sábado, 31 de enero de 2009

Miquel Mir. Diario de un pistolero anarquista


















El Libro de Miquel Mir, Diario de un Pistolero Anarquista, editorial Destino muestra el diario de un pistolero anarquista durante la Guerra Civil española 1936-39. El diario es real, no ficción, y fue descubierto por casualidad, ya que éste anarquista lo guardaba en su exilio londinense. En estas páginas de arriba se muestra la violencia que había en Barcelona, entre los años 1918 y 1923, cuando las bandas de pistoleros de la patronal y los anarquistas partidarios de la lucha armada se aniquilaban mutuamente.
El libro reconstruye una trayectoria personal, pero también refleja la violencia cotidiana y los hechos posteriores, en la ciudad Condal, al Alzamiento en 1936.

2 comentarios:

Natho47 dijo...

La realidad de la violencia,adquiere otras formas en la actualidad

Unknown dijo...

La mala utilización historiográfica del anarquismo

Con este artículo, el autor Mauricio Basterra, sale al paso de los últimos escritos y obras que hacen referencia al anarquismo desde una perspectiva distorsionada.

Qué duda cabe la temática de la Guerra Civil Española y de los movimientos obreros, así como sus protagonistas, es objeto de trabajos de investigación constantes que nos hacen acercarnos cada día más a una realidad apasionante.

Si bien existen muchos trabajos que tratan esta temática de forma seria y documentada, así como se rescatan memorias y testimonios del momento de gran valor, otros trabajos no sirven sino para encender pasiones o justificar ideas actuales poniendo a la historia como testigo. Y esto último no es solo exclusivo de la derecha política, que tiene personajes del inframundo pseudohistórico que rescatan todas las obras franquistas del periodo dictatorial, sino de izquierda que quiere justificar sus posiciones culpabilizando a los demás. Y, curiosamente, quieren culpabilizar a aquellos que hoy, por diversas circunstancias, tienen más difícil su defensa o directamente imposible.

Toda una serie de obras, tanto literarias como cinematográficas, se ha sucedido en los últimos tiempos y ha puesto en el punto de mira a los anarquistas. Algunas con una abierta mala fe, otras por un completo desconocimiento de todo lo que son las ideas anarquistas.

Hemos vuelto a ver una amplia gama de estereotipos alrededor del anarquismo. Desde documentales como El honor de las injurias hasta novelas como Pólvora negra, pasando por supuestas memorias como Diario de un pistolero anarquista hasta obras de investigación histórica como El escudo de la República o La Batalla de Madrid. En todas ellas se ofrece una visión distorsionada del anarquismo, una no profundización en las figuras que lo componen o el convertir la anécdota en una generalidad. En esta última línea también podría encajar la obra La revolución traicionada. A cada uno de estos ejemplos (existen muchos más) se le puede argumentar su desconocimiento, parcial o completo, de la historia del anarquismo.

El caso del documental El honor de las injurias, realizado por Carlos García-Alix, rescata la figura de Felipe Emilio Sandoval Cabrerizo. Nacido en el barrio madrileño de Las Injurias a finales del siglo XIX, recorre la vida de este personaje desde su niñez hasta su muerte (suicidio) en el Madrid de la inmediata posguerra. Si bien a Sandoval no se le puede negar ni la militancia ni la ideología anarquista (no vamos a caer aquí en falsos testimonios) lo cierto es que sus acciones y su modo de comportamiento son minoritarios en el anarquismo en general y en el madrileño en particular. Y aquí es donde valoramos que García-Alix ha errado. Porque ha confundido, dentro de las estructuras anarquistas, "grupo de defensa confederal", "grupo específico anarquista" y "grupo de acción". Los primeros eran creados por la CNT para llevar a cabo acciones concretas contra los intereses patronales cuando la situación de clase obrera corría algún tipo de peligro. Los formaba en su amplia mayoría trabajadores. Como miembros de estos grupos habría que destacar a Cipriano Mera o Eduardo Val. El grupo específico eran los grupos anarquistas de afinidad,la mayoría en Madrid dentro de la FAI. Su misión era más política y social, de concienciación entre los ciudadanos pra extender el anarquismo. Personajes como Melchor Rodríguez o Lorenzo Iñigo pertenecían a este grupo de militantes. Por lo que respecta a los grupos de acción, eran completamente aislados, no tenían vinculación con la CNT o con la FAI, a pesar de que sus miembros pudieran estar afiliados a cualquiera de las dos organizaciones. Sus acciones eran más expeditas. Sandoval pertenecía a esos grupos, que fueron minoritarios entre el movimiento. Incluso se llega a la condena de tales acciones por considerarlas contraproducentes para el avance social del anarquismo. El pleno de la FAI de enero de 1936 condena los atracos como medio de acción revolucionaria.

