miércoles, 2 de abril de 2008

Sobre la Certeza

*Ludwig Wittgenstein SOBRE LA CERTEZA Traducido por Josep Lluís Prades y Vicent Raga Edición Bilingüe alemán-español Gedisa Editorial Barcelona, 3ra. edición, abril 1995 Pgs.96

Nombre en Alemán: Über Gewissheit

Edic.Inglesa: On Certainty ed. G.E.M.Anscombe y G.H. von Wright Basil Blackwell. Oxford. 1969 y Harper & Row, New York, 1969

Edic. en Catalán DE LA CERTESA Edicions 62, Barcelona, 1982


Comentarios: Escrito en los años ... 19549-51 preparó las últimas notas.

Contenidos: Prefacio a la edición original alemana de G.E.M.Anscombe y G.H. von Wright.

Al final, pag 96:

-Obras principales de Wittgenstein, por orden aproximado de redacción, no de publicación. (con algunas traducciones al español, muy antiguas) -Estudios introductorios a la filosofía de Wittgenstein de especial interés (con algunas traducciones al español, muy antiguas)

Comentario de Monk:

"Durante los dos meses que le quedaban de vida Wittgenstein escribió más de la mitad (los párrafos numerados del 300 al 676) de las observaciones que ahora constituyen "Sobre la certeza", y al hacerlo produjo lo que muchas personas consideran el texto más lúcido de toda su obra."

(en Ray Monk."Ludwig Wittgenstein".Anagrama. pag. 520)


---/TEXTO/---
(escaneado, que requiere corrección por errores de transcripción)

LLAMADAS DE REFERENCIA

* Cada vez que aparece el asterisco en la versión castellana significa que los traductores cambiaron la palabra "alemán", "alemana", "alemanes" o "alemanas" del original por 'castellano" o "español" (en sing., pl., masc. o fem.). [T.]]

1 Véase G. E. Moore: «Proof of an External World" ("Prueba del mundo exterior en Proceedings of the British Academy, 1939; "A defence of Common Sense" ("Defensa del sentido común"), en Contenporary British Philosophy, 2nd. series, J. H. Muirhead ed., 1925. Ambos trabajos pueden encontrarse también en Philosophical Papers, London, George Allen and Unwin, 1959, [E.] (Hay traducción española de Carlos Solís, Defensa del sentido común y otros ensayos, con un prólogo de Javier Muguerza, Madrid, Taurus, 1971)[T.]

2 Pasaje suprimido. [E.]

3 Philosophische Untersuchungen. [T.]

4 Philosophische Untersuchungen I, § 2. [E.]

5 Goethe, Fausto, I [E.]

6 Grundgesetze der Arithmetik, I, xvii. [E.]

7 Philosophische Untersuchungen, I, § 2. [E.]

8 La última oración es un añadido posterior. [E.]

9 Nota marginal: ¿No podría ocurrir que creyéramos reconocer ahora un error cometido anteriormente y que, más adelante, se descubriera que la primera opinión era acertada?, etc.

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PREFACIO A LA EDICION ORIGINAL ALEMANA

Lo que aquí publicamos pertenece al último año y medio de la vida de Wittgenstein. Hacia la mitad de 1949, visitó los Estados Unidos por invi-tación de Norman Malcolm, residiendo en la casa de éste en Ithaca. Mal-colm reavivó su interés por la "defence of coinmon sense" de Moore. Es decir, por la pretensión de saber con seguridad que una sede de pro-posiciones son verdaderas, por ejemplo: "Aquí hay una mano y aquí hay otra", "La Tierra existía desde mucho antes de mi nacimiento" y "Nunca me he alejado mucho de la superficie terrestre". La primera de éstas se encuentra en "Proof of the Externa¡ World", de Moore; las otras dos en su "Dcfcnce of Coinmon Sense"; estos artículos habían interesado a Witt-genstein durante mucho tiempo y le había dicho a Moore que el último era su mejor ensayo. Moore se mostró de acuerdo. El libro que presentamos contiene todo lo que Wittgenstein escribió sobre el tema desde aquella época hasta su muerte. Se trata de un conjunto de notas que no son sino un prinier borrador; no vivió lo suficiente conjo para seleccionar y corre-gir este material. Las notas están ordenadas en cuatro partes; hemos indicado las divi-siones correspondientes en los §§ 65, 192 y 299. Creemos que constitui-ría la primera parte -sin indicación de fechas- lo que se escribió en vein-te hojas sueltas de papel pautado. Wittgenstein las dejó en la habitación queocupabacn casadeG. E. M. Anscombeen Oxford,en laqueviviódes-de abril de 1950 a febrero de 1951 -con excepción de un viaje a Norue-ga durante el otoño. Tengo (G. E. M. A.) la impresión de que las había es-crito en Viena, donde había estado desde las Navidades anteriores hasta el mes de marzo, aunque ahora no puedo recordar el fundamento de esa impresión. El resto procede de pequeños cuadernos de notas en los que sí hay fechas; de hecho, hacía el final siempre se da la fecha de lo escrito. La última anotación fue hecha dos días antes de su muerte, el 29 de abril de 195 1. Aunque hemos dejado las fechas tal y como aparecen en los ma-nuscritos, la numeración de los parágrafos ha sido realizada por los edi-tores. Se ha creído conveniente publicar este trabajo de forma independien-te. No se trata de una selección; aparece como un tema individualizado en los cuadernos de notas de Wittgenstein y se dedicó a él, aparentemente, en cuatron períodos distintos de tiempo a lo largo del año y medio al que hemos aludido. El tratabo constituye un tratamiento coherente de los pro-blemas de los que se ocupa.

G. E. M. Anscombe G. H. von Wright

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1. Si sabes que aquí hay una mano,' te concederemos todo lo demás. (Por supuesto, decir que una proposición semejante no puede ser pro-bada no significa que no pueda ser derivada de otras proposiciones; cual-quier proposición puede derivarse de otras. Pero puede suceder que éstas no sean más seguras que aquélla.) (J. H. Newman hizo una observación curiosa a este respecto.)

2. De] hecho de que a mí---oa todos- me parezca así no se sigue que sea así. Sin embargo, es posible preguntarse sí úene sentído dudar de ello.

3. Si, por ejemplo, alguien dice: "No sé si ahí hay una mano" se le pue-de decir "Mire más de cerca". -Esta posibilidad de asegurarse pertene-ce al juego de lenguaje. Es uno de sus rasgos esenciales.

4. "Sé que soy un hombre." Para damos cuenta de lo poco claro que es el sentido de esta proposición, consideremos su negación. Como mucho, podríamos interpretarla así: "Sé que tengo los órganos propios de un ser humano". (Por ejemplo, un cerebro que, de todos modos, nadie ha visto nunca.) Pero, ¿qué sucede con una proposición del tipo de "Sé que tengo un cerebroT ¿Puedo ponerla en duda? ¡Me faltan razones para la duda! Todohablaasu favor, nada en contra de ella. Sin embargo,es posibleima-ginar que por medio de una operación se comprobara que mi cráneo es-tá vacío.

5. Que una proposición pueda, en último término, revelarse falsa depen-de de lo que considere que es válido para decidir sobre ella.

6. Ahora bien, ¿se puede enumerar (como hace Moore) lo que se sabe? Creo que, sin más ni más, no. -Ya que, si así lo hiciéramos, utilizaría-mos mal la expresión "Sé". Y, a través de este uso incorrecto, parece ma-nifestarse un estado mental peculiar y muy importante.

7. Mi vida muestra que sé, o estoy seguro, que allí hay una silla, una puerta, etc. Por ejemplo, le digo a mi amigo: "Lleva esta silla allá", 'Ue-rra la puerta", etc., etc.





8. La diferencia entre los conceptos de "saber" y "estar seguro" no tie-ne ninguna iniportancia, excepto cuando "Sé" quiere decir: No puedo equivocarme, Ante un tribunal, por ejemplo, podría utilizar "Estoy segu-ro" en lugar de "Sé" en todas las declaraciones. De hecho, podemos ima-ginar que el "Sé" estuviera prohibido allí. (Un paso del Wilhelm Meister en el que se utiliza "Sabes" o "Sabías" en el sentido de "Estabas seguro" cuando las cosas suceden de un modo distinto a como él las sabía.)

