Clase nº 14
"Intr.Log. de I.M.Copi
"Si no podemos extirpar el ruido, estudiémoslo". Gregory Benford (1980)
III.2. "Falacias de Atinencia" (Continuación) (pags. 84 a 88)
2. ARGUMENTUM AD HOMINEM (ofensivo)
El nombre significa "argumento dirigido contra el hombre". Se utiliza esta falacia cuando en vez de refutar la verdad de lo que se afirma en una conclusión (según las leyes de la lógica) se ataca a quien la hace. Por ejemplo, "el proyecto de Fulano sobre la Seguridad Social está equivocado porque Fulano es abogado de una gran empresa multinacional".
La falacia del argumento, a pesar de su gran poder persuasivo, está en que no se discute el proyecto en si mismo sino la historia personal de quien lo ha elaborado suponiendo, (lo que siendo posible no siempre es real), que una persona que tiene ciertos clientes tambien comparte sus intereses y los defenderá en cualquier circunstancia. Por otro lado la falacia permite hurtar al debate las cuestiones y soluciones aportadas (las ventajas y desventajas del proyecto), para arrojar una sombra de sospecha sobre él, convirtiendo en innecesario su estudio detallado.
No es casual que sea esta clase de falacia una de las más usadas. Es barata y permite eliminar situaciones molestas de un plumazo.
Dice Copy:
"La manera en que puede persuadir a veces este razonamiento falaz es a través del proceso psicológico de la transferencia. Si puede provocarse una actitud de desaprobación hacia una persona, ella puede desbordar el campo estrictamente emocional y convertirse en desacuerdo con lo que esa persona dice. Pero esta conexión es sólo psicológica, no lógica. Aun el más perverso de los hombres puede a veces decir la verdad o razonar correctamente.
El ejemplo clásico de esta falacia se relaciona con el procedimiento judicial británico. En Gran Bretataña la practica de la profesión se divide entre los procuradores, que preparan los casos para e juicio, y los abogados, que arguyen y hacen los alegatos ante la Corte. De ordinario su cooperación es admirable, pero a veces deja mucho que desear. En una ocasión, el abogado ignoraba el caso completamente hasta el día en que debía ser presentado a la Corte, y dependía del procurador para la investigación del caso del demandado y la preparación del alegato. LLegó a la Corte justo un momento antes de que comenzara el juicio y el procurador le alcanzó su resumen. Sorprendido por su delgadez, ojeó en su interior para encontrar escrito los siguiente: "No hay defensa; ataque al abogado del demandante".
3. ARGUMENTUM ADM HOMINEM (circunstancial).
Es la misma falacia que la comentada en el punto 2 (por eso lleva su mismo nombre) pero aplicada en casos sutilmente diferentes: "la relación entre las creencias de una persona y las circunstancias que la rodean".
Sería el caso, por ejemplo,
"si uno de los contendientes es un sacerdote, el otro puede argüir que debe aceptar una determinada aserción porque su negación es incompatible con las Escrituras. Esto no es demostrar su verdad, sino urgir su aceptación ese individuo particular debido a las circunstancias respeciales en que se halla, en este caso su filiación religiosa" (Copi).
Piensese que en este caso un sacerdote podría estar obligado a aceptar esa afirmación (en tanto sacerdote) pero no estaría obligado a hacerlo en tanto "ciudadano". Lo que nos permite darnos cuenta que una conclusión que sólo funciona con una categoría de personas... no forma parte de un razonamiento correcto (que funciona con cualquier clase de personas).
"El ejemplo clásico de esta falacia es la réplica del cazador al que se le acusa de barbarie por sacrificar animales inofensivos para su propia diversión. Su réplica consiste en preguntar a su crítico: "¿Por qué se alimenta usted con la carne de ganado inocente?" (Copi).
La falacia aquí (a pesar de parece muy persuasiva -este es el gran poder de las falacias-) consiste en que no es igual sacrificar animales por diversión que por necesidad (alimentaria); y por otro lado se aprovecha de la circunstancia que su oponente no se encuentra en la clase de los "vegetarianos", lo que haría perder toda gracia a la réplica del cazador.
En general los argumentos que se montan con la falacia "ad hominem" se caracterizan por no ofrecer pruebas satisfactorias de la verdad (o falsedad) de una conclusión sino que sólo estan dirigidas a lograr el aplauso de los que escuchan merced a alguna circunstancia desfavorable en que se encuentra el oponente.
Son falacias tan "persuasivas" que podríamos decir que constituyen gran parte del discurso político habitual. Y a fuerza de repetirse terminan pareciendo "lógicas"; pero éste es un caso muy claro donde "parecer" no es igual a "ser".
4. ARGUMENTUM AD IGNORANTIAM (argumento por la ignorancia).
Esta falacia consiste en sostener que una proposición es verdadera simplemente porque nunca se ha demostrado su falsedad; o que es falsa porque nunca se ha demostrado su verdad.
La conclusión de que debe haber fantasmas porque nadie ha podido demostrar nunca que no los hay, es un caso típico.
