1931. Manuel Azaña asiste el 14 de abril a la apertura de las Cortes Constituyentes (ver entrada anterior), su cuñado, Cipriano de Rivas Cherif, describe lo que Azaña cuenta en sus memorias. Una noche de ese julio, cálida, pasea (como lo hace a menudo) con Azaña por las calles de Madrid (Téngase en cuenta que Azaña es, a la sazón, Ministro de Guerra); son las dos de la madrugada, y a Azaña se le ocurre ir a visitar al Ministro de Gobernación, Miguel Maura, que aún está trabajando en el ministerio.
Una estampa de otra época donde los ministros paseaban tranquilamente de madrugada y se reunían a tomar chocolate con churros y a discutir sobre cuestiones de política.
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