La presentación de Sandoval durante la Guerra Civil como un dirigente de la "policía de la revolución" con una saña sin cuartel deja muy mal gusto. Se habla de "checas" anarquistas, cuando los anarquistas nunca tuvieron checas. Las checas fueron las prisiones secretas del Partido Comunista. Los anarquistas participaron de las prisiones del Frente Popular, junto a todas las organizaciones del mismo. Prisiones que con Juan García Oliver al frente del Ministerio de Justicia quedan clausuradas, lo mismo que las sacas de presos con Melchor Rodríguez al frente.

Haciendo una valoración general de este documental esta claro que la imagen del anarquismo queda distorsionada por la figura de Sandoval, cuyas acciones y procedimientos fueron minoritarios (mas teniendo en cuenta que las fuentes que utiliza de la Causa General parece en muchas ocasiones que no son cuestionadas). Da la sensación que el anarquismo estaba compuesto por una legión de pistoleros, matones y hampones. Lo que alguna seudohistoriografía de derechas ha denominado "los gánsters de la República". Que alejado de la realidad del momento. No se hace referencia a los ricos debates del movimiento libertario madrileño, donde Sandoval nunca entró, al desarrollo social y cultural del mismo que es lo único que explica la creciente influencia que la CNT estaba adquiriendo en el campo sindical madrileño a despecho de la UGT. Por no hablar de los límites bastante difusos de las sociedades obreras y sindicatos de una y otra organización.

Este tipo de visiones sirve para que historiadores como Ángel Viñas o periodistas como Jorge Martínez Reverte, lleguen a conclusiones completamente aberrantes de casos de la represión en la retaguardia republicana. Para Viñas y Reverte la implicación de la CNT en la matanza de Paracuellos es obvia. En el caso de Viñas leer sus páginas es casi una apología de inquina contra el anarquismo. A pesar de la existencia del acta que Reverte reproduce, pero que no da ningún dato arhivístico de la misma, los datos objetivos del momento histórico nos hacen ver que la CNT no tuvo nada que ver en Paracuellos. Habría que preguntar a Reverte de donde se saca el nombre de Amor Nuño, que fue elegido Consejero de Industria en la Junta de Defensa de Madrid (JDM), para implicarlo en esta masacre. Porque no se tiene en cuenta que los controles de la salida de Madrid, en la madrugada que comienza las ejecuciones en Paracuellos, están en manos de la Junta de Defensa de Madrid y no de la CNT (repasen las actas de la Junta de Defensa de Madrid). Porque tampoco se tiene en cuenta que los batallones de etapas de las sacas de presos los controlan los comunistas y no los anarquistas. Porque si el acta de responsables que se cita habla de ejecutar presos también hace referencia a que se ha evitado el asalto a la embajada chilena donde había fascistas emboscados. ¿Por qué tanto empeño en culpabilizar a los anarquistas, cuando las acciones de freno a estas cuestiones parten precisamente de los anarquistas? Porque son García Oliver y Melchor Rodríguez quienes frenan todo esto. Sin embargo, para Viñas, García Oliver solo es un hipócrita. Da validez a toda la versión con tal de encausar a los anarquistas en este asunto. Y sobre todo lo han hecho sin ningún tipo de criterio documental. Es seguro que todas las organizaciones integrantes del Frente Popular que formaban la JDM supieran de la saca de presos y de la ejecución en Paracuellos. Saberlo no es ejecutarlo y mucho más cuando se está afirmando la ejecución de más de 2.000 personas y apuntando nombres como los de Amor Nuño.

Otra dimensión es el libro de Miquel Mir, Diario de un pistolero anarquista. En este caso baila hasta la propia fuente. Según el autor dicho diario lo recogió del archivo de la FAI en Londres. ¿Qué archivo de la FAI en Londres? En Londres no hay ningún archivo de la FAI. Los archivos de la FAI se encuentran en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam y hay copia microfilmada de los mismos en España. Hay otra parte de archivos de la FAI, generados en el exilio, en Francia. Pero en Londres no hay nada. ¿Cómo que obra pues en poder de Miquel Mir el 80% del archivo de la FAI? ¿No sabe que los documentos de la FAI tienen la tituralidad de éste reconocido por acuerdo con Ámsterdam? ¿Cómo es posible que si tiene dicha documentación vaya a entregársela a la Generalitat de Cataluña cuando tiene legítimos dueños? Yo conozco el archivo de la FAI y no contiene ni ningún diario ni ninguna lista de ejecuciones. Lo que es curioso, lo mismo que ocurre con Viñas y Reverte que tienen una pertenencia ideológica muy definida, en el caso de Mir es miembro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Y es curioso que para contrarrestar responsabilidades de otros grupos se tenga que acusar siempre a los mismos.

