscal Meretskov, que dirigió las tropas soviéticas en el sector más septentrional del frente soviético-alemán; el Mariscal Bagramian, conocido por haber dirigido las batallas de 1944-45 en la zona del Báltico; el que después sería Mariscal Malinovsky y Ministro de Defensa soviético desde 1957 a 1967, que desde 1943 mandó los Grupos de Ejércitos del sector meridional del frente y participó en la conquista de Budapest, en la ocupación de Austria, y en la marcha fina¡ sobre Checoslovaquia; el Mariscal Biriuzov, Jefe de Estado Mayor de los Grupos de Ejércitos que lucharon en Rumania, Bulgaria y Yugoslavia; el General del Ejército Kazakov y el Coronel General Sandalov, Jefe de Estado Mayor de algunos Grupos de Ejércitos durante la mayor parte de la guerra; los Almirantes Golovko y Tributs, al mando de las flotas del Norte y del Báltico, respectivamente. Muchos autores de este grupo ocuparon puestos inferiores al nivel de mando de Grupos de Ejércitos en la primera época de la guerra, y, en algunos casos, sus memorias de esta primera época son más interesantes que las que narran sus experiencias cuando ya detentaban puestos de mayor autoridad. Por ejemplo, el Mariscal Bagramian nos ofrece una explicación más interesante sobre el verano y el principio del otoño de 1941, cuando era Jefe de Operaciones del Distrito Militar de Kiev y, más tarde, del Grupo de Ejércitos del Sudoeste en Ucrania, que sobre el período posterior, cuando ya estaba al mando de un Grupo de Ejércitos.
Debe decirse que los Grupos de Ejércitos más importantes, sus dirigentes más destacados y sus logros más espectaculares, están muy bien retratados en este abundante material. La campaña final de la guerra nazi-soviética (enero-mayo 1945) está descrita en las narraciones y en los libros de los mandos y Jefes del Estado Mayor de cada uno de los nueve Grupos de Ejércitos activos a lo largo de las 1.600 millas del Frente del Este.
Las memorias del tercer grupo están escritas por generales que estuvieron al mando de un Ejército, la unidad básica de operaciones soviética (o de un Cuerpo, unidad intermedia entre Ejército y división). El Ejército típico en la reglamentación soviética consistía en cinco divisiones con unidades de apoyo de las diversas armas, con un número total de 100.000 hombres. El número de Ejércitos a lo largo de la guerra se elevó, desde doce en las fronteras del Oeste, en la primera, segunda y tercera fila, el día de la invasión nazi, a treinta y seis en activo al final de la campaña.
En este grupo, los mandos más prominentes son los que se nombran a continuación: Mariscal Chuikov, cuyas memorias (que llenan dos libros) describen el período en que dirigió el 62 Ejército, el que paró el golpe del asalto nazi a Stalingrado y terminó la guerra con el ataque frontal a Berlín; el General Batov, que durante la mayor parte de la guerra mandó el 42 Ejército y fue el primero en llegar a las fronteras alemanas del Este de Prusia; los generales Belov y Pliev, del arma de caballería, que se hicieron especialmente famosos durante la contraofensiva de invierno de 1941; el general Fediuninsky, que al principio mandaba un cuerpo, en la frontera soviética, y después estuvo al mando del 42 Ejército que defendió Leningrado, y el 2.0 Ejército de asalto que participó en las campañas finales; y el Mariscal de las fuerzas blindadas, Katukov, al mando del 1 er Ejército de tanques, la unidad blindada soviética más célebre de la guerra.
El cuarto grupo incluye relatos sueltos de mandos y oficiales de los Estados Mayores a nivel de división, brigada y regimiento. Aunque estas memorias siguen unos moldes más grandilocuentes -y estereotipados, y rara vez superan el nivel de las típicas historietas de hazañas bélicas, en ocasiones ofrecen una visión interna de las relaciones jerárquicas dentro del ejército y una información complementaria sobre los episodios individuales en la guerra; también son un ejemplo de las divergencias de los puntos de vista entre los subordinados y superiores, representados en el tercer grupo.
