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lunes, 27 de octubre de 2008

Roma y sexo

Canal Historia. Vicios y sexo en Roma.
2007-ago-16 [jueves,14:13]. 
Resumen de Brigantinus.

Los romanos no distinguian entre sexos en la licitud del acto sexual, ni por edades. Un ciudadano romano podía y no tenía inconveniente en hacerlo público, Relaciones con cualquiera incluyendo esclavos. En la época de la adolescencia y juventud, antes del casamiento, la libertad era completa y se estimulaba al joven a que experimentara.

Augusto trató de frenar la ola de lujo y libertad sexual. Pero sólo para los patricios. Impidió tirar a un esclavo a las anguilas carnívoras porque había roto un vaso valioso, exilió a su hija y nieta y al poeta Ovidio por su ars amatoria.

El baño público era el lugar preferido por los romanos tanto para el placer como para los negocios, y donde se extendía el imperio allí se colocaba uno, junto al templo y al capitolio. 

El culto del cuerpo, las relaciones sexuales y los excesos gastronómicos formaban parte de los signos de poder en Roma. Las excavaciones y restos arquelógicos permitieron conocer que existían, sin embargo, tabués sexuales, como el uso de la boca, a la que se consideraba el símbolo de la relación social y por tanto de Roma. Las pinturas de fuerte contenido sexual eran públicas y consideradas de buen gusto.

lunes, 25 de agosto de 2008

Los almogávares

Almogávares
Una de almogávares
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal | 29 de mayo de 2005

De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa. Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo –que se cotizaba a la baja– y con todo por ganar si salían vivos. Pero en esta España donde los libros escolares no los determina la memoria, sino el pesebre donde trinca tanto sinvergüenza periférico y central, esas historias han sido eliminadas, o manipuladas en beneficio de los golfos que organizan el negocio en plazos de cuatro años: los que van de una urna a otra. El resto importa un carajo. De los almogávares, como de lo demás, no se acuerda casi nadie. Eran políticamente incorrectos.

Madrugando el siglo XIV, el emperador de Bizancio pidió ayuda para frenar el avance de los turcos, y la corona de Aragón envió sus temibles Compañías Catalanas. Lo hizo para quitárselas de encima. Estaban integradas por almogávares: mercenarios endurecidos en las guerras de la Reconquista y en el sur de Italia. Sus oficiales, de mayoría catalana, eran también aragoneses, navarros, valencianos y mallorquines. En cuanto a la tropa, el núcleo principal procedía de las montañas de Aragón y Cataluña; pero las relaciones mencionan apellidos de Granada, Navarra, Asturias y Galicia. Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la señera cuatribarrada de Aragón. Sus gritos de guerra eran Aragón, Aragón, y el terrible, legendario, Desperta, ferro.

La historia es larga, tremenda, difícil de resumir. Seis mil quinientos almogávares recién desembarcados en Grecia destrozaron a fuerzas turcas muy superiores, matando en la primera batalla a trece mil enemigos, sin dejar con vida –eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones– a ningún varón mayor de diez años. En la segunda vuelta, de veinte mil turcos sólo escaparon mil quinientos. Y, tras escaramuzas menores, en una tercera escabechina los almogávares se cepillaron a dieciocho mil más. Eran letales como guadañas. Además, entre batalla y batalla –españoles a fin de cuentas– pasaban el rato apuñalándose entre sí por disputas internas, o despachando a terceros en plan chulito, como los tres mil genoveses a los que por un quítame allá esas pajas acuchillaron en Constantinopla, durante una especie de botellón que terminó como el rosario de la aurora.

