La “psicología intuitiva” que surje de nuestra experiencia (sin ser contrastada con el conocimiento científico) no lleva a pensar que toda persona está animada por un espíritu o alma donde reside lo más propio y personal de cada humano. Este concepto intuitivo de “alma” resulta útil en tanto permite distinciones adecuadas que facilitan la supervivencia de la especie, y así ha sucedido en todos los lugares que ha habitado nuestra especie. No obstante el desarrollo científico nos lleva a nuevas fronteras y los problemas que se plantean, con la existencia del “alma” no son menores. Se supone que el “alma” aparece en algún momento de la concepción, y ese momento es crucial para determinar la clasificación del feto como humano. Dado que se requiere un tiempo para que la penetración del espermatozoide en el ovulo (“Incluso cuando penetra un solo espermatozoide, sus genes permanecen separados de los del óvulo durante un día o más, y se necesita otro día más o menos para el genoma recién surgido controle la célula” –
S. Pinker. La Tabla Rasa, p.331) de origen al nuevo ser se produce una situación de incertidumbre que no ha sido resuelta. Por otra parte la implantación del óvulo en el útero es esencial para el desarrollo del feto y se producen abortos espontáneos entre los dos tercios y tres cuartas partes del óvulo fecundado. Lo que también debe ser considerado desde la perspectiva de la aparición de esa “alma” que especifica la condición humana. Otras cuestiones como la aparición posterior a la fecundación de varios embriones que se desarrollan como gemelos, trillizos, etc. no simplifican el problema de la aparición del “alma” o la división de ésta en varias y sucesivas según los embriones divididos lleguen a ser viables o no.
La idea de la “animación” que tiene lugar en el momento de la concepción resulta difícil de conciliar con los conocimientos actuales, e incluso plantearía problemas legales no solo para los casos de aborto sino también para la utilización de dispositivos contraceptivos intrauterinos, o la píldora del día siguiente, sino habría que procesar por asesinato a quienes lo usan o usaron.
Considerar a la vida, en si misma, como “sagrada” también implica serios problemas concurrentes, sin contar que los defensores de los animales tendrían algo que opinar en el debate; y no debemos olvidar las cuestiones que se plantean en el otro extremo, cuando llega la muerte ¿En que momento se debe considerar que el “alma” ha abandonado el cuerpo que le sirve de sede? Considerando que en muchos casos no existe un colapso total, sino que se dan fallos graduales en diversas partes del cerebro y el cuerpo, cosa muy importante en los transplantes de órganos, las cuestiones éticas están muy lejos de alcanzar un consenso evidente.
Trazar una linea divisoria en un continuo vital es una necesidad práctica y a la vez filosófica, y en esto los rasgos cognitivos que especifican la naturaleza humana es una cuestión de primer orden.
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