martes, 3 de febrero de 2009
Manuel Azaña, por Santos Juliá
domingo, 1 de febrero de 2009
G.Jackson. Juan Negrín y la 2da. República española
sábado, 31 de enero de 2009
Miquel Mir. Diario de un pistolero anarquista
martes, 27 de enero de 2009
Cipriano de Rivas Cherif "Retrato de un Desconocido"
viernes, 19 de diciembre de 2008
Mussolini y la Guerra Civil Española 1936-39
Mussolini desde 1931 pasó a patrocinar a los enemigos de
Franco fue el que pidió ayuda a Roma (también lo hizo, desde el exilio, el rey Alfonso XII), inmediatamente después del Alzamiento. Al principio los italianos negaron su apoyo. Como Franco mencionó que quería instaurar un gobierno de “tipo fascista”, el Conde Ciano, Ministro de Relaciones Exteriores, accedió a conceder los aviones que pedía Franco, pero, eso sí, pagándolos por adelantado.
Los franceses protestaron al caer dos de los aviones italianos en el Marruecos francés y confesar su misión los pilotos, pero la prensa fascista rechazó la condena francesa, y también se le unió el “Obsservatore” que consideró a la recientemente iniciada guerra civil española como un conflicto entre “la humanidad y los excluidos de la misma”. Naturalmente los “excluidos eran los republicanos.
Italia fue la principal potencia que ayudó al esfuerzo franquista, con un coste oficial de 3819 muertos, alrededor de 12.000 heridos y la pérdida de 157 tanques. El coste de la ayuda fue evaluado en 8500 millones de liras de la época.
Las páginas que se muestran del libro de Bosworth, Dr. por
viernes, 31 de octubre de 2008
O. Skorzeny. Vive peligrosamente
lunes, 27 de octubre de 2008
J.F. Revel Citas
sábado, 18 de octubre de 2008
Himmler Reichs Führer SS
jueves, 16 de octubre de 2008
Marc Dugain. La maldición de Edgard
lunes, 13 de octubre de 2008
M. Burleigh
Ideas de Hitler
sábado, 6 de septiembre de 2008
Jean François Revel
jueves, 21 de agosto de 2008
Herman Hesse y Demian
Esta semana le toca el turno a la literatura del gran
escritor alemán Herman Hesse, que fue galardonado con el
premio Nobel en 1946.
Redacción - El libro escogido es Demian, que fue publicado en
1919. Es un libro muy interesante y de fácil lectura, por lo que
esta vez no existen excusas para no correr a rescatarlo de
cualquier biblioteca.
Demian es la historia de Emil Sinclair. La historia de un niño
que ve, más allá de los algodones que envuelven su vida
familiar, el otro mundo que le rodea: un mundo que teme pero a
la vez le fascina. Es la historia de unos pasos tambaleantes por
un agua que no es cristalina respirando un aire que no es puro.
Es la historia de la duda entre la crisálida protectora de la
infancia y el camino que conduce fuera de ella. Entre la facilidad
de adaptarnos a nuestro entorno y la necesidad de adaptar el
entorno a nosotros.
Pero Demian es sobre todo la historia de Max. De la pregunta
que nadie quiere contestar, del camino que nadie quiere recorrer.
Demian es quién nos explica cómo sortear los obstáculos de ese
camino, pero también quién rasga la fina capa de ignorancia que
es nuestra crisálida y nos obliga a mirar entre las sombras que se
forman alrededor de esos obstáculos antes de llevarnos a la luz.
Demian es, en definitiva, la búsqueda de nuestro auténtico yo a
través del rechazo de lo preestablecido.
El autor
Herman Hesse nació el 2 de julio de 1877 en Calw (en la Selva
Negra alemana). Su padre era un pastor pietista procedente de
Estonia, y su madre era hija a su vez de otro pastor pietista y
había nacido en la India.
En 1883 la familia se instaló en Basilea (Suiza), donde el
pequeño Herman fue cambiando constantemente de escuela
debido a su mal comportamiento e intratabilidad. En 1886 la
familia regresó a Calw, donde Hesse se estuvo preparando para
el examen que le permitiría estudiar en las escuelas de la Iglesia
Protestante de Württemberg. Cuando lo aprobó, empezó a
estudiar en Maulbronn. Su estancia en dicha escuela fue corta:
una serie de problemas de insomnio y dolores de cabeza
hicieron que fuese trasladado a Bad Boll.
En Bad Boll sufrió una decepción amorosa que le llevó a
considerar la posibilidad del suicidio. La depresión de Herman
conllevó su ingreso en una institución mental en Stetten. Su buen
comportamiento le hizo regresar a Calw, pero al poco tiempo y
debido a su mal comportamiento en el hogar fue devuelto a
Stetten durante un tiempo.
Reanudó sus estudios secundarios en Cannstadt, cerca de
Stutgart, pero sus problemas comenzaron de nuevo: nuevos
dolores de cabeza y nuevos flirteos con el suicidio. Empezó a
frecuentar a gente indeseable y finalmente, en 1893, sus padres
le hicieron regresar a casa dando por finalizada la educación
formal de Herman.