A esas alturas, claro, el emperador Andrónico II se preguntaba, con los huevos por corbata, si había hecho bien contratando a semejantes bestias. Así que su hijo Miguel invitó a cenar a Roger de Flor, que era el jefe, y a los postres hizo que mercenarios alanos los degollaran a él y a un centenar largo de oficiales. Fue el 4 de abril de 1305. Después de aquello los griegos creyeron que la tropa almogávar, sin jefes, pediría cuartel. Pero eso era desconocer al personal. Cuando apareció el inmenso ejército bizantino para someterlos, aquellos matarifes oyeron misa y comulgaron. Luego gritaron: Desperta ferro, Aragón, Aragón, y se lanzaron contra el enemigo, pasándose por la piedra a veintiséis mil bizantinos en un abrir y cerrar de ojos. Lo cuenta Ramón Muntaner, que estuvo allí: no se alzaba mano para herir que no diera en carne.

No quedó sólo en eso. Enterados los almogávares de que nueve mil mercenarios alanos –los que aliñaron a Roger de Flor– volvían a su tierra licenciados y con familia, les salieron al paso, hicieron picadillo a ocho mil setecientos y se quedaron con sus mujeres. Después, durante una larga temporada y pese a estar rodeados de enemigos, se pasearon por Grecia saqueando y arrasando, por la patilla, cuanto se les puso por delante. Fue la famosa venganza catalana. Y cuando no quedó nada por robar o quemar, fundaron los ducados de Atenas y Neopatría: estados catalano-aragoneses leales al rey de Aragón, que aguantaron durante tres generaciones hasta que con el tiempo, el sedentarismo y el confort, se fueron amariconando –hijo caballero, nieto pordiosero– y quedaron engullidos, como el resto de Grecia, por la creciente marea turca que había de culminar con la caída de Constantinopla.

Y ésa, colorín colorado, es la historia de los almogávares. Admitan que es una buena historia. Vive Dios.

lunes, 16 de junio de 2008

Cronología A.C. (Europa)

Cronología Edad Antigua (Temas Estudiados):
Antes de Cristo ( - ), Después de Cristo. Griegos, Cartagineses y Romanos.
[En caso de faltar datos reemplazarlos por asterisco: * ]



Siglo Año hasta suceso
_______________________

-9 -814 * Fundación mítica de Cartago por Elisa o Dido, que se había desplazado desde Tiro después de que su hermano, el rey Pigmalión, hubiera asesinado a su marido.

-8 -776 * Inicio de las competiciones pan-helénicas en Olimpia.

-8 -753 * 21 de abril, según la tradición, fecha en que se fundó Roma.

-6 -594 * Atenas, legislación timocrática de Solón.

-6 -509 * Roma, nacimiento de la república.

-6 -507 * Reformas democráticas de Clístenes, en Atenas.

-5 -490 * Expedición persa contra Atenas y Eretria. Batalla de Maratón.

-5 -480 -479 Batallas de Salamina y PlateaGrecia rechaza la invasión persa.

-5 -480 * Los griegos obtienen una gran victoria en Himera, contra Cartago, en largo conflicto por el dominio de Sicilia

-5 -477 * Atenas organiza la Liga Nava de Delos.

-5 -451 -450 Roma, redacción de las leyes de las XII Tablas.

-5 -431 -404 Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta.

-4 -396 * El culto a Deméter y Koré (Perséfone) se introduce de manera formal en Cartago, como acto propiciatorio, después de que a la destrucción de uno de sus templos en Sicilia le hubiera seguido una plaga desvastadora entre los hombres del ejército púnico allí instalado.

-4 -338 * Batalla de Queronea. Los macedonios de Filipo consiguen el dominio sobre Grecia.

-4 -338 * Ultima gran rebelión contra Roma por parte de otras ciudades latinas

-4 -336 * Filipo de Macedonia es asesinado; sube al trono su hijo Alejandro.

-4 -321 * Desastre de las Horcas Caudinas. Un ejército de Roma se rinde a los samnitas

-3 -290 * Roma completa la conquista de la Italia central.

-3 -272 * Conquista de Taranto. Roma controla las ciudades griegas de la Italia meridional.

-3 -264 -241 Primera Guerra Púnica entre Roma y Cartago. Roma consigue el control de Sicilia.