9. Ahora bien, ¿me aseguro en la vida ordinaria de que sé que aquí hay una mano (a saber, la mía propia)?

10. ¿Sé que aquí yace un hombre enfermo? ¡Qué absurdo! Me siento en la cabecera de su cama, observo atentamente sus facciones. -¿No sé, pues, que yace ahí un hombre enfermo?- Ni la pregunta ni la afirmación tienen sentido. Tan poco como lo tiene "Estoy aquU, que, sin embargo, po-dría utilizar en un momento dado, si se presentara la ocasión oportuna. -¿De ¡nodo que también "2 x 2 = 4" es un sinsentido y no una proposición aritniética verdadera, excepto en determinadas ocasiones? "2 x 2 = 4" es una proposición verdadera de la aritmética-no "en determinadas ocasio-nes" ni "siempre"- -pero los sonidos o signos gráficos "2 x 2 = 4" podrían tener en chino un significado diferente o podrían ser un sinsentido es-tridente, en donde se ve que: la proposición sólo tiene sentido a ti avés del uso. Y "Sé que aquí yace un hombre enfermo", utilizada en una situación inadecuada, parece una obviedad rnás que un sinsentido porque podemos imaginar una situación apropiada para ella y porqu_- se piensa que las pa-labras "Sé que..." son siempre adecuadas cuando no hay duda alguna (y, porlo tanto, también cuando la expresión deduda resulta incomprensible).

11. No Dos damos cuentade lo muy especializado quees el uso de "Sé".

12. Puesto que "Sé..." parece describir un estado de cosas que garanti-za como un hecho aquello que se sabe. Nos olvidamos siempre de la ex-presión "Creía saberlo".

13. De modo que no se puede inferir la proposición "Es asC' de la de-claración de otra persona: "Sé que es asf'. Ni tampoco de la declaración junto al hecho de que no sea una mentira. -Pero, ¿no puedo concluir "Es así" de mi declaración "Sé etc."? Desde luego, y de la proposición "Sa-be que allí hay una mano" también se sigue "Allí hay una mano". Pero de

13





su declaración "Sé..." no se sigue que lo sepa.

14. Antes de nada, es preciso demostrar que lo sabe.

15. Es preciso demostrar que no es posible error alguno. La aseveración "Lo sé" no basta. Porque no es más que la aseveración de que (ahí) no pue-do equivocarme: que no me equivoque en esto ha de establecerse de un modo objetivo.

16. "Sisé algo también sé que lo sé, etc." es equivalente a: "Lo sé" quie-re decir "Soy infalible al respecto". Pero que lo sea ha de poder ser esta-blecido de un modo objetivo.

17. Supongamos que digo: "No puedo equivocarme: eso es un libro" y, al mismo tiempo, señalo al objeto. ¿A qué se parecería un error? ¿Ten-go una idea clara al respecto?

18. Muchas veces "Lo sé" quiere decir: tengo buenas razones para mi afirmación. De modo que, si el otro conoce el juego de lenguaje, debería admitir que lo sé. Si conoce el juego de lenguaje, se ha de poder imagi-nar cómo puede saberse una cosa semejante.

19. Así pues, la afirmación "Sé que aquí hay una mano" puede ampliar-se del modo siguiente: "Es mi misma mano la que estoy mirando". En ese caso, una persona razonable no dudaría de que lo sé. -Tampoco el idea-lista; más bien dirá que, para él, no se trataba de la duda práctica, que es-tá descartada, sino que tras la duda práctica todavía yace una duda. -Que ésta sea una ilusión se ha de mostrar de un modo distinto.

20. "Dudar de la existencia del mundo externo" no significa, por ejem-plo, dudar de la existencia de un planeta que puede ser probada después por medio de la observación. -¿0 Moore quiere decir que el saber que aquí está su mano es de un tipo distinto al del saber que existe el plane-ta Saturno? Si no fuera así, podríamos mostrar a los que dudan el descu-brimiento del planeta Saturno y decirles que su existencia ha sido estable-cida y, con ella, también la existencia del mundo externo.





21. El punto de vista de Moore viene a ser el siguiente: el concepto "sa-ber" es análogo a los conceptos "creer", "conjeturar", "dudar", "estar con-vencido", en tanto que la afirmación "Sé..." no puede constituir un error. De ser así, sería posible inferir de una declaración la verdad de una aser-ción. Pero con ello se pasaría por alto la expresión "Creía saberlo". -Aho-ra bien, si no aceptarnos esta forma, entonces también debe ser lógicamen-te imposible cometer un error en la aserción. Y el que conozca el juego de lenguaje se dará cuenta: la aseveración, hecha por alquien digno de con-fianza, de que sabe no puede aportarle nada.

22. Sería inuy extraño que estuviéseinos obligados a creer a quien, sien-do digno de crédito, dijera: "No me puedo equivocar", "No me equivoco".

23. Si no sé si alguien tiene dos inanos (por ejemplo, si le han sido ani-putadas o no), creeré su afirmación de que las tiene siempre que se trate de una persona digna de crédito. Y, si dice que lo sabe, lo único que pa-ra mí puede querer decir es que ha tenido la oportunidad de establecer con seguridad, por eJemplo, que sus brazos ya no están ocultos por los venda-jes que los crivolvían, etc. Que yo crea a la persona digna de crédito se si-gue de que le concedo la posibilidad de convencerse. Por el contrario, no la concede quien dice que (quizá) no hay objetos físicos.

24. La pregunta del idealista podría formularse, más o menos, del si-guíente modo: %Qué derecho tengoa nodudar de la existencia de mis ma-nos? (Y la respuesta a ella no puede ser: "Sé que existen"). Pero quien ha-ce tal pregunta se olvida de que la duda sobre la existencia sólo tiene lu-gar en un juego de lenguaje. En vez de comprendería sin más, deberíamos preguntamos antes: ¿cómo sería una duda de semejante tipo?

25. También podemos equivocamos respecto a "Aquí hay una mano". Unicamente en determinadas circunstancias no podemos equivocarnos. -"Incluso en un cálculo nos podemos equivocar- sólo en ciertas cir-cunstancias deja de ser posible".

26. Pero, ¿se puede desprender de una regla en qué circunstancias queda excluido lógicamente el error en la utilización de las reglas del cálculo? ¿De qué serviría semejante regla? ¿No podríamos equivocarnos (otra vez) en su aplicación? 27. Sin embargo, si quisiéramos dar una regla en este caso, contendría la expresión "en circunstancias normales". Y aunque reconocemos las circunstancias normales, no podemos describirlas con exactitud. Como mucho, podríamos describir una serie de circunstancias anormales.

28. ¿Qué es "aprender una regla"? -Esto. ¿Qué es "cometer un error al aplicarla"?---Esto. Y lo que se señala es algo indeterminado.

29. La práctica de usar la regla muestra también qué es un error en su utilización.

30. Cuando alguien se ha convencido, dice: "Sí, el cálculo es correcto", pero no lo ha inferido de su propio estado de certeza. Un estado de cosas no se sigue de la propia certeza. La certeza es.por asídecirlo, un tono en el que se constata cómo son las cosas; pero del tono no se sigue que uno esté justificado.

31. Me gustaría eliminar del lenguaje filosófico las proposiciones alas que volvemos una y otra vez como hechizados.

32. No se trata de que Moore sepa que allí hay una mano, sino de que no le entenderíamos si dijera "Por supuesto que en eso podría equivocar-me". Preguntaríamos: "¿cómo sería un error semejante?" -por ejemplo, ¿qúé contaría como el descubrimiento de que se trataba de un error?

33. De modo que prescindimos de las proposiciones que no nos permi-ten avanzar. 34. Cuando alguien aprende a calcular, ¿aprende también que se puede confiar en el cálculo que hace el maestro? Sin embargo, estas explicacio-nes deben tener un fin. ¿También se le enseña que puede confiar en sus sentidos --dado que se le ha dicho que en muchos casos no puede fiarse de ellos?-Regla y excepción.

