El Periódico. (5-marzo-97)
El 'rambo' de Soria se rinde matando
LYDIA GARRIDO
Enviada especial. Soria
El rambo de Soria se entregó matando. Tres horas antes de rendirse a la Guardia Civil con los brazos en alto y ondeando un pañuelo blanco, Fernando Domínguez Hernández, de 31 años, mató a tiros a un joven de 20 años, al que pretendía robarle la moto, y disparó contra tres trabajadores que viajaban en un todoterreno y que lograron escapar por los pelos. Su tercer homicidio, después del de un teniente de la Guardia Civil y el de su propio cómplice, el pasado sábado de Matalebreras, se produjo ayer a más de 40 kilómetros de la sierra del Moncayo, donde las fuerzas de seguridad habían mantenido su cerco.
Fernando Domínguez, escoltado por dos guardias civiles. La imagen fue captada en la Comandancia de Soria antes de declarar Domínguez, del que no se sabía nada desde que el sábado por la noche cometió los primeros crímenes, ha debido recorrer a pie más de 40 kilómetros. A las 14.30 horas de ayer se cruzó con Francisco de Borja Guisande Sancho, de 20 años, que acababa de salir de su finca en moto para ir a Soria. No recorrió ni 400 metros. Fue abatido por los disparos de Domínguez.
El padre del asesinado, Rafael Guisande, médico forense, fue el primero en encontrar el cadáver, que no fue levantado por el juez hasta las 7 de la tarde. El fallecido es además hermano del fotógrafo de prensa Valentín Guisande. El padre de ambos es amigo personal del presidente de Castilla y León, Juan José Lucas.
Localizado por un helicóptero
A las 14.55 horas, y a sólo 500 metros del lugar donde asesinó al joven, el fugitivo disparó contra cuatro trabajadores de la granja Sinova, a un kilómetro del casco urbano de Los Rábanos y a siete de Soria. Los empleados circulaban en un land rover. De los cuatro tiros disparados, tres impactaron en el vehículo, pero milagrosamente ninguno alcanzó a sus ocupantes. "Escapamos marcha atrás por un camino de tierra como pudimos, sin ver por dónde íbamos. Pensábamos que o nos mataba o volcábamos", explicó uno de los ocupantes, inmigrante guineano. Uno de sus compañeros resultó herido leve por la rotura de cristales.
Un vecino de Los Rábanos que escuchó los disparos llamó a la Guardia Civil.
Un helicóptero localizó al fugitivo a las 17.20 horas a un kilómetro de donde mató al motorista. El rambo de Soria, experto en artes marciales y buen tirador, había arrojado el arma homicida, una pistola 9 milímetros, a un barranco. Domínguez, al ver el helicóptero, alzó los brazos mientras con una mano agitaba un pañuelo blanco en señal de rendición. "Lo tenemos. Está rodeado. Bajamos a por él", dijo uno de los pilotos por la emisora de la Guardia Civil.
Domínguez iba vestido con una gorra blanca, un jersey verde, vaqueros y botas de montaña. En su mochila llevaba cuatro cargadores, chalecos antibalas y un casquillo. Sólo su tez morena revelaba que había estado casi tres días al raso.
Durante su traslado en helicóptero a Soria, un guardia civil se pasó todo el viaje sentado encima de él "para evitar riesgos", según un agente. Cuando llegó a la Comandancia, se mostró entero. No bajó la cabeza en ningún momento y miró desafiante a quienes le observaban. Anoche, aún no había declarado, por lo que se desconocían los móviles del rosario de crímenes.
La Guardia Civil y el juez deben aclarar ahora por qué un universitario de 31 años, sin antecedentes y con trabajo, se subió en un coche con un amigo para ir de Zaragoza a Soria con una bolsa repleta de armas y por qué secuestraron ambos a un taxista. Deberán desvelar por qué uno de ellos disparó 14 tiros a su propio compañero y a dos guardias civiles y por qué, antes de entregarse, mató a un joven de 20 años y acribilló un todoterreno.
¿Loco o profesional?
