viernes, 2 de mayo de 2008

Wittgenstein y el hipertexto

La manera de trabajar de Wittgenstein era muy peculiar. Sus reflexiones están dispersas en apuntes de clase tomados por sus alumnos (a los que no daba ninguna importancia ni corregía, ya que no los tomaba como textos definitivos) y en libros publicados póstumamente con los escritos que dejó a sus albaceas. Resulta una obra cuyo conocimiento es más propio de un historiador que de un filósofo. Apuntes manuscritos, dactilografiados, escritos en diversidad de papeles y con correcciones de diferentes épocas.

Wittgenstein publicó sólo dos libros en vida: El Tractatus y un diccionario escolar, todo lo demás resulta del trabajo de sus alumnos, albaceas y amigos. Una labor importante pero tan dispersa como si un fuerte viento hubiera hecho volar todos sus papeles por la Europa de la primera mitad de este siglo. Sin embargo, y a pesar de estas dificultades, sigue siendo leído y discutido. ¿Puede haber una prueba más concluyente de su importancia?

"...Wittgenstein tenía bien claros los dos rasgos característicos que distinguen el modo de exposición, nótese bien: el modo de exposición de su pensamiento. Excepto en el Tractatus logico-philosophicus, sus ideas aparecen fragmentadas, se concentran en torno a problemas aislados y son asistemáticas. Incluso allí donde se tomó las mayores molestias por poner en cierto orden sus consideraciones con vistas a la publicación, no se reconoce unidad sistemática alguna, a no ser en pequeñas agrupaciones. Incluso en consideraciones aisladas, que se distinguen como tales sólo porque él las enumera, a veces Wittgenstein se aparta de la cuestión que señaló el punto de partida, para tratar otros problemas que aparecieron durante su reflexión. Así, pues, hasta en la consideración aislada su exposición no tiene siempre unidad objetiva." (1)

Esta aparente falta de unidad, ya que como recalca el autor que acabamos de citar, (que sí existe, pero no se manifiesta en el "modo de exposición de su pensamiento") es, como decíamos más arriba una carga agregada para comprender su obra. Una obra excitante en sumo grado para el interesado en los problemas de la relación entre la verdad y el lenguaje; y en las trampas que en que se cae cuando se usa el lenguaje ingenuamente: pretendiendo que las palabras, si se usan conforme a su significado, permiten un pensamiento claro y riguroso. Wittgenstein demuestra que no es así, que las palabras engañan y que ni siquiera decimos lo que creemos contar.

Su pensamiento, aunque amante de la sencillez requiere un buen esfuerzo de comprensión. Abomina del lenguaje técnico que usa el filósofo para "vestir" al Rey desnudo; usa ejemplos continuamente para no alejarse de la vida, pero la inevitable complejidad del tema lo convierte, a pesar suyo, en un escritor abstruso, que inspira respeto al no iniciado. Yo propongo que atravesemos la dura coraza inicial para participar de la comunión en la reflexión inteligente. Puedo asegurar que las veces que mi voluntad me ha impelido a seguir adelante en su lectura, siempre he sido recompensado. Más allá de la filosofía hay un hombre que desea saber, como un niño que se queda boquiabierto frente al deslumbrante espectáculo del mundo que descubre.

"He anotado todos estos pensamientos como observaciones, en párrafos cortos, de los que, en algunos casos, hay una cadena bastante larga sobre un mismo tema, mientras que en otros paso repentinamente de un tema a otro. Al principio, tenía la intención de reunirlo todo en un libre cuya forma me imaginé de manera diferente en distintos momentos. Pero lo esencial era que los pensamientos procedieran de un tema a otro en un orden natural y sin interrupciones.

Tras varios intentos fallidos para amalgamar mis resultados en dicho conjunto, me di cuenta de que no lo lograría nunca. Lo mejor que podía escribir nunca dejaría de ser más que observaciones filosóficas; mis pensamientos se paralizaban pronto cuando intenta forzarlos en una única dirección en contra de su inclinación natural. Y por supuesto, ello tenía que ver con la naturaleza de la investigación. Esto nos fuerza a viajar por un amplio campo de pensamientos entrecruzados en todas las direcciones.

