domingo, 17 de agosto de 2008

Cáncer de mama y genes

NOTICIAS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA
Vol. I, No. 154
Miércoles, 9 de Julio de 2003


PROGRAMA GENETICO CONDUCE A LA DISEMINACION DEL CANCER DE MAMA:
Unos investigadores han observado el interior de la maquinaria del cáncer de
mama y han identificado un conjunto de genes variables que aceleran la
diseminación del cáncer desde su sitio primario en la mama hasta un lugar
secundario en la médula ósea.


Los genes identificados por los científicos son distintos de los que
producen el tumor inicial, por lo que nos preguntamos si los distintos
cánceres promueven “patrones de expresión genética” únicos que aumentan la
probabilidad de que un cáncer se disemine mediante un proceso llamado
metástasis.

La metástasis ocurre cuando las células de un tumor primario se desprenden e invaden otro órgano. Es la transformación más mortal que puede
experimentar un cáncer y, por lo tanto, los investigadores han estado
buscando los genes específicos que promueven la metástasis. Si pueden
identificar los programas genéticos metastásicos característicos de los
distintos tipos de cánceres, sería posible retrasar o detener la metástasis
atacando las proteínas producidas por esos genes.

En el número de junio de 2003 de la revista Cancer Cell, investigadores
conducidos por el investigador del Instituto Médico Howard Hughes, Joan
Massagué, quien se encuentra en el Centro del Cáncer Memorial
Sloan-Kettering, publicaron un artículo en el que demuestran que la
metástasis ósea del cáncer de mama está mediada por un conjunto específico
de genes. Massagué trabajó en colaboración con colegas del Centro de
Ciencia y Salud de la Universidad de Texas.

“Ha habido una controversia feroz entre dos hipótesis en el campo de la
investigación del cáncer”, dijo Massagué. “Según el punto de vista clásico,
sólo algunas células tumorales adquieren alteraciones que las hacen cada
vez más metastásicas. Y de los millones de células tumorales que entran en
la circulación, el paciente sólo recibe unas pocas células metastásicas”.

“Por el contrario, recientemente se ha obtenido evidencia de que los
tumores primarios que desarrollan metástasis ya poseen un `patrón de
prognosis pobre' que involucra a un grupo de genes cuyo alto nivel de
actividad indica la posibilidad de que haya metástasis”, dijo.

En un intento por distinguir entre estos dos modelos, Massagué y sus
colegas utilizaron una técnica precisa para aislar células específicas a
partir de cultivos de células de un paciente con cáncer de mama que había
muerto debido a metástasis. Los investigadores exploraron si algunos de
estos tipos de células aisladas eran mejores que otros para desarrollar
metástasis ósea -principal sitio de metástasis del cáncer de mama-.

“En efecto, encontramos que algunas de estas células eran más aptas para
desarrollar metástasis ósea cuando se las inyectaba en ratones”, dijo
Massagué. “Y cuando analizamos la expresión génica de estas células,
encontramos un conjunto de genes cuya actividad estaba asociada
específicamente a esa habilidad metastásica”.

Estos genes sobreexpresados permitían que las células tumorales se
dirigieran al hueso, para activar el crecimiento de los vasos sanguíneos y
reclutar células óseas en el proceso metastásico, dijo Massagué. Además,
continuó, los genes de la metástasis ósea eran distintos de los que se
encuentran en las células que realizan metástasis en la glándula suprarrenal.

“También nos planteamos el interrogante de si estos genes de metástasis
ósea se encontraban entre los genes identificados previamente como parte
del `patrón de prognosis pobre', y la respuesta fue cero, que no se
encontraba ninguno”, dijo Massagué.

“Esto significa que el patrón de genes metastásicos define y forma una
sociedad violenta -un gran grupo de células tumorales que pueden
convertirse en células metastásicas-”. Sin embargo, dijo Massagué, el
descubrimiento de estos genes metastásicos no invalida el modelo clásico de
que las células tumorales requieren de mutaciones genéticas adicionales
para desarrollar metástasis.

“Puede que estos genes no sean mediadores de metástasis por sí mismos”,
dijo. “Nuestro descubrimiento es que más allá del patrón génico que crea un
tumor, existe una maquinaria de genes sobreexpresados que la célula
cancerígena necesitará; que serán los mediadores para que la célula
prospere en la médula ósea. Por lo tanto, el patrón de prognosis pobre es
una mala noticia, pero no es suficiente”.

Massagué y sus colegas llevaron a cabo dos tipos de experimentos para
demostrar que los genes relacionados con la metástasis eran, en efecto, los
causantes de provocar la diseminación del cáncer en el hueso. En una serie
de experimentos, diseñaron células poco metastásicas para que
sobreexpresaran distintos genes que los científicos habían identificado
como necesarios para la metástasis ósea. Encontraron que las células en las
cuales la mayoría de los genes estaban sobreexpresados presentaban
metástasis más agresiva en ratones.

En el segundo grupo de experimentos, los investigadores analizaron
cultivos de células de cáncer de mama existentes para determinar cuáles
tenían más genes sobreexpresados de los que ellos habían encontrado que
estaban asociados con la metástasis. Cuando inyectaron esas células en
ratones, los investigadores encontraron que cuantos más genes mutantes
poseían las células, más agresivas eran para generar metástasis.

Massagué dijo que los resultados indican que “básicamente hemos
identificado un proceso Darwiniano de selección. Estas células
sencillamente acumulan `la combinación ganadora' de genes hiperactivos que
les permite prosperar en la médula ósea. Y una vez que las células
tumorales ambulantes pasan a través de la médula ósea, son increíblemente
eficientes para unirse e invadir el hueso”.

Según Massagué, se requerirá de estudios adicionales para averiguar si los distintos grupos de “genes metastásicos” existen en otros tumores metastásicos, incluyendo los cánceres de mama.

A pesar de que la presencia de estas proteínas indicadoras en la sangre de pacientes con cáncer podría dar pistas sobre las identidades específicas de los cánceres, “no puedo estar seguro de que tales análisis tendrán un valor importante en el diagnóstico”, dijo Massagué. “Las tecnologías de procesamiento de imágenes para las metástasis ya son muy eficaces para detectarlas. Sin embargo, algunos de estos factores podrían estar expresados en un nivel tan alto por las micrometástasis que podrían convertirse en una primera forma de diagnóstico”.

“Es mucho más probable que podamos determinar exactamente qué combinación particular de genes impulsa la metástasis en un paciente. Y con ese perfil, podríamos utilizar bloqueadores específicos para atacar y silenciar la cantidad suficiente de estas proteínas para hacer que la `maquinaria metastásica' sea ineficaz, y para atenuar el crecimiento metastásico”. (HHMI)

Información adicional en:
http://www.hhmi.org/news/massague-esp.html
http://www.hhmi.org/research/investigators/massague.html

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