C.Wright Mills
La Imaginación Sociológica
F.C.E.
1ra.Edición, 9ª reimpresión 1983 Mexico.
pp 237
[Pags. 138 a 142]
2 El empirismo cotidiano de sentido común está lleno de supuestos y clichés de una u otra sociedad particular; porque el sentido, común determina lo que se ve y cómo debe explicársele. Si intenta usted huir de esa situación por el empirismo abstracto, terminará en un nivel microscópico o sub-histórico y se esforzará lentamente en apilar los detalles abstractos con que está tratando. Si intenta usted huir del empirismo del sentido común por la gran teoría, vaciará usted los conceptos con que está tratando de toda referencia empirica clara y presente, y, si no tiene usted cuidado, se encontrará completamente solo en el mundo transhistórico que está construyendo.
Un concepto es una idea con contenido empírico. Si la idea es demasiado amplia para el contenido, tiende usted hacia la trampa de la gran teoría; si el contenido se traga a la idea, tiende usted hacia la añagaza del empirismo abstracto. El problema general que esto implica se enuncia con frecuencia como "la necesidad de índices", y figura actualmente entre las demandas técnicas más importantes del trabajo efectivo en ciencias sociales. Lo saben los individuos de todas las escuelas. Muchas veces los empíricos abstractos resuelven el problema de los índices eliminando el alcance y la significación de lo que se supone que es contenido, del índice. La gran teoría no hace frente al problema útilmente; sigue elaborando el "concepto" precisamente de acuerdo con otros igualmente abstractos.
Lo que los empíricos abstractos llaman "datos" empíricos representan una visión muy abstracta de los mundos sociales cotidianos. Normalmente tratan, por ejemplo, de un grupo de ingresos de edad y sexo determinados en ciudades de mediano tamaño. Es decir, cuatro variables, más de las que muchos empíricos hacen que entren en una de sus instantáneas del mundo. Y todavía hay, naturalmente, otra variable: esa gente vive en los Estados Unidos. Pero esto no figura, como "dato", entre las menudas, precisas y abstractas variables que forman el mundo empírico del empirismo abstracto. Incluir "los Estados Unido? requeriría un concepto de estructura social y también una idea menos rígida del empirismo.
La mayor parte del trabajo clásico (llamado a veces macroscópico en este aspecto) está situado entre el empirismo abstracto y la gran teoría. Ese trabajo implica también una abstracción de lo que puede observarse en un ambiente cotidiano, pero la dirección de su abstracción va hacia estructuras sociales e históricas. Está en el plano de la realidad histórica, lo cual es decir sencillamente que los problemas clásicos de la ciencia social han sido formulados en relación con estructuras sociales e históricas, y las soluciones ofrecidas también según ellas.
Ese trabajo no es menos empírico que el del empirismo abstracto. En realidad, lo es más. Con frecuencia está más cerca del mundo de las significaciones y las experiencias de todos los días. La cosa es muy sencilla: la información de Franz Neumann sobre la estructura social nazi es por lo menos tan empirica -y tan "sistemática"- como la de Samuel Stouffer sobre la moral de la unidad número 10079 del ejército; la de Max Weber sobre el mandarin chino, o la de Barrington Moore sobre la Rusia Soviética, 0 la de Eugene Staley sobre los paises subdesarrollados, son tan "empiricas" como los estudios de Paul Lazarsfeld sobre la opinión en el distrito de Erie o en la pequeña población de Elmira.
Además, del trabajo clásico es de donde han nacido la mayor parte de las ideas empleadas en los planos sub-histórico y trans-histórico de trabajo. ¿Qué idea realmente fructífera, qué concepto del hombre y de la sociedad y de sus relaciones, han resultado del empirismo abstracto o de la gran teoría? Por lo que se refiere a ideas, ambas escuelas son parásitos que viven de la tradición de la ciencia social clásica.
