viernes, 29 de agosto de 2008

Madeleine Albright

Thu, 24 Jun 2004 15:12:03 -0400
Subject: Critica Madeleine Albright a George Bush
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* Fuente:
http://www.mural.com/internacional/articulo/391116/

Aborda la ex Secretaria de Estado en 'Memorias, la mujer más poderosa de Estados Unidos', temas espinosos como el caso Lewinsky

Por Luis Méndez
Grupo Reforma

Madrid, España (22 junio 2004).- Estados Unidos no debe ver como adversarios a los países de América Latina, sino como socios, y apoyar sus democracias y sus sistemas de mercado, señaló la ex Secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright.

En la presentación de su libro "Memorias, la mujer más poderosa de Estados Unidos", editado por Planeta, Albright dijo que el Gobierno de George W. Bush no ha prestado la suficiente atención al común denominador de la región.

"Los países de América Latina son diferentes entre sí, eso hay que entenderlo, pero lo que procede es reconocer esas diferencias y tratar de brindar apoyo a sus democracias y a sus mercados con el fin de actuar como un solo bloque en América", agregó.

La mujer que estuvo a cargo de la política exterior estadounidense durante el segundo mandato de Bill Clinton, alabó a éste al asegurar que en su Gobierno se produjeron cambios positivos en la relación con América Latina.

La ex funcionaria, que promovió la desclasificación de documentos secretos que pusieron en evidencia la complicidad de Estados Unidos con algunas dictaduras sudamericanas, subrayó la necesidad de sacar a la luz esos documentos y se mostró satisfecha por haberlos dado a conocer.

Al abordar la guerra en Iraq, Albright calificó de "caótica" la situación en el país árabe y que constituye una amenaza a nivel internacional.

Su receta: una transferencia ordenada de poder a los iraquíes con ayuda internacional para controlar la seguridad.

"No estaba a favor de la guerra, comprendía el por qué de la misma, pero no entendía porque empezarla en este momento. La guerra se hizo por elección y no por necesidad. La situación en Iraq es horrible y una amenaza para Estados Unidos y Europa".

Sobre el conflicto entre Israel y Palestina, la ex funcionaria manifestó que el camino a Jerusalén no pasa por Bagdad, descartando así cualquier postura de fuerza en una región en la que son necesarias muchas reformas.

En su libro de memorias, Albright aborda con naturalidad temas tan espinosos como la huida de su Checoslovaquia natal tras la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, su divorcio que la condujo indirectamente a la política y el caso Lewinsky, que estuvo a punto de costarle la Presidencia a Clinton.

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Madeleine Korbel Albright was nominated by President Clinton on December 5, 1996 as Secretary of State. After being unanimously confirmed by the U.S. Senate, she was sworn in as the 64th Secretary of State on January 23, 1997.

Prior to her appointment, Secretary Albright served as the United States Permanent Representative to the United Nations (presenting her credentials at the UN on February 6, 1993) and as a member of President Clinton's Cabinet and National Security Council.

Research Professor of International Affairs and Director of Women in Foreign Service Program at Georgetown University's School of Foreign Service

Secretary Albright is fluent in French and Czech, with good speaking and reading abilities in Russian and Polish. Más en: ["explorer.exe" "F:\Base11\Proxy\BiographyMadeleineKorbelAlbright-64.htm"]

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*Reportaje:
Date: Wed, 23 Jun 2004 09:22:59 -0400
Subject: MADELEINE ALBRIGHT, FUE SECRETARIA DE ESTADO DURANTE LA ERA CLINTON
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* Fuente:
http://www.lavanguardia.es/web/20040623/51157245159.html

Su presencia impone respeto. Es de cuerpo pequeño, pero su rostro es el de la determinación. Ojos muy azules, zapatos muy rojos. Mirada fuerte y tierna a la vez. Ninguna mujer ha llegado tan alto en la política de Estados Unidos. Preserva su apellido paterno (Korbel) en sus documentos, "pero Albright suena bien, es buena marca".
Al alcanzar el cargo, Kissinger le reprochó: "Ya no seré el único secretario de Estado no nacido en el país". Ella replicó: "Pero sí seguirá siendo el que peor inglés habla". Rápida, punzante... y muy sincera: desnuda su vida más personal en sus memorias (Planeta).

Le pregunto por Condoleezza Rice: "Con ella, para no discutir, sólo hablo de zapatos"... Es que Rice fue alumna de su padre, Josef Korbel, y Madeleine no puede aceptar que saliese republicana

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MADELEINE ALBRIGHT, FUE SECRETARIA DE ESTADO DURANTE LA ERA CLINTON
"Mi matrimonio ha sido mi único fracaso"

Tengo 67 años. Nací en Praga (Checoslovaquia) y llegué con 11 años a Estados Unidos. Estoy divorciada desde hace 20 años y tengo tres hijas: Alice y Anne (23 años, gemelas) y Katie (37). Soy del Partido Demócrata, y me siento socialdemócrata. Fui educada como católica, soy cristiana y ahora descubro mis orígenes judíos: estoy confusa...

VÍCTOR-M. AMELA - 23/06/2004

-¿Por qué sus padres no le revelaron que eran judíos?

-No puedo saberlo. Me enteré con 56 años y mis padres habían muerto: no pude preguntarles...

-¿Qué pensó usted al enterarse de eso?

-Que mis padres me lo ocultaron para evitarme sufrimientos. Para que no supiera que mi abuela materna y mis dos abuelos paternos murieron en campos de exterminio nazi.

-¿Y cómo lograron salvarse su padre, su madre y usted misma?