35. Pero, ¿no es posible imaginarse que no hay objetos físicos? No lo sé. De cualquier modo, "Hay objetos físicos" no tiene sentido. ¿Sería una proposición empírica9-





COST Y, ¿es ésta una proposición empírica: "Parece que hay objetos físi-

36. La instrucción "A es un objeto físico" se la damos sólo a quien to-davía no comprende el significado de "A" o el de "objeto físico". Por tan-to, se trata de una instrucción sobre el uso de las palabras, y "objeto físi-co" es un concepto lógico (como color, medida ... ). Es por ello por lo que no es posible formar una proposición como "Hay objetos físicos". A cada paso, sin embargo, nos encontramos con intentos frustrados de este tipo.

37. ¿Es una respuesta satisfactoria al escepticismo del idealista o a las aseveraciones del realista (decir que la proposición) "Existen objetos fí-sicos" no tiene sentido? Para ellos, obviamente no es un sinsentido. Una respuesta podría ser: tal aserción, o su contraria, no es sino un intento frus-trado de expresar lo que no puede expresarse de este modo. Es posible mostrar que no tiene éxito, pero con ello no se resuelve el caso. Debemos advertir que lo que se presenta como la primera expresión de una dificUl-tad, o de una respuesta a la dificultad, todavía podría ser una expresión completamente incorrecta. Del mismo modo que, a veces, quien critica con razón un cuadro dirige su primera crítica adonde no corresponde y se requiere una investigación para encontrar la explicación adecuada de la crítica.

38. El saber en matemáticas. Es preciso recordar aquí la irrelevancia de un "proceso interno" o "estado" y preguntamos: "¿Por qué debería ser im-portante? ¿Cómo me afectaría?" Lo que importa es cómo utilizamos las proposiciones matemáticas.

39. Así se calcula; en estas circunstancias se trat de un cálculo como algo incondicionalmente digno de confianza, algo indudablemente correcto.

40. "Sé que aquí está mi mano" puede ser seguido por la pregunta "¿Có-mo lo sabesT' y la respuesta a esta pregunta presupone que esto se pue-de saber de esta manera. En lugar de "Sé que aquí está mi mano", podría decirse "Aquí está mi mano" y añadir cómo se sabe.

41. "Sé dónde siento el dolor". "Sé que lo siento aquí- son tan incorrec-tas como "Sé que tengo dolor". Pero "Sé dónde me has rozado el brazo" es correcta.





42. Se puede decir "El lo cree, pero no es así", pero no "El lo sabe, pero no es así". ¿Radica la explicación en la diferencia entre los estados mentales de creencia y de conocimiento? No. -Por ejemplo, es posible denominar "estado mental" a lo que se expresa por medio M tono de voz, del gesto, etc. Entonces, sería posible hablar de un estado anímico de convicción. Y tal estado de ánimo podría ser el mismo tanto cuando se supiera como cuando se creyera erróneamente. Pensar que las palabras "creer" y "saber" han de corresponder a estados diferentes sería como sí se creyera que a la palabra "Yo" y el nombre "Ludwig" deben corres-ponder diferentes personas porque se trata de conceptos distintos.

43. ¿Qué tipo de proposición es la siguiente: "No podemos habernos equivocado en el cálculo 12 x 12 = 144T Sin duda, ha de ser una propo-sición de la lógica. -Ahora bien, ¿no es lo mismo, o no lleva a lo mis-mo, que la consiatación de que 12 x 12 = 140

44. Si se reclamara una regla de la que se siguiera que no puede haber habido un error en este cálculo, la respuesta sería que tal cosa no la apren-dimos por medio de una regla, sino aprendiendo a calcular.

45. Hemos llegado a conocerla esencia del cálculo al aprender a calcu-lar.

46. Pero, en ese caso, ¿no es posible describir cómo nos convencemos de la fiabilidad de un cálculo? ¡Por supuesto que sí! Pero en ello no inter-viene regla alguna. -Lo más importante es: la regla no es necesaria. Nada nos falta. Calcularnos de acuerdo con una regla, eso es todo.

47. Así se calcula. Calcular es eso. Lo que aprendemos en la escuela, por ejemplo. Olvídate de la seguridad trascendental que está ligada a tu idea de espíritu.

48. Sin embargo, en una gran can tídad de cálculos podríamos conside-rar que algunos son absolutamente dignos de confianza y que otros toda-vía no están completamente establecidos. Ahora bien, ¿es ésta una distin-ción lógica?

49. Pero, recuerda: incluso mi consideración de que el cálculo está firmemente establecido no es más que una decisión con una finalidad práctica. 50. ¿Cuándo se dice "Sé que x ='T Cuando el cálculo ha sido comprobado. 50 Sc





51. ¿Qué tipo de proposición es ésta: "¡Cómo sería un error aquí! "9 De-bería ser una proposición lógica. Pero se trata de una lógica distinta a la habitual porque lo que enseña no lo enseña por medio de proposiciones. -Es una proposición lógica dado que describe, precisamente, la situación conceptual (lingüística).

52. De modo que esa situación no es la misma para una proposición co-mo "Existe un planeta a tal distancia del Sol" y para una como "Aquí hay una mano" (es decir, la mía). La segunda no puede ser catalogada como una hipótesis. Pero no hay una frontera bien delimitada entre ambas.

53. Podríamos, pues, darle la razón a Moore silo interpretáramos del si-guiente modo: una proposición que dice que hay un objeto físico puede ocupar el mismo lugar lógico que una proposición que dice que aquí hay un punto rojo.

54. No es verdad, pues, que lo único que sucede, al pasar de una con-sideración sobre un planeta a otra sobre la propia mano, es que el error se convierte en algo más improbable. Al contrario, cuando llegarnos a cier-to punto ya no es ni siquiera concebible. Eso ya nos lo indica con claridad el hecho de que, en caso contrario, sería concebible que nos equivocáramos en todos los enunciados sobre ob-jetos físicos, que todos los enunciados que hiciéramos fueran incorrectos.

55. Así pues, ¿es posible la hipótesis de que no existe ninguna de las co-sas que nos rodean? ¿No sería como si nos hubiéramos equivocado en to-dos nuestros cálculos?

56. Si decimos: "Es posible que estos planetas no existan y que el fe-nómeno luminoso se produzca de un modo diferente", todavía nos falta el ejemplo de algún objeto que sí exista. Tal cosa no existe ---como, por ejemplo, existe... ¿0 debemos decir que la seguridad no es más que un punto prefija-do al que algunas cosas se aproximan más que otras? No. La duda pier-de gradualmente su sentido. Este juego de lenguaje es, exactamente, así. Y todo lo que describe el juego de lenguaje pertenece a la lógica.

57. Ahora bien, ¿no podría concebirse "Sé que aquí hay una mano, no sólo lo supongo" como una proposición gramatical? Y, por lo tanto, no temporal.-Pero, en ese caso, ¿no es como ésta: "Sé que veo rojo, no sólo lo su-pongo"? ¿Y no es la consecuencia "De modo que hay objetos físicos" simi-lar a la consecuencia: "De modo que hay coloresT

58. Si concebimos "Yo sé, etc." como una proposición gramatical es ob-vio que el 'To" no puede ser importante. Lo que, en el fondo, quiere de-cir "No hay, en este caso, nada como una duda" o " La expresión 'No lo sé'carece aquí de sentido". Porsupuesto, de ello se sigue que "Yo sé" tam-poco tiene sentido.

59. "Sé" es aquí un conocimiento lógico. Pero el realismo no puede ver-se probado por él.

60. Es falso decir que la "hipótesis" de que eso es un trozo de papel se verá confirmada o refutada por una experiencia ulterior, y que, en "Sé que eso es un trozo de papel", el "Sé" se refiere a una hipótesis de ese tipo o a una determinación lógica.

61. ...Un significado de una palabra es una forma de utilizarla. Porque es lo que aprendemos cuando la palabra se incorpora a nues-tro lenguaje por primera vez.

62. Por ello existe una correspondencia entre los conceptos de "signi-ficado" y de "regla".

63. Si imaginamos los hechos distintos de como son, ciertos juegos de lenguaje pierden su importancia mientras que otros se convierten en importantes. Así se transforma, poco a poco, el uso de los términos de un lenguaje.

64. Compara el significado de una palabra con la "función" de un em-pleado. Y "significados diferentes" con 'Turiciones diferentes".