Fue aprendiz en la Editorial de Calw (ayudando a su padre) y
empezó a leer libros con auténtica avidez. Más tarde trabajó en
una fábrica de relojes y finalmente en la librería Heckenhauer de
la Universidad de Tübingen (1895). Escribió su primera
colección de poemas Canciones románticas que se publicaron en
1898. Su primera colección de prosa fue Una hora después de
medianoche, publicada un año más tarde.
Se trasladó a Basilea donde trabajó en otras librerías. En 1901
se publicó su tercer libro: una colección de 200 poemas. Lo
dedicó a su madre que había muerto poco antes de su
publicación después de una larga y dolorosa enfermedad. Un
poco más tarde publicaría Peter Camenzind, libro con el que
alcanzaría la fama y marcó el inicio de su reputación de gran
escritor.
En 1904 se casó con Maria Bernoulli y con los royalties de
Peter Camenzind se instalaron en una granja de Gaienhofen, en
Untersee. Algunas vivencias de esa época se explican en Picture
Book. En 1905 nació su hijo Bruno. Durante esta época escribió
incansablemente y debido a su amistad con músicos y pinturas se
lanzó a escribir incluso el texto de un par de óperas. No sólo
publicó varios libros sino que contribuía en multitud de
periódicos y revistas con artículos de crítica literaria.
En 1909 nació su hijo Heiner y en 1911 Martin. Durante esta
época viajó incansablemente, sobretodo a la India en busca de
una experiencia espiritual. Pero se dio cuenta de que Oriente
sólo representaba lo que todos los individuos llevamos en
nuestro interior. Después de un viaje a la India, la familia se
instaló en Berna.
Durante la I Guerra Mundial colaboró con una organización de
ayuda a los prisioneros de guerra, pero sus llamamientos a la paz
fueron recompensados con críticas en los diarios alemanes, que
le acusaron de traidor. Fue una época muy dura para Hesse: el
arduo trabajo en la organización, la guerra, una grave
enfermedad de su hijo pequeño y la muerte de su padre (1916) le
provocaron una grave depresión. Empezó a acudir a sesiones de
psicoanálisis y escribió Demian.
Su matrimonio se desmoronó. Su mujer fue internada en una
institución mental y él se instaló en Montagnola, Suiza (1919),
lugar que ya no abandonaría. En 1922 se publicó Siddharta, y
dos años más tarde se casó con Ruth Wengen, después de
conseguir la anulación de su primer matrimonio. En este
matrimonio no fue tampoco dichoso y la unión duró sólo tres
años. Escribió grandes obras como El lobo estepario o Narciso
y Golmundo, pero sobretodo El juego de abalorios.
En 1931 se casó con Ninon Dolbin. Se mantuvo al margen de la
II Guerra Mundial excepto para expresar su horror por lo que
estaba pasando. En 1943, el Partido Nazi lo puso en su lista
negra de autores. En 1946 se le concedió el Premio Nobel de
Literatura. Murió el 9 de agosto de 1962 mientras dormía en su
casa de Montagnola.
Bibliografía seleccionada:
- Romantische Lieder, 1899 - Una hora después de medianoche,
1899 - Peter Camenzind, 1904 - Bajo las ruedas, 1906 - Gertrud,
1910 - Demian, 1919 - El último verano de Klingor, 1920 -
Siddharta, 1922 - El lobo estepario, 1927 - Narciso y
Goldmundo, 1930 - El juego de los abalorios,1943 - El viaje al
Este, 1956
En la red:
En inglés: * Herman Hesse Home Page En inglés y alemán *
Herman Hesse * Herman Hesse and Glass Bead Game
En alemán: * Hermann-Hesse.com * SiddhartaArtículo sobre
Siddharta
En español: * Herman Hesse
[Nota: fuente desconocida]
martes, 19 de agosto de 2008
Asaltar los cielos
Publicado el 24/08/2000
Marcelo Griess
España, 1996, 96'
Dirección José Luis López Linares y Javier Rioyo
Protagonistas: Laura Mercader, Elena Poniatowska
Relojería documental
Muestra documental sobre la muerte de uno de los líderes de la revolución rusa de 1917, León Trotsky, fundador del Ejército Rojo en su fortificada casa del hermoso barrio de Coayacán, en la capital mexicana, en 1940 y en misteriosas circunstancias.
Pero lo mas atrapante resulta el abordaje que proponen López Linares y Rioyo, que si bien se ocupan de retratar una época de fuertes luchas ideológicas, centran el trabajo en la vida del asesino Ramón Mercader (Agente de la KGB), que dedica su vida a conseguir el momento justo donde apretar el gatillo.
Narrado en off con brillantez por la actriz española Charo López, el documental posee imágenes y retrata personajes disímiles como Stalin (principal enemigo de Trotsky), el anarquista Buenaventura Durruti, el líder comunista español Carrillo, Sara Montiel, Diego Rivera, Frida Kahlo o Fidel Castro, con testimonios directos de personalidades como Teresa Palau, David Zlatoposky, Laura Mercader, la propia Sara Montiel, Elena Poniatowska, Manuel Vázquez Montalbán, Guillermo Cabrera Infante y Carlos Monsivais.
