Diversos autores, durante la década de los 70 publican observaciones señalando la variabilidad de respuestas (en su desarrollo psicosocial) de niños y niñas expuestos a experiencias adversas de diversa índole, tanto individuales, familiares o de su comunidad. Observan que un cierto grupo de niños y adolescentes logran sobreponerse a esas situaciones adversas, sin sufrir secuelas psicosociales graves y se refieren a ellos como ¨invulnerables¨.
A este fenómeno observado, Michael Rutter en 1978, lo denomina ¨resilencia¨, (anglicismo por resilence o resiliency) cuyo significado es: resistencia de los cuerpos a los choques: recuperar; ajustar.
Este aporte de Rutter trae a la comunidad científica, ¨la esperanza de una prevención satisfactoria¨, o ¨algo de esperanza realista¨o ¨promesa optimista¨, según escriben él mismo y otros autores.
Promesa, porque este fenómeno psicológico complejo que existe latente, (¿ En todos los seres humanos?) puede ser estimulado y lograr que los niños y jóvenes (y los adultos y las familias y las comunidades: caso ejemplarízante: el pueblo judío), sobrevivan y se sobrepongan (pasiva o activamente) al medio adverso.
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