65. Cuando cambian los juegos de lenguaje cambian los conceptos y, con estos, los significados de las palabras.

66. Hago afirmaciones sobre la realidad con distintos grados de segu-ridad. ¿Cómo se manifiesta el grado de seguridad? ¿Qué consecuencias tiene? Puede tratarse, por ejemplo, de la seguridad que es propia de la memoria o de la percepción. Podría estar seguro respecto a una cuestión y, sin embargo, saber qué prueba habría de convencerme de que estoy en un error. Por ejemplo, estoy completamente seguro del año en que ocurrió una batalla, pero, si encuentro una fecha distinta en un libro de historia que

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sea digno de crédito, cambiaré de opinión sin perder, por ello, la confian-za en todos los juicios.

67. ¿Podríamos imaginar una persona que se equivocara siempre allá donde nosotros considerarnos que un error es imposible y donde, de he-cho, no nos hemos encontrado con ninguno? Porejemplo, alguien que dice con la misma seguridad (y losmismos signos externos de seguridad) con que yo lo digo, que está en tal sitio, que tiene tal edad, que viene de tal ciudad, etc., pero se equivoca. Pero, ¿cómo se ha de comportarél ante estos errores? ¿Qué he de su-poner?

68. La cuestión es: ¿Qué ha de decir en este punto el lógico?

69. Me gustaría decir: "Si me equivoco en eso no tengo nunca garantía alguna de que lo que digo es verdad". Pero no por ello otra persona dirá lo mismo de mí, ni yo lo diré de otra persona.

70. He vivido durante meses en la dirección A, he leído el nombre de la calle y el número de la casa innumerables veces, he recibido innumerables cartas y he dado esta dirección a innumerables personas. Si me equivoco al respecto, mi error será sólo un poco menos grave que si creyera (falsa-mente) que escribía en chino y no el alemán.

71. Si un buen día un amigo mío imaginara que había vivido durante lar-go tiempo en tal y tal lugar, etc., etc., yo no lo consideraría un error sino una perturbación mental, quizá transitoria.

72. No toda falsa creencia de este tipo es-un error.

73. Pero, ¿cuál es la diferencia que hay entre error y perturbación men-tal? En otras palabras, ¿cuál es la diferencia entre el hecho de que yo tra-te algo como un error y que lo trate como una perturbación mental?

74. ¿Podemos afiririar que un error no tiene sólo una causa, sino también una razón? Lo que viene a querer decir: el error tiene su lugar adecuado en medio de las cosas que sabe correctamente quien se equivoca.

75. ¿Sería correcto decir que si yo creyera que ante mí hay una mesa, siendo esto absolutamente falso, todavía podría tratarse de un error; pe-ro no lo sería si creyera falsamente que he visto esta mesa, o una pareci-da, cada día durante meses, y que la he utilizado constantemente?





76. Mi objetivo, naturalmente, ha de ser indicarlos enunciados que que-rríamos hacer en un caso semejante y que, sin embargo, no podríamos ha-cer con sentido.

77. Es posible que, para asegurarme, haga dos veces una multiplicación; es posible que encargue a otro la revisión de mi cálculo. Pero, ¿haré vein-te veces esa multiplicación y haré que la revisen veinte personas? ¿Se tra-taría de cierto tipo de negligencia? ¡¿Sería la seguridad realmente mayor por el hecho de haber revisado veinte veces la operación?!

78. Y, ¿puede dar alguna razón por la que no lo sería?

79. Es posible verificar que soy un hombre y no una mujer; pero si di-jera que soy una mujer y pretendiera dar una explicación de mi error di-ciendo que no había comprobado mi enunciado, nadie consideraría váli-da mi explicación.

80. Con la verdad de mis enunciados se prueba que comprendo esos enunciados.

81. Es decir: si hago cierta clase de enunciados falsos no está claro que los comprenda.

82. Lo que ha de ser considerado como prueba suficiente de un enuncia-do pertenece a la lógica. Pertenece a la descripción del juego de lenguaje.

83. La verdad de algunas proposiciones empíricas pertenece a nuestro sistema de referencia.

84. Moore dice que sabe que la Tierra existía mucho antes de que él na-ciera. Expresado de ese modo, parece ser un enunciado sobre su persona aunque es, además de eso, un enunciado sobre el mundo físico. Ahora bien, no tiene ningún interés filosófico el que Moore sepa eso o lo otro, aunque es interesante que pueda llegar a saberse y cómo. Si Moore nos hu-biera comunicado que conocía la distancia entre ciertas estrellas, podría-mos concluir que había realizado algunas investigaciones específicas, y desearíamos conocer cuáles habían sido. Pero Moore selecciona precisa-mente un caso en el que parece que todos nosotros sabemos lo mismo que él, sin poder decir cómo. Por ejemplo, creo saber sobre esta cuestión (la existencia de la Tierra) tanto como Moore, y en el caso de que él sepa que las cosas son como dice, también yo lo sé. Ya que tampoco se trata de que





Moore haya llegado a sus afirmaciones por medio de una vía de pensa-miento que, aunque yo no la haya seguido, me sea accesible.

85. ¿Qué debe suceder para que una tercera persona sepa eso? ¿Podría serel conocimiento de la historia? Ha de saber qué quieredecirque laTie-rra existía ya en tal y tal época. Porque no toda persona adulta e inteligen-te tiene obligaciones de saberlo. Vemos que los hombres construyen ca-sas y las derriban, y adquirimos la tendencia a preguntar: "¿Desde cuán-do está aquí esta casa?". Pero, ¿cómo llegamos a preguntarnos lo mismo respecto a una montaña por ejemplo? Y, ¿todos los hombres tienen la idea de Ia Tierra" como un cuerpo que puede formarse y extinguirse? ¿Por qué no podría yo pensar que la Tiera es llana, extendiéndose sin fin en todas la direcciones (incluyendo la profundidad fl Con todo, aun en ese caso, se podría decir: "Sé que esta montaña existía desde mucho antes de m i na-cimiento." -Pero, ¿qué haría al encontrarilic con alguien que no lo cre-yera?

86. ¿Qué pasarí4 si en la afirmación de Moore sustituyéramos el "Sé" por "Estoy firmemente convencido"?

87. Un enunciado asertórico', susceptible de funcionar como una hipó-tesis, ¿no podría ser usado también como principio de la investigación y de la acción? Es decir, ¿no podría suceder que estuviera, sin más, situa-do más allá de toda duda, aunque esto no sucediera de acuerdo con nin-guna regla explícita? Simplemente, se le acepta como algo obvio que nun-ca se cuestiona y que, quiza, ni siquiera se formula.

88. Puede suceder, por ejemplo, que toda nuestra investigación se esta-blezca de tal modo que ciertas proposiciones, una vez formuladas, queden al margen de la duda. Permanecen en los márgenes del camino que reco-rre la investigación.

89. Nos gustaría decir: "Todo habla a favor, nada en contra, del hecho de que la Tierra existe desde mucho antes de mi nacimiento..." Pero a pesar de eso, ¿no podría creer lo contrario? Sin embargo, de-bemos preguntarnos por los efectos prácticos de esta creencia. Alguien podría decir: "No se trata de eso. Una creencia es lo que es, tanto si tiene repercusiones prácticas como si no las tiene". Se piensa que es, en cualquier caso, la misma disposición de la mente humana.

90. "Sé" tiene un significado primitivo análogo al de "Veo" ("W¡ssen" [Saber], "Videre" [Ver]) y relacionado con él. Y "Yo sabía que estaba en la habitación, pero no estaba" es análogo a "Le he visto en la habitación pero no estaba". Diríamos que "Sé" expresa no mi relación en el sentido





de una proposición (como "Creo"), sino mi relación con un hecho. Así que incorporamos el hecho a mi conciencia. (También está aquí la razón pa-ra decir que no se sabe nada en absoluto de lo que sucede en el mundo externo, sino sólo lo que ocurre en el dominio de los denominados "da-tos sensoriales".) En este caso, nos representamos el conocimiento al mo-do de la percepción de un proceso externo por medio de rayos visuales que los proyectan, tal como es, en el ojo y en la conciencia. Pero la pregun-ta que en este punto surge es la de si también podemos estar seguros de esta proyección. Lo que esta representación muestra es la imagen que nos hacemos del conocirniento, pero no lo que le sirve de fundamento.