Los comisarios políticos son los autores de las memorias de] quinto y último grupo. Desligados de los militares profesionales por su función política, estos oficiales actuaron como representantes de] aparato del Partido, como responsables de la lealtad de los oficiales profesionales y de la estricta supervisión del cumplimiento de las directrices del Partido en las unidades militares. A pesar de su preocupación por propagar los valores del Partido, su contribución a la literatura de guerra es escasa. Tal vez la razón principal de ello se halle en el hecho de que los comisarios políticos de la guerra más importantes a nivel de Grupos de Ejércitos y de Ejércitos, y muchos de los que actuaban a niveles inferiores, no fueron lo que puede llamarse comisarios políticos profesionales. En su gran mayoría eran dirigentes del Partido de Moscú y de las provincias, que fueron designados para llevar a cabo este trabajo político en las fuerzas armadas. Volvieron a sus ocupaciones civiles en cuanto los alemanes fueron expulsados del territorio soviético, o, en algunos casos, al terminar la guerra. Aunque la suerte que corrieron después fue muy distinta según los casos, hoy podemos hacer la siguiente generalización: la mayor parte de los comisarios políticos de guerra de más alta responsabilidad cayó en desgracia, fue expulsada o relegada al olvido, en la salvaje lucha por la sucesión, después de 1953 (por ejemplo, Bulganin); otros escalaron altos puestos e incluso la cumbre del poder (por ejemplo, Kruschev hasta 1964, y Breznev en la actualidad). Tanto los que estaban en una situación como en otra tenían unas condiciones poco propicias para escribir memorias. En el caso de los comisarios favorecidos, el recurso de la palabra escrita fue rechazado o bien por falta de tiempo, o por falta de suficientes distinciones durante la guerra a la altura de sus actuales cargos, o a falta de apoyo por parte de otros colegas. En realidad, la redacción de memorias nunca había constituido una tradición en los dirigentes políticos soviéticos. Como consecuencia de ello, los relatos sobre sus actividades, al menos en el caso de sus dirigentes máximos, han sido hechos por militares profesionales, que o bien les denigran o bien les adulan.
Las pocas memorias extensas de los comisarios políticos, dignas de crédito, han sido escritas por políticos de carrera adscritos de manera permanente al Ejército. El Teniente General Popel, comisario adscrito al Mariscal de las Fuerzas Blindadas, Katukov, escribió dos libros sobre sus experiencias. Otros autores de memorias son: El General Mayor Lobachev, comisario del Mariscal Rokossovsky; el Vicealmirante Azarov, uno de los principales comisarios navales que sirvió con las tropas que defendieron Odessa en 1941; y el Teniente General Telegin, comisario de la Zona de Defensa de Moscú durante la Batalla de Moscú y comisario con el Mariscal Zhúkov durante la batalla de Berlín.
En los últimos años, las experiencias publicadas por los militares durante los años siguientes a la preguerra y a la guerra han sido rechazadas, confirmadas, o complementadas por los relatos de hombres civiles que, desgraciadamente, son poco numerosos.
Estos relatos han sido escritos por directores de empresas industriales, como el ingeniero de aviación, que durante la guerra fue Ministro Comisario de la Industria de Aviación, IakovIev; el acádémico Emelianov, que prestó sus servicios antes y después de la guerra, como un alto ejecutivo de la industria de defensa soviética; el científico Golovin, que describe la trayectoria de las investigaciones realizadas para el desarrollo de las armas nucleares en la Unión Soviética; otros escritos pertenecen a diplomáticos, como el Embajador Maisky, en Londres, y el Primer Secretario Berezhkov, en Berlín; otros, a corresponsales de guerra y escritores, como Ilya Ehrenburg, Polevoi y Simonov. Pero el grupo civil que estaba en mejores condiciones de ofrecernos los relatos más importantes, se halla claramente ausente en la literatura de memorias; ni un solo miembro del Comité de Defensa del Estado, el organismo supremo en la dirección de la guerra, ha publicado sus experiencias.
