NOTICIAS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA
Vol. I, No. 138
Miércoles, 19 de Marzo de 2003
-MUTACION GENETICA Y GLAUCOMA: Mientras estudiaban ratones que
tenían un gen mutado cuya contrapartida causa glaucoma hereditario en seres
humanos, unos investigadores descubrieron una segunda mutación génica que
empeora el defecto estructural del ojo que causa este tipo de glaucoma.
La nueva mutación génica descubierta afecta a la producción de
L-DOPA. Los investigadores sugieren que puede ser posible prevenir el
glaucoma administrando L-DOPA, que se utiliza en el tratamiento de la
enfermedad de Parkinson.
Los investigadores, conducidos por el investigador del Instituto
Médico Howard Hughes Simon W. M. John, del Laboratorio Jackson, publicaron
sus resultados en el número del 7 de marzo de 2003 de la revista Science.
Entre los colegas de John se encontraban Richard Libby y Richard Smith, del
Laboratorio Jackson, y Frank Gonzalez, del Instituto Nacional del Cáncer.
En sus estudios con ratones, los investigadores exploraron cómo la
ausencia del gen que codifica para la proteína Cyp1b1 -el mismo defecto que
ocurre en seres humanos con glaucoma congénito primario (GCP)- afecta al
desarrollo del glaucoma. Al examinar a los ratones, los científicos
encontraron malformaciones en las estructuras de drenaje ocular que
normalmente controlan la presión a medida que el líquido del humor acuoso
fluye hacia el exterior del globo ocular. Estas anormalidades oculares se
conocen como disgenesias del segmento anterior.
Según Smith, que ha tratado a pacientes con GCP, es probable que
la capacidad de identificar las anormalidades en ratones sirva para avanzar
en la comprensión de cómo se desarrolla la enfermedad en seres humanos.
“Las frustraciones en los intentos por comprender el GCP se han debido a la
escasez de casos divulgados en los cuales los pacientes no han tenido
glaucoma durante varios años ni han sido sometidos a cirugías y a múltiples
medicaciones”, dijo Smith. “Así que para cuando llega el momento en el que
podemos examinar el tejido humano, es muy difícil determinar el defecto
anatómico”.
Según John, estas anormalidades anatómicas son una causa
subyacente del glaucoma severo que afecta a las personas con GCP. Aunque el
trastorno es relativamente infrecuente -ocurre en cerca de uno de cada
10.000 nacimientos en los Estados Unidos- puede causar consecuencias
devastadoras, dijo.
“Si se tienen anormalidades o un funcionamiento disminuido de las
estructuras de drenaje, el ingreso de humor acuoso puede resultar en un
incremento de la presión intraocular y en una forma de glaucoma muy
desagradable que padecen los bebés humanos”, dijo. “Esta puede ser una
condición dolorosa con presiones lo suficientemente altas como para rasgar
la córnea y causar la pérdida de visión”.
Un rompecabezas que los investigadores afrontan, dijo John, es que
algunos niños que han heredado la condición pueden sufrir glaucoma serio,
mientras que otros presentan efectos retrasados o ausencia total de ellos.
“Así que aunque no está aceptado ampliamente, nosotros creemos que podría
haber factores genéticos y/o ambientales múltiples que podrían afectar el
curso de la enfermedad”. Tales factores podrían interactuar para afectar
las intrincadas estructuras de drenaje en un grado mayor en algunos casos
que en otros.
Surgió una pista de un posible factor genético al observar que los
ratones albinos que carecían de Cyp1b1 parecían presentar una peor
patología que los ratones pigmentados. Una serie de cruces genéticos entre
varios ratones realizados por Libby y sus colegas produjo cepas de ratones
cuya única diferencia era la presencia o ausencia de pigmentación. Los
investigadores determinaron, en última instancia, el modificador clave de
la severidad del glaucoma, demostrando que en los ratones negativos para
Cyp1b1 dependían del estado del gen que codifica para la enzima tirosinasa.
La enzima tirosinasa actúa en el proceso de pigmentación como catalizador
clave para convertir el aminoácido tirosina en una molécula precursora de
pigmentos, L-DOPA.
Los investigadores también exploraron cómo las mutaciones en el
gen para la tirosina afectaban a los ratones que carecían del gen FOXC1,
que también causa GCP y otras formas de glaucoma en seres humanos.
Encontraron que los ratones FOXC1 deficientes en tirosina también
presentaban anormalidades más severas en el sistema de drenaje ocular.
Para determinar si la administración de L-DOPA podía mitigar estos
defectos, los investigadores administraron el producto químico al agua que
bebían los ratones preñados que carecían de Cyp1b1 y tirosinasa.
Encontraron que el tratamiento prevenía las anormalidades severas en las
crías de los ratones que habían sido alimentados con L-DOPA.
John observó que otra enzima, la tirosina hidroxilasa, también
está involucrada en la producción de L-DOPA, sugiriendo otra vía bioquímica
que afecta el desarrollo del segmento anterior del ojo y la severidad del GCP.
“Todos estos resultados abren un camino nuevo para investigar la
función de la L-DOPA en el desarrollo del segmento anterior y del glaucoma
causados por varios genes”, dijo John. Además, la identificación de la
L-DOPA como una molécula clave podría relacionar las funciones de muchos de
los genes conocidos que causan disgenesias del segmento anterior y
glaucoma. “La mayoría de estos genes conocidos puede afectar la tirosina
hidroxilasa en células de la cresta neural, de donde derivan las
estructuras del segmento anterior que son relevantes. Por lo tanto, nuestro
trabajo proporciona una relación conceptual para los trastornos del
desarrollo del segmento anterior causados por distintos genes, y
proporciona un marco importante para experimentos futuros”.
A pesar de que los investigadores hacen notar que la L-DOPA ya
está siendo utilizada para tratar los síntomas de la enfermedad de
Parkinson, son cautelosos al recomendar su uso para tratar glaucomas. “La
L-DOPA es una molécula que afecta al sistema nervioso, y necesitamos
proceder muy cuidadosamente con estudios adicionales en animales y humanos
para poder saber si tal tratamiento puede convertirse en una realidad”,
dijo John.
Puede darse el caso, dijo John, de que drogas que incrementen la
enzima tirosinasa -y no la administración de L-DOPA- sean más útiles como
terapia. “Estamos muy entusiasmados porque estos resultados abren un camino
nuevo para la investigación sobre estos trastornos”, dijo. (HHMI)
Información adicional en:
http://www.hhmi.org/news/john-esp.html
http://www.hhmi.org/research/investigators/john.html
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