LOS INSECTOS BIBLIÓFAGOS
XAVIER BELLÉS,
Profesor de Investigación del CSIC. Instituto de Biología Molecular de Barcelona
Con más de 10 millones de especies, la clase de los insectos es una de las más diversas del planeta. Aparte de los habitats silvestres, han sido capaces de colonizar nuestras propias casas y competir por nuestros recursos llegando a grados sorprendentes de especialización. Así, algunas especies han podido adaptarse a consumir recursos tan pobres en alimento como el papel, con lo que se han convertido en temibles plagas de archivos y bibliotecas.
Es cierto que las especies de insectos bibliófagas son escasas, pero esas pocas especies pueden resultar eficaces destructoras de tesoros patrimoniales si no se presta la debida atención. De entre ellas destaca la carcoma «Nicobium castaneum», cuya larva excava galerías sinuosas muy aparentes en libros y legajos, y puede hacer verdaderos estragos tanto en el papel como en el cuero de las encuadernaciones. Los verdaderos especialistas en comer cuero son, sin embargo, los pequeños pero temibles escarabajos de la familia de los desméstidos, como «Anthrenus verbasci». Compañeros de las carcomas, y también amantes de consumir papel, son los pececillos de plata, como «Lepisma saccharina» o algunas especies del género «Ctenolepisma». En lugar de excavar galerías, consumen la superficie del papel en una extensión más o menos amplia, hasta atravesar la hoja y acceder a la siguiente. De este modo dejan una especie de cráteres poco profundos que van deteriorando los libros y documentos.
Los insectos bibliófagos son enemigos que no debemos menospreciar. Para nuestra desgracia, prefieren el buen papel artesanal poco tratado industrialmente, como el usado en los documentos más antiguos y valiosos. Además, nuestro clima, a menudo cálido y húmedo, no hace más que favorecer su desarrollo. El ingreso de un libro que esconda unas pocas larvas de un insecto aparentemente insignificante puede llevar, en poco tiempo, al establecimiento de una floreciente población del mismo en la biblioteca correspondiente. Conviene no bajar la guardia, nuestro rico e insustituible patrimonio documental lo merece de sobras.
Miguel
Bonito tema, muy ilustrativo. Gracias.
ResponderEliminarComo se erradica
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