Un poco de reflexión nos permite descubrir que nuestra ignorancia (individual o colectiva) para demostrar o refutar una proposición no basta, en absoluto, para establecer su verdad o falsedad.
Se encuentran estas falacias en todos los campos, pero en el caso de los fenómenos extrasensoriales, espiritistas y místicos abundan. Se deduce que, por ejemplo, la "telepatía" existe en tanto nunca se ha podido demostrar que no exista.
Muchas veces se mezcla esta falacia ("no se ha demostrado...") con falta de conocimientos estadísticos elementales; entonces se determina que "además de no haberse demostrado nunca que tal fenómeno psiquíco no existe... sería mucha coincidencia que tal cosa se hubiera dado por casualidad". Aquí se combina la falacia "ad ignorantiam" con la ignorancia de las leyes estadísticas que establecen la probabilidad de muchas más coincidencias de lo que el sentido común supone. Cuando uno se enfrenta con una amalgama tan estrecha entre falta de lógica y ausencia de conocimientos resulta muy difícil aclarar la cuestión.
Por otra parte hay que aclarar que si bien este razonamiento ("no se ha demostrado...") es falaz en la mayoría de las situaciones... existe una, en especial, donde *no lo es*, me refiero a los tribunales, a la justicia.
En el caso del Derecho se entiende que *una persona es inocente hasta tanto no se demuestre su culpabilidad*; en consecuencia la defensa puede sostener *correctamente* que si no se ha demostrado la culpabilidad del acusado, debe dictarse un veredicto de inocencia. Pero -como dice Copi- "dado que esta posición se basa en el particular principio legal mencionado, es totalmente compatible con el hecho de que el 'argumentum ad ignorantiam' constituye una falacia en todos los otros contextos'.
Tambien existen circunstancias que se asemejan a la excepción que se da en la justicia. Son circunstancias donde se atribuye a otra persona una calificación especial, generalmente peyorativa. Como decir "si la policía no ha descubierto ninguna prueba de que Fulano es terrorista; se puede concluir que Fulano no lo es". Aquí es correcto el razonamiento, pero observad que, en este casos la "ausencia de pruebas" es una prueba positiva, ya que se entiende que si fuera terrorista *alguna clase de rastro* tendría que haberse encontrado. Es decir que la ausencia de pruebas genera un conocimiento positivo: "si lo hubiera hecho, alguna prueba habría". Naturalmente que aquí partimos del supuesto que la investigación policial se ha hecho correctamente y utilizando todos los medios posibles durante todo el tiempo necesario. Cosa que no siempre sucede.
En los casos donde la ausencia de información es fundamental *no sacar conclusiones pertinentes* (lo cual, a la inversa, sería correcto en el caso de la falacia "ad ignorantiam) podría ser malicioso. Fijaos en este ejemplo (que lamentablemente es histórico): "Si el señor X no tiene ninguna prueba de que no es comunista... entonces sí lo es".
Curiosamente este es el razonamiento (al que podríamos llamar un uso perverso de la falacia "ad ignorantiam") preferido de los juicios contra las brujas, y tambien de los juicios estalinistas (donde un inocente cuanto más lo parecía... resulta más culpable). En ambos casos se entendía que la "ausencia de pruebas condenatorias" era una muestra evidente que la persona las ocultaba cuidadosamente, de su inteligencia para suprimir cualquier rastro inculpador... o sea que se consideraba ampliamente demostrado que esa situación (la carencia de pruebas incriminatorias) era una evidencia más de ¡culpabilidad!
Como se ve las falacias no son un juego inocente (aunque tambien pueden serlo); pueden servir para juzgar y condenar y para dar visos de racionalidad a lo que en el fondo es la fuerza bruta actuando sin trabas y permitiendose, simultáneamente, la mascarada de ser "justa".
Las "trampas" del lenguaje y el pensamiento son múltiples. Cuando pensamos, en verdad paseamos por un campo sembrado de minas. En la vida cotidiana y para cuestiones inmediatas el lenguaje es un instrumento sencillo y eficaz ("dame eso...", "quiero aquello...", "vete...", "no quiero...", "gira en la primera calle a la izquierda..."), pero a poco de andar ese instrumento tan útil y transparente se va convirtiendo en algo opaco y con vida propia. Nos indica que estamos arriba cuando aún no hemos llegado, y señala al norte aunque una incoherencia apenas sospechada podría darnos indicios del engaño.
II. Ampliación.
El siguiente fragmento de texto lo incluyo porque tiene bastante relación con lo que, a falta de un nombre mejor, podría denominarse "trampas del lenguaje y el pensamiento". Para los que deseen ampliar esta cuestión ver "La Ciencia de Tomar Decisiones"
**Amenazado por una fuerza enemiga superior, el general se encontró ante un dilema. Sus oficiales de Inteligencia afirmaban que los soldados serían cogidos en una emboscada en la que morirían 600 de ellos, a menos que él los condujera a lugar seguro por una de dos rutas posibles. Si elegía la primera, se salvarían 200 soldados. Si optaba por la segunda, habría un tercio de posibilidades de que se salvaran los 600 soldados y dos tercios de posibilidades de que no se salvara nadie. ¿Qué ruta debía tomar?**
La mayoría de la tropa instó al general a coger la primera ruta, argumentando que es mejor salvar las vidas que puedan ser salvadas que jugar con el riesgo de tener pérdidas aun mayores, pero ¿que sucede en esta situación?
