El doble proceso de ilegalización, parlamentario y jurídico, emprendido desde diferentes instituciones contra el brazo político de la banda terrorista ETA ha tenido la virtud de revelar cómo el mundo nacionalista vasco, cuando llega el momento de tomar decisiones firmes que contribuyen a la defensa del sistema democrático y a reforzar las libertades civiles de los ciudadanos, termina siempre por encerrarse en una geografía sórdida y demencial donde el Estado de todos es sustituido por la presunta patria de unos pocos y en la que se intenta someter la fuerza de la legalidad a las difusas pautas de comportamiento colectivo surgidas desde un supuesto pueblo nunca del todo explicitado y definido.
Quienes habitamos en el País Vasco desde hace tanto tiempo que no podemos recordar ningún momento de nuestra vida sin sufrir de cerca los quebrantamientos, la amenaza y el horror provocados por los crímenes, los secuestros, las intimidaciones y los múltiples delitos cometidos por los asesinos de la banda terrorista ETA, sabemos muy bien que el vergonzoso grado de impunidad del que han disfrutado estos malhechores y el intolerable nivel de dominación social que han alcanzado sus secuaces, solamente puede ser explicado si se tiene en cuenta que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Eusko Alkartasuna (EA) han dotado a los artífices del tiro en la nuca y del coche bomba, y a sus cómplices de paisano, de un perverso entramado de disculpas, justificaciones y coartadas que han convertido a este país en el único lugar de Occidente donde toda la oposición que no comulga con las ideas nacionalistas ha de estar protegida con guardaespaldas y en el que miles de intelectuales, empresarios, periodistas, profesores, estudiantes, trabajadores y amas de casa abandonan todos los días sus hogares con el sentimiento atroz de no saber si la banda terrorista ETA les permitirá volver a ver a sus familiares.
Este anillo sórdido y cruel que desde los años setenta hasta la actualidad ha rodeado, oculta pero firmemente, a nacionalistas y terroristas en un vergonzoso nudo de guiños y complicidades, se evidenció públicamente y se presentó en sociedad con sus mejores galas a través de lo que se conoció como el Pacto de Estella: un acuerdo político firmado por nacionalistas moderados, nacionalistas radicales y la banda terrorista ETA que, además de abandonar a su suerte a la mitad de la sociedad vasca que no comulga con las pesadillas independentistas de los más fanáticos del lugar, tuvo como consecuencia más inmediata rarificar el clima político y social hasta tal punto que, tras la ruptura de la falsa tregua pergeñada por ETA para reponerse de mercenarios, armas y dinero, el 40% de la sociedad vasca, según datos de un estudio llevado a cabo por la universidad pública, declaraba tener un profundo miedo a algo tan elemental como expresar públicamente sus opiniones políticas.
Cuatro años después del refrendo de aquel convenio éticamente indecente que agrupó en un mismo documento los sellos oficiales del PNV y ETA, las medidas ilegalizadoras del entramado político, social, económico y cultural de la banda terrorista ha servido para romper, quizás definitivamente, los excelentes resultados obtenidos por la dualidad nacionalismo-terrorismo, un binomio sumamente eficaz que llevó a que Xabier Arzalluz, presidente del PNV, comentara aquello de que "alguien debe mover el árbol para que otros recojan las nueces". Cámbiese ese "alguien" por la banda terrorista ETA y sustitúyase el "otros" por los partidos nacionalistas vascos y se obtendrá, muy sucintamente, la ecuación perfecta que resume la vida de un régimen político ultranacionalista que, durante más de seis lustros, se ha mantenido inamovible sobre casi un millar de personas asesinadas por los terroristas, más de 3.000 heridos y cerca de un billón de pesetas en daños materiales provocados por los secuaces del horror.
Aprovechando la infinita capacidad que a lo largo de la historia han demostrado todos los movimientos nacionalfascistas para confundirse entre quienes auténticamente padecen por su defensa férrea de las libertades públicas, durante los últimos meses, años ya quizás, los estrategas nacionalistas, generalmente equivocados por tender a confundir la parte nacionalista de la región con la totalidad del País Vasco, han visto campañas difamatorios, estrategias ocultas, artimañas de los servicios secretos y tácticas retorcidas en todas aquellas acusaciones que les identificaban como cómplices espirituales del terror etarra. Pero la existencia de intensas connivencias entre las formaciones nacionalistas "moderadas" y los portavoces alegales de los terroristas no es una realidad que esté sujeta al arbitrio de una determinada opinión o a una forma subjetiva y particular de contemplar los acontecimientos. Las confabulaciones y contubernios entre nacionalismo y terrorismo son muchas, se han repetido machaconamente hasta la obscenidad a lo largo de los años y poseen un carácter marcadamente político, económico, cultural y también, cómo no, también emocional. En esta línea de acontecimientos, las actuaciones del Frente Nacional Vasco que une íntimamente a PNV y EA con los cómplices del terror agrupados bajo las siglas de Batasuna, se demuestran todos los días en no pocos ayuntamientos vascos donde todos ellos gobiernan en coalición, se hacen evidentes cada vez que todas estas formaciones votan en comandita en el Parlamento autónomo, se revelan inaceptables cuando los nacionalistas "democráticos" ayudan a los cómplices de ETA a tiranizar las calles de nuestros pueblos y se descubren públicamente cuando desde el Gobierno regional se frena a la policía vasca para no reprimir a los portavoces de los criminales. En ocasiones, las actuaciones de este Frente Nacional Vasco llaman a la máxima indignación de los demócratas cuando, por ejemplo, en el colmo de la ignominia política los nacionalistas permiten, comprenden y asumen la presencia de un etarra confeso como 'Josu Ternera' en la Comisión de Derechos Humanos del País Vasco.
