sábado, 6 de septiembre de 2008

Periodismo y antisemitismo

* Fuente: 
http://www.periodistadigital.com/secciones/periodismo/object.php?o=44253
Periodismo y antisemitismo 
Por Alfonso Rojo
ABC
09/02/05, 11.39 horas

Muchos tendrían que marcar en rojo la jornada de ayer y convertirla en su Yom Kippur particular. Aunque estemos en febrero, nunca es tarde para arrepentirse. 

Sobre todo cuando se han pasado años vaticinando que Ariel Sharón conducía Oriente Próximo a una nueva guerra y calificando a los judíos de asesinos despiadados de niños. Con Sharon, como se hace con Bush y se hizo con Margareth Thatcher, se aplica en los medios de comunicación españoles la más burda de las simplificaciones. 

La pregunta que deben estar haciéndose a estas horas lectores de columna y oyentes de tertulia es cómo es posible que semejante «monstruo» haya sido capaz de llegar a un acuerdo con el palestino Mahmud Abbas, para poner fin a cuatro años de Intifada. 

Quizá alguno barrunte que la causa del despiste son las informaciones que pintan en blanco y negro una realidad con variados matices. Si ahonda un poco, llegará a la estremecedora conclusión de que la causa de fondo es el antisemitismo de buena parte del periodismo español. 

No apelaré a la encuesta de la Anti-Defamacion League, que citaba José Antonio Zarzalejos el sábado y según la cual España va a la cabeza de los países que más detestan a Israel y peor concepto tienen de los judíos. No hace falta. Raro es el día en que no llega a las redacciones una carta en la que una pequeña comunidad judía afirma que la objetividad «brilla por su ausencia» en los artículos sobre el conflicto de Palestina o asegura que el «fantasma de la judeofobia» asoma de nuevo. 

Pretendiendo ser ecuánimes, nuestros periodistas y políticos -incluyendo desde el PP a IU y pasando por todos los que han ocupado el Ministerio de Exteriores hasta llegar a Moratinos- han elegido bando y eso les lleva a calificar el terrorismo palestino de «comprensible» y a tildar las acciones militares israelíes de «excesivas». 

La acelerada secularización de las sociedades occidentales ha hecho desaparecer los rancios prejuicios religiosos, que empujaban a los católicos a culpar a los judíos hasta de la muerte de Cristo. Ni siquiera persisten viejos resabios económicos, aunque en la encuesta de Anti-Defamacion League muchos españoles dicen que los judíos «no son tan honrados como los demás». 

Habrá quien argumente que informar bajo el síndrome David-Goliat contribuye a la distorsión y que no hay mala intención, pero a uno le embarga la sospecha de que la razón de fondo es muy dura.

El Holocausto y campos de concentración como Auschwitz fueron obra de los nazis, pero el mundo libre no hizo nada para evitarlo y aunque ya han pasado 60 años de esa vergonzosa pasividad, pintar a los judíos como opresores sin entrañas es una forma inconsciente de liberarse de toda culpa. 

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