-3 -218 -202 Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago.

-2 -149 -146 Tercera Guerra Púnica Roma destruye Cartago y crea la provincia de África.

-2 -133 -121 En Roma fracaso del intento de reforma agraria y social, encabezada por Tiberio y Cayo Graco .

-1 -100 * Crisis institucional del sistema republicano romano; los grandes generales y políticos (Sila, Mario, Pompeyo, César, etC.

-1 -88 * Todos los itálicos reciben la ciudadanía romana.

-1 -60 * Primer triunvirato con César, Pompeyo y Craso.

-1 -58 -50 César conquista la Galia.

-1 -44 * César es asesinado en marzo.

-1 -43 * Segundo triunvirato con Octavio (nieto y heredero de Cesar) Marco Antonio y Lépido.

-1 -31 * Victoria de Octavio en la batalla de Accio esta fecha se considera el fin de la república romana y el nacimiento del principado.

1 14 68 En Roma, dinastía julio-claudiana.

1 69 96 Roma, dinastía Flavia.

1 79 8 24 * Erupción del Vesubio, destrucción de Pompeya, Herculano y Stabias.

1 96 192 Roma, período de los "emperadores adoptivos".

1 * Incendio de Roma, se les echa la culpa a los cristianos.

2 193 235 Roma, dinastía de los Severos.

3 9 * Constitución Antoniniana:

3 235 285 Roma, período de los emperadores nombrados por los militares.

3 284 305 Diocleciano emperador romano; en el 293, aparecimiento de la tetrarquía.

4 37269 * Batalla de Puente Milvio, Constantino toma el poder en el Occidente.

4 37269 * Edicto de Milán promulgado por Constantino:

4 37271 * Edicto de Tesalónica:

4 37272 * A la muerte de Teodosio, el Imperio Romano se divide en Imperio Romano del Occidente, con capital en Ravena, e Imperio Romano del Oriente, con capital en Constantinopla.

4 324-337: Constantino emperador romano.

5 17 * Los visigodos, encabezados, por Alarico saquean Roma.

5 19 * Inglaterra, invasión de los jutos, anglos y sajones.

5 19 * Los vándalos saquean Roma.

5 20 * Clovis, rey de los francos, funda la dinastía merovingia.

5 20 * Destitución de Rómulo Augusto, último emperador "romano". Fin del Imperio de Occidente.

5 419 507 Reino visigodo en Toulouse.

5 441 453 Atila es el soberano absoluto de los hunos.

6 528 585 Primera codificación del derecho romano.

6 590 604 Pontificado de Gregorio el Magno que funda el poder temporal de los papas en Italia.

lunes, 28 de abril de 2008

A.W.Crosby. La medida de la realidad

Alfred W. Crosby
"La medida de la realidad. La cuantificación y la sociedad occidental. 1250-1600"
Editorial Crítica. Libros de Historia.
Barcelona 1998

(pag. 22)
A nosotros, que, según dijo W. H. Auden, vivimos en sociedades «para las cuales el estudio de lo que puede pesarse y medirse es un amor apasionado» nos cuesta imaginar otra forma de abordar la realidad. Para hacer comparaciones necesitamos ejemplos de otra manera de pensar. Los escritos de Platón y Aristóteles celebran un planteamiento no metrológico, casi antimetrológico, y tienen la ventaja complementaria de ser representativos de lo mejor de nuestro ancestral modo de pensar. Estos dos hombres tenían una opinión de la razón humana mejor que la que tenemos nosotros, pero no creían que nuestros cinco sentidos fuesen capaces de medir la naturaleza con exactitud. Así, Platón escribió que cuando el alma depende de los sentidos para obtener información «es atraída por el cuerpo hacia el reino de lo variable y se extravía y se confunde y siente vértigo»."