3 El problema de la verificación empirica consiste en "cómo descender a los hecho?, pero sin ser abrumado por ellos; cómo anclar las ideas en hechos, pero sin que las ideas se hundan. El problema consiste primero en qué verificar y segundo en cómo verificarlo. En la gran teoría, la verificación es esperanzadamente deductiva; ni qué verificar ni cómo verificarlo parecen todavía un problema muy definido.
En el empirísmo abstracto, el qué verificar no parece a menudo que se tome como cuestión seria. El cómo verificar lo proporcionan casi automáticamente los términos en que el problema es planteado, los cuales se alimentan en procedimientos estadísticos de correlaciones y de otras clases. En realidad, los requisitos dogmáticos para esa verificación parecen con frecuencia lo único que interesa, y de ahí que limiten o hasta determinen los conceptos empleados y los problemas estudiados por los consagrados a este estilo microscópico.
En la práctica clásica, el qué verificar es considerado habitualmente tan importante o quizás más importante que el cómo verificarlo. Se elaboran ideas en estrecha conexión con una serie de problemas sustantivos; la elección de lo que ha de verificarse se determina de acuerdo con alguna regla como la siguiente: Trate de verificar los rasgos de la idea elaborada que parecen prometer más inferencias de importancia para la elaboración. A esos rasgos los llamamos "centrales": si esto es así, de ahí se sigue que esto y esto y esto deben ser también así. Si esto no es así, de ahí... y sigue otra serie de inferencias. Una razón de este procedimiento es la necesidad de economizar trabajo: verificación empírica, prueba, documentación, determinación del hecho, llevan mucho tiempo y con frecuencia son aburridas. En consecuencia, uno desea un trabajo que diferencie lo más posible las ideas y las teorías con que está trabajando.
El artesano clásico no suele hacer ningún gran proyecto para ningún gran estudio empirico. Su política consiste en permitir y fomentar una constante comunicación entre concepciones macroscópicas y exposiciones de detalle. Hace esto al proyectar su trabajo como una serie de estudios empíricos en pequeña escala (que pueden, desde luego, incluir trabajo microscópico y estadístico), cada uno de los cuales parece ser central para una parte u otra de la solución que está elaborando. Esa solución es confirmada, modifícada o refutada de acuerdo con los resultados de esos estudios empíricos.
El cómo verificar enunciados, proposiciones, hechos putativos, ,no le parece al practicante clásico tan difícil como con frecuencia lo hacen parecer los trabajadores microscópicos, El practicante clásico verifica un enunciado mediante la exposición detallada de todos los materiales empíricos pertinentes, y naturalmente, repito, si hemos sentido la necesidad de escoger y manejar de esta manera nuestros conceptos en relación con nuestros problemas, quizá seamos con frecuencia capaces de hacer la exposición detallada en la manera abstracta y más precisa de la investigación estadística. Para otros problemas y conceptos, nuestra verificación será como la del historiador; es el problema de la prueba. Es cierto, desde luego, que nunca estamos seguros, que de hecho lo que hacemos muchas veces es "conjeturar"; pero no es cierto que todas las conjeturas tengan las mismas probabilidades de ser correctas. La ciencia social clásica, puede decirse en homenaje a ella, es, entre otras cosas, un intento para aumentar las probabilidades de que puedan ser correctas nuestras conjeturas sobre materias importantes.
La verificación consiste en convencer racionalmente a otros así como a nosotros mismos. Mas para hacerlo debemos seguir las reglas consagradas, sobre todo la regla de que el trabajo se presente de tal suerte, que en todos los momentos esté abierto a la comprobación de los demás. No hay un modo único de hacer esto; pero siempre exige un cuidado y una atención exquisitos para el detalle, la costumbre de ser claro, el examen minucioso y escéptico de los hechos alegados y una infatigable curiosidad acerca de sus posibles significados y su influencia sobre otros hechos y nociones. Exige orden y sistema. En una palabra, exige la práctica firme y consecuente de la ética de la erudición. Si no está presente esto, de nada servirán la técnica ni el método.
