En esta parte se describe la pasión de Bakunin por las sociedades secretas, residuos de su lejana pertenencia a los masones, y cómo después de su muerte, se mantuvo el círculo de sus más cercanos allegados. Errico Malatesta fue uno de ellos, aunque Piotr Kropotkin constituía el corazón de este grupo. En todo caso la misma existencia de este grupo muestra el "estilo" anarquista, en el cual cada uno sigue su propio camino y no hay sanciones (expulsiones al estilo bolchevique o socialista) cuando se diverge en opiniones importantes. También se analiza el "ingrediente revolucionario violento" con el que coqueteó Bakunin en diversos momentos, aunque nunca alcanzó el estado de una política habitual y persistente. Una aclaración importante es la actitud de Bakunin y los anarquistas en su relación con las instituciones agrarias precapitalistas, y su diferencia con los marxistas. La alusión a los escritores españoles que poco han investigado en el anarquismo autóctono ha perdido vigencia; téngase en cuenta que este artículo fue publicado a principios de los 60.
Brigantinus-Quora
Hace 7 años
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