Las observaciones filosóficas de esta obra son como diversos esbozos de paisajes hechos en el curso de esos largos y comprometidos viajes.

Se abordan una y otra vez, desde distintas direcciones, los mismos puntos y otros casi iguales haciendo cada vez nuevos esbozos. Muchos de ellos fueron mal dibujados o eran poco característicos, con todos los defectos de un mal dibujante. Tras rechazarlos, quedaban unos cuantos tolerables, que ahora tenían que ordenarse, y a veces cortarse, de modo que si uno los miraba, podía obtener una imagen del paisaje. Así que, en realidad, este libro no es más que un álbum." (2)

El legado escrito de Wittgenstein puede hacer encanecer al investigador más curtido. Hay observaciones y observaciones de observaciones (destinadas al consumo personal) que no tienen fecha ni señales claras de adonde pertenecen y por donde prosiguen. Sin embargo no se deduzca de ello que Wittgenstein era caótico, sino que (un poco a la manera de Husserl) repensaba críticamente todo lo que decía. De ahí que al enfrentarse con su propio pensamiento lo sometiera al mismo proceso que si fuera el producto de una obra ajena.

Esta actitud me parece extraordinaria. ¡Qué honestidad intelectual tan rara! ¡En vez de dedicar la propia inteligencia a defender y apuntalar lo dicho... se la utiliza para comprobar su solidez y coherencia! ¡Qué magnifico ejemplo de científico! ¡Cuánto amor por la verdad se necesita para indagar sin pausa en los fundamentos de lo que uno ha llegado a admitir! Dicha actitud, por sí sola (al margen del valor filosófico que pueda tener su obra) merece que se lo divulgue y participe de ese caudal de conocimientos que forma la base aceptada de nuestro modo de vida.

No se trata de crear "fans", al estilo de una estrella de moda. Creo que lo importante es destruir muros. Muros que levantan los catedráticos (quizá inconscientemente) separando al filósofo de la calle.

¡Volvamos a los griegos! Podría ser la consigna. Discutamos de filosofía en el mercado, en el bar, en el autobús. No convirtamos a la filosofía en la cena fría de eruditos académicos. También puede ser eso ¿por qué no?, no obstante aprovechemos la fuerza y el análisis de algunos grandes filósofos para acercar a nuestros problemas cotidianos un poco de racionalidad. Estoy persuadido que la filosofía no es un entretenimiento vano; más para demostrarlo tendremos que sacar los filósofos al sol; donde pueda contemplarlos todo el mundo. El que quiera mirar, que mire.

"Sus notas y observaciones pasaron por un largo proceso de reordenación y correcciones antes de llegar a su forma definitiva. Por ejemplo, insertaba un fragmento, que había aparecido primero en un cuadernillo manuscrito, en un volumen con otros materiales, para luego darle una forma mecanografiada. Durante esta transposición, cambiaba palabras o incluía la observación original en otro párrafo más largo. Finalmente, acababa dividiendo el texto escrito a máquina en párrafos que volvía a ordenar. Este laborioso procedimiento de preparación resulta en principio muy similar a los ejercicios mentales y a las técnicas de cortar pegar que tan fácilmente se llevan acabo con un editor de hipertexto como Storyspace. Para Wittgenstein, esa fragmentación textual y la flexibilidad de la reorganización constante estaban íntima necesariamente relacionadas con su forma de pensar y "tenían que ver con la naturaleza de la investigación.

