viernes, 25 de abril de 2008

La ciencia como escritura

LA CIENCIA COMO ESCRITURA
David Locke Colección Frónesis Ediciones Cátedra y Universitat de València,
Madrid, 1997

La división del saber universal en dos culturas, las ciencias y las letras,
ha supuesto la creación de dos lenguajes aparentemente irreconciliables, la
literatura y el lenguaje científico. David Locke, autor del libro La
ciencia como escritura y profesor de literatura, ha tendido un puente entre
ambos mundos con dicha dicotomía.

Desde la ciencia tradicional se ha cultivado la idea de que los documentos
científicos responden a un lenguaje legible, claro y objetivo, que pretende
ser un espejo de la realidad, es decir, se está convencido de que el
lenguaje científico es en sí mismo «transparente», el recipiente invisible
e intangible del pensamiento científico. El lenguaje científico, pues, se
ha construido sobre la base de un dogma central creado en torno a la
«mística» de la ciencia: la ciencia es ciencia en virtud de su método,
aislado de condicionamientos sociales, políticos y económicos, por lo que
se cree que la ciencia se dedica a descubrir la verdad sin detenerse en
intereses extracientíficos. Del mismo modo, la crítica literaria
tradicional también ha considerado los documentos científicos como carentes
de un interés intrínseco como escritura, alineando el lenguaje científico
como esencialmente representativo y exento de aquellas otras cualidades
(expresividad, afectividad, destreza, artificialidad social,
constitutividad textual) consideradas como aquellas que otorgan al lenguaje
literario su literalidad.

Sin embargo nada más lejos de la realidad. Desde que el científico es
científico, se encuentra inmerso en un entorno concreto, desde el
laboratorio donde trabaja hasta la sociedad a la que pertenece, que
determina su visión del mundo y, por lo tanto, su objetividad. El sociólogo
Robert Merton ya desarrolló en los años treinta estudios sobre cómo los
científicos trabajan juntos y cómo se hallan influenciados por la sociedad
en general. Una línea de trabajo que ha sido seguida por la sociología
actual, que ha planteado que el documento científico es en efecto un
artefacto social que funciona en el medio social, tanto en el medio de la
ciencia como en el medio del mundo circundante. De este modo, a la ciencia
le han salido nuevos críticos, incluso de modalidades críticas en
disciplinas al margen del mundo literario, como el feminismo, que tacha al
lenguaje científico de machista, o el marxismo.

Locke revisa, desde un punto de vista literario, los documentos científicos
de Galileo, Darwin, Newton y Einstein, entre otros conocidos científicos,
estableciendo las similitudes entre los discursos de la literatura y la
ciencia.
Mònica López Ferrado

TRADUCCIÓN Y LENGUAJE EN MEDICINA

F.A. Navarro Fundación Dr. Antonio Esteve, Barcelona, 1997

La última publicación de la serie Monografías Dr. Antonio Esteve recoge un
conjunto de artículos publicados por el Dr. Fernando Navarro en la revista
Medicina Clínica, centrados todos ellos en los problemas que comporta la
traducción y la redacción de textos científicos.

Según F. Bosch y S. Erill, mejorar la comunicación científica es servir a
la ciencia. El paciente y cuidado trabajo de F. Navarro ofrece un
instrumento de primera calidad a este respecto ya que aporta su amplia
experiencia en el campo de la traducción y el lenguaje en medicina.

Traducción y lenguaje en medicina trata, a través de los distintos
capítulos, de los diferentes problemas que se encuentran hoy día las
publicaciones médicas en lengua española. El vocabulario médico actual se
basa en los dos idiomas clásicos, el griego y el latín, que dominaron la
medicina occidental durante más de dos milenios. El francés, el alemán y el
inglés no sustituyeron al latín como idioma de la medicina hasta el siglo
pasado, cuando se convirtieron en portadores de los principales avances
científicos; por esta causa, estas publicaciones son en gran medida el
resultado de un proceso de traducción a partir de estos idiomas modernos y
muy especialmente del inglés.

El autor se ocupa en los primeros capítulos, junto a F. Hernández, de las
palabras de traducción engañosa en el inglés médico. El problema de los
falsos amigos, palabras de ortografía muy similar o idéntica pero con
significados distintos en los dos idiomas no es un mera cuestión de purismo
ya que en la mayoría de ocasiones modifica sustancialmente el sentido de un
texto.

