ALGUNOS CONCEPTOS Y REFLEXIONES SOBRE GRUPOS.
"Somos seres sociales", se acostumbra a decir, y es verdad... pero no toda la verdad. Porque no vivimos simplemente "en sociedad", sino que para cada individuo la sociedad se presenta como una serie casi interminable de "grupos". Dicho con otras palabras, cada individuo no se relaciona con todos los integrantes de una sociedad (que por otro lado puede tener millones de individuos) sino que sus vínculos toman la forma de convivencia en diferentes clases de grupos: familia, clase escolar, grupo de amigos, grupo de trabajo, grupo de diversión, grupo de acción política, etc. etc.
Si imagináramos a los grupos como burbujas traslúcidas que flotan en el espacio, la sociedad sería el conjunto de esta burbujas. Una aglomeración de estructuras supra individuales en las cuales cada persona convive, trabaja, se divierte o muere. No estamos aislados, pero tampoco totalmente interconectados. Los grupos son el mbito de convivencia natural donde la sociedad abstracta se convierte en materia concreta.
Ahora bien ¿que es eso que llamamos grupo? Los sociólogos coinciden en que se llama así a una pluralidad de individuos que interactuan cara-a-cara fundamentalmente, aunque también se puede decir, en forma más general, el conjunto de personas que se comunica con cierta frecuencia. Otro elemento que suele aparecer en la definición de grupo es que sus miembros deben tener conciencia de constituir un "grupo" en vez de ser un simple amontonamiento casual. De todas formas la "consciencia" de grupo no tiene porque ser clara y distinta y, por otro lado, la situación en cualquier grupo humano nunca es permanente ni definitiva.
Una característica menos perceptible (tanto para los observadores como para los propios integrantes) es que un grupo desarrolla siempre un "código de grupo". Código que supone una diferenciación de roles y cierta distribución del poder. Por otro lado ese mismo código permite distinguir entre propios y extraños (que son aquellos que "no entienden" el código común).
Cualquier creación humana necesita de una clasificación para poder asimilarla intelectualmente. En el caso de los grupos se cae de su peso que lo que ellos "hacen" puede ser un excelente criterio para estudiarlos. En esta época, de creciente divulgación de las ciencias sociales, palabras como "grupo primario", por ejemplo, son bastante conocidas. Con ellas se busca significar una clase particular de grupos muy necesarios para el desarrollo emocional de los individuos como la familia y los también llamados de amigos o de "pares". Estos grupos no tienen actividad principal definida, o mejor dicho, no tienen un único objetivo. En el seno de ellos se cumplen diferentes funciones. En el caso de la familia, estas funciones han sido, históricamente, muy diversas.
A grupo primario se opone "grupo secundario". Así se llama a los que tienen un objetivo claramente definido como es el caso de los grupos de trabajo o grupos operativos. Los grupos secundarios son instrumentales; tienen un fin declarado y aunque en ellos se desarrolla toda la gama de emociones y sentimientos habituales, su objetivo constituye la piedra de toque para su existencia.
Dicho con otras palabras: en los grupos secundarios (su denominación no indica menor importancia, sino que aparecen más tarde en la evolución del individuo), se desarrollan todas la complejidades de la vida social humana.
Sin embargo la palabra "grupo" tiene muchos significados, incluso algunos no sociológicos. Por ello debemos aclarar que aquella reunión donde la gente no se conoce, ni tiene relaciones estables, no los llamaremos grupos, sino simples "agrupamientos" (como la gente que pasea por una calle), o "categorías nominales" (como el caso de "todos los individuos rubios, de origen norteamericano").
Los "agrupamientos" son complejos y en ellos se estudian muchos fenómenos de masa (como el caso de una multitud espectadora en un partido de futbol) pero no constituyen "un" grupo. En todo caso, en su seno, están los individuos que forman parte de los grupos. Los "agrupamientos" son también un fenómeno social importante; sólo que por su falta de estabilidad (o permanencia) no determinan la vida del individuo con tanta intensidad como los grupos.
Un grupo en cierta forma se parece a un organismo y desde otra perspectiva... a una nube. Tiene, al igual que un organismo, una estructura que le permite cumplir las funciones que le son propias; y al igual que una nube, tiene la densidad de un gas. En cualquier momento puede disolverse en la atmósfera.