El mismo Stalin, según tenemos entendido, no dejó memorias escritas, y la colección de discursos que seguramente existe, debe de estar almacenada en los archivos soviéticos. Ninguno de los colaboradores más próximos a Stalin, mientras éste vivió, pudo escribir más que discursos de alabanzas, y dada la suerte del grupo, la aparición de libros suyos fue prácticamente nula bajo la égida de las ,casas editoriales estatales. Repasemos la suerte de los ocho miembros que formaron el Comité bajo la presidencia de Stalin: Voznesensky fue ejecutado por orden de Stalin en 1949; Beria fue ejecutado por sus colegas en la lucha sucesoria en 1953; Molotov, Malenkov, Kaganovich y Bulganin cayeron en los últimos años de la década de los cincuenta, y sólo se sabe con certeza que vive uno de ellos, Molotov; Voroshilov cayó parcialmente en desgracia durante la lucha sucesoria, y su vida pública ha quedado reducida a los relatos sobre la ,Guerra Civil Rusa y la asistencia a las celebraciones de aniversarios; y finalmente, Mikoyan, el más tenaz, perdió su puesto en el poder en 1966 y ahora vive casi en completo retiro. No hay ningún indicio de que los políticos soviéticos, importantes o no, en activo o retirados, puedan verse beneficiados por una política de la actual dirección más favorable y tolerante, de forma que puedan satisfacer la necesidad humana, común a los políticos de todo el mundo, de dejar escritas las experiencias de su vida pública. La historia de los dirigentes de guerra se considera un tema demasiado vital para la imagen política e ideológica que de sí misma presenta la Unión Soviética, susceptible todavía de dividir las actuales alineaciones políticas -en la élite soviética, y demasiado explosiva para el tranquilo estado,
de la sociedad soviética, como para concederle un trato más generoso en las memorias que ahora se están publicando, o para permitir que los protagonistas puedan hablar.
Las memorias militares se pueden ordenar por su tamaño, desde obras de uno o de múltiples volúmenes hasta capítulos en obras de antología y artículos en revistas. Los artículos que no han sido reeditados después en libros, o que no se han incorporado a las antologías, suponen, por lo menos, una cuarta parte de toda la literatura de memorias. Las memorias se pueden dividir en cuatro grupos, según los temas en que fundamentalmente se centran los autores. Un grupo contiene autobiografías, en las que el período inmediato anterior a la guerra y el período de la guerra, ocupan sólo una parte, como el libro del General A. T. Stuchenko, Nuestra envidiable suerte, o el de A. S. IakovIev, El objetivo de la vida. En segundo lugar, encontramos las extensas narraciones de las experiencias de los autores a lo largo de la guerra o durante alguna etapa en particular. Cuando las memorias de este tipo aparecen publicadas en dos volúmenes, el primero suele ocuparse del período de la retirada, y el segundo del período en que la iniciativa estratégica pasó de las fuerzas alemanas a las soviéticas, como, por ejemplo, en el caso de los dos volúmenes que contienen las memorias del Teniente General N. K. Popel, tituladas, En tiempos difíciles y Los tanques se vuelven hacia el Oeste. En el tercer tipo de memorias se incluyen los relatos sobre una sola operación o una sola campana, como el del mariscal I. V. Konev, titulado El año 1945; también se incluyen en este grupo los relatos dedicados a algún aspecto particular de la dirección de la guerra o a retratar la actuación individual de alguno, de los dirigentes. Son representativos de este tipo de relatos, los artículos del General A. S. Shtemenko que explican los métodos de. trabajo de la Oficina de Operaciones del Estado Mayor Central soviético, y sus relatos acerca del General de Ejército, A. I. Antonov, cuando fue Jefe del Estado Mayor Central en la segunda mitad de. la guerra. El último tipo, el más fragmentario, está formado por las explicaciones sobre actuaciones personales, insertas en artículos ana-líticos o en las monografías sobre la historia de la guerra o sobre el arte militar. Un ejemplo de este tipo son los fragmentos de las memorias del Mariscal Malinovsky que aparecen en la antología Budapest-Viena-Praga, subtitulada Historia-Memoria-Trabajo.