4 Toda manera de trabajar en estudios sociales, toda elección de estudios y de métodos para hacerlos, implican una "teoría del progreso científico". Supongo que todos estamos de acuerdo en que el progreso científico es acumulativo, que no es la creación de un hombre, sino la obra de muchos hombres que revisan y critican, que suman y restan sus esfuerzos los unos a los otros. Para que cuente el trabajo de uno, el que lo hace debe ponerlo en relación con el que ha sido hecho antes y con el que se está haciendo entericcs. Esto es necesario para comunicarse, y es necesario también para la "objetividad". Cada uno debe decir lo que ha hecho de tal suerte que todos los demás puedan comprobarlo.
La política de progreso de los empíricos abstractos es muy especial y muy esperanzadora: Acumulemos muchos estudios microscópicos; lentamente y poco a poco, como hormigas que reúnen innumerables briznas en un gran monitor "construiremos la ciencia".
La política de los grandes teóricos parece ser: En alguna parte y en algún momento entraremos en contacto vivo con materiales empíricos; cuando ese día llegue, estaremos preparados para manejarlos "sistemáticamente"; entonces sabremos lo que significa hacer la teoría sistemática lógicamente accesible al modo científico de verificación empírica.
La teoría del progreso científico sustentada por quienes deben cumplir la promesa de la ciencia social clásica no les permite suponer que una serie de estudios microscópicos se combinarán necesariamente en una ciencia social "plenamente desarrollada". No están dispuestos a suponer que esos materiales serán necesariamente útiles para otros fines que los presentes. En suma, no aceptan la teoría de la construcción por bloques (o de juntar piezas sueltas, como hacen colchas las ancianas) para el desarrollo de la ciencia social. No creen que de ese trabajo salga un Newton o un Darwin que lo reúna y ordene, ni creen que lo que hicieron Darwin o Newton fue "reunir" hechos microscópicos como los que está acumulando hoy la ciencia social. El practicante clásico se resiste también a suponer, con los grandes teóricos, que la juiciosa elaboración y diferenciación de conceptos llegará a ser de un modo o de otro y a su debido tiempo sistemáticamente congruente con los materiales empíricos. No hay razón -dicen- para creer que esas elaboraciones conceptuales sean alguna vez más que lo que son ahora.
La ciencia social clásica, en resumen, no "construye" con estudios microscópicos ni "deduce" de elaboraciones conceptuales. Quienes la practican procuran construir y deducir al mismo tiempo, en el mismo proceso del estudio, y hacerlo mediante la formulación y re-formulación adecuada de los problemas y de sus adecuadas soluciones. Practicar esta política -lamento la repetición, pero éste es el punto clave- es abordar los problemas esenciales en el nivel histórico de la realidad, formular esos problemas en los términos apropiados, y después, por alta que vuele la teoría, por penoso que sea el serpear entre los detalles, al final de cada acto de estudio realizado, enunciar la solución en los términos macroscópicos del problema. En suma, el enfoque clásico se dirige a los problemas esenciales. El carácter de esos problemas limita y sugiere los métodos y los conceptos que se emplean y el modo de emplearlos. La controversia sobre diferentes opiniones acerca del "método" y de la "teoría" se desenvuelve apropiadamente en estrecha y constante relación con problemas esenciales.
[Fin pag.142]
1 W. A. Johr y H. W. Singer: El papel del economista como asesor oficial, Fondo de Cultura Económica, México, 1957, p. 15. Este libro, dicho> sea de pasada, es un modelo de la manera apropiada de proceder en las discusiones de métodos en la ciencia social. Fue escrito, muy significativamente,. a manera de conversación entre dos artesanos experimentados.
¡ OCVLUM TERTIVM ! (El tercer ojo... LA CÁMARA)
Hace 4 años
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