Para que ello no suceda el grupo toma medidas que serán tanto más evidentes cuanto más importante sea el grupo. Si es un grupo de amigos que se reúnen para entretenerse unas pocas horas, el grupo tendrá sus reglas, pero es probable que sean fruto del h bito más que de un acuerdo explícito. En cambio si el grupo llega a tener una identidad muy definida, como un grupo literario por ejemplo, empieza a ser evidente que no resulta fácil formar parte de él y que existen unas "reglas de admisión y de funcionamiento" que todo nuevo miembro tiene que aceptar claramente.
Pero las reglas de convivencia no lo son todo; el grupo tiene un líder que variar según las tareas que se impongan y que puede ser "externo" al propio grupo o que surja de su propia interacción. Desarrolla procedimientos de trabajo y de decisión y una manera propia de juzgar los hechos que son observados por el grupo. El grupo influye en sus miembros tanto como sus miembros influyen en el grupo.
¿Todo grupo tiene un líder? Sí y no. Empecemos por el final: un líder, o persona más influyente en las decisiones grupales, no siempre aparece explícito. Incluso puede no ser reconocido como tal por el mismo (o por el propio grupo). Sin embargo no todos son igualmente necesarios en un grupo, aunque nadie sea imprescindible. Existe algo así como una "estructura subyacente" que escapa a la consciencia de los integrantes del grupo pero que actúa como una realidad bien sólida. Y la estructura suele ser piramidal. Una reminiscencia (es probable) de épocas más primitivas. En la cúspide de la pir mide puede no haber un sólo individuo. Esto depender de muchos factores (la historia del grupo, su número de integrantes, su ideología grupal...), pero en cualquier caso existir un núcleo dirigente. Entendiendo como tal, aquellos que si llegan a faltar el grupo se desarma o pierde casi toda su operatividad.
En realidad la existencia de un líder, o líderes, no es en si misma algo que deba objetarse en un grupo, en cualquier grupo. Lo más importante es la comunicación entre todos los miembros y que todos tengan posibilidad, en la medida de su interés y capacidad, en aportar algo sustancioso a la vida grupal.
¿Por qué se diferencian los grupos que hacen las mismas cosas? Porque son diferentes las personas que lo constituyen... podría ser una respuesta inmediata. Pero siendo verdad, no lo es todo. Las mismas personas pueden originar grupos muy distintos. Y la conducta diferencial no resulta fácil de explicar. Las personas invierten su trabajo, su esfuerzo y su tiempo en forma desigual según encuentran un ambiente más propicio que otro. Casi siempre la diferencia está un "uno" sólo; no se necesita nada más. Basta con que un miembro del grupo tenga capacidad de liderazgo e ideas claras sobre lo que debe hacer "su" grupo, para que éste empieza a funcionar de una manera distinta. Es la misma energía, pero pareciera mucho más porque los miembros son incitados a aportar todo lo suyo para la consecución del fin común.
El grupo es más que un "mercado" donde se intercambian acciones y necesidades. Puede ser la plataforma donde los individuos se encuentren a si mismos, o puede ser una manera más de entretenerse en actividades de baja implicación emotiva.
De allí la importancia de la "teoría" sobre los grupos. Para crear un buen grupo no se necesita conocimientos teóricos; pero éstos sirven, sobre todo, para entender porque un grupo constituido por excelentes individualidades no termina de cuajar en un buen equipo. Cada vez se ve con más claridad que no puede dejarse a la espontaneidad de las circunstancias la formación de un buen equipo. Tampoco se trata de contratar un buen "entrenador" para que todo funcione como una seda.
Estamos persuadidos que un grupo es una estructura donde el interés que tengan sus miembros por conocerse y estimarse es esencial para la marcha de la tarea. Como dice Lucien Albert:
"Un grupo no está constituido por unidades intercambiables, sino por individuos que poseen una personalidad bien determinada, modelada por anteriores experiencias de vida social, que ellos aportan al grupo y que condicionan su conducta. El funcionamiento de un grupo presupone una cierta competencia con respecto a la tarea que hay que realizar, pero exige también un nivel de socialización de los miembros que los haga aptos para trabajar en grupo." (Ver Bibliografía)
De allí la importancia que tomar n los "Laboratorios de Grupos" en años venideros. Un equipo necesita entrenarse "como equipo" no sólo en las competencias individuales sino, y por sobre todo, en las grupales. La experiencia muestra repetidamente como un grupo de trabajo no es la suma de capacidades individuales. Sólo un "Laboratorio de Grupo" permite el despliegue armónico de capacidades comunes, que surgen de la interacción, con la ventaja del ahorro de tiempo, energía y problemas que aparecen cuando todo ello se deja librado al azar. (2)
Cuando se habla de grupos, y dado que toda la vida de un individuo transcurre en ellos se puede dejar que la vaguedad de las afirmaciones sea muy amplia. Y es que hay para todo, una familia constituye un grupo, también los niños en la escuela tienen su propio grupo, y cada integrante de la pareja forma, simult neamente, parte de muchos otros. Dado que somos animales sociales y que la sociedad está fragmentada en unidades de toda clase, es evidente que los grupos en que vivimos son tan variados como las actividades que realizamos. En este artículo nos preocupa una clase particular de grupos: los grupos operativos o grupos de trabajo. Quiz porque notamos en la vida diaria lo difícil que resulta trabajar "en equipo", y como las reuniones donde hay que tomar decisiones importantes transcurren con una ineficacia que, simult neamente, alarma e irrita.
