Clase nº 8
"Introducción a la lógica" de I.M.Copi
Clase nº 8: "Introducción a la lógica" de I.M.Copi.
(frase seleccionada)
II.2. "El discurso que cumple funciones múltiples" (pags. 51 a 54)
La triple división sobre los tipos básicos de comunicación es útil (si no ni siquiera la habríamos considerado), pero no hay que entenderla como de aplicación fácil, mecánica. Lamentablemente, o por suerte, la comunicación humana expresa nuestra complejidad mental, y no hay forma de eliminar las ambigüedades, dobles sentidos y las confusiones latentes.
Tal como dice Copi un poema es basicamente un discurso expresivo; pero no quita que tenga una moraleja, una enseñanza, alguna clase de información e incluso una demanda más o menos encubierta (lo que era evidente en la poesía política o "comprometida" hoy caída en desgracia en gran parte del mundo occidental).
Un sermón, de los típicos dominicales, tiene un carácter directivo ("sed buenos..."), pero muchas veces, sino en todas, no le va a la zaga una función expresiva similar. Todo depende de la pasión y circunstancias del que predica. De la misma forma un texto o informe científico es toda función informativa ¿toda? Muchas veces se adivina en él un entusiasmo que se intenta comunicar (función expresiva) y un deseo mas o menos manifiesto de que se arrimen "fondos" a tan importante labor (función directiva).
Tal como expresa Copi: "La mayoría de los usos ordinarios del lenguaje son mixtos".
Este caracter sincrético del mensaje que se comunica no es sólo resultado de la intención del emisor. Tambien es menester para que la comunicación sea realmente efectiva. Un discurso puramente informativo sin otra función discernible se asemeja a una lectura del Listin Telefónico. Tendría un caracter tan árido que dificultaría, incluso, la efectiva recepción del núcleo informativo del mensaje.
Por otro lado una orden descarnada suele estar asociada, en nuestra cultura, a un estilo militar, que en otros contextos resulta francamente desagradable. Nada impide (y la cortesía obliga) acompañar adecuadamente un pedido o una sugerencia con algunas razones (función informativa) o algunos deseos (función expresiva) que sirvan de estímulo y lubricante. El que simplemente "manda", puede terminar ni haciendo siquiera eso.
La motivación humana requiere un ámbito de libertad de elección. A menos que se viva una situación parecida a la esclavitud (como puede ser una fuerte pasión o emoción) necesitamos poder elegir hacer o no determinada cosa. Y en consecuencia toda comunicación tiene que llamar simultáneamente a nuestra inteligencia y a nuestros afectos. Ello no es un defecto, sino el reconocimiento de lo que somos.
Escribe Copi:
"Suponiendo que sus oyentes son caritativos, usted puede hacer que contribuyan a una obra de caridad informándoles de su efectividad en el cumplimiento de los resultados benéficos deseados. En tal caso su uso del lenguaje será en última instancia directivo, pues su propósito es provocar una cierta acción. En esta situación una orden descarnada sería mucho menos efectiva que el discurso informativo usado. Supongamos, por otro lado, que sus oyentes ya están convencidos de que la obra en cuestión tiene resultados benéficos. Tampoco en este caso puede usted tener muchas esperanzas de que le obedezcan mediante la simple emisión de una orden; en cambio, usted puede logran que actúen de la manera deseada despertando en ellos de algún modo un sentimiento o una emoción caritativa (...). Por último, supongamos que trata usted de obtener una donación de gente que no tiene una actitud caritativa ni cree que la caridad sirva a un propósito benéfico. En este caso, debe usar un lenguaje que sea al mismo tiempo informativo y expresivo..."
Un caso interesante, de uso mixto del lenguaje, es la función "ceremonial". Aquí incluímos desde los saludos diarios hasta los casamientos, misas y ceremonias civiles diversas. En estos casos se destaca tanto la importancia del acto (función informativa) como su inserción en una ideología determinada (función expresiva y/o directiva). Aquí Copi cita el siguiente texto del economista John Kenneth Galbraith extraído de "La sociedad opulenta":
"En cierta medida, la articulación de la sabiduría convencional es un rito religioso. Es un acto de afirmación, como leer en voz alta las Escrituras o ir a la iglesia. El ejecutivo que en una comida escucha un discurso sobre las virtudes de la libre empresa, y los males de Washington ya está convencido de antemano, y lo mismo los otros oyentes, y todos se sienten confirmados en sus convicciones. En verdad, aunque debe ostentar una atención absorta, el ejecutivo tal vez ni siquiera considere necesario escuchar. Pero aplaca a los dioses participando en el ritual. Habiendo estado presente, mantenido la atención y aplaudido, puede retirarse con la sensación de que el sistema económico está un poco más seguro. Los eruditos se reúnen en asambleas eruditas para oír en elegantes declaraciones lo que todos ya han oído antes. Sin embargo no constituye un rito despreciable, pues su propósito no es transmitir conocimientos, sino beatificar al saber y a los sabios".