Pero su objetivo fundamental es ahondar en la vida de ese ser oscuro, envuelto en acontecimientos políticos e ideológicos históricos, hijo de una de las líderes comunistas en la Guerra Civil española y que creció como un inmigrante en la recién nacida URSS, se convirtió en soldado comunista y murió solitariamente en la isla de Cuba. La cámara lo sigue y muestra imágenes de España, Rusia, Francia, Estados Unidos, México y Cuca, intentando entender la vida de este singular hombre que asesinó a uno de los grandes líderes de este siglo. Sacrificó su vida entera por una medalla y una pobre pensión, e hizo el trabajo sucio (heroico para otros) que su causa necesitaba.
¿Mártir o víctima de la manipulación ideológica? Buena propuesta histórica en este documental innovador (Presentada en muchos festivales y ganador en Bogotá), que llega luego de varios años de su estreno.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Alan Turing, el genio perseguido
* Fuente:
http://www.libertaddigital.com/./opiniones/opi_desa_19140.html
Alan Turing, el genio perseguido
Daniel Rodríguez Herrera
Hace cincuenta años, el 8 de junio de 1954, se suicidaba Alan Turing, envenenado tras morder una manzana impregnada con cianuro. Algunos intentaron montar conspiraciones con esa muerte y su madre siempre aseguró que fue un accidente, pero la explicación oficial de suicidio parece la más plausible. Dos años antes, Turing había sido condenado por su condición homosexual y para evitar la cárcel aceptó ser sometido a una terapia con estrógenos para controlar su libido. Se cree que las consecuencias físicas y anímicas de ese terrible tratamiento fueron las que le llevaron a tomar la decisión última. Pero hasta el día de su muerte fue un científico notable, uno de los pioneros de la informática.
Su principal aportación a los fundamentos teóricos de la informática es la máquina de Turing, un artefacto que jamás fue construido porque no era más que un modelo matemático abstracto. Esta máquina es la más sencilla con la que se puede implementar cualquier algoritmo (la base de cualquier programa), aunque implementarlo con una máquina de Turing construida de verdad sería tremendamente ineficiente.
Otro hallazgo, quizá el más discutido, es el llamado test de Turing, que serviría para saber cuando una máquina es capaz de hablar, algo que consideraba más mensurable que el saber si el ordenador piensa. Consistiría en que un humano entablara conversación con otros dos entes: uno sería otro humano y el tercero una máquina. Ésta pasaría la prueba si el juez no es capaz de discernir cual es cual. Incluso el mismo año de su muerte diseñó un programa capaz de jugar al ajedrez pero, al no disponer de una máquina suficientemente potente como para ejecutarlo, decidió adoptar él mismo el papel de la computadora tardando media hora por cada movimiento. Eso sí, perdió en su única partida.
No obstante, su trabajo más conocido para el público general es el que desarrolló en Betchley Park decodificando los mensajes alemanes para el gobierno británico durante la segunda guerra mundial. El primero en lograr descifrar los envíos codificados con las máquinas Enigma, empleadas por los nazis, fue el polaco Marian Rejewski. No obstante, el método empleado era bastante ineficiente, aunque fue la base empleada por Turing para construir "Colossus", que descifraba los mensajes buscando palabras que los analistas suponían que estarían incluidas en el texto de los mismos. Este logro científico está considerado por muchos historiadores como una de las claves del triunfo aliado.
Aún así, tras la guerra el gobierno del país que él había ayudado a salvar decidió apartarle primero y vigilarle después por considerar su homosexualidad un riesgo para la seguridad de la nación. Qué mal se paga en ocasiones a los grandes.
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.
Abelardo y Eloisa
--------
* Fuente:
http://www.elsemanaldigital.com/pistas.asp?idarticulo=24338
José Antonio Ullate
Étienne Gilson. Eloísa y Abelardo. Traducción de Serafín González. Prólogo de Juan Cruz Cruz. Revisión y apéndice bibliográfico de María Idoia Zorroza. EUNSA. Pamplona, 2004. 183 pp. 11
18 de diciembre. Pocas personas -fuera de los que han tenido que estudiar historia medieval o de la filosofía- pensarían que en la primera mitad del siglo XII pudo vivirse una historia de pasión como la que protagonizaron el filósofo y teólogo escolástico Pedro Abelardo y su discípula Eloísa. Tan excesivos fueron estos amores que no han faltado eruditos que hayan negado la autenticidad del intercambio epistolar entre los amantes, en el que se expone este romance.
Para la Historia, Abelardo fue un gran filósofo, un maestro de gran ascendiente sobre sus alumnos y a la vez algo así como un "famoso", cuyas noticias alimentaban las conversaciones de sus contemporáneos y hombre cuyas teorías habían de abrir nuevos caminos a la especulación filosófica y teológica. Desde el punto de vista de la gran Historia, él es el protagonista de esta relación. Eloísa, sin embargo, puede aparecer como un contrapunto, como una réplica femenina sin aportaciones propias: joven alumna del gran maestro, inteligente discípula, apasionada amante, y religiosa conventual bajo instigación de Abelardo.