Uno de los libros publicados por los albaceas literarios de Wittgenstein contiene una colección de fragmentos encontrada en un archivador. Estos fragmentos eran recortes de sus extensos manuscritos; algunos estaban grapados juntos mientras que otros estaban sueltos en el archivador. Según los albaceas, estos fragmentos componían una colección sumamente distinta de todas las demás observaciones de Nachlass. Nunca sabremos exactamente como Wittgenstein compuso estos materiales manuscritos: pudo ser un medio que le brindaba una formato flexible adecuado para la naturaleza de los problemas que estaba tratando; pudo haber creado una colección de textos sin verse limitado por el libro encuadernado; o tal vez la colección le proporcionaba un modo de conservar la dinámica de sus pensamientos. Wittgenstein incluso concibió un sistema de codificación numerada capaz de presentar la red interrelacionada en la que quería organizar y concebir sus observaciones." (3)

En cierta forma la manera de trabajar de Wittgenstein no es privativa de su genio, sino que se extiende a muchos investigadores y pensadores anónimos que pugnar por registrar sus observaciones mientras se van desplegando en conjuntos de complejidad creciente. Llega un momento que el estudioso se bloquea (si mira hacia atrás, y trata de reconstruir el proceso que lo ha llevado a cierta conclusión). El problema no está en el movimiento de su pensamiento... sino en la manera de registrarlo.

Hasta ahora... fuera de notas (que se agregan a otras) formando jerarquías enredados, no había forma de ampliar los límites inherentes al carácter secuencial de la escritura. Sin embargo, gracias a la tecnología informática y a su desarrollo en el hipertexto, ya es posible generar "mapas" conceptuales que crecen, en todas direcciones y en diferentes niveles, y que pueden ser rehechos parcialmente sin afectar la claridad del conjunto.

"Rand J. Spiro, trabajando con varios equipos de colaboradores, ha desarrollado uno de los modelos más convincentes hasta la fecha de hipertexto didáctico y del tipo de aprendizaje que pretende conseguir. Inspirándose en Philosophical Investigations (Investigaciones filosóficas) de Ludwig Wittgenstein, Spiro y sus colabores sugieren que la mejor forma de abordar los problemas pedagógicos complejos (. ..) consiste en acercarse a ellos como si fuesen paisajes desconocidos.

El elemento central de nuestra teoría -dice- es la noción de temas que se "entrecruzan" en muchas direcciones y con muchas dimensiones temáticas que sirven de travesías. El tratamiento de un tópico irregular y complejo no puede limitarse a una sola dirección sin mermar el potencial de transferencia (...) La información llamada a ser utilizada de muchas maneras distintas tiene que ser impartida de distintas maneras" (187-188, cursiva en el original)." (4)

En "Casi Nada" ya hemos experimentado las posibilidades del hipertexto. Chocamos, sin embargo, con las dificultades aun propias de la inexistencia de lenguajes especialmente programados para desplegar adecuadamente las diversas lexias (textos con autonomía funcional). Más todo se andará. Nos pareció útil y estimulante para nuestros lectores ofrecer fragmentos de estudios que se refieren a como investigan y crear diversas personalidades reconocidas. Cualquier puede reconocerse en la actividad de un genio; quizá porque un genio no es otra cosa que un ser humano que ha alcanzado (por su propia dotación biológica) lo que todos tenemos en un grado variable, pero menor. Alguien dijo que los "genios" son los verdaderos humanos, yo me inclino por pensar que son, simplemente, los "adelantados" de la especie humana. Así seremos todos... sólo es cuestión de tiempo, y de trabajo.


Notas:

(1) véase: Gerd Brand, Los textos fundamentales de Ludwig Wittgenstein, Alianza Universidad. Madrid, 1987.

(2) Prefacio de Wittgenstein: en Investigaciones Filosóficas, Trad. del alemán por García Suarez y A.Moulines, Critica, 1988"

(3) "Wittgenstein, Genette y la narrativa del lector en hipertexto", Gunnar Liest (en George P. Landow, Teoría del Hipertexto, Paidós. Multimedia 4. Barcelona, 1997. (pág. 109)

(4) George P. Landow. Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología, Paidós. Hipermedia 2. Barcelona, 1995. pp 155-156

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