martes, 1 de julio de 2008

Arturo Perez Reverte

[fragmentos]

Escribir es un estado de gracia mental: una situación de felicidad a la que se llega trabajando muchas horas, con mucha disciplina, con mucho bagaje de lecturas, con una estructura de la novela muy bien amarrada en todos sus episodios, en todas sus escenas, en todos sus personajes...Yo leo sin cesar, para aprender. Leo estudiando. Reviso los errores que he cometido en libros anteriores. La novela de otro autor me sirve para buscarle los trucos y las soluciones. Cuando estoy trabajando con un libro, no me distraigo con ninguna otra cosa. Es el unico medio de coger y retener el tono, buscar datos, moverte tu mismo por el ambiente que estás creando. Yo manejo entre cincuenta y cien libros, de consulta, de estudio, para cada una de mis novelas. Y además, recorro los escenarios, calles, plazas, iglesias,cafeterias,museos,casinos...para poder describirlos con precision(...)

Para mi proximo libro, estoy estudiando el barroco sevillano, releyendo el catecismo de la doctrina cristiana, y aprendiendo cosas tan dispares como la informática y la Curia vaticana. Llevo ya seis meses de preparación, Y calculo que esa novela no estará terminada hasta el año 96.(...)

De Alejandro Dumas tomé una teoría sobre la novela: respetar el marco y saquear el cuadro. Yo intento hacerlo, pero la condición es no entrar en ese saqueo sin pisar con soltura en ese mundo en el que ha de desarrollarse la acción.(...)

Soy muy observador. Voy por la calle viendo la vida de alrededor. Me interesa tanto la fachada de una casa de Toledo, como los charquitos de cerveza que se forman en la barra de un bar. Todo eso, en su día, me sirve. En casa tengo cuadernos donde anoto ideas, citas, reflexiones,apuntes descriptivos, nombres sonoros que pueden servir para un protagonista...Por ejemplo, en Italia oí llamar a alguien "Corso". Lo apunté. En la última novela, el protagonista se llama Lucas Corso.(...)

Ciertamente, me leí todos los folletines franceses y españoles del siglo XIX. Todos. Y un montón de catálogos de bibliófilos. Y, de libros sobre demonología, ¡ni te cuento!

ARTURO PEREZ REVERTE (entrevista en EPOCA,93.dic.)

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