**Nuevamente, el general debe elegir entre dos vías de escape. Pero esta vez sus ayudantes le informan que si coge la primera morirán 400 soldados. Si va por la segunda, en cambio, hay un tercio de posibilidades de que no muera ningún soldado, y dos tercios de posibilidades de que perezcan los 600. ¿Qué camino debe tomar?**
Frente a esta alternativa, la mayoría de la tropa prefiere la segunda ruta. La primera, después de todo, significa la muerte de 400 soldados. Con la segunda opción hay un tercio de posibilidades de que no muera nadie. E incluso, si el general pierde en este juego, sus pérdidas sólo serán el 50 % más altas. El hecho de que la mayoría de la gente llegue a conclusiones opuestas en estos problemas es bastante sorprendente, porque como revela una investigación superficial, en realidad son idénticos. La diferencia está en que, en el primer problema, LA CUESTIÓN SE PLANTEA EN TÉRMINOS DE VIDAS SALVADAS Y EN EL SEGUNDO, EN TÉRMINOS DE VIDAS PERDIDAS. Cuando se enfrenta con un problema de este tipo, la gente se manifiesta en proporción de tres a uno en favor de la primera elección, pero lo hace por cuatro a uno por la segunda elección, cuando el dilema se formula en términos de vidas perdidas. Y aunque lleguen a reconocer la contradicción, algunas personas seguirán dando respuestas conflictivas.
Esta paradoja es una de las muchas que aparecen en un notable trabajo escrito en colaboración por dos científicos cuyos resultados cuestionan la confiabilidad básica de la razón humana. El inquietante descubrimiento de Daniel Kahneman y Amos Tversky no es tanto que a menudo seamos irracionales. Esto es algo que todos sabemos. Se trata en realidad de que, AUN CUANDO TRATAMOS DE SER FRIAMENTE LOGICOS, DAMOS RESPUESTAS RADICALMENTE DIFERENTES AL MISMO PROBLEMA, cuando éste esta planteado en términos ligeramente distintos. Kahneman y Tversky creen que estas DESVIACIONES DE LA RACIONALIDAD SON CONSISTENTES Y PREDICTIBLES y resultan de los atajos por los que transcurre cuando debe sopesar posibilidades complicadas.
Los que están familiarizados con este tipo de razonamientos erróneos pueden utilizarlos PARA MANIPULAR LAS OPINIONES AJENAS, más aún, el hecho de que las respuestas de la gente fluctúen tan rápidamente, incluso respecto de problemas en los que están involucradas la vida y la muerte, plantea la cuestión de si estos problemas tienen una respuesta ética, práctica o de cualquier otro tipo.
"Esto significa que no podemos suponer que nuestros juicios son un buen conjunto de bloques sólidamente estructurados, sobre los cuales basar nuestras decisiones - expresa Kahneman, profesor de Psicología en la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver (Canadá) - porque lo juicios mismos pueden ser defectuosos".
III. Personajes.
Fatone, Vicente (1903-1962), filósofo argentino.
Nacido en Buenos Aires, dos son los grandes temas que ocuparon la reflexión de Fatone: el concepto de libertad y la mística. Desde una perspectiva existencialista, pensaba que la libertad es el componente fundamental de la existencia humana. Pero la libertad se hace a sí misma, de modo que el ser humano no sólo tiene libertad, sino que "pertenece a la libertad". Su interés por la mística le llevó a estudiar el pensamiento oriental como una forma diferente de conocimiento que poseía un poder liberador y no debía ser tachado tan sólo como pensamiento irracional. Una de sus obras más relevantes es El existencialismo y la libertad creadora (1948). (de la Enciclopedia Encarta).
ADDENDA: Las "Obras Completas", en dos tomos, de V.F. fueron publicadas por Editorial Sudamericana, Buenos Aires, en 1972. El primer tomo se refiere a "Ensayos sobre Hinduismo y Budismo" y el segundo a "El budismo "nihilista" y otros ensayos.
Del prólogo al primer tomo:
"Vicente Fatone ha sido acaso el único argentino, o sudamericano, que ha dedicado a la filosofía oriental indagaciones que permitan a Hispanoamérica tener su lugar en el movimiento de los estudios orientalistas..." Rodolfo Mondolfo.
(C.S.)
IV. Notas.
Benford(1980) Benford, Gregory Cronopaisaje Ediciones B. Nova. Barcelona, junio 1994. pp. 496. Tit.Orig: "Timescape"
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Carlos Salinas
15-diciembre-2000
Barcelona. España.
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