En realidad las cosas fueron más complicadas. Eloísa (como se ha demostrado después de que se escribiera este libro de Étienne Gilson, de 1948) era una mujer con un pensamiento vigoroso, sobre todo en materia espiritual (Constant Mews, The Lost Love Letters of Heloise and Abelard, 1999). Su intelecto despierto acuciado por su azarosa vida sentimental se vio abocado a una profunda reflexión filosófica sobre la naturaleza del amor humano.
El libro de Étienne Gilson está formado -muy al estilo gilsoniano- por una serie de conferencias que no pretenden seguir en orden cronológico la azarosa relación, sino que giran en torno a diferentes aspectos de la misma. Gilson se basa sobre todo en la confesión del propio Abelardo, su Historia calamitatum [Historia de mis calamidades], en la que con un enfoque directo relata su versión de los hechos que contribuyeron a crearle tantos problemas. El famosísimo Abelardo, siendo ya un maestro de gran prestigio y cuarentón, se hospeda en casa del canónigo Fulberto, quien vive junto con su joven sobrina Eloísa. El tío era consciente de las capacidades de la sobrina y ve con buenos ojos que su amigo Abelardo la instruya en clases particulares que, como es de esperar a estas alturas, encendieron la chispa de la pasión entre ellos, y aquello era cosa tal que en aquellas particulares clases los libros quedaban arrumbados y solitarios mientras docente y discente pasaban a otros terrenos menos especulativos y más experimentales. Experimentos que, como es lógico, no iban a traer nada bueno. De momento ella queda embarazada, hay boda secreta para aplacar al furibundo tío canónigo (Abelardo era clérigo pero no estaba ordenado in sacris). Pero el rencor del tío no se aplacó y le llevó a confabularse con una partida de malhechores, que castraron al maestro Abelardo.
Mutilado de tan brutal forma, el que fue discípulo de Roscelino inicia así un proceso de conversión. Acaba profesando como monje y recibiendo las órdenes mayores. Eloísa ingresa en el monasterio del Paráclito y es en este período en el que intercambian las interesantes cartas que analiza también Gilson. Obra muy interesante, pues aunque la investigación histórica ha hecho abundantes progresos con posterioridad, las sugerentes observaciones de Étienne Gilson (que simpatiza más con Abelardo que con Eloísa) no dejan de tener actualidad.
Abelardo Castillo. Entrevista
Date: Fri, 12 Nov 2004 06:23:19 -0500
* Fuente:
http://www.lavanguardia.es/web/20041112/51168747886.html
Abelardo habla sin interrupción. La gata lo mira, pero no traspasa la puerta de su cuarto de escritor. En la estantería algunos de sus títulos: Cuentos crueles, Crónica de un iniciado, El que tiene sed, Cuentos completos (Alfaguara)..., y algún ejemplar de El Ornitorrinco, la revista antigubernamental argentina durante la dictadura. Dice de sí mismo que es un intelectual comprometido y así se comporta: mente estructurada, diálogo fluido. "Me eduqué con el concepto de que la naturaleza no servía para nada. Thomas Mann la consideraba estúpida. Sartre habla de ella como lo viscoso, y Marx afirmaba que la naturaleza era lo que el hombre tenía que superar. Esos fueron los pensamientos básicos que formaron a los hombres del siglo XX". Llueve
---
ABELARDO CASTILLO, DRAMATURGO Y ESCRITOR
"Mi sueño era que mi madre fuera mi tía"
Nací en San Pedro (Argentina) en 1935 y vivo en Buenos Aires. Estoy casado y no tengo hijos. Mi egoísmo debe de ser tan grande que siempre preferí ser hijo que ser padre. Soy un intelectual de izquierdas y agnóstico. A los 70 años, no antes, porque esos son mis juegos con el azar, aparecerá El espejo que tiembla, una recopilación de cuentos
IMA SANCHÍS - 12/11/2004
-Mujeriego, bebedor, jugador... Es usted un hombre de pasiones.
-No concibo al hombre sin pasiones. Tal vez el hombre sea la síntesis de sus pasiones.
-¿Cuál fue su primera pasión?
-Cuando se separaron mis padres yo me quedé con mi padre y me envió a un colegio religioso. La influencia del cristianismo a mis 8 años aún perdura en mí. Aunque sea agnóstico esa ética no me ha abandonado.
-Un hombre de pasiones encontradas.
-Sí. Recuerdo que los curas nos mandaron a ver una película de pistoleros Dillinguer, el enemigo público número uno, y ahí me acometió una súbita pasión por la delincuencia que todavía perdura.
-¿Hasta dónde la llevó?
-Nunca a lo fáctico. Pero sí a vivir la vida como riesgo.
-¿Me contaría una de sus transgresiones?
-Aceptar que no quería a mi madre. Cuando se separaron no sentí dolor, tenía el reemplazo de su hermana a la que siempre quise más que a ella. De hecho, uno de mis sueños era que mi madre fuera mi tía.
-¿Cómo era su madre?
-Violenta e imprevisible, todavía vive. Cuando me expulsaron del colegio me fui a vivir con mi tía.
-Luego vino la pasión por el juego.
-Por el ajedrez. No me gustan las apuestas de dinero. El juego de ajedrez está despojado de pasiones, no intervienen ni el bien ni el mal, ni el dolor, ni la culpa, ni el pecado. Pero yo dejé de escribir durante tres años para participar en un torneo.
