Date: Tue, 14 Jan 2003 02:54:20 -0600
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QUÉ ES UN TRANSGÉNICO
Los productos agrícolas (frutas, verduras, flores), al igual que los seres humanos, tienen una cadena genética de ADN (ácido desoxirribonucléico), que contiene sus características físicas, como tamaño, color y forma.
Esta suerte de código orgánico permite insertar en una estructura biológica partículas ajenas (genes) con el objeto de modificar su orden original.
Por ejemplo, un jitomate del trópico al recibir un gen de un pescado del Polo Norte debería resistir las más bajas temperaturas al ser sembrado en un lugar frío.
Los alimentos derivados de estas modificaciones son los llamados "transgénicos", entre los que destacan sobre todo la soya y el maíz.
PROBLEMÁTICA MUNDIAL
Estos y otros alimentos "mejorados" por la ingeniería genética no sólo están en las mesas de los hogares mexicanos; también están, desde 1995, en la mesa de discusión de todo el mundo, literalmente, aderezados con el agrio sabor de la polémica entre quienes impugnan su producción y consumo y aquellos que les encuentran virtudes.
LAS SEMILLAS DE LA IRA
La "primer generación" transgénica, como se le llama en el argot científico de almientos genéticamente modificados, es aquella que tiene resistencia a ciertas plagas.
Es decir, el maíz transgénico de la primer generación resiste de manera natural la agresión de insectos que a la fecha habían sido debastadores, ya que la planta los elimina por sí sola.
Este mecanismo de autodefensa es a través de una proteína que viene de la inserción de una bacteria que se aisla del suelo (de la tierra) y se incluye en el código genético del organismo a modificar.
La segunda etapa de los procesos tecnológicos aplicados a los alimentos, la denominada "segunda generación transgénica", es conocida también como suicida o terminator.
La doctora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Amanda Gálvez Mariscal, miembro del Consejo Consultivo de Biodiversidad Mexicano, comenta que en esta etapa, que comienza a ser desarrollada, las semillas genéticamente modificadas habrán de germinar una sola vez. Es así, que en un futuro no tan lejano millones de campesinos tendrían que comprar a las empresas fabricantes cuantas siembras quieran realizar.
Grandes laboratorios agroquímicos, como Dupont, Sirgenta, Monsanto, Dowchemicals y Savia del grupo Pulsar (empresa mexicana), tienen el control de estas semillas y, en consecuencia, estaría en sus manos el destino de la producción agrícola mundial, dice el doctor en fitopatología de la UNAM, Javier Plasencia de la Parra.
Agustín López Munguía, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, en Irapuato, teme que muy pronto, como resultado de la ingeniería genética, ciertas vacunas y plásticos serán derivados de las plantas, lo que volverá difícil distinguir entre una farmacia y una granja.
De hecho, ya se empieza a denominar como "nutracéuticos" a productos como la lechuga mejorada con vitamina C, las harinas que reducen en un 65 por ciento la posibilidad de contraer cáncer de colon, y el té que disminuye la ansiedad.
El maíz, base de la alimentación nacional desde épocas prehispánicas, actualmente está en el candelero de la discusión internacional por la manipulación que ha sufrido este grano en su estructura genética.
Para la doctora Gálvez Mariscal está comprobado que el maíz transgénico no afecta la salud del ser humano. No obstante, en cuestión de desarrollo de la vida, no existen pruebas de que sea inocuo.
Lo cierto es que hasta ahora no hay conciliación entre los puntos de vista a favor y en contra sobre la producción, distribución y efectos de estos alimentos en el consumidor, ni información en etiquetas en los productos manipulados que se venden en el País.
PROS Y CONTRAS
La ingeniería genética aplicada a los cultivos con fines comerciales data de 1995, cuando en Estados Unidos la empresa Calgene consiguió retardar la maduración de los jitomates. El sabor diferente de estas legumbres, sin embargo, despertó la desconfianza de los consumidores y acabó con el proyecto.
Javier Plasencia de la Parra, doctor en fitopatología de la UNAM, explica que actualmente a la soya se le añade un gen que elimina las hierbas silvestres. La manipulación genética del maíz también lo vuelve resistente a ciertos insectos y herbicidas
Héctor Magallón, coordinador de la campaña de Greenpeace contra estos productos, dice que se ignora si el consumo de estos productos afecta la salud. De hecho, los científicos tratan de comprobar en la actualidad su posible relación con alergias e inmunidad a los antibióticos.
Es por eso que este organismo insiste en la necesidad de informar al mexicano sobre las Tortillas seguras
Como parte de su lucha contra los transgénicos, Greenpeace México lleva a cabo la campaña que incluye la publicación en su página de Internet, www.greenpeace.org.mx, una lista de establecimientos que expenden tortillas elaboradas con maíz natural, alimentos que está ingiriendo, para que pueda decidir si los consume o no.
No obstante, especialistas de la UNAM como López Munguía y Plasencia de la Parra coinciden al asegurar que no afecta a la salud.
"Hemos realizado investigaciones y no hay ningún indicio de que afecte su salud", indica Plasencia de la Parra.
López Munguía afrima que ningún alimento ha sido tan evaluado como los transgénicos. Los detractores de la biotecnología han utilizado de manera muy ligera esta posibilidad.
En México y en otros países se consumen estos alimentos y no se incluye en su etiqueta comercial la advertencia de que han sido manipulados genéticamente, por lo que los organismos ecologistas del mundo exigen su identificación clara a las industrias que los producen.
TRANGÉNICOS EN LA TORTILLA DEL MEXICANO
Greenpeace y la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (AMEDC), que denunciaron hace poco más de dos años que las tortillas, totopos, y tostadas de las marcas Maseca, Minsa, Milpa Real y la Única contienen maíz transgénico para su venta en México, mientras que sus productos para exportación no manifiestan indicios de este tipo de grano.
El 24 de agosto del 2000 Minsa declaró a Greenpeace que es poco el maíz blanco transgénico que utiliza en sus productos, ya que sólo el 27 por ciento es importado y como hay pocas variedades de maíz blanco, consideran que el riesgo es mínimo.
Maseca, por su parte, envió una carta el mismo mes, donde explicaba que en el contrato con sus proveedores de Estados Unidos existía una cláusula que condicionaba la importación a la compra de maíz no transgénico.
"Pensamos que con esto Maseca quedaba libre de sospechas", explica Magallón, "pero a los tres días nos pidieron la carta de regreso y no nos la quisieron volver a dar".
Para el doctor Octavio Paredes López, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de Irapuato, uno de los propósitos al experimentar con genes en productos agrícolas es hacer más nutritiva la dieta del mexicano, enriqueciendo con proteínas y minerales al maíz y al frijol.
Sin embargo, Greenpeace refuta esta teoría diciendo que esta modificación a los granos no detendrá ni el hambre en el mundo ni la desnutrición.
EXIGENCIAS DE ECOLOGISTAS Y CONSUMIDORES
*Etiquetas en los alimentos con información sobre los ingredientes transgénicos empleados en su elaboración.
*Realización de campañas informativas utilizando los espacios del Estado en radio, televisión y prensa para infomar sobre los transgénicos en México.
*Elaboración de una ley de bioseguridad en México que regule la situación de los transgénicos.
*Regulación de la importación de todo tipo de alimento transgénico.
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