Al igual que cualquier otra actividad humana trabajar no es cuestión solitaria (excepto unas pocas profesiones, como la de "farero", el cuidador de un faro. Actividad por otra parte condenada a la extinción). Incluso en las actividades ilícitas los grupos existen. Aún cuando un delincuente realice su "tarea" en la soledad, difícilmente podr sacar un rédito o ganancia de ello si tiene "conocidos" que lo apoyen o que lo ayuden a cambio de una ganancia. El grupo es omnipresente.
En el seno de las grandes organizaciones, también existen los grupos. Grupos formales, como las unidades de trabajo, y "grupos informales" como las "camarillas" que protegen y ayudan a sus miembros. La teoría de los grupos aún está por construirse para alcanzar un grado de predicción aceptable.
Sabemos que los "miembros" tienen un "estatus" y desempeñan "roles"; cada grupo suele tener un líder bien definido (son raros los grupos estables que tienen más de uno) y que es tanto mejor para la tarea que coincidan en una sola persona los liderazgos "formal" e "informal". Pero... ¿que hace que un grupo funcione como un equipo o que, por el contrario, no termine de cuajar y que sus miembros se pierdan en discusiones y enfrentamientos estériles? (3)
Lo que no parece evidente, a simple vista, es que todo miembro de un grupo cumple más de una función. Por un lado tiene su "rol" asignado en la distribución de tareas (entendemos aquí "rol" como la "conducta habitual asociada a una posición social"), pero en una forma más sutil existen roles no definidos por la organización y que son importantes a la hora del funcionamiento grupal: el rol de líder en circunstancias-excepcionales, o el rol de saboteador de las propuestas que no-le-gustan-al-jefe, o el rol de colaborador en la resolución-de-conflictos.
Dicho con otras palabras. Los individuos aportan a todo grupo mucho más que una sola actividad. Aportan su personalidad, sus h bitos y sus fobias. Y estas características tienden a ser estables y perfeccionarse en la vida de un grupo. Somos esclavos de nuestras costumbres y el grupo crea costumbres informales que contribuyen a su cohesión... y a sus problemas.(4)
Cuando un grupo funciona... nadie se preocupa. Todo parece naturalmente bien encajado. Pero cuando un grupo no-funciona es donde empiezan las atribuciones de culpa. La visión ingenua (del no-especialista) consiste en buscar un cabeza de turco. Alguien que por lo que hace, o no hace llama la atención negativamente. Alguien que sabotea la tarea, incordiando con sus preguntas, sus bromas, su trabajo an rquico y poco confiable. No obstante las causas del problema pueden estar más all de estas evidencias perceptibles.
Hemos comprobado como un miembro de esos que aludimos más arriba, aparentemente poco disciplinado y proclive a todo aquello que no tenga nada que ver con la tarea, se convierte en un valioso aporte dentro de otro grupo. La diferencia no está en el mismo individuo (o por lo menos, no la diferencia esencial) sino en el grupo donde participa que, sutilmente, aprovecha su energía o rechaza su estilo conforme a reglas no-escritas pero autocr ticas.
Esta reflexión nos lleva a una cuestión esencial en la Dinámica de grupos ¿quien ejerce el poder, y con que objetivos? Un grupo de amigos no tiene un poder definido sino miembros a los que "se escucha" más a menudo. Una familia sí lo tiene, aunque a veces no está donde suele buscarselo. Cuando el poder es compartido entre varios miembros del grupo, aumenta el enriquecimiento de posibilidades de éste y, también, aumentan las probabilidades de problemas (5)
En un laboratorio de grupos se observan como según el tipo de poder que se ejerce cambia la atmósfera del grupo y por ende su creatividad y disposición a la tarea.
