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Cultura -
jueves 16 de marzo de 2000
Rostropovich desvela las páginas perdidas de los servicios secretos rusos sobre Rasputín
LONDRES. José Manuel Costa corresponsal
«Parecía que se había dicho todo acerca de Grigory Rasputin y sus relaciones con la familia imperial -decía ayer el periódico ruso «Izsvestia»-. Sin embargo, según el diario británico «The Daily Telegraph» esto se encuentra muy alejado de la verdad. Los «documentos perdidos», así como fotografías previamente inéditas, conducen a los periodistas ingleses a creer muchos de los mitos que rodearon la vida y la muerte intrigante personaje.
Grigory Rasputin, en su lecho de muerte
En realidad no son periodistas quienes han descubierto los «documentos perdidos», sino uno de los más famosos violonchelistas de posguerra, el emigrado Mstislav Rostropovich. La historia comienza cuando el señor Rostropovich se puso en contacto con el historiador Edward Radzinsky al enterarse de que este se encontraba escribiendo un libro sobre el casi mítico personaje de la corte de los últimos Romanov.
Rostropovich llamó al escritor y le dijo: «Tengo el premio gordo que usted estaba buscando». El premio es una carpeta de 500 folios conteniendo el informe realizado por la «Comisión para la investigación de actos ilegales de los ministros y otras personas responsables» instituida por el gobierno posrevolucionario bolchevique. Carpeta que luego desapareció hasta que Rostropovich la adquirió, sin conocer exactamente su contenido en una subasta de Sotheby's en algún país de Europa. No hay mayores dudas sobre la autenticidad de los documentos y el señor Rostropovich dará hoy a conocer las circunstancias exactas de su adquisición.
El informe de la Comisión incluye testimonios de muchos de los implicados y también telegramas de la zarina dirigidos a Rasputín con contenidos como el siguiente: «Volveré dentro de ocho días. Sacrifico a mi marido y mi corazón por tí. Oraciones y bendiciones. Amor y besos-Querido».
Aunque en ningún documento consta que la zarina y el «monje loco» tuvieran relaciones íntimas, el señor Ion Trewin, de la editorial que hoy presenta el libro «Rasputín: La última Palabra» piensa que «es lo que más nos acerca a suponer que así fue».
En los legajos figura una larga lista de las amantes del que siempre ha sido considerado como un verdadero atleta sexual, al fin y al cabo perteneciente a una secta cuya técnica para lograr altos niveles de espiritualidad era a través de una intensa práctica del sexo, ni más ni menos que diferentes grupos de hoy en día.
También queda más o menos claro que la influencia de Rasputín en la corte rusa era efectiva y real y podía ir desde el nombramiento de altos cargos hasta convencer al zar Nicolás II de que aplazara veinticuatro horas la declaración de guerra a Alemania-Austria.
En cuanto a la muerte del personaje, parece que su peliculera resistencia al veneno y a los disparos no lo era tanto. La dosis de veneno (cianuro) que le mezcló el príncipe Felix Yusupov estaba tan diluida que no hubiera matado a una persona normal y en cuanto a los disparos, el príncipe tenía tan mala puntería (o estaba tan nervioso) que sólo le hizo una herida leve. Fueron sus compañeros quieres finalizaron la tarea. Al final y como muestran las fotografías, los juramentados arrojaron el cuerpo al río Neva atado de pies y manos y aún con vida.
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