91. Si Moore dice saber que la Tierra ha existido, etc., la mayoría de no-sotros le da la razón en que la Tierra ha existido desde hace mucho tiempo, y también le creemos cuando dice que está convencido. Pero, ¿tiene tam-bién la razón adecuada para su convicción? Porque, si no la tiene, todavía no la sabe (Russell).

92. Sin embargo, nos podemos preguntar: "¿Puede tener alguien una ra-zón convincente para creer que la Tierra existe desde hace poco, desde el día en que él nació?" -Suponiendo que se le hubiera dicho siempre que eradeese modo- ¿tendría alguna buenarazón para dudarlo? Los hombres han creído que podían hacer que lloviera; ¿por qué no podría darse el ca-so de un rey que se hubiera educado en la creencia de que el mundo ha-bía comenzado con él? Y si este rey y Moore se encontraran y discutie-ran, ¿podría Moore demostrar que su creencia era la correcta? No afirmo que Moore no pudiera convertir al rey a su punto de vista, pero se trata-ría de una conversion muy peculiar: el rey se vería conducido a conside-rar el mundo de otra manera. Ten presente que a veces estamos convencidos de la corrección de un punto de vista por su simplicidad o su simetría, i. e., son éstas las que nos inducen a adoptar el punto de vista en cuestión. En tal caso, nos limi-tamos a decir: "Así debe ser".

93. Las proposiciones que representan lo que Moore "sabe" son todas de tal tipo que es difícil iniaginar por qué alguien habría de creer lo contrario. Consideremós, por ejemplo, la proposición dequeMoorehapa-sado toda su vida a escasa distancia de la Tierra. -En este punto, puedo volver a hablar de mí mismo en lugar de Moore. ¿Qué podría inducirme a creer lo contrario? 0 un recuerdo o que me lo hayan dicho. Todo lo que-he visto u oído me confirma que nunca persona alguna se ha alejado mu-





cho de la Tierra. En mi imagen del mundo, nada habla a favor de lo con-trario.

94. Pero no tengo mi imagen del mundo porque me haya convencido a mí mismo de que sea la correcta; ni tampoco porque esté convencido de su corrección. Por el contrario, se trata del trasfondo que me viene dado y sobre el que distingo entre lo verdadero y lo falso.

95. Las proposiciones que describen esta imagen del mundo podrían pertenecer a una suerte de mitología. Su función es semejante a la de las reglas del juego, y el juego también puede aprenderse de un modo pura-mente práctico, sin necesidad de reglas explícitas.

96. Podríamos imaginar que algunas proposiciones, que tienen la forma de proposiciones empíricas, se solidifican y funcionan como un canal pa-ra las proposiciones empíricas que no están solidiFicadas y fluyen; y tam-bién que esta relación cambia con el tiempo, de ¡nodo que las proposicio-nes que fluyen se solidifican y las sólidas se fluidifican.

97. La mitología puede convertirse de nuevo en algo fluido, el lecho del río (te los pensamientos puede desplazarse. Pero distingo entre la agitación del agua en el lecho del río y el desplazarniento de este último, por mucho que no haya una distinción precisa entre una cosa y la otra.

98. Pero si alguien dijera "De modo que también la lógica es una cien-cia empírica", se equivocaría. Por más que sea cierto que la misma propo-sición puede considerarse, a veces, como una proposición que ha de ser controlada por la experiencia y, otras veces, como una regla de control.

99. Sí, el margen de aquel río es, en parte, de, roca que no está someti-da a ninguna alteración oqueestá sólo sometida acambios imperceptibles, y, en parte, de arena que la corriente del agua arrastra y deposita en pun-tos diversos.

100. Las verdades que Moore afirma saber son tales que, dicho sea depa-so, si él las sabe, todos las sabemos.

101. Una proposición de este tipo podría ser, por ejemplo: "Mi cuerpo no ha desaparecido nunca para volver a aparecer enseguida".

102. ¿No podría creer que una vez he estado lejos de la Tierra, sin saber-lo y quizás en estado de inconsciencia, y que los demás lo saben pero no





me lo dicen? Sin embargo, tal cosa no se ajustaría de ningún modo al res-to de mis convicciones, aunque no pudiera describir el sisterna de estas convicciones. Mis convicciones constituyen un sistema, un edificio.

103. Y sí dijera ahora: "Tengo la firma convicción de que etc.", ello que-rría decir, también en este caso, que no he llegado a la convicción conscien-temente, por medio de un proceso de pensamiento determinado sino que ésta se encuentra tan arraigada en todas mis preguntas y respuestas queno puedo tocarla.

104. También estoy convencido, por ejemplo, de que el Sol no es un ori-ficio en la bóveda celeste.

105. Cualquier prueba, cualquier confirmación y ref uwción de una hipó-tesis, ya tiene lugar en el seno de un sistema. Y tal sistema no es un pun-to de partida más o menos arbitrario y dudoso de nuestros argumentos, si-no que pertenece a la esencia de lo que denominamos una argumentación. El sistema no es el punto de partida, sino el elemento vital de los argumen-tos.

106. Un adulto le hacontado aun niño que ha estado en laLuna. El ni-ño me lo cuenta y le digo que se trataba sólo de una broma, que la perso-na en cuestión nunca ha estado en la Luna; nadie ha estado en la Luna; la Lura está muy, muy, alejada de nosotros y no se puede subir ni volar has~ La allí. -Si, a pesar de todo, el niño insiste diciendo que es posible que haya una manera de llegar que yo desconozco, etc. - ¿qué podría respon-derle? ¿Qué podría responderles a los adultos de una tribu que creen que los hombres van de vez en cuando a la Luna (quizás es así como interpretan sus sueños) y que, al mismo tiempo, conceden que un hombre no puede su-bir ni volar hasta ella por los medios habituales- Sin embargo, lo normal es que un niño no se aferre a este tipo de creencia y se convenza enseguida de lo que le decimos en serio.

107. ¿No es exactamente de ese modo como es posible enseñarle aun ni-ño a creer en un Dios o a creer que no existe ninguno, y como le podemos dar razones aparentemente satisfactorias para una cosa o la otra?





108. "Pero, en ese caso, ¿no hay ninguna verdad objetiva? ¿No es algo cierto, oalgo falso, quenadie haestado en laLuna?" Sipensamos ennues-tro sisterna, es cierto que ningún hombre ha estado en la Luna. No se tra-ta sólo de que no nos hayan contado nada porel estilo personas razonables, sino (le que todo nuestro sistema de física nos irripide creerlo. De hecho, tal cosa ex Ige que respondamos a las cuestiones: "¿Cómo se ha sustraído a la fueria de la gravedad?", "¿Cómo ha podido vivir fuera de la atmósfe-ra?" y, inil inás que no serían contestadas. Pero, si en lugar de todas estas respuestas so nos contestara "No sabemos de qué modo se llega a la Lu-na, pero los que llegan saben inmediatamente que están allí; y tanipoco es posible explicar todas las cosas". Nos scritiríamos muy alejados intelec-tualmente de quien dijera tal cosa.

109. "Un,¡ proposición empírica puede ser probado" (decimos.). Pero, ¿cómo? Y, ¿por qué medios?

110. 1- , Qué sirve de prueba de ella? -"Pero, ¿es ésta una prueba suficien-te? Y si lo es, ¿no debe ser reconocida coi-no tal por la lógica?" - Como si la fundarricritación no llegara nunca a un término. Y el término no es una presuposici0n sin fundanientos sino una manera de actuar sin fundamen-tos.

111. "Sé que nunca he estado en la Luna." -En las presentes circunstan-cias, eso suena (lo un inodo totalmente distinto a coi-no sonaría si muchos hombres hubieran estado en la Luna, algunos quizá sin saberlo. En ese ca-so podrían darse razones para tal conocimiento. ¿No hayaquí una relación semeJante a la que existe entre la regla general de la multiplicación y al-gunas, niultiplicaciones ya hechas? Quiero decir: que yo no he estado nunca en la Luna es para mí algo lan cierto conno cualquier fundamento que pudiera aducir a su favor.

112. Y, ¿no es eso lo que quiere decir Moore cuando afinna que sabe to-das esas cosas? - Pero, en ese caso, ¿se trata realmente del hecho de que él lo sabe y no del hecho de que tales proposiciones son incuestionables pa-ra nosotros?