El tono de las memorias puede variar desde los relatos muypersonales y emocionales, como el del Coronel I. T. Starinov, Lasminas esperan su hora, hasta los relatos oficiales más fríos, como el, del Mariscal Meretskov, En los campos de batalla. En cuanto al es--tilo hay que decir que el adiestramiento militar y la carrera de buró crata rara vez son una buena escuela de literatura. Salvo algunas excepciones, como Cuando rugían los fusiles del Mariscal Biriuzov,,
las memorias militares se caracterizan por su vocabulario aburrido y escaso, por una sintaxis confusa, por la reiteración, y, a menudo, por unos esquemas estereotipados; un lenguaje harto conocido por los lectores de Pravda.
Aunque las memorias de guerra no deslumbran por su calidad literaria, en cambio ofrecen al lector escrupuloso gran cantidad de información y de explicaciones sobre las operaciones militares claves de la guerra nazi-soviética, que complementan sustancialmente las historias oficiales de la guerra soviética, y los relatos publicados en Occidente. Lo que pretendemos en este libro es que la importancia de las memorias de guerra soviéticas trasciendan en terreno exclusivamente militar, ya que, al no haber ninguna otra memoria de los tiempos de Stalin, estos recuerdos personales sirven como fuente de primera mano para el estudio del comportamiento político de la élite soviética en el período 1938-45. Este editor no ha tenido la intención de preparar una historia militar de la Segunda Guerra Mundial, ni de presentar una muestra objetiva o representativa de la literatura de memorias; éste sería un objetivo que el espacio, la cantidad, la variedad y el carácter de estas memorias hacen imposible.
El principal objetivo de esta antología es presentar al público en general, y al estudioso de asuntos militares soviéticos en particular, la mayor variedad posible de materiales apropiados para comprender un problema altamente significativo: el carácter de las relaciones, dentro del grupo dirigente de la institución militar soviética, poco antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y, en particular, las relaciones entre los miembros del Alto Mando Soviético y Stalin, su jefe. Como este criterio de selección de memorias no fue suficiente para reducir la cantidad de material disponible a los límites de este libro, fue necesario llevar a cabo una nueva selección de las más interesantes, nuevas, o las que contenían anécdotas más representativas, episodios, impresiones y valoraciones que podían servir para ilustrar mejor nuestros conocimientos sobre Stalin y su comportamiento, así como las relaciones dentro de la estructura de mando.
Los extractos de las memorias están agrupados en cinco capítulos, cada uno de los cuales se basa en un tema común. Excepto el capítulo cuarto, los demás pueden situarse con arreglo a la. cronología del conflicto nazi-soviético e identificarse con cada episodio de la guerra. El capítulo primero se centra en la preparación militar del Estado Soviético durante el período 1938-41, en la política y en los acontecimientos, que, en último extremo, determinaron las condiciones en que estaban las fuerzas armadas soviéticas al producirse el ataque nazi en el verano de 1941. El capítulo segundo se ocupa de los días y las horas que precedieron y siguieron al 22 de junio, fecha en que las fuerzas nazis violaron la frontera soviética, desde el Mar Negro hasta los mares del Norte. Este capítulo se centra en
el nivel de preparación para el combate de las unidades de campaña del Ejército Rojo, en el comportamiento de la estructura de mando en la víspera y durante aquella noche fatal, así como en la actuación ,de los dirigentes soviéticos en los primeros días de la guerra.
El capítulo tercero se centra en el comportamiento de los dirigentes soviéticos durante uno de los choques más decisivos de la Segunda Guerra Mundial (la batalla de Moscú en los meses de otoño e invierno de 1941-42, cuando el ataque de Hitler, que tenía que ser la etapa final de un triunfante blitzkrieg en el Este, se convirtió en la primera gran derrota de los nazis en tierra en la Segunda Guerra Mundial). El capítulo quinto trata de la ofensiva final soviética de 1945 que llevó a las tropas soviéticas desde el río Vístula hasta ,Berlín.