Por todo esto, la confusión entre nacionalismo vasco con terrorismo vasco, no es ni una falacia, ni una acusación demagógica ni un agravio. Nacionalistas y terroristas reconocen tener los mismos fines, colaboran en numerosos ámbitos socio-culturales, se respetan mutuamente como integrantes de un mismo 'grupo' ("son de los nuestros"), comparten objetivos patrioteros y, al final, en el momento en el que sea necesario, el nacionalismo 'legal' se solidariza, siempre que sea importante hacerlo, con los militantes del terror. Nadie ha de engañarse: la emoción, la insistencia, la voluntad, el empeño, el genio y la fuerza que los nacionalistas han desplegado para, justificando lo injustificable, despreciar el proceso de ilegalización puesto en marcha por las instituciones con el fin de poner coto a las actividades fascistas de los amigos de los etarras, demuestran claramente dónde está cada cuál y revelan las razones más profundas por las que demasiados ciudadanos vascos se encuentran más cómodos flirteando con los verdugos que protegiendo a las víctimas pasadas, presentes o futuras de las acciones delictivas de éstos.
Ahora, las complicidades ya se han terminado y han dejado paso a un tiempo histórico crucial caracterizado por el mimetismo y la imitación. La progresiva ilegalización de Batasuna ha llevado al PNV a tener que rellenar con mensajes similares a los que precedieron a las guerras balcánicas, con contenidos ultranacionalistas y con comportamientos en el filo de la legalidad, el espacio sociológico y político ocupado por la formación proetarra. Es por ello que con este objetivo, sin perder un sólo instante y solamente unos días después de que la banda terrorista ETA asesinara a una niña de seis años y a un policía que apenas superaba la treintena, los nacionalistas descendientes de Sabino Arana, a través de su Lehendakari (Presidente de la Comunidad Autónoma del País Vasco), realizaban una declaración institucional fervientemente intransigente en la que, olvidando que la mitad de los ciudadanos vascos no es nacionalista y actuando como si la banda terrorista ETA no existiera, hablaba taxativamente de un ¿pueblo vasco? inmaculado que solamente pervive en las ensoñaciones de un puñado de fanáticos a los que, por supuesto, siempre alguien les ha robado sus derechos y prebendas.
El discurso del Lehendakari, avalado por las declaraciones incesantes de los principales representantes políticos, sociales y culturales del régimen nacionalista, asume las claves del relato de pesadilla que históricamente ha hecho la banda terrorista sobre la situación del País Vasco y define claramente cómo PNV y EA son partidos mucho más preocupados por sus muy particulares objetivos nacionalistas que por la calidad de una democracia que está muy lejos de alcanzar a todos los ciudadanos vascos. ¿Por qué si no el Lehendakari, en vez de demandar autodeterminación, independencia y soberanismo, que son, todos ellos, presuntos derechos colectivos y, por lo tanto, subjetivamente nacionalistas, no hace todo lo posible por defender los derechos a la vida, a la libertad de pensamiento y de expresión y a llevar una existencia digna en paz y en libertad, que son todos ellos derechos individuales y universales y, por lo tanto, profundamente democráticos?
El PNV tiende a la sustitución y al solapamiento de Batasuna y a la captación de los votos ensangrentados perteneciente a ésta última. De este modo se explica el empeño del Lehendakari Juan José Ibarretxe y de sus secuaces políticos por dinamitar el entramado institucional del País Vasco en particular y de España en general. Convirtiéndose en la principal herramienta institucional del nacional más radical, el Gobierno Vasco, controlado por el PNV, se ha convertido en el portavoz de los designios teóricos de ETA, y la organización terrorista, a su vez, se ha adjudicado el papel de garante matarife de la operación independentista impulsada por PNV, EA y esa ridícula subespecie política, de carácter extrañamente nacionalmarxista, que es la IU vasca.
Para despejar cualquier duda en este sentido, solamente un día después de la declaración independentista, rupturista y demagógica de Juan José Ibarretxe, los asesinos etarras enviaban un comunicado a Euskadi Irratia, la radio pública del País Vasco (controlada por el PNV), a través del cual amenazaban a todos los ciudadanos demócratas de este país que se encuentran afiliados, o son simpatizantes, de formaciones políticas o sociales democráticas y no nacionalistas. El Lehendakari había expresado el objetivo: deseamos un País Vasco exclusivamente ultranacionalista; y la banda terrorista ETA interiorizó el mensaje y anunció continuar con el trabajo sucio: la aniquilación física de todos los vascos no nacionalistas.