113. Cuando alguien pretende enseñarnos matemáticano comienza ase-gurándonos que sabe que a+b es igual a b+a.

114. Quien no está seguro de ningún hecho tampoco puede estarlo del sentido de sus palabras. A 17c





115. Quien quisiera dudar de todo, ni siquiera llegaría a dudar. El mismo juego de la duda presupone ya la certeza.

116. Enlugarde"Sé ¿no habría podido decir Moore: "Para mí es in-que..."9 Sí, y también: "Para mí y para muchos otros es in-cuestionable cuestionable que...

117. ¿por qué no me es posible poner en duda que nunca he estado cilla Luna? Y, ¿cómo podría intentar hacer tal cosa? En primer lugar, el supuesto de que yo he podido estar en la Luna me parecería ocioso. Nada se seguiria de él, nada sería explicado por él. No es-taría vinculado con nada en mi vida. Si digo "Nada habla a su favor y todo en contra", eso presupone ya un principio del hablar a favor o en contra. 0 sea, he de poder decir qué ha-blaría a favor.

118. ¿Sería correcto decir que nadie, hasta ahora, ha abierto ni i cranco pa-ra ver si hay dentro un cerebro, pero que todo habla a favor y nada en con-tra de que se encontraría uno9

119. Pero, ¿,podemos decir también que todo habla a favor y nada en contra de que la nicsa está al lí aun cuando nadie la ve? ¿Qué habla aquí en favor de ello?

120. Sin ci-nbargo, si alguien lei pone en duda, ¿cómo se habría de mani-fcstar en la práctica su duda? Y, ¿no sería posible dejarlo dudar tranquila-mente dado que no hay ninguna diferencia?

121. ¿Se puede decir: "Donde no hay duda tampoco hay sabeC?

122. ¿No se necesitan razones para dudar?

123. Mire a donde mire, no encuentro razón alguna para dudar acerca de...

124. Quiero decir: Utilizamos juicios como princípio(s) de juicio.

125. Si un ciego me preguntara: "¿Tienes dos manos?", no me asegura-ría de ello mirándomelas detenidamente. Dado que no sé por qué debería creer a mis ojos si dudara de tal cosa. De hecho, ¿por qué no habría de po-ner a prueba mis ojos mirnado si lo que veo son dos manos? ¡¿Qué es lo

i Q





que ha de ser probado y por qué medios?! (¿Quién decide qué es incues-tionable?) Y, ¿qué significa la afirmación: esto y aquello es incuestionable?

126. No estoy más seguro del significado de mis palabras de lo que lo es-toy de ciertos juicios. ¿Puedo dudar de que este color se denomina "azul"? Ms dudas constituyen un sistema.

127. Pues, ¿cómo sé que alguien duda? ¿Cómo sé que uti liza las palabras "Lo dudo" del mismo modo que yo?

128. Desde que era niño he aprendido a juzgar así: Eso es juzgar.

129. He aprendido a juzgar así; he aprendido a reconocer eso como un jui-cio.

130. Pero, ¿no es la experiencia quien nos enseña a juzgar así, es decir, quien nos enseña que es correctojuzgar asf? ¿Cómo nos lo enseña? Noso-tros podemos derivarlo de la experiencia, pero la experiencia no nos sugie-re cómo derivar algo de ella. Si la experiencia es la razón de que j uzgue-mos de ese modo (y no únicamente la causa), ya no nos queda ninguna otra razón para considerar que eso es una razón.

131. No, la experiencia no es la razón de nuestro juego de hacer juicios. Ni es tampoco su resultado más notable.

132. Los hombres han creído que un rey podía hacer llover; nosotros de-cimos que eso contradice toda experiencia. Hoy se piensa que la radio, el avión, etc. son medios para el acercamiento de los pueblos y la difusión de la cultura.

133. En circunstancias ordinarias no me convenzo de que tengo dos ma-nos mirándomelas. ¿Por qué no? ¿Ha demostrado la experiencia que no es necesario? 0 (también), ¿hemos aprendido, de una u otra forma, una ley general de inducción enla que volvemos a confiar en el caso presente?-Pero, ¿por qué deberíamos haber aprendido primero una ley general y no en primer lugar la especial?

134. Si pongo un libro en el cajón, supondré que todavía está allí siem-pre que no... "La experiencia me da siempre la razón. Hasta este momen-to, no se ha producido nunca el caso, adecuadamente comprobado, de un libro que (sin más) haya desaparecido." A menudo ha sucedido que nun-

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ca más se ha podido encontrar el libro, aunque creíamos saber con segu-ridad dónde estaba. Pero la experiencia enseña realmente que un libro, por ejemplo, nunca desaparece. (Por ejemplo, no se evapora poco a poco.) -Pero, ¿es esta experiencia con libros etc., la que me permite suponer que el libro no ha desaparecido? Pues bien, imaginemos que nos encontrára-mos con que, en unas circunstancias nuevas, los libros desaparecieran -¿deberíamos cambiar en ese caso nuestro supuesto? ¿Se puede negar el efecto de la experiencia sobre nuestro sistema de supuestos?

135. Pero, ¿no nos limitamos a seguir el principio según el cual lo que siempre ha sucedido volverá a suceder de nuevo (o algo por el estilofl -¿Qué quiere decir seguir ese principio? ¿Lo introducimos realmente en nuestros razonamientos? ¿0 se trata sólo de la ley natural que siguen apa-rentemente nuestras conclusiones? Podría ser esto último. No es algo que intervenga en nuestras consideraciones.

136. Cuando Moore dice sabe eso y lo otro, se limita, de hecho, a enume-rar proposiciones empíricas que aceptamos sin ninguna comprobación es-pecial; es decir, proposiciones que en el sistema de nuestras proposiciones empíricas juegan un papel lógico bien particular.

137. Por mucho que la persona más digna de confianza me asegure que sabe que las cosas son de tal y tal modo, por sí solo, ello no puede conven-cerme de que lo sabe. Solamente de que cree saberlo. Esta es la razón por la que la aseveración de Moore de que sabe... no nos interesa. Sin embar-go, las proposiciones que Moore enumera como ejemplos de esas verda-des conocidas son obviamente interesantes. No porque todo el rnundo co-nozca la verdad, o crea conocerla, sino porque todas ellas juegan un papel semejante en el sistema de nuestros juicios empíricos.

138. Por ejemplo, no llegamos a ninguna de ellas por medio de la inves-tigación. Hay, por ejemplo, investigaciones históricas e investigaciones sobre la forma y también sobre la edad de la Tierra, pero no sobre si la Tierra ha existido durante los últimos cien años. Evidentemente, muchos de noso-tros hemos escuchado testimonios y tenemos noticias de este período por nuestros padres y abuelos; pero, ¿no pueden haberse equivocado? -Se di-rá: "Tonterías, ¡cómo puede haberse equivocado todaesa gente! " Pero, ¿es eso un argumento? ¿No se trata sólo del rechazo de una idea y, quizá,

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de la determinación de un concepto? Dado que, si hablo aquí de un error posible, con ello cambia el papel que "error" y "verdad" juegan en nues-tras vidas.

139. Las reglas no son suficientes para establecer una práctica; :ambién necesitamos ejemplos. Nuestras reglas dejan alternativas abiertas y la práctica debe hablar por sí misma.

140. No aprendemos la práctica de los juicios empíricos mientras apren-demos reglas; lo que se nos enseña son juicios y sus conexiones con otros juicios. Lo que nos llega a parecer verosímil es una totalidad de juicios.

141. Cuando empezamos a creer algo, lo que creemos no es una única pro-posición sino todo un sistema de proposiciones. (Se hace la luz poco a po-co sobre el conjunto.)

142. No son los axiomas aislados los que nos parecen evidentes, sino to-do un sistema cuyas consecuencias y premisas se sostienen recíprocamen-tc.

143. Me explican, por ejemplo, que hace mucho tiempo alguien escaló es-ta montaña. ¿Invesúgo siempre la fiabilidad de quien me lo cuenta y si la montaña existía hace años? Un niño aprende que hay narradores fiables y no fiables mucho después de aprender los hechos que se le cuentan. No aprende en modo alguno que aquella montaña ya existía hace mucho úem-po; es decir, ni tan siquiera se plantea la cuestión de si es así. Por decirlo de algún modo, el niño se traga esa consecuencia con lo que aprende.

