LA SABIDURIA - de ROBERT J. STERNBERG
DESCLéE DE BROUWER. 1994. BILBAO
Cap.9: PERDIDA DE LA SABIDURIA
JOHN A. MEACHAM (Dep.mof Psychology. SUNY at Buffalo, Park Hall.Buffalo, NY 14260)
(Pag. 215 a 245)
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"He concluído que la esencia de la sabiduría es mantener la actitud de que el conocimiento es falible y esforzarse por un equilibrio entre saber y dudar."
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"...considero la cuestión de si la sabiduría aumenta con la edad y concluyo diciendo que falta apoyo para esta hipótesis (...) desafortunadamente la mayoría de la gente pierde su sabiduría cuando se hace vieja."
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"...la falta de sabiduría se puede ilustrar por el error de creer que uno puede ver todo lo que se puede ver, de que uno sabe todo lo que se puede saber."
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"...cuanto más se sabe, más cuenta se da uno de lo que no sabe (...).Cada campo de conocimiento nuevo parece poco complicado desde la posición ventajosa de la ignorancia."
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"El reto de la sabiduría es evitar este fácil proceso de simplemente adquirir cada vez más conocimientos y en cambio esforzarse por crear simultáneamente incertidumbres, dudas y preguntas nuevas acerca de lo que se podría saber".
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"?Qué diferencia hay entre ciencia y no ciencia? Aunque se podrían ofrecer muchas posibles diferencias, ciertamente el proceso de la ciencia asegura precisamente esa actitud que es la esencia de la sabiduría: saber que no se sabe, reconocer que el conocimiento es falible."
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"Ser sabio no es saber cosas concretas [solamente] sino saber sin confianza excesiva o cautela excesiva".
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"...lo que es más distintivo [de la] sabiduría es la sagacidad...La sagacidad incluye conductas tales como tener en cuenta el consejo, creer que siempre se puede aprender de otra gente, ser juicioso, buen oyente, no temer admitir que se equivoca, y escuchar todas las versiones de un tema".
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"?Por qué se ha creído que la sabiduría aumenta con la edad? (...) Creo que la respuesta es que la asociación de la sabiduría al envejecimiento refleja fundamentalmente las necesidades de la gente joven de atribuir la sabiduría a las personas mayores (...) El regalo de la sabiduría se puede tomar como parte de la apología de una sociedad más joven hacia sus mayores; cuando la salud, los amigos y el estatus desaparecen, al menos queda la sabiduría".
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"...es difícil esbozar conclusiones a partir de estos datos concretos, y por lo tanto es más prudente, en este momento, decir sencillamente que la gente mayor también necesita subscribirse a la idea tradicional de que la sabiduría aumenta con la edad. ?Por qué no? En una sociedad discriminatoria según la edad, en la que envejecer significa arriesgarse a perder el control de los resortes de la vida, de perder el poder, el respeto y el estatus, es razonable querer creer que quedan algunas cualidades especiales que se han conseguido durante el curso de la vida que no se pueden arrebatar por la gente más joven (...).
Admitir que la gente joven podría ser también sabia, sería regalar esa cualidad especial que llega con la edad. Por consiguiente, y tanto para la gente joven como para la gente de edad, la asociación vulgar de la sabiduría con el envejecimiento refleja fundamentalmente una motivación o necesidad de hacer que tal asociación se mantenga como verdadera".
(...) "Expuesta de manera rápida, mi hipótesis es que para empezar toda la gente es sabia de niños, pero que según vamos envejeciendo la mayoría de la gente pierde su sabiduría. La edad o el envejecer no es esencial para la sabiduría (...) [es] una cualidad que se mantiene y conserva sólo por un grupo selecto a lo largo de la vida".
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[el autor presenta ejemplos de sabiduría en personas jóvenes]. El diario de Ana Frank es presentado por Eleanor Roosevelt como "uno de los más sabios y conmovedores comentarios sobre la guerra y su impacto sobre los seres humanos"(...).
[el autor cita, para luego comentar los siguientes párafos entresacados del libro de Ana Frank]
"Hasta ahora yo me sentía inamovible. Siempre pensé que los Van Daan estaban equivocados, pero también nosotros tenemos parte de culpa. Ciertamente teníamos razón sobre el tema en cuestión; pero al tratar con otra gente inteligente (que es lo que creo que somos) una espera más percepción. (Frank.1952,p.126)"
"No, Ana, tú tienes mucho que aprender todavía, empieza por hacer eso primero, en lugar de despreciar a los demás y acusarles. (p.205)"
"Eso es lo difícil en esta época: los ideales, los sueños y las esperanzas anheladas surgen de nosotros sólo para percatarnos de la horrible verdad y hacerse pedazos. Es realmente admirable que no haya abandonado todos mis ideales, porque parecen tan absurdos e imposibles de llevarse a cabo. Con todo, los sigo manteniendo porque, a pesar de todo, todavía creo que en el fondo la gente es realmente buena. (pag.237)"
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"El presente capítulo no debe entenderse como un punto de vista pesimista del envejecimiento, es decir, que tengamos inevitablemente que volvernos menos sabios. Es, en cambio, una idea optimista, porque si podemos reconocer las razones para el declive, con la edad, de la expresión de nuestro potencial para la sabiduría, entonces podemos defendernos de esas amenazas a la sabiduría y mantener así nuestra sabiduría a lo largo de los años adultos".