-Mi padre era activista político antinazi en Checoslovaquia. Al entrar los nazis, temió por su vida... Y decidió que saliéramos del país: nos exiliamos a Inglaterra.

-¿Por qué no sacó también a sus padres?

-Ignoro la respuesta. Mi padre no temía por judío, ¡sino por político!: los judíos checos no temían por entonces nada terrible...

-La historia de su pasado familiar se publicó estando ya usted en el gobierno Clinton...

-Sí, y algunos la utilizaron para acusarme de que yo lo sabía y lo oculté, de avergonzarme de mis orígenes, de ser una mentirosa...

-Enterarse de esa manera ¿no la alteró?

-Sí, pero confirmé el amor de mis padres, que me dieron dos veces la vida: ¡de quedarnos en Praga, hubiéramos muerto los tres!

-¿Pensó en eso el día en que Clinton la designó secretaria de Estado, en 1997?

-Pensé en mi llegada a Estados Unidos, con 11 años, en 1948... ¡Qué inverosímil resultaba que una niña inmigrante checa estuviera allí, en aquel despacho!

-¿Y cómo se consigue algo así?

-De niña, en una nota del colegio, el profesor escribió: "Madeleine se desanima fácilmente a la primera contrariedad". ¡Mi padre me pidió que nadie pudiera volver a decir jamás eso de mí...!

-Y lo logró: llegar tan alto y, a la vez, ser madre de familia... ¿Cuál es el secreto?

-No hay una fórmula para eso. Mi marido me animaba y respaldaba... Y una cosa llevó a la otra: ¡yo empecé recaudando fondos para la escuela de mis niñas! Lo hice bien. Algunos padres de otros niños eran políticos y me pidieron colaborar en las campañas de alguno, recaudando fondos, asesorándoles...

-Superior al suyo, sólo queda ya un cargo pendiente para una mujer: ¡el de presidenta!

-Hillary Clinton sería una gran presidenta de Estados Unidos. Pero todavía hay prejuicios... ¡Ella sugirió a Bill que me nombrase!

-¿Qué tenía usted que no tuviesen otros?

-Mi visión: yo viví la Segunda Guerra Mundial, tenía seis años cuando las bombas nazis caían sobre nosotros en Inglaterra y mi padre compró una mesa de acero para meternos bajo ella cuando sonaban las sirenas... ¡Vivíamos alrededor de aquella mesa!

-¿Es su recuerdo de infancia más vivo?

-Eso y la llegada a Estados Unidos: me convertí en norteamericana sin olvidar que era europea. Lamento los desencuentros entre Europa y Estados Unidos, porque lo mejor del siglo XX lo ha dado su cooperación.

-Ahora parece que hay recelos mutuos.

-Eso es fatal: ni entiendo a los estadounidenses que recelan de una Europa pujante, ni que europeos recelen de Estados Unidos.

-¿Está pensando ahora en Zapatero?

-Yo estoy cerca de Zapatero como socialdemócrata, y deseo una Europa integrada, ¡pero con una buena política transatlántica!

-¿Fue buena la que hizo Aznar?

-Yo discreparía de políticas nacionales de Aznar..., pero su acercamiento a Estados Unidos fue muy valioso para ambos países.

-¿Qué opina de nuestra retirada de Iraq?

-Esa fue una guerra por elección, no por necesidad. Por eso critiqué a Bush, y rechazo su política: ¡ha deshecho todo lo que hicimos con Clinton, todo! Pero... ahora en Iraq ya no hay elección, hay necesidad: debemos estar para ayudar. ¡Ojalá Zapatero hubiese hallado otra fórmula para estar y cooperar...!

-Aparece ahora también el libro de memorias de Bill Clinton: competirá con el suyo...

-¡Nadie puede competir con Bill Clinton!

-Durante el caso Lewinsky, ¿qué le decía usted a Clinton? ¿Y qué le decía él?

-Nada. Era un asunto personal suyo. Y no interfería en nuestro trabajo en absoluto.

-¿Es partidaria usted del aborto?

-Yo quise abortar de un hijo que venía mal, pero era tarde. Al final, nació muerto... Por eso sé que es una decisión siempre dura para una mujer, ¡y debe poder tomarla ella!

-Usted, mujer poderosa..., ¿en qué momento de su vida se ha sentido más vulnerable?

-Cuando me abandonó mi marido, Joe Albright, tras 24 años de matrimonio... Me sentí tan desamparada, y también tan culpable... Pensé que algo había hecho yo mal...

-¿Se sintió... fracasada?

-¡Eso, muy fracasada! Y aún lo siento así: ése ha sido el único gran fracaso de mi vida.

-¿Qué sucedió?

-Me dijo que se había enamorado de una mujer más joven, más guapa... ¡Me hizo sentir tan vieja y tan fea...! Me quedé sola y me sentí como una vetusta virgen de 45 años...

-Era usted muy dura consigo misma, ¿no?

-¡Sentía pena por mí! Hasta que en una cena con amigas todas se quejaban de sus problemas y una me dijo: "¡Tú sí lo tienes todo: unas hijas estupendas, un trabajo fabuloso...!" Y comprendí que debía fijarme más en lo que tenía que en lo que había perdido.

-¿Hubiese sacrificado usted su cargo a cambio de un amoroso marido?

-¿Cuando era secretaria de Estado? Dura pregunta... Yo ya había aprendido a vivir sola, me apasionaba mi trabajo... Creo que no.

-¿Qué sintió al tener que dejar ese cargo?

-Me apenó: quedaba tanto por hacer...

-¿Sigue usted sin marido?

-Sí, y ya no me veo casada. Aunque si apareciese un buen hombre..., no estaría mal.

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