Hay otros dos capítulos dedicados a palabras francesas de traducción
engañosa en medicina y a palabras alemanas de traducción engañosa en
medicina. El autor aporta en estos capítulos numerosos ejemplos de palabras
de traducción equívoca, así como un comentario exacto de su correcto
significado y su correcta traducción.

También el empleo exagerado que se hace de la voz pasiva en las
publicaciones médicas españolas es abordado con detalle en el capítulo «Uso
y abuso de la voz pasiva en el lenguaje médico escrito». El autor comenta
aquí que la influencia actual del inglés médico sobre la lengua castellana
no se limita al campo léxico-semántico, sino que tiene importantes
repercusiones en el terreno sintáctico.

Es interesante también el capítulo dedicado a los «Problemas de género
gramatical en medicina» que nos muestra en una tabla las palabras de género
gramatical dudoso y el uso frecuente en el lenguaje médico. Y el capítulo
dedicado a los problemas de acentuación en medicina y farmacología, ya que
el autor nos recuerda en este apartado las reglas de la Real Academia
Española comúnmente aceptadas.

En este número 20 de las Monografías Dr. Antonio Esteve se dedica un
capítulo al nuevo Diccionario de la Real Academia Española y su repercusión
sobre el lenguaje médico, tales como modificaciones ortográficas, nuevas
definiciones de términos médicos ya existentes, nuevas acepciones médicas
de palabras ya existentes, neologismos médicos y un listado de una
cincuenta neologismos polémicos ya incorporados al Diccionario de la Lengua
Española.

Los tres últimos capítulos de la monografía («La nomenclatura de los
fármacos I, II y III») recogen la nomenclatura normalizada de carácter
internacional de las sustancias farmacéuticas.

Finalmente, y aunque cada capítulo incorpora su propio apartado
bibliográfico, se presentan dos listados que engloban las principales obras
publicadas sobre traducción y lenguaje en medicina. El primero está
dedicado a publicaciones sobre traducción médica; el segundo se centra en
las publicaciones en español sobre lenguaje médico y redacción científica.



Maria Roura Poch

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ILLUSTRATING SCIENCE: STANDARDS FOR PUBLICATION

Scientific Illustration Committee Publicado por Council of Biology Editors
Bethesda, 1988

Esta obra surgió a partir de la necesidad planteada en 1980 por Erwin
Neter, presidente del Council of Biology Editors, de reunir los estándares
de la ilustración científica en un único libro. A raíz de esta idea se creó
ad hoc el Comité de Ilustración Científica, el cual tenía como misión
investigar si también la comunidad científica y su entorno creían necesaria
la publicación de un «manual de estilo» de la ilustración científica, así
como averiguar cuáles son su formato y contenidos. Además de las opiniones
reflejadas a través de cuestionarios, el comité hizo un profundo
seguimiento de las instrucciones para autores de diversas publicaciones
científicas. Entre 465 publicaciones revisadas, tan sólo un 10 % contenían
instrucciones suficientemente detalladas como para constituir criterios
estándar para los autores.

Illustrating Science no es, pues, una obra dirigida a enseñar el arte de la
ilustración, sino una guía para mostrar el enjuiciamiento del trabajo
ilustrativo. O, según palabras de los propios autores «para establecer los
estándares de creación y publicación de ilustraciones con los resultados
más precisos y la máxima efectividad posible».

Es cierto que los medios electrónicos han cambiado el panorama de la
publicación científica; sin embargo, los elementos humanos continúan
siguiendo un patrón tradicional: los autores investigan, descubren y
publican, los ilustradores y fotógrafos interpretan y representan, los
revisores critican y recomiendan, los editores juzgan y seleccionan, y
sucesivamente todos los implicados en el proceso de la publicación del
trabajo científico. Así, sea la ilustración dirigida a ser publicada en
papel o en soporte electrónico, los mismos estándares pueden regir su
calidad y efectividad.

El libro se divide en varios capítulos en los que se revisan las distintas
formas de ilustración: gráficas, mapas, gráficos por ordenador,
fotografías, etc. Se han dedicado apartados especiales a los aspectos del
proceso editorial que afectan a la ilustración y a los criterios de
calidad, estándares e instrucciones al autor.

