Inteligencia Artificial.
Los Hombres desean ser Dioses
A duras penas somos capaces de constituir como hecho algo que no haya sido antes elucubrado entre delirios de grandeza o confusos pensamientos de algún par de locos. En vano, seguimos intentando innovar, por lo que relegamos nuestra función de hombres para aspirar a ser dioses, tal vez pensando que es este nuestro futuro, cuando en realidad se remonta a los sueños de nuestro más antiguo y remoto pasado.
La capacidad o el deseo de crear vida y, además, dotarla de inteligencia humana, se muestra en la práctica totalidad del acervo mitológico y popular. No obstante, he elegido un ejemplo que considero tan ilustrativo como aplicable a los ordenadores. Nos ayudará a replantearnos cuatro grandes preguntas: ¿Qué es la Inteligencia Artificial? ¿Quién la necesita? ¿Para qué fines? y, ¿Cuál será, sin dudas, su futuro?
¿ Qué es la Inteligencia Artificial?
Situémosnos en el contexto de la leyenda que nos servirá como ejemplo:
"Judah, el rabino, amasó a la criatura con sus manos, para convertir aquella masa informe en la figura perfecta de un humano de arcilla. Se dispuso a comprobar si sus investigaciones habían resultado acertadas. Tras años de estudio de la Sagrada Escritura, el viejo cabalista intentaría penetrar los arcanos de Dios.
Con pulso firme, su pluma rasgó el papel y volvió a introducirse en el tintero, para seguir escribiendo. Hasta que las veintitrés columnas de texto quedaron completas. Ante él se mostró el verso supremo, la runa perfecta: La palabra de la vida.
Talló esta palabra en la cabeza de la figura y, al instante, esta cobró vida.
La creación se volvió hacia Judah y preguntó por su nombre. 'Te llamarás Joseph Golem', alegó el cabalista, a lo que la figura contesto manifestando el deseo de ponerse a su servicio, como agradecimiento a la concesión de vida que el rabino habíale dado".
La Inteligencia Artificial, a la que me referiré el resto del artículo como AI, es el resultado de implementar en un objeto inanimado las facultades humanas que configuran la inteligencia. En nuestra historia de hace cuatro siglos, quién recibe estos dones es una figura de arcilla; nuestros tiempos, técnicamente más avanzados, son el marco ideal para el florecimiento de la AI en las computadoras.
La -relativamente-nueva ciencia cognitiva precisa un estudio sistemático de todos aquellos factores que moldean nuestras facultades, pues en el caso contrario sería imposible implementarlos correctamente. A grandes rasgos, estos factores son los siguientes:
Conocimientos generales: Para una correcta emulación de la inteligencia, el sistema ha de disponer de un conocimiento general, que abarque todos los campos, equivalente a la cultura adquirida por un humano.
Uso del lenguaje: Todo aquello que persiga ostentar la etiqueta de AI debe ser capaz de comunicarse de forma lógica en un lenguaje comprensible y humano. Esto implica un perfecto dominio de la expresión escrita y una completa capacidad de entendimiento y síntesis de voz. Véase Fig. 1.
Consideremos la siguiente frase:
"Los principales mandos europeos se reunieron en la cumbre de la OTAN".
Un sistema de AI ha de ser capaz de distinguir el significado ambiguo de "cumbre", para no confundir a la OTAN con una montaña. Figura 1. Los juegos del lenguaje.
Procesamiento visual: La percepción visual del entorno es el sistema principal de los humanos para conocer e interpretar su medio. En un sistema de AI completo, esta característica ha de estar disponible y sin limitaciones: Se ha de lograr, además de la visión, la comprensión de lo visto. Por ejemplo, tómense en cuenta las siguientes figuras:
Ambas representan un mismo patrón. En la segunda imagen, subconscientemente encontramos una relación entre el conjunto de puntos, por lo que interpretamos, de forma global, su contenido; para que un sistema de AI sea eficiente, debe ser capaz de captar estas relaciones de forma automática.
Capacidad para tomar decisiones: Característica que ha de ser automática y flexible; quiere decir que, ante dos situaciones iguales, el sistema ha de tomar la decisión que considere más apropiada, aunque esta no coincida en ambas.
Soluciones por experiencia: Las personas trabajamos por heurística. Esto significa que, ante un problema de características similares a otro anteriormente experimentado, podemos aplicar el conocimiento adquirido en ese momento para la solución del nuevo problema. Es una facultad complementaria a la anterior. La AI ha de crear equipos capaces de enriquecerse por medio de la experiencia.
Todo lo anteriormente visto es realizado de una forma continua por los humanos, sin que esto disminuya la eficacia del resto de sus tareas; son facultades para nosotros tan triviales, que suelen ser agrupadas bajo el denominativo de "Sentido Común". Sin embargo, estos procesos, aparentemente sencillos, constituyen -por su dificultad de implementación en una máquina- las principales barreras ante la creación de un producto de AI.