En distinta medida, al ser una novela, nos podemos referir a la obra de Montero Glez; Pólvora Negra. El autor recrea los preparativos y vicisitudes del atentado que Mateo Morral comete el 31 de mayo de 1906 contra el rey Alfonso XIII el día de su boda. Si bien la obra comienza con una fuerte crítica a las actitudes policiales del momento, después se pasa con armas y bagajes a toda una teoría de la conspiración sobre los orígenes de dicho atentado. Y tal como se dijo en la época, y después algunos autores han seguido manteniendo, a pesar de que esta más que demostrado que no fue así, se apunta a Francisco Ferrer Guardia como instigador de ese atentado. El autor se basa en una obra como la de José Esteban, Mateo Morral. El anarquista, donde también apunta a la implicación del pedagogo libertario. Esta más que demostrado que Morral no actúa inducido por nada y por nadie. Tal como Angiolillo había hecho en 1897 o Artal contra Maura, eran acciones individuales, pues para ellos atentar contra la vida de los promotores de la represión contra el movimiento obrero podía ser la chispa que activase el estallido de una revolución. Visión que para nada se cumplió y que fue constantemente criticada por el anarquismo organizado. En la novela de Montero Glez se confunde toda una suerte de personajes de los bajos fondos de Madrid (nuevamente, como en el caso de la obra sobre Sandoval, el intentar vincular el anarquismo con el mundo del hampa) que dejan todo el esquematismo que conviene. Un Mateo Morral enfermo y esquematizado en todos los aspectos, un Ferrer obsesionado o frases completamente inverosímiles como la que pone en boca de Carlos Malato (al que presenta como un vulgar dinamitero) de que es mejor que siguieran deteniendo a Ferrer para poder seguir haciendo propaganda del anarquismo. Esto es lo que Montero Glez afirma en la novela que le dijo Malato a Fernando Tarrida del Mármol. Con ello completa toda la visión derechista y franquista de la historia, donde todo fue fruto de conspiraciones masónicas, de contactos anarquistas-republicanos (por las páginas de la novela también aparece el director de El Motín, José Nakens) y utilizaron el chivo expiatorio de Morral, con todo un andamiaje tan bien hecho, que ni los propios jueces se dieron cuenta y liberaron a todos los culpables de la trama. Nada que envidiar, en la actualidad, a la campaña de determinado periódico sobre los atentados del 11-M.

Pero si bien existe toda esa bibliografía y obras que tratan el anarquismo desde una perspectiva completamente inaudita, hay otra que surge, que al amparo de un paraguas libertario llega a conclusiones similares. Quizá, y por citar solo uno, la obra "La revolución traicionada. La verdadera historia de Balius y los amigos de Durruti" vendría a redundar en toda una historia sorprendente de anarquistas traicionados por sus propios compañeros, de militantes libertarios guiados por intereses espúreos para sus propios beneficios (como los ministros anarquistas) y haciendo de la CNT y la FAI organizaciones completamente infantiles, donde tan solo una minoría como Los amigos de Durruti sabían de la realidad de la situación. Poco se ha documentado el autor al respecto. Si algo distinguió a la CNT a lo largo de toda su existencia fueron sus análisis pragmáticos y al mismo tiempo revolucionarios. La colaboración con la República durante la Guerra Civil no se ciñe solo a cuatro ministros (del quinto, Segundo Blanco, nadie se acuerda de él). El que no fue ministro fue alcalde o concejal, el que no estuvo en carabineros tuvo mando en el ejército, etc. Si por algo se tiene que distinguir la posicion de la CNT y la FAI durante la guerra fue precisamente por la generosidad en ceder en sus postulados en vista de la victoria sobre los militares sublevados. Cosa que ningún otro grupo político del campo leal realizó. Pero parece que hay una tendencia a hacer generalidad de la anécdota. Los Amigos de Durruti fueron un pequeño grupo dentro de la CNT catalana, no la CNT en sí. Estas defensas tan enconadas a estos grupos me recuerdan a la obra del marxista Grandizo Munis; "Jalones de derrota, promesas de victoria", donde todo el mundo estaba equivocado menos el pequeño grupo que él encabezaba. Con este modo de entender la Revolución Española se da a ver una serie de militantes de la CNT, no olvidemos que la organización obrera más grande de todo el campo antifascista, fuera de lugar y manipulados por una minoría perversa que buscaba el poder. Nada estuvo más lejos de la realidad.

Podríamos poner muchos casos más (por ejemplo, la amplia bibliografía que surgió alrededor de Mayo de 1937, con obras como las de Ferrán Gallego), pero sería alargar algo, redundando en lo mismo. El trabajo de la historiografía anarquista o que trate el anarquismo se tiene que hacer de forma seria, trabajada y sosegada. Material hay. Hay archivos, como los de la CNT o la FAI, completamente inexplorados para muchas investigaciones. Lo mismo que la búsqueda de documentación en archivos generales con legajos aún por explorar. Igualmente, para estos estudios siempre habrá plataformas que posibiliten su divulgación y conocimiento; Germinal. Revista de estudios libertarios o la Fundación Anselmo Lorenzo (FAL) son las dos mejores muestras de ello. Y esto sin desdeñar el trabajo que en muchos otros ámbitos se está haciendo en esta misma línea, cuya única misión es recuperar la historia del movimiento libertario español.

Artículo publicado en el Bicel (Boletín Interno de la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo), diciembre de 2008.