En un capítulo destacado y sin duda singular en este tipo de textos sobre
ilustración, se analizan los aspectos legales y éticos de la ilustración
científica. Se apunta un especial énfasis a temas concretos, tales como los
derechos de autor, la doctrina del fair use el cual supondría un uso debido
en determinadas condiciones, los límites de lo permitido en la fotografía
clínica y las responsabilidades.

Sin duda, una pieza básica para todo aquel que desee publicar los
resultados de la investigación científica ayudándose de un soporte
ilustrativo.



[mail.gif (6750 bytes)] Gemma Revuelta

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ANÁLISIS DEL CICLO DE VIDA

Pere Fullana y Rita Puig Rubes Editorial, 1997

El impacto de la actividad humana sobre su entorno natural ha constituido,
desde el inicio de la historia de nuestra especie y, en especial desde el
Neolítico, un catálogo de acciones de consecuencias cada vez más profundas
sobre el equilibrio del entorno inmediato. Pero es la expansión de la
actividad industrial la que ha producido un incremento desmesurado de los
desequilibrios, que ya llegan a modificar parámetros a escala planetaria.
Tras décadas de actividad inconsciente (e irresponsable), las sociedades
industrializadas han iniciado numerosas iniciativas, encaminadas a paliar
el impacto de su desarrollo sobre el medio ambiente y corregir los
desequilibrios producidos. Para ello resulta imprescindible poder
cuantificar de forma eficaz el impacto que producen las distintas fases de
cada actividad y, a la vez, deducir qué correcciones aplicar en cada caso.
Sin embargo, la propia complejidad de nuestro mundo no deja percibir si,
por ejemplo, los detergentes «ecológicos» lo son más que los habituales.
Difícilmente podremos deducir que un detergente contribuye menos al
desequilibrio medioambiental, por muy degradable que sea y por muy libre de
aditivos agresivos que esté, si para fabricarlo se ha necesitado más
energía de la habitual o, para obtener un lavado aceptable, hay que usar
más cantidad de producto. Si, además, nuestra operación de lavado se
realiza con una lavadora que derrocha agua o energía, aunque haya sido
fabricada por un procedimiento que ahorra recursos, la operación final de
lavado distará mucho de ser óptima desde el punto de vista ambiental. Este
ejemplo pone de manifiesto que disponer de información suficiente y
presentada de forma simple y sistemática permite tomar decisiones.

Desde esa novedosa y global perspectiva, se requiere una herramienta que
pueda evaluar la incidencia ambiental de los productos y que incluya todas
las etapas de su ciclo de vida y los impactos posibles, sin límites
geográficos, funcionales y temporales. El análisis del ciclo de vida se
está perfilando como la mejor herramienta de gestión ambiental, capaz de
cuantificar cualquier producto, proceso o servicio de forma global, y
planificar estrategias ambientales a medio y largo plazo. La primera
definición consensuada del ACV lo describe como «un proceso objetivo para
evaluar las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad
identificando y cuantificando el uso de materia y energía y los vertidos
del entorno para determinar lo que ese uso de recursos y esos vertidos
producen en el medio ambiente, y para evaluar y llevar a la práctica
estrategias de mejora ambiental».

La obra de Pere Fullana y Rita Puig, Análisis del ciclo de vida, es una
guía práctica de aplicación del método, cuya exposición ágil y sistemática,
centrada en ejemplos prácticos y identificables, la convierte también en un
excelente texto introductorio a la materia. Se trata, en definitiva, de la
primera obra que sobre el tema se publica en castellano, excelentemente
documentada y con una extensa y bien recopilada bibliografía, tanto la
existente en papel como en formato digital, lo que representa una
gratificante novedad, teniendo en cuenta la creciente cantidad de
información que se mueve por las redes telemáticas.

En cualquier caso, la bondad de la obra viene avalada por la calidad de sus
autores (Pere Fullana es presidente de la APRODACV, la Asociación Española
para la Promoción y el Desarrollo del Análisis del Ciclo de Vida) y por un
excelente prólogo que firma el director de la Agencia Europea del Medio
Ambiente, Domingo Jiménez Beltrán.
Albert Trebla

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