144. El niño aprende a creer muchas cosas. Esto es, aprende por ejemplo a actuar de acuerdo con estas creencias poco a poco, se forma un sistema con las cosas que cree y, en tal sistema, algunos elementos se mantienen ininutables y firmes, mientras que otros son más o menos móviles. Lo que se mantiene firme lo hace no porque intrínsecamente sea obvio o convin-cente, sino porque se sostiene en lo que le rodea.

145. Deseamos decir: "Todas mis experiencias muestran que es de ese modo". Pero, ¿cómo lo hacen? Pues la misma proposición a la que apun-tan forma parte también de una determinada interpretación de ellas. "El que yo considere a esta proposición como algo verdadero con se-guridad absoluta es también una característica de mi interpretación de la experiencia."





146. Nos formamos la imagen de la Tierra como si se tratara de una es-fera flotando libremente en el espacio y sin sufrir cambios importantes en cien años. He dicho "Nos formamos la imagen, etc.", y esta imagen nos ayuda a juzgar diversas situaciones. Es cierto que puedo calcular las dimensiones de un puente; a veces también puedo calcular que un puente es más conveniente que un transbor-dador, etc., etc. -Pero en algún momento debo comenzar con un supues-to o una decisión.

147. La imagen de la Tierra como esfera es una buena imagen que se acre-dita así misma en cualquier situación; también se trata de una imagen sim-ple --en resumen, trabajamos con ella sin ponerla en duda.

148. ¿Porqué no me aseguro, al intentar levantarme de la silla, de que to-davía tengo dos pies? No hay un porqué. Simplemente, no lo hago. Así ac-túo.

149. Mis mismos juicios caracterizan la manera en que juzgo, la esencia del juicio.

150. ¿Cómo decidimos cuáles la mano derecha y cuál la izquierda? ¿Co-mo sé que mi juicio estará de acuerdo con el de otro? ¿Cómo sé que este color es el azul? Si en este caso no confiara en mí mismo, ¿por qué habría deconfiaren eljuicio deotro? ¿Hay un porqué? ¿No he de comenzaracon-fiar en un momento u otro? Es decir, en un momento u otro he de comen-zar sin poner nada en duda; y eso no es, por decirlo de algún modo, un cier-to tipo de precipitación que podría disculparse, sino que forma parte del juicio.

151. Me gustaría decir: Moore no sabe lo que afirma saber, por mucho que sea tan incuestionable para mí como para él; considerarlo incuestionable forma parte del método de nuestra duda y de nuestra investigación.

152. No aprendo explícitamente las proposiciones que para mí son in-cuestionables. Puedo descubrirlas posteriormente como el eje en torno del cual gira un cuerpo. El eje no está inmóvil en el sentido de que haya algo que lo mantenga fijo, sino que su inmovilidad está determinada por el mo-vimiento en torno de él.

153. Nadie me ha enseñado que mis manos no desaparecen cuando no les presto atención. Ni tampoco es posible decir que la verdad de esta propo-sición está presupuesta en mis afirmaciones, etc. (como si descansaran so-bre ella), mientras que sólo obtiene sentido del resto de nuestro modo de afirmar.





154. Hay casos en los que, sí alguien da señales de estar dudando donde nosotros no dudamos, no podríamos entender con seguridad dichas seña-les como señales de duda. dacomotales,las Es decir: paraque comprendamos sus señales de du ha de dar en casos bien determinados y no en otros.

155. En ciertas circunstancias, un hombre no puede equivocarse. ("Pue-de" se emplea aquí en un sentido lógico y la proposición anterior no afir-ma que en esas circunstancias alguien no puede decir algo falso.) S i Moore expresara lo contrario de aquellas proposiciones que declara ciertas, no sólo no compartiríamos su opinión, sino que lo tomaríarnos por loco.

156. Para que un hombre se equivoque, ha de juzgar ya de acuerdo con la humanidad.

157. ¿Qué sucedería si un hombre no pudiera recordar que ha tenido siem-pre cinco dedos o dos manos? ¿Lo comprenderíamos? ¿Podríamos estar seguros de comprenderlo?

158. ¿Puedo equivocarme, por ejemplo, al pensar que las palabras que aparecen en esta oración son palabras del castellano* cuyo significado co-nozco?

159. De niños aprendemos ciertos hechos, por ejemplo, que todos los hombres tienen cerebro, y tenemos plena confianza en ellos. Creo que hay una isla, Australia, de tal y de tal forma, etc. etc. Creo que tuve bisabue-los, que las personas que pasaban por mis padres lo eran realmente, etc. Es posible que nunca hubiera sido expresada esta creencia, incluso que nun-ca se hubiera pensado que era de ese modo.

160. El niño aprende al creer al adulto. La duda viene después de la creencia,

161. Aprendí una gran canúdad de cosas y las acepté en base ala autor¡-dad humana. Después he descubierto que se veían confirmadas o refuta-das por mi propia experiencia.

162. En líneas generales, considero verdadero lo que encuentro en los lí-bros de texto, por ejemplo, de geografía. ¿Por qué? Digo: todos estos he-chos ya han sido confirmados más de cien veces. Pero, ¿cómo lo sV ¿Cuál es mi evidencia al respecto? Tengo una imagen del mundo. ¿Es verdade-ra o falsa? Ante todo, es el sustrato de todas mis invesúgaciones y afirma-

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ciones. Las proposiciones que la describen no están todas sometidas del mismo modo a la comprobación.

163. ¿Ha comprobado alguien si esta mesa continúa existiendo cuando nadie la está mirando? Comprobarnos la historia de Napoleón, pero no si todo lo que se ha di-cho se basa en la mentira, en la ilusión y en cosas por el estilo. De hecho, cuando comprobamos una cosa ya lo hacemos presuponiendo algo que no se comprueba. ¿He de decir, pues, que el experimento que hago para com-probar una proposición presupone la verdad de la proposición de que aquí está realmente el aparato que creo ver (y cosas por el estilo)?

164. ¿No tiene un límite la comprobación?

165. Un niño podría decir a otro: "Sé que la Tierra ya tiene muchos cen-tenares de años", con lo que querría decir: "Lo he aprendido".

166. Lo difícil es percibir la falta de fundamentos de nuestra creencia.

167. Es evidente que nuestras afirmaciones empíricas no son todas del mismo tipo, dado que es posible aislar una proposición así y transformar-la, de proposición empírica, en norma de descripción. Pensemos en las investigaciones químicas. Lavoisier realiza experi-mentos con sustanciasen su laboratorio y concluye de ellas que cuando hay una combustión sucede tal y tal cosa. No dice que en otra ocasión podría sucederdeotra manera. Recuffe a una imagen del mundo determinada; por supuesto, no se la ha inventado sino que la aprendió de niño. Hablo de una imagen del mundo y no de una hipótesis porque es el fundamento eviden-te de su invesúgación y, como tal, ni siquiera se menciona.

168. Ahora bien, ¿qué papel tiene el supuesto de que una sustancia A siempre reacciona del mismo modo ante una sustancia B dadas las mismas circunstancias? ¿0 es parte de la definición de cierta sustancia?

169. Podría creerse que existen proposiciones que afirman que la quími-ca es posible. Y se trataría de proposiciones de la ciencia natural. Pues, ¿en qué se habrían de apoyar sino en la experiencia?

170. Creo que los hombres se comunican de cierto modo. Así es como creo en hechos geográficos, químicos, históricos, etc. Es así como apren-

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do las disciplinas científicas. En efecto, aprender se basa en la creencia. Quien ha aprendido que el Mont Blanc tiene 4000 metros de altitud y lo ha comprobado en el mapa, dice que lo sabe. ¿Puede decirse, entonces: concedemos nuestra confianza a eso por-que ha dado buenos resultados?

171. Una razón fundamental que le permite a Moore suponer que nunca ha estado en la Luna es la de que nadie ha estado nunca en la Luna y na-diepodría llegar a ella; y creemos tal cosa sobre la base de lo que aprende-mos.

172. Alguien podría decir: "Algún principio debe estar en la base de es-taconfianza"; pero, ¿qué podría hacer semejante principio? ¿Se trata deal-go más que de una ley natural del "rnantener como verdadero"?