Y esto es así porque, como ya apuntamos, en los grupos cada miembro realiza actividades que apuntan simult nea o sucesivamente a tres objetivos: realizar la tarea que tiene asignada, contribuir a mantener (o disgregar) el grupo, y por último pero no menos importante, satisfacer sus propias necesidades personales. Muchas veces los tres objetivos no son concurrentes.
En un grupo todos los individuos trabajan para el grupo y trabajan para si. Aunque no sean conscientes las necesidades personales e intransferibles se entrelazan con las necesidades del grupo como tal. Un buen líder reconoce este hecho y lo toma en cuenta para mejorar la tarea de cada miembro. De allí que asignar tareas sin conocer realmente los deseos (y las fobias) de los participantes es condenar al grupo a que los trabajos se realicen aleatoriamente, a veces bien y a veces mediocremente. El líder, sin necesidad de convertirse en un padre confesor o un psicoanalista, debe ser muy "sensible" a las necesidades no expresadas de los miembros de su grupo. Y si no lo es, debería ceder esta tarea (y el poder correlativo) a otro integrante para que lo haga por él.
Todo individuo, en tanto miembro de un grupo, se enfrenta con la necesidad de ser "alguien" dentro "su" grupo; la necesidad de tener un rol positivo asignado. La manera como desempeñe ese rol ser la piedra de toque de su evaluación por parte del grupo. Pero no es el único criterio ni mucho menos. El grupo no sólo necesita alguien que haga sólo "su" tarea; también requiere que se mantenga su integración y bienestar. De la manera como el individuo actúa ser percibido por el grupo de una u otra forma. En cada acto grupal cada miembro es simult neamente enjuiciado y juez, testigo y tribunal. Todos aportan algo y todos son valorados con una velocidad que envidiaría el más veloz de nuestros ordenadores. Estos juicios no son ni equitativos ni razonables ni susceptibles de apelación. En gran medida porque son inconscientes y nadie está en condiciones de evaluarlos verbalmente. No hay, en consecuencia, necesidad de hacer an lisis finos sobre lo que sucede porque lo que "realmente" sucede se escapa a los que participan en un grupo (a menos que se esté en una situación de "laboratorio" donde existe por lo menos un observador neutral y entrenado para ello). En cambio si es posible evaluar las pautas que se repiten una y otra vez, como la falta de comunicación, la autoridad "indiscutida" o la ausencia de un clima adecuado al trabajo grupal.
El problema del líder se puede resumir en esta cuestión fundamental: ¿Sabe mi grupo utilizar eficazmente los recursos que tiene? Si es un líder inseguro o despreocupado de la tarea objetivo, es probable que la cuestión anterior no le interese y que, en cambio, la reemplace por esta otra: ¿está el grupo satisfecho con mi liderazgo? En caso de ser así, el líder del grupo promover una política interna que resulte simp tica para el grupo en su conjunto, aunque las tareas programadas sufran en su cumplimiento o en su calidad.
Ser líder de un grupo operativo es afrontar una cuota variable de impopularidad con la tranquilidad de que, a mediano plazo, los miembros se reconocer n en la satisfacción de una tarea bien hecha, y a tiempo. A veces se hace demasiado incapié en la necesidad de comprender las características y necesidades de los miembros de un grupo. Como si todo grupo fuera por el sólo hecho de serlo, un grupo de psicoterapia. Esto es falso. Existen grupos terapéuticos (dirigidos por un médico psiquiatra o psicólogo) y existen grupos operativos cuyos objetivos son los que marca su tarea. En el segundo caso, las necesidades y características de sus miembros son importantes sólo y en tanto contribuyan a mejorar la realización de los objetivos grupales. Pensar lo contrario sería desvirtuar la verdadera realidad de esta clase de grupos.
Los grupos terapéuticos están orientados a estudiar y beneficiar a sus miembros; los grupos operativos se encaminan a realizar una tarea concreta. Además, pueden ser terapéuticos (en el sentido de hacer a la gente más feliz o más realizada) pero esto resulta de la consecución óptima de sus fines, no de un cambio de orientación.
Un aspecto muy importante, la piedra de toque de un grupo eficaz, es como funciona la comunicación interna (6).
Entre personas hablar es mucho más que hablar. Cuando dos personas se comunican intercambian información y en ella incluyen toda clase de señales sobre la propia relación, sobre el estado emocional de cada uno y sobre lo que se espera (o no se espera) del otro. Toda comunicación, hasta la más lacónica, es un largo discurso sobre "el estado de la relación".