Los dos griegos aplicaban criterios diferentes de los nuestros para dividir los datos en dos categorías, a saber: aquello de lo que podemos estar muy seguros y aquello de lo que nunca podremos estar seguros. Usted y yo estamos dispuestos a reconocer que los datos en bruto de la experiencia cotidiana son variables y que nuestros sentidos son falibles, pero creemos que tenemos una categoría que los dos filosófos no pensaban tener: una categoría de cosas que son suficientemente uniformes para justificar que las midamos, después de lo cual es posible calcular promedios y medias. En cuanto a depender de los sentidos para hacer tales mediciones, señalamos los logros que hemos alcanzado basándonos en ellos: telares mecánicos, naves espaciales, tablas actuariales, etcétera. No es una respuesta sólida -nuestros éxitos pueden ser fruto de la casualidad-, pero es un ejemplo de la manera en que los seres humanos suelen evaluar sus capacidades: esto es, ¿que funciona y qué no funciona? ¿Por qué Platón y Aristóteles, que eran en verdad inteligentes, se alejan, asustados, de la categoría de lo que es útilmente cuantificable?

Cabe hacer al respecto dos observaciones como mínimo. En primer lugar, los antiguos definían de forma mucho más estrecha que nosotros la medición cuantitativa, y a menudo la rechazaban para adoptar una técnica que podía aplicarse de forma más general. Aristóteles, por ejemplo, afirmó que el matemático mide las dimensiones sólo después de «eliminar todas las cualidades perceptibles, por ejemplo, el peso y la ligereza, la dureza y su contraria, y también el calor y el frío y otros contrarios perceptibles». Aristóteles, del Filósofo», como le llamaba la Europa medieval, encontraba la descripción y el análisis más útiles en términos cualitativos que en términos cuantitativos.

Nosotros afirmaríamos que el peso, la dureza, la temperatura «y otros contrarios perceptibles» son cuantificables, pero eso no se encuentra implícito ni en estas cualidades ni en la naturaleza de la mente humana. Nuestros psicólogos de la infancia declaran que los seres humanos, incluso durante el período de lactancia, muestran indicios de que tienen el don innato de poder contar entidades discretas (tres galletas, seis pelotas, ocho cerdos), pero el peso, la dureza, etcétera, no se nos presentan como cantidades de entidades discretas. Son condiciones y no colecciones; y, peor aún, con frecuencia son cambios fluidos. No podemos contarlos como son; tenemos que verlos con el ojo de nuestra mente, cuantificarlos por decreto y luego contar los cuantos. Eso es fácil de hacer cuando se mide la extensión: por ejemplo, esta lanza tiene tantos centímetros de longitud y podemos contarlos colocando la lanza en el suelo y andando a pasos cortos junto a ella. Pero la dureza, el calor, la velocidad, la aceleración... ¿cómo diablos cuantificaríamos estas cosas?

Lo que puede medirse en términos de cuantos no es tan sencillo como pensamos nosotros, que tenemos la ventaja ex postfacto que nos brindan los errores de nuestros antepasados. Por ejemplo, cuando en el siglo xiv los estudiosos del Merton College de Oxford empezaron a pensar en los beneficios de medir no sólo el tamaño, sin también cualidades tan escurridizas como el movimiento, la luz, el calor y el color, siguieron adelante, saltaron la valla y hablaron de cuantificar la certeza, la virtud y la gracia. De hecho, si eres capaz de pensar en medir el calor antes de que se invente el termómetro, ¿por qué razón no pensarías en hacer lo propio con la certeza, la virtud y la gracia?

En segundo lugar, a diferencia de Platón y Aristóteles, nosotros, con pocas excepciones, aceptamos el supuesto de que las matemáticas y el mundo material están relacionados de manera directa e íntima. Aceptamos como hecho que se explica por sí mismo que la física, la ciencia de la realidad palpable, debe ser intensamente matemática. Pero esa proposición no se explica por sí misma; es un milagro sobre el cual han tenido sus dudas muchos sabios.

