EL COMUNISTA QUE COMIA NIñOS.
David Griego.
Editorial Lumen. 1995.
Desde el 15 de mayo de 1986 hasta el 7 de noviembre de 1990 Andrei Romanovich Evilenko se dió el gusto (es un decir) de violar, destrozar y comer a 55 niños, niñas y jovencitas. Al final podría haber dicho que no era una cuestión personal, sino que le apetecía cambiar de dieta. Pero no lo dijo; en cambio dió una descripción escrupulosa de donde, cuando y como había cometido tales tropelías.
La policía no podia creerle. Eran muchas más, casi una veintena, de las víctimas calculadas. Por otra parte la frialdad del asesino, un miembro del partido comunista y de la KGB, superaba la frontera del horror. Uno no espera encontrarse con un contable cuando habla con un psicótico. ¿Cómo Andrei Romanovich cayó en esa sima?
David Griego, periodista italiano, se interna con los datos y con la imaginación en la vida del "monstruo de Rostov" y lo sigue a partir del día fatídico en que comienza su carrera criminal: un dia después que tiene que abandonar el instituto donde enseña Lengua y Literatura Rusa. Pero no solo ahonda en la mente del profesor esquizofrénico, tambien narra su entorno: la destrucción del comunismo, la caída de Gorbachov y la ascensión de una nueva élite revolucionaria: la mafia de Yeltsin. Y sus observaciones dejan el ámbito novelesco para entrar en el estudio sociológico, e incluso en la predicción: nuevos Evilenkos esperan para coger el testigo. Mientras leemos nos preguntamos: ¿cómo es posible tantas muertes y tanta ineficiencia policial?
Evidentemente los métodos soviéticos estaban muy lejos de la Dra. Kay Scarpetta, el personaje creado por Patricia Cornwell; solo el análisis del semen y poco más. Pero hubo otro elemento que ayudó a la obra criminal: el silencio. Un denso silencio sobre las muertes, sobre las condiciones de estos homicidios y sobre las sospechas de la policia. Se eliminó de cuajo el escándalo y el sensacionalismo, y de paso... la colaboración ciudadana.
Otro factor que tambien facilitó la libertad del "monstruo" fué la ausencia de facultativos especializados. La psiquiatría soviética era útil para enviar al manicomio a los disidentes políticos, pero ineficaz para construir el perfil del asesino. Unicamente, segun el libro, un psicoanalista marginal es capaz de imaginarse, con coherencia, los recovecos mentales del profesor de Literatura. "Las enfermedades mentales -dice el psicoanalista Aron Ritcher- son lo más progresivo que existe actualmente en la Unión Soviética". Y diagnostica a continuación: "...las enfermedades mentales han progresado imperturbables, han dado pasos de gigante, han aprendido a camuflarse en la realidad cotidiana. Han crecido, se han vuelto terribles, astutas, incontrolables..."
El libro ha sido editado, en su lengua original, en 1994; y el diagnóstico del doctor sigue cumpliendose: en el ABC del martes 2 de marzo de 1995 leemos que ha sido cogido Serguei Riakhovsky bajo la acusación de ser presunto autor de diecinueve asesinatos de mujeres y adolescentes con edades que van desde los 14 a los 60 años. Todos ellos perpetrados en las zonas verdes de Moscu, entre los años 1986 y 1993. La escuela de Andrei Romanovich Evilenko, florece.
Pero no se trata de contemplar criticamente lo que sucede en ese universo lejano que un día fué tan poderoso como impenetrable; las palabras de Richter se proyectan como una sombra por todo nuestro mundo civilizado: ¿es la enfermedad mental solo un problema individual? ¿cómo influye el entorno? ¿cuánta violencia somos capaces de tragar? ¿que sucede cuando se une la inteligencia, una historia de soledad y el mundo conocido se vacia de todo significado existencial?
La novela, o mejor dicho, este documento humanizado no da soluciones, solo describe y sugiere. Con su ritmo intenso no decae nuestro interés aunque la historia del violador antropófago sea una muerte anunciada. Un libro no solo para adictos a la novela negra, servirá a cualquiera que se sienta inquieto con el diseño del mundo que estamos creando cada dia.
Carolus
Brigantinus-Quora
Hace 7 años
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