Lo mismo sucede en un grupo. Pero lo anterior no debe interpretarse como que un grupo que funciona "está siempre hablando", en absoluto. El silencio también tiene un valor... sólo que un valor ambiguo. Si las cosas van bien, el silencio funciona como confirmación de ese bienestar; y si las cosas van mal, el silencio ratifica el malestar. El silencio tiene un valor comunicativo, pero su significado no puede derivarse simplemente de si mismo, sino del conocimiento cabal de la situación donde sucede.
La gente se comunica porque no estamos construídos para vivir en soledad. La comunicación es el proceso por el cual "uno" se convierte en "dos", y el "dos" se convierte en un grupo. Es tan imposible pensar en un grupo sin comunicación como en una montaña sin laderas. Es un absurdo en si mismo. Sin embargo la necesidad de comunicación no significa que esta necesidad se realice. Siempre que varias personas interactuan se comunican hay aciertos y problemas. Existe una patología de la comunicación tan variada como inexplorada.
En este sentido un grupo funciona mejor si se revisan los canales habituales de comunicación y se trata deliberadamente de mejorarlos.
Es aquí donde las actividades que aparentemente no tienen relación con la "tarea" suelen ser las más útiles. Me refiero a aquellas que pueden parecer una "simple perdida de tiempo". Los empresarios japoneses saben algo de esto cuando incitan a sus empleados a participar en reuniones colectivas con los más variados pretextos. De lo que se trata es de que la gente interactúe, se "limpie" de malos entendidos y se alcance una buena comunicación renovada.
Sin embargo las fiestas y actividades deportivas pueden no ser suficiente. Cuando los "malos entendidos" se instalan profundamente en un grupo de trabajo participar en "diversiones" no soluciona nada. Sólo da una aparente normalidad. Es tarea del líder, o del subgrupo dirigente, (en caso de exista) tomar "el toro por los cuernos" y promover un debate abierto en el seno del grupo. Pero aquí debo anotar una regla esencial: todo debate necesita de la libertad de expresión, y si luego de discutir francamente las ideas y las emociones se toman represalias (directas o encubiertas) sobre cualquiera de los miembros... se terminar con la posibilidad de futuros debates abiertos.
Se requiere una gran lucidez por parte del líder en escuchar las críticas, aceptar las que le corresponden, y luego no tomar algún género de revancha sobre aquellos que se han manifestado en su contra. Las consecuencias, como ya lo dijimos, son la eliminación futura del debate y la discusión, lo cual significa la eliminación del principal instrumento para "limpiar" la comunicación grupal de la basura que el tiempo y el trabajo en conjunto ha acumulado. Esto llevar , inevitablemente, a la decadencia del grupo; a su perdida de eficacia y la destrucción (a mediano o largo plazo) de sus objetivos.
Existe un paralelismo entre la vida de un grupo, sus achaques y sus éxitos, y la vida de una nación. Cuando se instala la alabanza al dirigente (como sucedió en la extinta Unión Soviética) y la ocultación sistem tica de los errores, el sistema marcha inexorablemente hacia su extinción. Si alguien dijo que las bayonetas (o sea la fuerza) sirven para muchas cosas menos para sentarse sobre ellas, eso mismo transpuesto a la Dinámica grupal quiere decir que el aniquilamiento de nuestros críticos sirve a nuestros enemigos, nunca a los objetivos ni a la moral de un grupo.
Los críticos, más all de sus características a veces enfadosas, representan la posibilidad de hurgar en los fallos y analizar más a fondo lo que parece intocable. Todo grupo que se desembaraza de un sector crítico corre el riesgo de suprimir, simult neamente, el "principio de realidad" para reemplazarlo por el "principio del placer". Dicho de otro modo: meter la cabeza bajo la manta.
El líder, o aquellos que se sienten responsables de la marcha del grupo, deben prestar considerable atención a la comunicación "no-verbal"(7). Por tal entendemos no sólo los gestos, muecas y tonos de voz sino también, en un sentido amplio, todo aquello que "no se dice" pero que comunica.
La comunicación no-verbal engloba todo lo que su nombre indica (que es bastante amplio): desde la ropa hasta la situación; desde "lo que no se hace" (cuando se "debe" hacer), hasta la simple presencia (como cuando un personaje público asiente entrevistarse con alguien) todo comunica. más aún, es imposible "no-comunicarse" una vez establecida una relación.
Mientras la gente no interactúa se puede suponer cualquier cosa, pero una vez que se ponen en relación, del abanico de posibilidades sólo algunas se actualizan. Dicho con palabras más simples: mientras no se está en contacto cualquier cosa puede ser, una vez que nos hemos dado cuenta de nuestra mutua presencia pocas, pero importantes, cosas se pueden decir.