-También fue boxeador...
-Boxeador amateur. Mi padre boxeaba y entrenaba boxeadores.
-¿A eso se dedicaba?
-Conducía camiones y era un hombre absolutamente libre. De él heredé la idea de la libertad. Vivíamos juntos, pero yo pasaba mucho tiempo solo porque él tenía que viajar. Eso me encantaba, también tengo pasión por la soledad y por la noche.
-¿Y a qué idea ha dado más vueltas en sus noches de soledad?
-A una frase de Tolstoi: "Si no hicierais el mal, el mal no existiría". Es la verdad más grande que he oído a un escritor.
-El alcohol, ¿también fue una pasión?
-No. El alcohol fue una desdicha y lo es para los alcohólicos, que es lo que yo fui. Dejé de beber hace muchos años, detesto el alcohol y lo detestaba cuando bebía.
-¿Por qué bebía?
-Por el efecto, me introducía en una zona de extraña lucidez -aunque bastante mitigada por la estupidez que produce el alcohol, pero eso lo descubrí después-. Me permitía percibir cosas que en mi realidad normal me daba la impresión de que no percibía.
-¿Qué le llevó a él?
-Tenía predisposición. Yo ya había escrito Israfel, la biografía de Poe, el más alcohólico de los poetas clásicos. Yo creo que el alcohólico lo es antes de empezar a beber.
-¿Cómo pudo zafarse de él?
-Tuve de modelo a mi abuelo Castillo, que también era alcohólico. Prometió a mi abuela que cuando tuviera su primer hijo varón dejaría de beber, nadie le creyó.
-¿Llegó el varón?
-Después de una ristra de mujeres llegó el varón y mi abuelo desapareció. Tras una borrachera que duró una semana no bebió nunca más. Yo hice más o menos lo mismo porque sentí que me estaba matando, que era una forma de locura. Tuve un síndrome de abstinencia brutal, pero lo conseguí. Fue una lucha de liberación.
-Más pasiones...
-No hablaré de las mujeres. En mi obra abunda la relación de pareja, relaciones que siempre son violentas y agresivas en mis ficciones, las situaciones límite, los celos, el crimen, la locura... La muerte está permanentemente en mis cuentos.
-¿Qué ha entendido de la vida?
-Que esa cierta arrogancia y vanidad que tenemos en la juventud es totalmente falsa e inútil. Ser original o novedoso es un deseo ínfimo para un escritor.
-Estaría bien.
-Los grandes clásicos estaban muy poco preocupados por la originalidad, se copiaban unos a otros. Aquellos autores que nosotros seguimos leyendo no son aquellos que cambiaron de forma y estructura, sino los que cambiaron una forma de pensar. Lo que suele llamarse la vanguardia en términos literarios no es más que intentar llamar la atención por métodos inválidos. La literatura no es lo que haces, sino lo que eres.
-¿Qué le hace feliz?
-Nada me hace feliz, yo no creo en la felicidad. Escribir, pintar o componer música implica que hay una esencia de infelicidad, ¿para qué crear un mundo nuevo si el que hay ya te gusta? El arte es insatisfacción. Además, ¿puede un hombre ser feliz viviendo en el mundo en que vivimos sin ser un canalla?
-Sí.
-La felicidad es de un egoísmo impensable, el peor de los pecados mortales.
-¿Qué le falta por comprender?
-Como mero integrante de la especie moriré en la ignorancia absoluta. Somos seres problemáticos y morimos como tales, salvo que seas excepcionalmente imbécil, creas que has comprendido algo o que eres feliz.
-¿Está seguro?
-No conozco una persona seria que no muera con la horrenda sensación de haber fracasado en su vida. Nadie alcanza los límites que se ha puesto y, si los alcanza, es que los ha puesto muy cerca de él mismo. Vivimos en la intención y morimos incompletos.
jueves, 12 de junio de 2008
La antropóloga Margaret Mead
Una fuera de serie
Por: CARMEN FERNANDEZ
Nueva, 1998
A los veintitres años hizo su primer trabajo en la Polinesia y sus investigaciones sacudieron los conceptos de la sociedad occidental en los años 30. Ademas, logro popularizar una ciencia como la antropologia, y sus experiencias de vida la destacan como una de las pioneras del siglo.
A lo largo de su vida, Margaret Mead concedio tantas entrevistas como una actriz de Hollywood, enfrento los peligros de la selva y la violencia de los huracanes. En 1929, en Nueva Guinea, convivio con tribus que solo tres años antes reducian cabezas y practicaban el canibalismo. Su espiritu aventurero la llevo a explorar nuevos mundos, revelar nuevas culturas y -de paso- revitalizar la antropologia gracias al revuelo creado por sus investigaciones sobre el comportamiento sexual de niños, adolescentes y adultos (su libro Adolescencia y cultura en Samoa se convirtio en un clasico leido por los publicos mas dispares).
Margaret Mead era una jovencita cuando llego a Samoa, en la Polinesia, para hacer su primer trabajo de campo. Tenia veintitres años y era muy menuda. Habia cortado su pelo para estar a tono con su nuevo estilo de vida y con los aires de audacia que corrian en los años 20, cuando las mujeres comenzaron a acortar sus faldas, escuchar jazz en bares clandestinos y beber codo a codo con los hombres.