Probablemente las matemáticas más complejas que el simple contar con los dedos de las manos y los pies tuvieron su origen en los avances de las mediciones necesarias para pesar el grano para venderlo, y contar y tomar nota de gran número de ovejas y otros animales en mercados como los que habíajunto a los ríos Tigris e Indo, para medir la marcha del firmamento con el fin de escoger el día apropiado para plantar, y medir los campos húmedos y sin accidentes en Egipto después de las inundaciones que causaba el Nilo. Pero luego la medición práctica y las matemáticas divergieron y han tendido a mantener la separación desde entonces.

Pesar, contar y medir eran actividades mundanas, pero resultó que las matemáticas tenían cualidades trascendentales que embriagaban a quienes trataban de alcanzar la verdad atravesando la cortina de lo mundano. Los agrimensores debieron de conocer el teorema de Pitágoras (el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los catetos) durante siglos antes de que uno de ellos se diera cuenta de sus consecuencias filosóficas y místicas. El agrimensor decidió que el teorema era la prueba de la presencia de lo trascendental; era abstracto, perfecto, y tan misteriosamente referencial como la aparición de un arco iris entre las neblinas y la lluvia torrencial. Luego, este protopitagórico salió con dificultad de los campos embarrados y probablemente fundó una orden religiosa. Desde aquel día hasta hoy la matemática pura y la metrología han sido ciencias distintas.

La primera, según Platón, pertenecía a la filosofía, por medio de la cual se «aprehendía el ser verdadero». La segunda pertenecía al reino de lo efímero: la guerra, por ejemplo, para la cual el soldado debe saber matemáticas con el fin de desplegar sus tropas de manera apropiada; y el comercio, para el cual los tenderos deben saber aritmética con el fin de llevar la cuenta de las compras y las ventas.

Platón recomendó alejarse del mundo material porque «siempre está cambiando y nunca es lo mismo» y acercarse a «lo que siempre es lo mismo y nunca cambia» .23 Dirigió nuestra atención hacia la belleza, la bondad y la rectitud absolutas, y hacia el triángulo, el cuadrado y el círculo ideales, hacia abstracciones que él estaba seguro de que existían con independencia del mundo material. Estaba convencido de que el conocimiento de tales entidades únicamente podía alcanzarse por medio de «la inteligencia por sí sola». La inteligencia podía iniciar su viaje a la consecución del conocimiento filosófico por medio del estudio de las matemáticas. Recomendó que los futuros reyes-filósofos estudiaran matemáticas «hasta que, mediante la ayuda del pensamiento puro, lleguen a ver la verdadera naturaleza del número».

Es difícil saber con exactitud qué quería decir con estas palabras, pero podemos ilustrarlo. Platón decidió que el número de ciudadanos del estado ideal era de 5.040. Esta cifra parece sensata porque puede representar más o menos el número de personas que pueden oír cómo habla un individuo sin amplificación especial, pero Platón no la eligió por este motivo. La eligió porque es el producto de 7 x 6 x 5 x 4 x 3 x 2 x 1. Esto es misticismo matemático, y el camino que va de él a la numerología es más corto que el que lleva a la contabilidad por partida doble.

Aristóteles se inclinaba a pensar que el platonismo carecía de lastre. A diferencia de su gran maestro, honraba a quienes dan puntapiés a las piedras y, en medio del dolor, insisten en que un dedo roto es la prueba de que las piedras son reales. Aceptaba los datos sensoriales, pero dudaba de que las matemáticas tuvieran mucha utilidad para interpretar dichos datos. La geometría, por ejemplo, estaba muy bien, pero las piedras nunca eran perfectamente esféricas y tampoco las pirámides eran perfectamente piramidales, así que ¿de qué servía tratarlas como tales'? Por supuesto, la persona inteligente vería que una piedra era mayor que otra, más o menos redonda que otra, pero no malgastaría tiempo tratando de medir exactamente algo tan variable como la realidad material.