No quisiera dar la imagen equívoca de que participar de un grupo es complicado. Al contrario, nada hay más sencillo porque estamos habituados a ello desde la cuna. Pero convertir un grupo en un equipo de trabajo (lo que denominamos "grupo operativo) es otra cosa. Es difícil. Tan difícil que se pagan a veces millones por desarrollarlos. Una empresa, una organización, es una suma geométrica de grupos operativos. De que actúen conjuntamente y no se anulen mutuamente depender que la organización tenga más o menos éxito. Reflexionar sobre ello no es tiempo perdido.
Carlos Salinas marzo 97
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------Llamadas: (las llamadas pueden ser leídas según lo indica el orden del texto, o en forma independiente).
(1) No importa que tengan necesidades e intereses compartidos, las personas que componen un agrupamiento permanecen anónimas entre sí.
En este sentido cuando un grupo se reúne por primera vez, la situación que se vive es la de un agrupamiento. Para realizar la transición deben llenarse ciertas condiciones que hagan posible el paso del "agrupamiento" al grupo. Es necesario un ajuste socio-afectivo satisfactorio donde el individuo dejar de estar "al lado" para empezar a convivir.
(2) La composición grupal influye en su funcionamiento. Cuanto más homogéneo es un grupo más fácil resulta su identificación con la autoridad y más r pida es la integración. En cambio, en los grupos heterogéneos la integración es más lenta, pero tiende a ser de mayor calado. La heterogeneidad facilita una mayor complementariedad, más vigilancia ante los intentos de manipulación por parte de las personas dominantes en el grupo y un incremento de la dificultad frente a los procesos de uniformización. Esto lo saben bien las sectas, de allí que gran parte del "lavado de cerebro" de sus miembros esté destinado a homogeneizar el grupo.
Una vez que se establecen opiniones y juicios sobre cada miembro se tiende r pidamente a convertirlos en estables. Se produce un fenómeno inconsciente de percibir lo que "esperamos" ver , en vez de observar como la realidad cambiante no se ajusta nunca a nuestros clichés mentales.
Como consecuencia de ello los miembros del grupo que tengan un estatus poco elevado tender n a mantenerse en él y a responder a las demandas grupales con pasividad o con conductas marginales.
Lo anterior puede llevar a que los miembros periféricos de bajo estatus lleguen, con el tiempo, a ser rechazados por el grupo. El grupo no es consciente que ha "limitado" sus posibilidades de participación mucho antes de que aparecieran las conductas desviadas.
Es importante que el grupo no busque la nivelación de las diferencias sino su "complementariedad". No nos cansaremos de predicar que la heterogeneidad es más creativa, valiosa y divertida... aunque también más problem tica y requiere una dosis de paciencia y madurez mucho mayor. Hay que enseñarle a cada individuo que no tiene porque renunciar a su personalidad para ser útil a un grupo, sino ofertar lo que "es"; y que el grupo esté dispuesto a aprovechar los recursos peculiares de cada individuo (aunque a simple vista parezcan "extravagantes").
(3) Hay bastante coincidencia entre los sociólogos que son tres las variables importantes en la marcha de un grupo operativo:
1) los objetivos, 2) la tarea, y 3) el proceso:
Los objetivos necesitan ser determinados y conocidos por todo el grupo. Lo cual se dice pronto y... se tarda bastante en lograrlo. "Con frecuencia, -dice Lucien Albert- a lo largo de una discusión de grupo, lo que parecía un objetivo preciso y sin ambigedad, se muestra en realidad difuso e inconsciente. Definir objetivos es un problema arduo para el grupo si la concepción de los términos utilizados es distinta en cada miembro del grupo".
El acto de definir los "objetivos" y explicarlos es ya, en si mismo, una acción de liderazgo. No importa que cargo ostente en ese momento, quien define los objetivos y logra que sean aceptados por su grupo... se convierte en su líder (aunque sea por poco tiempo).
La "tarea" es la piedra de toque de la efectividad grupal. Si el grupo se pierde en discusiones la tarea no se empieza, si se esteriliza en enfrentamientos, la tarea queda frenada; si está mal definida y peor coordinada, la tarea no se cumple. No importa lo que se diga, la "tarea", su realización, es la piedra de toque y el mejor justificativo de la existencia grupal. Sin tarea (definida y concreta) puede existir un grupo de "amigos", nunca un grupo de trabajo.
En cuanto al "proceso": es la forma en que se persiguen los objetivos y en que se utiliza la organización interna de los recursos humanos del grupo para realizar la tarea. Consiste en el lenguaje del grupo, las normas que se fija, las reglas que se impone, los roles que distribuye, las técnicas que adopta en sus intercambios, los tabúes y los mitos que transmite.