La antropologa prefirio otro tipo de transgresion. Recordando su primer viaje a Samoa, escribio: "Durante el verano de 1925, cuando me despedi de mi familia y de mi marido, Luther Cressman, contaba con el valor que da la total ignorancia. Habia leido todo lo que se habia escrito sobre los pueblos de las islas del Pacifico, conocidos en el mundo occidental a traves de los viajes del capitan Cook, y me interesaban profundamente los procesos de cambio cultural. Nunca habia viajado en barco, hablado un idioma extranjero o permanecido sola en un hotel. En realidad, no habia estado sola ni un solo dia de mi vida".
Su objetivo era investigar hasta que punto las emociones y tensiones de la adolescencia son biologicamente determinadas, y hasta que punto puede modificarlas la cultura en la que crecen los adolescentes. La joven compartio las viviendas de jefes de tribus y sus familias, durmio sobre esteras y supo adaptarse a cada desafio. "Por las noches bajaban un gran mosquitero sobre la ÔcamaÕ y aseguraban las esquinas con piedras. De este modo perros, gatos y pollos, que andaban por toda la casa durante el dia, se mantenian alejados", relato en Cartas de una antropologa.
Como parte de esa nueva vida tambien debio meterse dentro de un tanque de agua para recibir a un bebe que nacio en medio de un huracan e internarse en el mar con los nativos, soportando tanto el sol intenso como la lluvia. "Las muchachas se marearon muchisimo -conto despues-, pero yo apoye la cabeza en una bolsa llena de productos envasados y con la oreja contra una lata de salmon y la sien sobre otra de ciruelas secas, disfrute del trayecto de tres horas por mar abierto."
Discipula de Franz Boas -uno de los fundadores de la antropologia moderna-, no decepciono a quien fue su maestro en la Universidad de Columbia. Porque Margaret, entre anecdotas y aventuras, se dedico a desarrollar y perfeccionar los metodos de trabajo, usar tambien la fotografia y hacer preguntas que antes nadie hacia. Ademas, centro su interes en temas que se consideraban entonces totalmente secundarios: el papel de las mujeres, de los niños y las diferencias culturales entre los sexos.
El resultado no se hizo esperar. Cuando en los años 30 publico Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, origino una verdadera revolucion. El libro es un estudio de tres tribus de Nueva Guinea que muestra como los roles sexuales pueden ser completamente diferentes. En la primera tribu, hombres y mujeres se comportaban de una manera afectuosa y maternal. En la segunda, ambos sexos se mostraban violentos y agresivos. En la tercera, los varones actuaban segun el estereotipo femenino occidental: iban de compras, se ondulaban el pelo y tenian debilidad por los chismes, mientras las mujeres no usaban ningun tipo de adorno y eran de personalidad energica y dominante.
Margaret Mead dedujo que las diferencias de comportamiento basadas en el genero (femenino y masculino) no eran naturales ni geneticas, sino ante todo culturales: con su trabajo contribuyo enormemente a liberar a la mujer, y tambien al hombre, de los estereotipos sexuales, y fue pionera de uno de los conceptos mas valiosos del pensamiento moderno: la valoracion de lo distinto. "Cada diferencia es de gran valor y digna de aprecio", escribio decadas antes de que comenzaran los movimientos en favor de las minorias.
A maxima velocidad
Margaret Mead nacio en Filadelfia -Estados Unidos- en 1901. Su padre era un economista que publico cinco libros y su madre, una sociologa que lleno trece cuadernos con analisis y comentarios sobre el comportamiento de su hija, ademas de dedicarse al estudio de las familias de inmigrantes italianos. Cuando cumplio dieciseis años, Margaret habia vivido en sesenta casas diferentes y comido almuerzos preparados por ciento siete cocineras distintas. Sus padres tenian que mudarse a menudo por razones laborales y la falta de estabilidad tuvo sus consecuencias: era una chica rebelde, apasionada y violenta que solia pegar patadas a las puertas.
Solo la figura de su abuela, segun reconocio cuando ya se habia convertido en una celebridad, ejercio en ella una influencia positiva en esos años tormentosos: "Ella me dio el sentido de las ciencias naturales y me enseño Botanica, pero no tenia inclinacion alguna hacia el estudio de pueblos exoticos. Creo que al principio visualice a mi abuela como el centro de mi auditorio, la persona que yo queria que comprendiese mejor mi trabajo y a quien mas costaria convencer de que mi eleccion de ser antropologa era excelente".
La rebeldia la llevo a otros desafios mas importantes. A los once años se empecino en bautizarse contra la voluntad de sus padres -que no eran creyentes- y a los veintidos se caso, tambien contra la opinion familiar, con un joven sacerdote protestante, Luther Cressman. Ademas insistio en mantener su nombre de soltera, lo que era un verdadero escandalo para la epoca, y siguio desafiando las reglas al casarse y divorciarse tres veces.