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"Una probable razón para la pérdida de sabiduría con la edad, es el énfasis que se da, dentro de la cultura anglo-americana, a la acumulación, considerada como los criterios para una evolución apropiada y de éxito, de tal forma que para tener éxito hay que acumular poder, propiedades y salud, y por extensión al campo psicológico, más información, destrezas, especialización, etc"
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"La confianza que se tiene en saber puede [llevar a] perder sabiduría, a través de la inmersión en un clima intelectual que fuerza a una defensa demasiado temprana de los puntos de vista propios (...).
Más que permitírsenos mantener alegremente unas posturas ambiguas o contradictorias, a menudo nos vemos forzados a (...) una defensa dogmática (...). Al defender estas posturas adoptamos una posición extrema y endurecida, alejándonos todavía más de la moderación de la sabiduría. Hartshorne (...) sugería que había una conspiración entre los extremistas para ignorar las posturas moderadas (...)".
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[también la velocidad del cambio cultural despista a los adultos, y los impulsa] "no a volverse más sabios según van envejeciendo sino a tner cada vez más dudas sobre el valor y alcance de lo que saben (..)"
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"Más dramático en su impacto que la experiencia teconológica y los cambios culturales puede ser la merma del espacio intelectual y emocional que demasiado a menudo se da como resultado de grandes tragedias de la vida, tales como una enfermedad crónica, la muerte de familiares y amigos, divorcio, y la pérdida de una forma de vida, una comunidad, una institución o nación con los que uno se ha comprometido.
Estas tragedias golpean el nivel personal por injustas, incomprensibles, irracionales (...). Los niños están relativamente protegidos de esas tragedias por sus familias; los adultos jóvenes tienen oportunidades, en especial en términos de tiempo, para hacerles frente; en la madurez tardía y en la vejez hay menos oportunidad y menos protección, y por eso es mayor el potencial que tiene la tragedia para llevar a la pérdida de la sabiduría".
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"El mantenimiento de la sabiduría a lo largo de la vida y su restauración si es que se ha perdido, depende de la continua inmersión del individuo en una "atmosfera de sabiduría" que asiste al individuo al evitar los extremos del saber demasiado confiado y de la duda paralizante.
En una atmosfera de sabiduría, existe una red de seguridad de relaciones interpersonales en donde las dudas, incertidumbres y preguntas se pueden expresar de forma abierta, en donde las ambigüedades y contradicciones se pueden tolerar, de forma que los individuos no se sientan forzados a adoptar la postura defensiva de saber con demasiada confianza.
Además, el reconocimiento, a través de la exposición de las dudas propias, de que otros comparten dudas parecidas y han encontrado una base para la acción confiada, puede retraer a los individuos a ser forzados a la postura de escepticismo paralizante.
El mantenimiento de la sabiduría y su restauración dependen también de una disposición por cultivar cierto desinterés por el conocimiento, el poder, el éxito y la importancia, que representan amenazas o riesgos para la sabiduría (...).
Como contrapunto a estos riesgos, es esencial esforzarse por generar preguntas y dudas sobre el conocimiento que se adquiere, cuestionarse el valor del éxito, desafiar a las bases para el poder y autoridad de cada uno. No es fácil que los adultos se cuestionen su difícilmente ganado conocimiento; tal y como dicen Krantz y Bacon (...), la habilidad está en ser "un sofisticado conocedor adulto, a la vez que un niño ingenuo admirado". Y no es fácil poner en duda la propia autoridad.
Estos dos retos se llevan a cabo más fácilmente dentro de una red de relaciones interpersonales de apoyo, en las cuales los desafíos a nuestro propio conocimiento y autoridad provienen poco a poco de aquellas personas que están a nuestro alrededor".
(...)"el extremo del saber demasiado confiado, dogmático, puede también caracterizarse por su aislamiento social, es decir, el dogmatismo fracasa en escuchar o respetar lo que otros tienen que decir. A la inversa, el extremo de la duda paralizante refleja un fracaso por entrar en diálogo con otros con quienes se puede compartir el conjunto de dudas y de quienes se puede ganar el apoyo que se requiere para comprometerse (...). Cuando las relaciones con los demás se ven dañadas o rotas, entonces la sabiduría decae".
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