Es, en este sentido, todo lo importante que se escapa a la conciencia pensante de los integrantes del grupo. La tarea es evidente y cualquiera puede comprobar si se realiza, si hay atrasos, si se va por buen camino; en cambio "el proceso" es tortuoso y de no fácil percepción por el propio grupo. Cuando hay éxitos se atribuyen a todos, cuando hay fracasos se atribuye a alguno... y la teoría grupal da para poco más. Sin embargo la organización grupal está hecha de "asentimientos" y "rechazos", de pequeños "sacrificios" y difusos "sabotajes". Todo ello (repetimos) no es fácil de percibir por los propios implicados en la tarea. Cada cual ve su rbol, y nadie el bosque. Se podría argumentar que es tarea del líder; y de hecho un buen líder es el que está más cerca de percibir los detalles peligrosos del "proceso"; pero en la medida que él también está implicado en la marcha del grupo, puede atribuir sus propios errores a la casualidad o a la intervención de un miembro poco estimado.
(4) En la vida de un grupo cada miembro ocupa cierto estatus y desempeña determinado rol. El rol que cada uno desempeña en el teatro de la vida se compone de rituales muy específicos, pero que descansan sobre reglas individuales muy estrictas.
Cada individuo está llamado a desempeñar los roles que su entorno espera que él represente, y a desempeñarlos conforme a las expectativas de los demás. A menudo vivir los sentimientos que debería tener, mientras que sus verdaderos sentimientos permanecer n en la sombra.
Los hombres manifiestan una tendencia a vivir "jugando" con lógica a ciertos "juegos" en sus relaciones con los demás
(5) Por "poder" entendemos toda capacidad que posea un actor social para afectar la conducta de otros actores sociales. En cualquier situación social se dan, o pueden dar, tres estrategias claves en relación con el poder y el deseo de provocar un cambio:
a. si el poder es fuerte, imponer el punto de vista. b. si es equilibrado, luchar. c. si es escaso, protestar.
La "manipulación" aparece cuando desde el poder se intenta conseguir un objetivo pero tratando de mantener las "apariencias" democr ticas. Cuando los poderes son equivalentes (o la fuerza de cada uno no está bien definida), la "intriga" es el camino más habitual para conseguir los propios fines. Si el poder no alcanza para luchar de frente, ni para modificar "de lado" la situación... lo único que queda es la "subversión".
Si los fines son convergentes, pero no hay acuerdo en los medios, tres son las estrategias posibles:
a. si el poder es fuerte, presionar b. si es equilibrado, negociar c. si es menor, reivindicar
Cuando se trata de introducir cambios en una situación donde no existen fines ni medios antagónicos, tres también pueden ser las estrategias posibles:
a. si es más fuerte, persuadir. b. si es equilibrado, colaborar e influir. c. si es menor, solicitar.]
Se aclara que los conceptos anteriores no tienen no se usan en un contexto político o literario sino estrictamente sociológico.
(6) Tengamos en cuenta que la comunicación es el fundamento de toda la vida social. Si se suprime en un grupo social todo intercambio de signos orales o escritos, el grupo -en tanto que grupo- deja de existir.
La comunicación verbal utiliza como soporte el lenguaje. Una palabra no es un mero símbolo formal, es un instrumento de comunicación, y su uso requiere ciertas precauciones : tiene que ser tan exacta como sea necesario, y debe evitar la ambigedad y adaptarse al nivel de comprensión de la persona a quien se dirige.
Entendemos como "percepción" as la reacción de un sujeto ante un estímulo exterior. Los estudios sociológicos nos indican que los hombres se conducen con respecto a los hechos, no en función de la realidad de estos hechos, sino en relación con la percepción que tienen de estos hechos. Lo que significa que si se define una situación como "catastrófica", así lo ser en algunos aspectos, aunque objetivamente no exista la situación definida (Teorema de Thomas).
Un importante obst culo para la comunicación interpersonal, según Carl Rogers, es la tendencia natural del hombre a juzgar o evaluar. Ello crea obst culos muy importantes en las comunicaciones, sobre todo si la atmósfera socio afectiva está demasiada cargada.
Además de organizar los hechos, las actitudes tienen la función de seleccionarlos. Entre una masa de informaciones objetivas, el individuo tiende a no percibir más que aquellas que están de acuerdo con su actitud o que la refuerzan, e ignora las que se oponen a ellas.