Los investigadores analizan un mar de hipótesis sobre el móvil del asesino. El arma empleada por el fugitivo, de fabricación italiana, "no está al alcance de un delincuente común", afirma la Guardia Civil
L. G.
Soria
Podría ser un loco o un profesional", comentó ayer un capitán de la Guardia Civil que participó en la captura del fugitivo. Los móviles de los tres asesinatos atribuidos a Fernando Domínguez son aún puras conjeturas. Nada se sabe con certeza de la personalidad y vinculaciones del criminal.
La Guardia Civil actuó desde el primer momento como si de un terrorista se tratara. El teniente coronel de la sexta región atribuyó ayer el despliegue a un "exceso de celo". Más de cien hombres, incluidos los Grupos Rurales
Antiterroristas y altos mandos del cuerpo especializados en la lucha contra bandas armadas, rastrearon desde el pasado sábado y hasta ayer por la tarde cualquier huella de Domínguez en las proximidades de Matalebrera, donde asesinó a tiros al teniente Alejandro García-Velasco e hirió a un capitán.
La tesis terrorista tiene algunos puntales. ¿Qué hacía una pareja de la unidad de Información a las 19.50 horas del sábado en un pueblecito soriano? La respuesta es aún un misterio. Oficialmente se atribuye a la casualidad que el teniente García-Velasco tropezara con lo que parecían unos delincuentes habituales que aquella misma mañana secuestraron durante casi tres horas a un taxista. Se ha sabido también que el vehículo en el que Domínguez y su cómplice se trasladaron desde Zaragoza hasta Soria la mañana del sábado, un Citroën AX, se hizo explosionar al día siguiente de forma controlada por artificieros desplazados desde Burgos, lo que sólo se hace en casos de terrorismo. Además, Domínguez trabajó como guardia de seguridad en una empresa de Publio Cordón, secuestrado por el Grapo.
Domínguez, experto en armas y supuestamente vinculado a grupos ultras, disparó contra el teniente balas de 9 milímetros, calibre utilizado por las fuerzas de seguridad y grupos terroristas. Fuentes del Ministerio de Interior aseguraron ayer que el arma es italiana, nueva y de muy difícil adquisición incluso en el mercado negro. "Hay que trabajar a muy alto nivel para hacerse con ella. No está al alcance de cualquier delincuente común".
Otras fuentes de la Guardia Civil apuntaron que desde el momento en que se conocieron los hechos de Matalebreras los cuarteles de toda España se pusieron a trabajar en la investigación. Además, aseguraron que se rastreó toda la información sobre el Grapo e incluso sobre grupos residuales anarquistas. No encontraron nada. "Pero no parece un delincuente común", dijo un capitán. Las investigaciones las lleva la Policía Judicial desde Madrid y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, especializada en delitos complejos.
El gobernador civil de Soria, Paulino del Valle, aseguró ayer: "Ningún móvil está descartado hasta que podamos tomarle declaración. No puedo confirmar que vinieran a Soria a efectuar un robo que supusiera un enfrentamiento que precisara el uso de armas. Todas las posibilidades siguen abiertas".
Un criminal "bien vestido y muy amable"
"Chavalote, que vas a perder el autobús", dijo el empleado de la gasolinera de Matalebreras a Fernando Domínguez, sin saber que se dirigía a alguien que iba a cometer tres asesinatos. "Me faltaban unas dos horas para acabar el turno cuando entró", recuerda ahora el trabajador. "Eran las ocho menos cuarto y yo estaba detrás del mostrador. El iba bien vestido, limpio. Me pareció muy amable. Me dijo que venía de la montaña y que quería coger el autobús de las 8 a Zaragoza. Charlamos un poco mientras él se bebía una cocacola y una botella de agua de litro y medio en siete minutos". Se despidieron y el empleado entró en el almacén de la gasolinera. "Oí los disparos, sí, pero pensé que eran niños tirando piedras sobre la uralita". Desde entonces, no duerme tranquilo.
Brigantinus-Quora
Hace 7 años
1 comentario:
Yo lo conocí bien era inteligente y educado.lo que yo creo es que el y su amigo que era bastante más extrovertido y tímido.quisieron hacer una chiquillada.y les salió mal..el todas las tardes venía al pub donde yo trabajaba y ahí se juntaban los dos y Elíseo otro amigo..yo creo que se fue de la cabeza.pirs no estaba en ningún grupo ultra.ni nada parecido..creo que su papá trabajaba en pikolin y a su mujer la carmennsita la conoció en el pub
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