En estas páginas escaneadas, Juan Aranzadi, en la revista Claves de Razón Práctica (nº 31, abril del 1993): "Demasiado cerca, demasiado lejos. Lévi-Strauss ante el Islam" comenta lo escrito por el famoso antropólogo, en Tristes Trópicos, sobre la perspectiva musulmana del arte y de la existencia.
El Islam se interpone entre el Cristianismo y el Budismo impidiendo la interpenetración de dos culturas, la India y la Occidental, que se habían aproximado en la época de Alejandro Magno. Lévi Strauss analiza el arte islámico y su rechazo de la representación humana. El extremo se llega en el Pakistán donde se prohíbe, en la universidad, la escultura, la música se relega a la clandestinidad, y la pintura es sólo una forma de entretenimiento.
En los mausoleos mongoles, Lévi-Strauss advierte la incapacidad del Islam para pensar la intimidad junto al exhibicionismo y el refinamiento exterior que recubre un interior primitivo. El intento de eliminación o de su absoluta purificación, en el puritanismo musulmán, de los sentidos visuales y auditivos, lleva a la magnificación de los otros sentidos: el olfato, el tacto y el gusto. Su música, cromática, es la respuesta a este complejo valorativo tan alejado del occidental.
De la misma forma su arquitectura religiosa está ligada a los mismos valores, que por sobre todo, tratan de mantener la total alteridad de la divinidad, haciendo que las mezquitas sean un lugar donde el fiel se postra, pero donde no existe un espacio sagrado, similar al cristiano. La sumisión a Alá es el único vínculo que liga a los musulmanes, es una comunidad de tipo vertical, no horizontal y la mezquita es el lugar donde está relación se expresa con más claridad.
Lévi-Strauss explica porque el Estado musulmán es simultáneamente un estado religioso, y como la misma concepción islámica hace imposible una separación entre ambas actividades con sus valores independientes, aunque participes de una misma cultura.
La crítica desde una perspectiva antropológica y personal, es un punto de vista que obviamente resultará polémico, pero también es fascinante el intento de captar las diferencias entre culturas sin caer en la demonización ni en falsas concordancias que dan la falsa impresión que “al fin de cuentas” no existen, entre las religiones, antagonismos de fondo.