Las informaciones falsas, pero que corresponden a las ideas preconcebidas del receptor, serán percibidas más fácilmente que las informaciones reales que no corresponden a las ideas preconcebidas del receptor, y que atacan su resistencia al cambio.
Los significados dependen tanto de la actitud como del marco de referencia. Los significados pueden cambiar en función de las modificaciones de estos marcos de referencia. Muchas faltas de comprensión se deben a este fenómeno, lo cual explica por qué la mayor parte de las opiniones de los demás nos parecen menos lógicas que las nuestras.
Una opinión representa una interpretación de los hechos, pero la naturaleza de esta interpretación depende de la actitud del individuo. Sin embargo, si se pregunta a alguien el por qué de su opinión, es probable que sepa justificarla. la opinión determina la justificación, pero la justificación no define la causa de la opinión.
Mientras el individuo participa en la actividad del grupo, se está preguntando qué piensan de él los demás, qué puede hacer para que tengan de él una opinión favorable, intenta entonces superar a los demás, dominar, causar una buena impresión, y evitar o atenuar los ataques contra su persona, que prevé en un futuro o que ya constaba.
Estos sentimientos y esta conducta provocan en los otros una similar relación de defensa, y este proceso puede acabar en un círculo vicioso. En un grupo, los miembros que experimentan sentimientos de inseguridad se sienten particularmente inclinados a criticar a los demás, a clasificarlos en "buenos" y "malos", a hacer juicios morales, a poner en tela de juicio el valor, los móviles o la carga afectiva de lo que perciben a su alrededor.
(7) La palabra "comunicación" tiene diversos significados. Por un lado es equivalente a estar "en contacto", pero existe un significado más amplio. En este caso la comunicación no consiste simplemente en decir o en oír algo. La palabra comunicación, en su sentido más profundo, significa "comunión", compartir ideas y sentimientos en un clima de reciprocidad. Este término viene del latín communnicare, que significa "compartir". La comunicación es la acción de compartir, de dar una parte de lo que se tiene.
Lucien Albert y Pierre Simon concluyen que es necesario un verdadero aprendizaje de las comunicaciones no verbales: a través de su complejidad, nos era posible captar las actitudes, emociones y mensajes que ellas pretenden transmitirnos. Nuestra receptividad a los indicadores no verbales modificar totalmente nuestra comprensión de los demás. Este medio de comunicación influye enormemente sobre el comportamiento de los grupos.
Ello es así porque en los numerosos vacíos que existen en la complicada cadena del lenguaje, hay un elemento valiosísimo que el mismo lenguaje a menudo es incapaz de transmitir de una forma lo bastante significativa. Nos referimos al conjunto de sentimientos que, conscientemente o no, disimulamos o no podemos expresar, de todo aquello que es ininteligible le para quien sólo es sensible a las comunicaciones verbales, de toda una combinación de gestos (los puños cerrados, el cuerpo que se destensa o se crispa...), de olores, de expresiones del rostro (un fruncimiento de labios, la ceja que se levanta, el guiño...), de silencios, de abandonos, de vacilaciones. Toda esta dialéctica muda -si somos sensibles, y por lo tanto estamos atentos a ella- puede tener un significado primordial.
En efecto, el lenguaje a menudo constituye una forma superficial de comunicación con los demás. Puede estar en contradicción o ser apoyado por conductas secundarias.
Además el cuerpo está dotado de una mímica emocional en la que predominan las reacciones involuntarias: encogerse de hombros (despecho), rascarse la cabeza (perplejidad)... Cada emoción tiene su mímica que en parte es natural y espont nea y en parte está codificada por patrones culturales. En el siglo pasado muchas mujeres de clase alta y media expresaban un fuerte y súbita emoción desvaneciendose. Se observar que ahora los fenómenos de desmayo no son habituales... y no es porque el organismo femenino haya cambiado en forma alguna.
Brigantinus
Bibliografía:
No damos una lista de libros porque sería demasiado extensa y nos dejaríamos, siempre, alguien importante (tal es la vastedad de lo hasta ahora trabajado en este campo). De todos ellos, y sin perjuicio de los no citados, reconocemos nuestra deuda con uno en particular:
Lucien Albert y Pierre Simon."Las relaciones interpersonales". Herder. Barcelona. 1979.
¡ OCVLUM TERTIVM ! (El tercer ojo... LA CÁMARA)
Hace 4 años
1 comentario:
Es excelente este trabajo que has hecho, apenas llevo un par de dias y veo que pasaré muchos más leyendo tu blog.
Felicidades.
Publicar un comentario