La ciencia (y muchas más cosas características de las sociedades modernas) puede definirse como el fruto de la aplicación de las matemáticas, con su precisión platónica, a las toscas realidades de Aristóteles. Pero las matemáticas abstractas y la metrología práctica se repelen tanto como se atraen mutuamente. Ciertas figuras de la civilización mediterránea clásica -Ptolomeo, por ejemplo- las entretejieron con muy buenos resultados, pero el tejido se deshilachó durante los últimos siglos del imperio romano de Occidente y se deshizo en la alta Edad Media.

Otros genios de otras civilizaciones -la maya y la china, por ejemplo-alcanzaron triunfos intelectuales utilizando técnicas matemáticas para analizar y manipular medidas, pero también en estas sociedades lo teórico y lo práctico acabaron divergiendo. Cuando los españoles llegaron a las costas de Yucatán y de América Central en el siglo xvi, los mayas se hallaban sumidos en el estancamiento intelectual y ya no perfeccionaban sus matemáticas y su calendario.26 Cuandolos españoles y los portugueses arribaron al Asia oriental, los chinos ya se habían olvidado de los relojes gigantescos de la dinastía Sung y su calendario era defectuoso y siguió siéndolo hasta que los jesuitas les ayudaron a corregirlo.

Los anales indican que en la historia de la humanidad la norma consiste en ciclos de avance y de retroceso, en este caso de combinación de matemáticas abstractas y medición práctica y luego de dar cabezadas y dormirse y olvidarse. El logro intelectual distintivo de Occidente consistió en juntar las matemáticas y la medición y aplicarlas a la tarea de entender una realidad perceptible por los sentidos que los occidentales supusieron de muy buena fe que era temporal y espacialmente uniforme y, por tanto, podía someterse a semejante examen.

¿Por qué logró Occidente que saliese bien lo que era un matrimonio a la fuerza? ¿,Cómo, por qué y cuándo pasaron o empezaron a pasar los europeos de sus dudosos comienzos en el terreno mensurativo a -o al menos hacialas rigurosas artes, ciencias, técnicas y tecnologías que Bruegel presentó a sus clientes en su obra La templanza? ¿Cómo, por qué y cuándo fueron más allá los europeos de una simple acumulación de datos sensoriales del mismo modo que las urracas recogen objetos llamativos que no sirven para nada? ¿,Cómo, por qué y cuándo se libraron de pasarse una eternidad aullando a la luna de la realidad platónica? El «cómo» es el tema principal de este libro. El «porqué» es tal vez el principal misterio de la civilización occidental, un acertijo envuelto en un enigma, y el tema de la segunda mitad del libro.

El «cuándo» puede que sea el más fácil de los tres interrogantes y podemos tratar de responder a él inmediatamente. No cabe duda de que el conocimiento de la cuantificación por parte de la civilización occidental data como mínimo de una era tan remota como es el Neolítico (mi rebaño tiene doce cabras y el tuyo, sólo siete), pero pasaron milenios antes de que se convirtiese en una pasión. Ptolomeo, Euclides y otros matemáticos de la Antigüedad mediterránea se habían dedicado fructíferamente a la medición y las matemáticas, pero pocos europeos occidentales comprendían o siquiera tenían acceso a sus obras en la alta Edad Media. Los occidentales creían en la Biblia, donde se decía que Dios lo dispuso todo «con medida, número y peso» (Libro de la Sabiduría, 11, 20), pero hacia el año 1200 prestaban poca atención deliberada o deliberativa al concepto de la realidad como cuantificable.