Como ya hemos visto en nuestra historia, Joseph Golem es el ideal perfecto de AI. Tal vez su forma de implementación, mediante runas y conjuros, no fuera la más ortodoxa, pero cumplía su cometido. He aquí una de las principales discrepancias entre los expertos en AI: Un sector de pensamiento más radical exige que, para que un producto sea considerado AI, los métodos que utilice han de ser propiamente humanos; por otra parte, el área moderada de la ciencia, alude al fin del producto para justificar, de esta manera, los medios de desarrollo. (Figura 4).
¿Quién necesita la AI? ¿Para qué fines?
"Judah ben Loew, el viejo rabino, con su cara llena de arrugas y el cuerpo ya cansado por los años. ¡Quién le viera a su edad realizando las heroicas acciones que el destino habíale encomendado! Sin embargo, allí estaba Golem, con su recién estrenada vida y sus ilusiones de juventud aún intactas. Un ser que sería absolutamente fiel a quién había hecho de su existencia una realidad. El prelado Loew pronto vio este hecho, y decidió aprovecharse del poder que la cábala puso en sus manos. Por ello, mando a Golem a espiar a los gentiles de Praga, su ciudad."
El empleo de la AI está principalmente orientado a aquellos profesionales que, ya sea por lo incómodo, peligroso o complicado de su trabajo, necesitan el apoyo de un experto en la materia. Las ventajas de disponer de un asistente artificial no son otras que las derivadas de solucionar los errores y defectos propios del ser humano: Cansancio físico y mental, aburrimiento y hastío ante operaciones repetitivas, fuerza y resistencia físicas pobres y perecederas, etc... Este tipo de desarrollos se denominan "Sistemas Expertos", y hoy en día se utilizan con éxito en campos como la medicina, geología y aeronáutica, aunque todavía están poco avanzados con relación al ideal de producto AI completo.
Últimamente también se están promocionando productos "de consumo" orientados al usuario doméstico. Son productos que usualmente se basan en un sólo campo de la AI. Dos claros ejemplos son IBM VoiceType © y el horripilante Tamagotchi. Personalmente, considero a estas aplicaciones incompletas imitaciones baratas, tan limitadas que su utilidad no se extiende más allá de la posibilidad de pasar un rato entretenido ante un producto curioso, que luego será abandonado para hacer cosas realmente útiles.
Futuro de la Inteligencia Artificial.
"Mas Golem, consciente de su propio poder, pronto se rebeló contra su padre; Aquel padre que le había dado la vida, pero con el precio de su libertad. Vio que la única manera de ser libre era acabando con aquel que lo había utilizado para los motivos más miserables. Armado con una daga, y con el sigilo que su experiencia como espía le diera, acercose a la espalda del anciano y se dispuso a asestar la puñalada que enviase al viejo a los infiernos. Pero este, alertado por el reflejo de la estatua de barro en una escudilla de cobre, se volvió, con el tiempo suficiente para detener el brazo de la criatura con su mano izquierda, mientras que con la diestra borraba la palabra mágica de la frente de Golem, quitándole la vida.
Así acabó la estatuilla su corta andadura por el mundo humano. Hoy en día descansa enterrada bajo alguna calle de Praga, sin lápida ni cruz con su nombre escrito.
Desde entonces, a cualquier manifestación de vida e inteligencia artificial se la denomina Golem".
Pero, por supuesto, esto es tan sólo una leyenda.
Quizá haya llegado el momento de realizar una seria criba entre lo que únicamente reporta ventajas y aquello cuyos inconvenientes las eclipsan. Hemos llegado a un punto de avance técnico en el que nos podemos plantear la posibilidad de crear inteligencia, cualidad humana, en máquinas físicamente superiores a nosotros. Esto las dotaría de un poder casi sin limitaciones. En el momento en que un ordenador pueda prescindir de la intervención del hombre para funcionar y adquiera la capacidad de pensar, estará vivo; todo ser vivo desarrolla sentidos acordes con su condición, siendo uno de estos el de supervivencia: si creamos un ser superior a nosotros, hemos de olvidarnos de la posibilidad de destruirlo.
La naturaleza elige a sus moradores. Según Charles Darwin, con su teoría de la "Selección Natural" -universalmente aceptada-, tan sólo las especies más fuertes sobreviven al entorno cuando este se vuelve hostil. Parémonos a pensar, y miremos. Miremos sobre nuestras cabezas: El cielo se presenta oscuro, contaminado, mermando su resistencia y protección contra el sol. Miremos a nuestros pies: Pisan tierra que se esta desertizando, cada vez menos fértil, como si, con su situación, recriminara los abusos de los hombres. Miremos a nuestro entorno: Aguas indómitas en su rebelión contra la contaminación, árboles que ya no existen, especies que ya nos abandonaron... ¿No es el nuestro un entorno cada día más hostil? Miremos en nuestro interior: Humano, cuarenta mil años a tus espaldas, ¿deseas crear vida inteligente que, sin duda, te sobrevivirá? ¿es tú destino hacer realidad el refrán "el hombre es el lobo del hombre"?
Rafael López Diez
Las Palmas de Gran Canaria
¡ OCVLUM TERTIVM ! (El tercer ojo... LA CÁMARA)
Hace 4 años
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