Gregory Bateson -su ultimo marido, tambien antropologo- fue a quien mas amo. Era alto, elegante, atractivo y con el tuvo, a los treinta y ocho años, a su unica hija, Catherine. Cuando se separaron, por decision de el, Bateson confeso: "Yo no pude seguirla y ella no pudo parar". Sin duda fue muy diplomatico al hacer esa declaracion a la prensa, pues era de conocimiento publico que Margaret habia interrumpido en muchas oportunidades las clases de antropologia que el daba en la universidad para corregirlo y contradecirlo ante sus alumnos. En una ocasion, el llego a abandonar una clase para dejarla en manos de ella.
Mandona, invasora, obsesiva, tambien supo ser "una chica dura" que jamas se quejo de las tremendas condiciones de vida que enfrento, durante largas temporadas, en lugares remotos y primitivos, comiendo lo que podia estar disponible y recibiendo noticias de la civilizacion cada seis semanas. "Cuando llegaba el barco con el correo -escribio-, un enorme paquete de setenta u ochenta cartas, yo, muda de asombro, las miraba dispersas sobre mi cama, tratando de cobrar valor para recibir las noticias y las preguntas que contenian, cualquiera fuera su naturaleza."
Tampoco se quejo en sus libros del delirio intermitente de la malaria. Margaret Mead sufrio toda su vida paludismo, una enfermedad adquirida durante sus nueve primeros meses en Samoa. Y tal vez no lo hizo porque la consideraba parte de los riesgos de la vida que habia elegido, como caminar una noche detras de dos hechiceros cargando una linterna y un cuaderno de apuntes "mientras el humo nos hacia arder los ojos, los mosquitos nos picaban sin cesar y tropezabamos con las colas de los cocodrilos".
En todo caso, vivia intensamente, como siempre se lo habia propuesto. Cuando era estudiante en la Universidad de Columbia, mientras sus compañeras de cuarto se quedaban charlando hasta la madrugada, Margaret se dormia a las diez de la noche "para poder llegar pronto al dia siguiente" y hacer productivo cada minuto. Ya famosa, esta mujer que popularizo la antropologia contando anecdotas sabrosas de su experiencia a diarios y revistas, se levantaba todos los dias a las cinco de la mañana y antes de llegar a su oficina del Museo Americano de Historia Natural, ya habia escrito tres mil palabras.
Su extraordinaria vitalidad -que puede explicar muy bien la frase de Bateson- la llevo a publicar 39 libros, 1.397 articulos y realizar 43 obras filmadas o grabadas. Ademas de sus investigaciones de campo en quince lugares remotos, encontro tiempo para dar clases en distintas universidades, participar en todo tipo de conferencias y dirigir el Comite de Habitos Alimentarios, organismo oficial que luego se convirtio en la UNESCO.
En 1977, cuando ya habia cumplido setenta y seis años, viajo a Bali, a Vancouver y a Brasil. Aunque mantenia intactas su curiosidad y su energia, su imagen fisica habia cambiado totalmente. Desde que en 1960 se quebro una pierna debio usar baston -una larga horquilla de castaño hecha para ella en una aldea-, y con los años engordo mucho.
A principios de 1978 le descubrieron un cancer de pancreas, pero siguio trabajando desde la madrugada, como era su costumbre, llenando su agenda de compromisos, entrevistas y conferencias. Murio seis meses despues.
La energia de Margaret Mead, sin embargo, sigue intacta en su obra y en esta definicion: "Para el antropologo que vive en el interior de una aldea y despierta con el cantar del gallo o el ritmo de los tambores, que permanece despierto toda la noche cuando el pueblo se divierte "todo lo que ocurre" se transforma en datos, una vez registrados los hechos por medio de la escritura, la fotografia o la cinta magnetofonica".
Sus investigaciones trascendieron los datos de un frio estudio cientifico. Ella aporto el valor de las personas, sus creencias y sus problemas, el peso de los elementos cotidianos, y posibilito el encuentro entre distintas culturas.
martes, 3 de junio de 2008
Aurora Rodríguez Sada (Hildegart)
Madre e hija entre locura y genialidad
(comentarios sobre un libro de Rosa Cal)
Rosa Cal A mí no me doblega nadie. Vida y obra de Aurora Rodríguez (Hildegart) Sada-A Coruña, Ediciós do Castro, 1991, (Serie Documentos Para a Historia Contemporánea de Galicia; 85), 214 páginas, ilustrado.
Rosa Cal se adentra en una historia que en su momento centró la atención de buena parte de la opinión española de tiempos de la Segunda República. La niña prodigio Hildegart, auténtica obra y plan de su madre Aurora Rodríguez. Ambas acabaron trágicamente: Hildegart asesinada por su madre mientras dormía; Aurora en la cárcel primero y finalmente en un sanatorio psiquiátrico cerca de Madrid en los años 50. No es el único libro que se escribe sobre ello (incluso poco después de los sucesos aparecieron varios) y hasta se trata de una historia llevada al cine, pero el libro de Rosa Cal une el rigor, la profusión de información y la amenidad.
La autora recorre toda la génesis del caso Hildegart, y hasta se remonta a los antecedentes familiares en Galicia (entre los que, por cierto, ya se encuentran perturbados mentales y algún personaje famoso, como el primo de Hildegart, Pedrito Arriola, otro niño prodigio, gran concertista); el nacimiento de Hildegart su educación como un plan diseñado por Aurora; el padre de Hildegart, personaje rodeado de sombras pero del que tenemos bastantes indicios.