Los maestros albañiles de las catedrales góticas, que levantaban edificios de proporciones agradables que raramente se derrumbaban, eran una especie de excepción, pero su geometría era puramente práctica. No conocían a Euclides, pero, al igual que los buenos carpinteros de hoy, ejercitaban la geometría manipulando, a menudo en sentido literal, unas cuantas figuras básicas: triángulos, cuadrados, círculos, etcétera. En general, su tradición se difundía oralmente y la medición sobre la marcha consistía en que el maestro señalase con su vara la piedra y dictase: «Parcy me la taille» (Por aquí me la cortas)

Luego, entre 1250 y 1350, se produjo un cambio acentuado, no tanto en la teoría como en la aplicación práctica. Probablemente, podemos reducir aquellos cien años a la mitad: de 1275 a 1325. Alguien construyó el primer reloj mecánico y el primer cañón de Europa, dos cosas que obligaron a los europeos a pensar en términos de tiempo y espacio cuantificados. Los portulanos, la pintura en perspectiva y la contabilidad por partida doble no pueden datarse con precisión porque eran técnicas nacientes y no inventos concretos, pero podemos decir que los ejemplos más antiguos que se conservan de las tres cosas datan del citado medio siglo o de inmediatamente después.

Roger Bacon midió el ángulo del arco iris, Giotto pintó teniendo presente la geometría y los músicos occidentales, que llevaban varias generaciones componiendo un pesado tipo de polifonía llamado ars antiqua, alzaron el vuelo con el ars nova y empezaron a componer lo que ellos denominaban «canciones medidas con precisión». No volvió a haber nada parecido a estos cincuenta años hasta los comienzos del siglo xx, momento en que la radio, la radiactividad, Einstein, Picasso y Schóriberg causaron una revolución parecida en Europa.

La señal cuantificativa apareció cuando la Europa occidental, hacia el año 1300, alcanzó su primer apogeo en lo que se refiere al crecimiento demográfico y al económico, y persistió cuando Occidente tropezó y cayó en un siglo de horrores, de derrumbamiento demográfico, guerra crónica, catástrofes naturales, descrédito de la Iglesia, hambrunas periódicas y oleadas de infección, la mayor de las cuales fue la peste negra. En el transcurso de aquel siglo Dante escribió su Divina comedia; Guillermo de Ockham blandió su incisiva navaja; Richard de Wallingford construyó su reloj; Machaut compuso sus motetes; y algún capitán de barco italiano zarpó de] cabo Finisterre y ordenó al timonel que pusiera rumbo al golfo de Vizcaya para ir a Inglaterra, rumbo que no escogió consultando opiniones ajenas, de viva voz o escritas, sino una carta de navegación. Otro italiano, posiblemente uno que tenía intereses en el barco en cuestión, confeccionó algo que se parecía a una hoja de balance. Para el historiador es como observar un halcón herido que entra en una corriente invisible de aire caliente y se eleva más y más.

martes, 15 de abril de 2008

Los antiguos romanos y el sexo

Canal Historia.
2007-ago-16.
Vicios y sexo en Roma (breve resumen)

Los romanos no distinguian entre sexos en la licitud del acto sexual, ni por edades. Un ciudadano romano podía y no tenía inconveniente en hacerlo público, R. con cualquiera incluyendo esclavos. En la época de la adolescencia y juventud, antes del casamiento, la libertad era completa y se estimulaba al joven a que experimentara.

Augusto trató de frenar la ola de lujo y libertad sexual. Pero sólo para los patricios. Impidió tirar a un esclavo a las anguilas carnívoras porque había roto un vaso valioso, exilió a su hija y nieta y al poeta Ovidio por su ars amatoria.

El baño público era el lugar preferido por los romanos tanto para el placer como para los negocios, y donde se extendía el imperio allí se colocaba uno, junto al templo y al capitolio.

El culto del cuerpo, las relaciones sexuales y los excesos gastronómicos formaban parte de los signos de poder en Roma. Las excavaciones y restos arquelógicos permitieron conocer que existían, sin embargo, tabués sexuales, como el uso de la boca, a la que se consideraba el símbolo de la relación social y por tanto de Roma. Las pinturas de fuerte contenido sexual eran públicas y consideradas de buen gusto.