Tambien existe, como, digamos, subsección de la función directiva, lo que podría llamarse la "expresión ejecutiva" del lenguaje. Me refiero a la declaración de "marido y mujer" que hace el juez o el sacerdote; o el juramento del ministro en el lugar adecuado, con los ornatos adecuados (generalmente una biblia sobre la mesa -biblia que bien podría tener las paginas en blanco porque nadie las lee) y con el acompañamiento de rigor. Una vez pronunciadas las fórmulas solemnes se entiende que la situación ha cambiado radicalmente: ahora *ya* son marido y mujer o la persona de turno ha pasado a la categoría de ministro, con todas sus consecuencias.
Mientras la fórmula verbal no se pronuncie la situación no está perfeccionada. Si sucede un terremoto, un ataque terrorista o un desmayo inoportuno, se entenderá que las partes interesadas se han quedado en la puerta del acontecimiento; pero no han cambiado de estatus.
Esta función ejecutiva del lenguaje no siempre encaja bien con las tres funciones que venimos analizando. Por eso existen tentaciones de colocarla como cuarta categoría; como una función más. No entraremos en la cuestión; baste con conocerla.
II. Ampliación.
A continuación una poesía de Borges (de las dos que escribió sobre el juego de ajedrez). Se verá que su carácter expresivo, propio de toda poesía, incluye referencias que se pierden para el que no conoce el juego (sobre todo en la primera estrofa). El que no sabe que el peon "come" en diagonal no entenderá plenamente porque Borges, califica al peón como "ladino" (en su acepción de "oblicuo" y "traicionero"). Por el contrario el que sabe jugar advierte una nueva manera de calificar el movimiento habitual de las piezas; calificación que arroja una luz profunda sobre las posibilidades estratégicas de cada una en la trama general del juego (hay algo de información, pues, en el propio poema).
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges - Obra Poética 1923/1977 - Alianza Tres / Emecé - 5ªEdic. 1975 - Pag.125
III. Personajes.
Whitehead, Alfred North (1861-1947)
Filósofo y matemático inglés, nacido en Ramsgate, Kent. Enseñó primeramente matemáticas en Cambridge, de 1884 a 1910, y luego en Londres hasta que, en 1924, es nombrado profesor de filosofía en Harvard, en los EE.UU., y pasa a residir en Cambridge, Massachusetts, hasta su muerte.En su primera fase como profesor de matemáticas, además de Tratado de álgebra universal con aplicaciones (1893), publica en colaboración con Bertrand Russell los Principia Mathematica (3 vols., 1910, 1912, 1913), obra que establece la lógica como fundamento de la matemática y señala el comienzo del desarrollo de la lógica moderna.
Trasladado a Harvard, desarrolla allí su sistema metafísico, que inicia propiamente con La ciencia y el mundo moderno (1925), que completa con Proceso y realidad (1929) y Aventuras de las ideas (1933). Con estas obras, entre otras, construye una cosmovisión filosófica, de tipo organicista, cuya noción central es la de «proceso». La entera realidad es un proceso, constituido por «acontecimientos» conectados según relaciones espaciotemporales. A esta interconexión entre fenómenos da el nombre específico de «prehensión», y le asigna un papel clave en el sistema. Todo está interrelacionado y fluye a modo de un organismo en proceso creador constante. A ciertas potencialidades permanentes del universo las llama «objetos eternos», que igual que ideas platónicas rigen el proceso universal, el flujo constante y ordenado de acontecimientos y transformaciones; a la totalidad de estos objetos eternos llama «Dios», que en el proceso se convierte por su medio en realidad concreta.El sentido del sistema metafísico de Whitehead, debido a su oscuridad terminológica y conceptual, sigue debatiéndose entre los autores.
Diccionario de filosofía en CD-ROM. 1996. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.
Carlos Salinas 3-noviembre-2000 Barcelona. España.
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