VLADÍMIR YÁKOVLEV . GOBERNADOR DE SAN PETERSBURGO
"Queremos ser la capital cultural del mundo" L. M. L, San Petersburgo.
Vladímir Yákovlev, de 55 años, gobernador de San Petersburgo desde 1996, ve en Barcelona un modelo de desarrollo a seguir para rehabilitar la segunda ciudad de Rusia, y aspira a que ésta sea la sede del Parlamento federal. Yákovlev, que trabajó con Vladímir Putin durante años (ambos como vicealcaldes de Anatoli Sobchak), conversa con el corresponsal de EL PAÍS, con el fondo de un retrato de Pedro el Grande, en su despacho del palacio de Smolni, desde el que Lenin llamó al asalto del Palacio de Invierno en el octubre rojo de 1917.
Pregunta ¿Cómo se prepara el tricentenario de la ciudad?
Respuesta. Se ha creado una comisión especial que encabeza Putin y de la que yo soy vicepresidente. Pretendemos restaurar centenares de palacios, museos, calles, puentes y malecones, así como construir hoteles y hospitales. Queremos que, en el 2003, San Petersburgo sea la capital cultural no sólo de Rusia, sino de todo el mundo.
¿Qué cabe esperar si usted es reelegido gobernador?
No vamos a cambiar de rumbo. Estamos cumpliendo los objetivos sociales. Pagamos y aumentamos salarios y pensiones, reducimos el desempleo y sube por tercer año la producción industrial.
Los liberales de Yábloko dicen que usted ha cambiado el liberalismo por el proteccionismo.
Simplemente, hemos elaborado un plan estratégico de desarrollo, y lo estamos cumpliendo. Queremos mejorar las condiciones de vida de todas las capas sociales. ¿Cómo? Con la potenciación de los astilleros, de las vías de comunicación, de la educación y la cultura, de la ciencia y la investigación, de las oportunidades de negocios y de la resurrección del centro histórico. Queremos que San Petersburgo sea una ciudad segura y de economía abierta que satisfaga su vocación de puerta europea de Rusia. Nuestro modelo es el plan de desarrollo de Barcelona.
Desde que Putin, un peterburgués, ha llegado al Kremlin, ha empezado a insinuarse que la ciudad podría incluso recobrar la capitalidad política que tuvo antes de la revolución.
No tenemos ese objetivo, pero San Petersburgo podría ser la capital parlamentaria, sede de la Duma y el Consejo de la Federación e incluso del Parlamento de la unión entre Rusia y Bielorrusia.
Su ciudad está considerada la capital criminal de Rusia.
Mire las estadísticas. San Petersburgo está en el puesto 39 en cuanto a índice de criminalidad. Los miles de empresarios y los millones de turistas que vienen cada año se dan cuenta de que esa fama no responde a la realidad.
¿Por qué apoya a Putin para la presidencia?
Le conozco bien y sé que es un pragmático, cumple lo que promete y es capaz de asumir responsabilidades y resolver problemas heredados, como el de Chechenia.
¿Puede ser Putin la persona que salve a Rusia?
Dependerá del equipo del que se rodee.
Cuando trabajó con él, ¿pensó alguna vez que tenía ante usted a un futuro presidente?
No se nace presidente. Ni yo pensé entonces que él sería presidente ni él que yo me convertiría en gobernador.
Al ser elegido usted gobernador, él se negó a entrar en su equipo. ¿Por qué?
En una reciente visita a San Petersburgo, hablamos de eso y él aseguró: "Digamos la verdad". Y la verdad es que en 1996 me contestó lo siguiente: "Si entro en tu equipo, la gente se empeñará en enfrentarnos, y yo no quiero obstaculizar tu carrera". Esa respuesta demuestra cómo es Putin.
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EL PAIS DIGITAL - INTERNACIONAL Jueves 16 marzo 2000 - Nº 1413
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