Definitivamente, en vez de explicar a los ciudadanos cómo piensa acabar con la banda terrorista ETA, el Gobierno vasco se ha unido a los criminales en sus paranoicos y obtusos objetivos ultranacionalistas; en lugar de anunciar cómo protegerá a los miles de hombres y mujeres que, amenazados por las hordas fascistas, viven sin libertad en esta tierra vasca, el Lehendakari ha preferido primar una vergonzosa y numantina defensa de los más bárbaros; además de despreciar, manipular e insultar a las víctimas del terrorismo, los nacionalistas han decidido hacer ostentación pública de su amistad con los verdugos; en lugar de preocuparse por la profunda degradación ética que afecta a gran parte de la sociedad vasca y que lleva a tantos ciudadanos a convivir felizmente con criminales apenas reconvertidos, el Ejecutivo autónomo ha decidido apostar por el desmantelamiento del Estado y por el ultraje a las instituciones; y, en fin, en vez de diseñar un futuro plural y de consenso para una Euskadi en paz y en libertad, los nacionalistas han apostado por un País Vasco profundamente reaccionario, balcanizado, violento, prepolítico, apenas civilizado y profundamente tribal. Así lo han planeado PNV, EA e IU con el apoyo latente o la comprensión manifiesta de quienes han asesinado a casi un millar de víctimas inocentes y han colocado a la mitad de la sociedad vasca constitucionalista o, simplemente, demócrata, al borde del abismo.
Raúl González Zorrilla
Bilbao
octubre del 2002
(publicado en http://www.opinatio.com)
WHEN THE FEDERAL GOVERNMENT OPPOSES YOUR RIGHT TO BE FREE!!
ResponderEliminarPuerto Ricans, whether they are called Independents (independentistas), Patriots or Nationalists or Freemen, who desire to be free, must always know that the federal government, here in the States has no “subject matter jurisdiction” over the person, case or location and should be challenged to proof it. These are magic words to learn when in Federal Court for desiring freedom for your/our Country.
You won’t be told this in court but: All jury members, judges, attorneys, and employees working in federal court, must reside in federal territory to legally be a federal juror or touch your case or they can be commercially sued, disbarred and financially ruined for violating your constitutional rights etc.
Your God given right to be free is not wanted by the USA, it will oppose your desire for independence and freedom, because the Federal USA is a profit based Corporation.
The Federal Government is a District of Columbia “Corporation”, as are all the States of the USA. What you know of as the USA, is NOT a Republic, but a multi-based Corporation acting as a Country. These Corporations were formed for the benefit of the real owners. Since June of 1933, everything since then, is under Contract law or commercial law, aka Admiralty law, to benefit your masters in power.
The Federal Government owns Puerto Rico as an ASSET, because it is a slave colony—whether you like the idea or not. But the Federal Government takes orders from those who own and run this (Corporation) Country, but are not of this country. The International Bankers, who really own the corporations called the USA and also the Federal Reserve, will let PR be free, only if enough real men of Boricua blood wish to be free, by reserving their rights under the Constitution. Their books will be adjusted and we will be free.
The answer to your freedom lies in your Constitutional rights --- To win --You must always reserve your constitutional, commercial rights and know what they are and how to do so.
A Puerto Rican without a desire for independence and/or freedom from alien control has no heart and soul of a man.
The fact that the public does not know that we are NOT free, makes no difference, to the desire to be free. The PR that wants Statehood is a Gringito, who has no soul of a man left in his traitor's heart. Freedom is happening all over the world and yet we allow Gringitos to kill our right to be free.
A Gringito is a non-Anglo THING, IT is not really a “person”, just like a mass murderer is more like an animal than a person, who internally is so inferior, that he desires to be what he can not be—thus Gringito means little gringo.
The Gringito is like an Uncle Tom to blacks or a collaborator and traitor to many others. To us he/she is all three and much worst. The “It or thing” I call Gringito, is the enemy of freedom -- all thru out HUMAN history.
We allow the Alien Invaders to kill, harm, abuse, rape, and scam us and yet the Gringito wants to give our Country away.
This abuse must end. No man or woman is a real Man or real woman who is too scared to fight for their souls and be free. If you listen to the Gringito, you will lose your soul.
Thru out eternity, humanity owes its freedom from slavery, ONLY to brave souls who fought for your right to be free.
The fight will NOT succeed if you don't fight the Gringito enemy/traitor/collaborator at home first. He is there next door and claims he is a real man and tries to give you many excuses of why PR can't be a free Country.
To give away your/our/my Country is not a right of alien invaders, visitors or foreigners with NO Puerto Rican Blood.
The right to vote on THIS ISSUE should NOT be given to NON-Puerto Ricans.
The fight for the independence of Puerto Rico is now non-violent and will be won in the hearts of real men around the World.
The Ronbothunter,
A proud freedom loving Puerto Rican.
All Rights Reserved