El capítulo cuarto trata, de modo particular, de la dirección de "la guerra", retratando la personalidad de los miembros del Alto Mando soviético, sus relaciones mutuas y el comportamiento de Stalin. En este capítulo se intenta presentar un cuadro general de la dirección soviética en la guerra, de sus realizaciones y de su evolución.
Cada capítulo y cada subdivisión del capítulo, van precedidos por una introducción del editor. (Las notas de los autores de las memo.-¡as van indicadas con asteriscos y reproducidas a pie de página.) Las notas del editor están enumeradas por capítulos y reproducidas al .final del libro; estas notas pueden dividirse en cuatro tipos generales: las que explican palabras y términos, probablemente descono,cidas para el lector; las que explican las circunstancias pasadas de los hechos que se describen, en especial cuando sólo se reproducen fragmentos de las memorias originales; las que proporcionan información adicional, en relación con los episodios de la guerra tratados en las memorias, bien sea de fuente soviética, bien sea de fuente alemana (sobre todo, cuando existen discrepancias); y las que propor ,cionan extractos adecuados de las memorias soviéticas que no están incluidos en la antología. La identificación de las figuras políticas o -militares se realiza cuando aparece su nombre por primera vez. En el apéndice biográfico pueden encontrarse breves biografías de los autores de memorias y de las figuras políticas y militares que desempeñaron un papel preminente en la actuación bélica soviética o que son mencionados con mucha frecuencia en las memorias. Los términos militares y políticos empleados a lo largo de la antología y las cuestiones de traducción y cambio de alfabeto se explican en la nota que sigue a continuación.
NOTAS SOBRE TRADUCCION Y TERMINOLOGIA
Hemos creído necesario explicar el contenido de una serie de palabras para entender la traducción de algunos términos rusos complicados.
Frente: Este término militar corresponde, en su acepción general, a la palabra española «frente», y, en su significado específico, corresponde a lo que en la terminología militar occidental se llama «Grupo de Ejércitos».
Soedinenie, chast': El primer término se utiliza en ruso para designar el grado de extensión de las fuerzas de campaña: brigadas, divisiones o cuerpos. El segundo se utiliza para designar el grado de extensión de las mismas fuerzas de campaña, incluyendo también los regimientos. Para distinguir ambos términos en la traducción utilizamos «unidad» para el primero y «formación» para el segundo. 1
Operativnyi: El adjetivo «operacional» se usa en ruso como un término intermedio entre táctica y estrategia. Por ejemplo, la habilidad «operacional» se refiere más a la dirección de las batallas que a la dirección general de la guerra. Corresponde a la dirección de las operaciones militares a nivel de ejército o de cuerpo de ejército. Se ha intentado respetar esta distinción, y la palabra «operacional» se ha empleado a lo largo de este libro como la traducción de este adjetivo ruso.
NapravIenie: Este término -literalmente «dirección»- se traduce indistintamente como «dirección» o «eje» (de avance o de retirada). Tiene también otro significado, para designar a los tres mandos del campo de batalla, cada uno de los cuales dirigía un determinado número de cuerpos de ejército en las primeras etapas de la guerra nazi-soviética (es decir, los mandos del Noroeste, Oeste y Sudoeste); en este sentido la palabra puede traducirse como «sector» (por ejemplo, Mando del Sector Noroeste).
Stavka (verkhovnogo glavnokomanduiushchego vooruzhennykh sil SSSR): ,Cuartel General del Comandante en Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas Soviéticas, a quien estaban subordinados los Comisariados del Pueblo, de Defensa y de Marina y el Estado Mayor Central del Ejército Soviético. A lo largo de este libro, este término se traduce como «Cuartel General Supremo».
Otros términos que sean desconocidos para el lector se explicarán en las notas a pie de página, o bien en las introducciones de los capítulos, en que aparezcan por primera vez.
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