Varios Autores
Función Cerebral
Libros de Investigación y Ciencia
Prensa Científica. Bcn. 1ra Reimp. 1995
LA CONDUCTA ADICTIVA
Vicent P. Dole
Febrero de 1981
[Presentación] Sea la adicción a las drogas, al alcohol o al tabaco, el problema reside en la conducta autodestructiva que genera. Un tratamiento de mantenimiento con metadona ha logrado devolver la salud a muchos adictos a la heroina
Los graves problemas sociales y personales que se derivan de la adicción, sobre todo a las drogas, pero también al alcohol y al tabaco, son extraordinariamente difíciles de afrontar. El índice de fracasos de los programas de "desintoxicación" y rehabilitación es alto. Un programa que da buenos resultados. siempre que se aplique correctamente, es el mantenimiento de adictos a la heroína con metadona, un análogo de la heroína. El programa de mantenimiento con metadona realizado en la ciudad de Nueva York, en el que he participado como médico y administrador desde su inicio, constituye un ejemplo de la eficacia de estos programas. Nos proporciona. además, una base para reflexionar sobre la adicción y los problemas que plantea su tratamiento.
Nadie sabe qué es lo que realmente ocurre con la conducta adictiva. Ni animales ni niños nacen con ansia por los narcóticos, los sedantes, el alcohol, la cafeína, el tabaco. las anfetaminas o la cocaína. Mucha gente, incluso personas que más tarde se convertirán en toxicómanos, alcohólicos o fumadores, reaccionan con náuseas y mareos a la primera toma. Resulta extraño, cuando menos. que algunos no sólo logren tolerar esos tóxicos, sino que desarrollen una necesidad irresistible de ellos.
Abundan las teorías. La sabiduría popular dice que los adictos toman drogas por placer; afirmación esta veraz, aunque incompleta. ¿Cómo logran esas sustancias, en un comienzo repugnantes, hacerse placenteras? ¿Por qué sólo algunos se tornan adictos siendo tan amplia la población expuesta? ¿Quizá la minoría adicta reacciona de manera distinta ante las drogas, o es que la mayoría no adicta tiene menos necesidad de gratificación?
Los tratados médicos antiguos atribuían la adicción a una personalidad adictiva, es decir, a un defecto del carácter diagnosticado a partir del hecho de que el sujeto era adicto. Estas explicaciones circulares poco aclaraban sobre las razones de la especificidad de cada adicción. Los opiómanos anhelan opiáceos, los alcohólicos, alcohol y los fumadores, cigarrillos. Incluso en personas con adicciones múltiples se conservan anhelos por sustancias específicas. ¿Por qué esto es así?
Compitiendo con la ineficacia de las explicaciones psicológicas encontramos teorías que manejan argumentos puramente farmacológicos. Una teoría hipersimplificada dibujaría al adicto como una persona atrapada en el hábito de consumir drogas para eludir el castigo: cuando desaparece el efecto de una droga adictiva. aparecen los síntomas de abstinencia, que empujan al adicto a buscar alivio en otra dosis. Esta explicación resultó verosímil y aclaraba la recurrente desesperación de la conducta de búsqueda del tóxico, pero no pudo explicar una cuestión fundamental: ¿por qué la mayoría de los adictos recaían después de haber superado el período de necesidad imperiosa del producto?
El tratamiento más antiguo de la adicción es la desintoxicación (termino procedente de la refutada teoría de que los adictos padecen una acumulación de toxinas en su organismo). En este tratamiento se suprime la droga bajo vigilancia médica. En el período de abstinencia, los síntomas difieren según la droga de que se trate, la magnitud de su uso hasta ese momento y el tipo de asistencia que se reciba en el momento de la supresión; aunque con el control adecuado es posible la desintoxicación de cualquier paciente. A partir de entonces, la abstinencia es posible sin un malestar excesivo. Para emplear una frase técnica, se ha conseguido eliminar la dependencia física.
Algunos investigadores han equiparado adicción y dependencia física, pero esta óptica ignora la parte más difícil del problema: la conducta de búsqueda del tóxico. La dependencia física es simplemente una consecuencia adaptativa ante la ingesta repetida de algunos productos químicos. Muchos fármacos administrados en la práctica médica -por ejemplo, los esteroides provocan una dependencia física en el sentido farmacologico, sin que aparezca un deseo por la sustancia. De manera semejante, la administracion obligada de narcóticos o alcohol a animales que no lo solicitan los hace depender físicamente de ellos, sin que aparezca una conducta adictiva. La gente que toma esteroides y los animales que reciben narcóticos o alcohol suprimen o reducen sustancialmente su consumo cuando la ingesta es optativa.
La distinción entre dependencia y adicción queda demostrada más claramente con el habitual fracaso de las curas de desintoxicación a que se someten los adictos. Si este tratamiento terminase con el hábito, la adicción sería un problema médico sencillo, pero resulta que la mayoría de ios consumidores recaen despues de haberse librado de su dependencia física. En un intento por reconciliar este hecho con la teoríaa farmacológica, algunos expertos han invocado el concepto de dependencia psicológica, término que se basa en la idea de que la desintoxicación ha eliminado los determinantes fisiológicos de la conducta adictiva, sin modificar la necesidad psicológica. Como en la teoría de la personalidad adictiva, el concepto de dependencia psicológica se caracteriza por ser una inferencia de muchas conductas que quedan sin explicar.
Una teoría psicofarmacológica alternativa identificaba las recaídas con un reflejo condicionado. Abraham Wikler, trabajando en el Public Health Service Hospital de Lexington, Kentucky, observó que algunos adictos dados de alta de la institución tras haber sido tratados padecían un intenso anhelo cuando volvían a su casa o a su barrio. Pudo descubrir ciertos estí- (...) [Fin de la primera página]
Brigantinus-Quora
Hace 7 años
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