Aurora, de situación económica acomodada, se establece en Madrid, donde nace Hildegart. Este libro nos permite hacer un seguimiento de los lugares que frecuentaron y en los que vivieron, especialmente en el barrio de Chamberí, sitios que en muchos casos conservan su apariencia.
Hildegart, educada por su madre, llegó a ser un caso extremo de precocidad que sin salir de la adolescencia había publicado varios libros e iniciado una carrera política en el seno de las Juventudes Socialistas en los tiempos finales de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y de la II República Española (a partir de abril de 1931). La relación entre madre e hija comenzó a enturbiarse justamente con esta vida social de la hija, siempre acompañada por Aurora. Hildegart realiza varias carreras (no puede ejercer la abogacía por no haber alcanzado la mayoría de edad), publica folletos, libros. En sus trabajos predominan los temas políticos y, sobre todo, lo relacionado con sexualidad y limitación de los embarazos. Planea siempre la duda de qué es debido a la madre y qué a la hija. Resulta llamativa la atención a la sexualidad y las intenciones pedagógicas y reformadoras en ese campo por parte de una mujer madura que manifestaba su repugnancia hacia la intimidad física con los varones y una joven apenas salida de la adolescencia y a la que su madre impedía cualquier proximidad fuera de su vigilancia con personas del sexo opuesto. Un autor inglés escribió sobre aquella "Virgen Roja" que pretendía la revolución total en las costumbres sexuales y que sin embargo se comportaba como una señorita decimonónica, yendo madre e hija juntas a todas partes, vestidas frecuentemente de negro.
Es este un libro de historia que se puede leer como una auténtica novela detectivesca, con la peculiaridad que da el saber que lo detallado en el relato tuvo realmente lugar, que toda la prensa de la época sigue en las hemerotecas hablando de ello. Los detalles que se nos ofrecen nos muestran incluso la disposición de los objetos en casa de la singular familia, los hábitos de trabajo de Hildegart, las amistades... Desfila ante nuestros ojos lo doméstico y también diversos personajes públicos de la II República Española: Marañón, Besteiro y otros muchos líderes socialistas y finalmente, tras la ruptura de Hildegart con el PSOE, del republicanismo federal, una familia ideológica a caballo entre el republicanismo burgués y el movimiento libertario. En definitiva, a la par que del destino de estas dos mujeres, nos enteramos de multitud de aspectos de la vida social, cultural y científica de la España del primer tercio del siglo que ahora acabamos.
Muy en relación con la actividad política de Hildegart, la relación entre madre e hija va haciéndose tormentosa. Aurora va desarrollando pensamientos y comportamientos obsesivos; cree en una conspiración internacional que busca arrebatarle la obra de su vida: su hija. Todo esto la lleva, en 1933, a decidir fríamente el "destruir su obra" antes de perderla o que ésta se aparte de su creadora. Una noche, Aurora descarga varios tiros sobre el cuerpo de una Hildegart en pleno sueño. Dispara sin perder la serenidad en los puntos que había previsto, de acuerdo con un plan preconcebido, buscando la eficacia, evitar el dolor y hasta el producir el menor daño estético posible.
Aurora nos deja con impresiones divididas (como dividió a la opinión de los años 30 y a los propios psiquiatras que tuvieron que hacer sus informes periciales para el proceso que siguió al crimen). No sabemos de qué lado de la frontera de la demencia estaba aquella mujer que mostraba una gran frialdad en lo concerniente a su hija, de cuyo asesinato siempre se mostró orgullosa... y dispuesta a repetirlo si la ocasión le hubiera sido dada. Una mujer capaz de ser violenta durante el proceso, en la cárcel y en el sanatorio psiquiátrico con el personal y con las compañeras, pero que del mismo modo proponía constantemente reformas de todo tipo, a la vez que tenía atenciones hacia las personas que la rodeaban (cosa que su situación económica holgada le permitía).
El juicio que siguió al asesinato nos ha dejado multitud de detalles sobre la sucesión de los hechos. Estos documentos los ha complementado Rosa Cal con muchos otros, incluyendo los testimonios de algunas personas que en los años 80 tenían vivos recuerdos de aquellas dos mujeres. Desde el periodista De Guzmán (conocedor personalmente de Hildegart), hasta algunos vecinos que seguían casi 60 años después viviendo en el mismo portal de la casa de la calle Galileo en que tuvo lugar el crimen; incluso ha entrevistado la autora a uno de los psiquiatras que atendieron a Aurora en el sanatorio de Ciempozuelos.
Nos quedamos con una impresión de cercanía, física y temporal, ante unos hechos que distan sin embargo 65 años de nosotros. Este libro es una lectura fascinante, que arrastra. No es de extrañar que por esa sensación de cercanía física, quien viva en Madrid se vea tentado de acercarse a esa esquina de la calle Galileo y mirar hacia esa terraza del último piso, donde durante las horas tempranas de las mañanas del verano se oía el ruido de la máquina portátil de escribir (marca Corona, dice el Acta judicial) de Hildegart.[Image]
Jesús Bermejo
Localización original de este documento: http://www.iponet.es/casinada/23witt.htm Casi Nada -