173. Pues, ¿está en mi poder creerlo que creo? ¿Y lo que creo con firme-za absoluta? Creo que allí hay una silla. ¿No me puedo equivocar? Pero, ¿puedo creer que me equivoco? ¿En último término, puedo tomarlo en considera-ción? -Y, ¡¿no podría también aferrarme a mi creencia pese a lo que aprendiera más tarde?! Pero, ¿estaría fundamentada mi creencia en una situación semejante?

174. Actúo con completa certeza. Pero esta certeza es precisamente la mía.

175. "LosC', le digo a otro; y aquí hay una justificación. Pero no la hay para mi creencia.

176. En algunos casos, en lugar de "Lo sé" se puede decir "Es así, fíate". Aunque en otros deba decirse "Hace años que lo aprendí"; y, a veces, "Es-toy seguro de que es así".

177. Lo que sé, lo creo.

178. El uso incorrecto que Moore hace de la proposición "Sé..." radica en considerar que es una manifestación tan poco dudosa como, por ejemplo. "Tengo dolor". Y como de "Sé que es así` 'se sigue "Es así", tampoco es posible dudar de esta última.

179. Sería correcto decir: "Creo..." tiene una verdad subjetiva, pero "Sé..." no la tiene.

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180. 0, también:---Creo..." es una manifestación, Pero---Sé..." no lo es.

181. ¿Y si Moore hubiera dicho "Juro en lugar de "Sé "?

182. La representación más primitiva es la de que la Tierra nunca ha te-nido un comienzo. Ningún niño tiene razón alguna para preguntarse cuán-to tiempo hace que existe la Tierra, porque todo cambio sucede sobre ella. S i lo que denominamos Tierra se ha originado realmente en algún momen-to, y esta posibilidad no es de fácil representación, se supone naturalmen-te que tal comienzo tuvo lugar hace un tiempo inconcebiblemente largo.

183. "Es seguro que Napoleón, tras la batalla de Austerlitz... Ahora bien, en ese caso, también es seguro que entonces existía la Tierra."

184. "Es seguro que no hemos llegado hace cien añosa este planeta des~ de otro." Bueno, es tan seguro como puedan serlo estas cosas.

185. Me parecería ridículo pretender dudar de la existencia de Napoleón;

pero si alguien dudara de si la Tierra existía hace ciento cincuenta años, es posible que estuviera más dispuesto a escuch , arlo, puesto que en tal caso estaría dudando de todo nuestro sisterna de evidencia. No se me ocurre que este sistema sea más seguro de lo que pueda serlo una seguridad en su se-no.

186. "Podría suponer que Napoleón nunca hubiera existido y que no fue-ra rnás que una fábula, pero no que la Tierra no existía hace ciento cincuen-ta años."

187. %Sabes que la Tierra existía entoncesT' ----~'Claro que lo sé. Me he enterado por medio de una persona que está enterada."

188. Me parece que quien dude de la existencia de la Tierra en aquel tiem-po atenta contra la esencia de toda la evidencia histórica. Pero no puedo de-cir que ésta sea definitivamente correcta,

189. En uno u otro momento se ha de pasar de laexplicación alamerades-cripcion.

190. Lo que llamamos evidencia histórica indica que la Tierra existe des-de mucho antes de que yo naciera; -la hipótesis contraria no tiene nada en su favor.

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191. Si ahora todo habla en favor de una hipótesis, y no hay nada que ha-ble en contra -¿es verdadera con toda certeza? Podemos expresarlo así. -Pero, ¿está de acuerdo tal hipótesis con la realidad, con los hechos?-Con esta pregunta ya te mueves en un círculo.

192. Por supuesto, hay justificación. Pero la justificación tiene un lími-te.

193. ¿Qué quiere decir que la verdad de una proposicion es cierta?

194. Con la palabra "cierto" expresamos la convicción absoluta, la ausen-cia de cualquier tipo de duda, y tratamos de convencer a los demás. Eso es certeza subjetiva. Pero, ¿cuándo es una cosa objetivamente cierta? -Cuando el error no es posible. Pero, ¿qué tipo de posibilidad es éste? ¿No ha de quedar el error excluido lógicamente?

195. Si creo estar sentado en mi habitación y no es así, no sediráque me he equivocado: pero ¿cuál es la diferencia esencial entre este caso y el de un error?

196. Una evidencia 5egura es la que se supone incondicionalmente segu-ra, algo de acuerdo con lo que actuamos con seguridad, sin duda alguna. Lo que denominamos "error" tiene un papel del todo particular en nuestro juego de lenguaje, y lo que consideramos como evidencia segura también.

197. Pero no tendría sentido alguno decir que considerarnos una cosaco-mo evidencia segura porque es verdadera con toda certeza.

198. Más bien, hemos de considerar en primer lugar el papel de la deci-sión a favor y en contra de una proposición.

199. El uso de "verdadero o falso" tiene algo que nos confunde porque es como si me dijera "está o no está de acuerdo con los hechos"; y se podría preguntar qué es, aquí, "acuerdo".

200. "La proposición es verdadera o falsa" sólo quiere decir que ha de ser posible decidir a favor o en contra de ella. Pero con ello no se proporcío-na el tipo de fundamento que corresponde a tal decisión.

201. Supongamos que alguien preguntara: "¿Es absolutamente correcto que nos fiemos de la evidencia de nuestra memoria (o de nuestros sentidos) como lo hacemosT'

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202. Las proposiciones ciertas de Moore casi afirman que tenemos dere-cho a fiarnos de tales evidencias.

203. (Todo lo que consideramos evidencia señala que la Tierra existe des-de mucho antes de que yo naciera. La hipótesis contraria no tiene confir-mación de ninguna clase. Si todo habla afavor de una hipótesis y no hay nada que hable en con-tra de ella, -¿es objetivamente segura? Podemos llamarla así. Pero ¿es-tá de acuerdo sin restricciones con el mundo de los hechos? En el mejor de los casos, nos muestra el significado de "estar de acuerdo". Nos es difícil imaginar que sea falsa, pero también nos es difícil hacer una aplicación de ella.Y ¿En qué consiste tal acuerdo si no en esto: lo que es una evidencia en este juego de lenguaje habla a favor de nuestra proposición? (Tractatus Logico-Philosophicus).

204. Sin embargo, la fundarnentación, la justificación de la evidencia tie-ne un límite; -pero el límite no está en que ciertas proposiciones nos pa-rezcan verdaderas de forma inmediata, como si fuera una especie de ver por nuestra parte; por el contrario, es nuestra actuación la que yace en el fondo del juego del lenguaje.

205. Si lo verdadero es lo que tiene fundamentos, el fundamento no es verdadero, ni ~poco falso.

206. Si alguien nos preguntara: "Pero, ¿es tal cosa verdadT', podríamos responderle "Sí"; y si exigiera que se le dieran razones podríamos decir-le "No puedo darte ninguna razón; pero, si aprendes más cosas, compar-tirás mi opinión". Si no sucediera de ese modo, ello significaría que él es incapaz de aprender historia, por ejemplo.

207. "¡Qué extraña coincidencia, que todos los hombres a los que se les ha abierto el cráneo tuvieran un cerebro!"

208. Mantengo una conferencia telefónica con Nueva York. Mi amigo me hace saber que a sus arbolillos les han crecido unos brotes de tales ca-racterísticas. Entonces me convenzo de que sus árboles son... ¿Estoy tam-bién convencido de la existencia de la Tierra?

209. Que la Tierra existe es, antes que nada, parte de la imagen global que constituye el punto de partida de mi creencia.

210. Mi conversación telefónica con N. Y., ¿refuerza mi convicción de que la Tierra existe? Hay muchas cosas que nos parecen establecidas y se han apartado de

n





la circulación. Por así decirlo, han quedado estacionadas en una vía muerta.

211. Sin embargo, son ellas las quedan forma a nuestras consideraciones y a nuestras investigaciones. Es posible que alguna vez hayan sido objeto de controversia. Pero también es posible que desde tiempos inmemoriales pertenezcan al an~aje de todas nuestras consideraciones. (Todo ser hu-mano tiene padres.) 212. Consideramos que, por ejemplo, un cálculo -bajo ciertas circuns-tancias- ha sido suficientemente controlado. ¿Qué es lo que nos da dere-cho a ello? ¿La experiencia? ¿No nos podría engañar? En algún momento debemos dar por terminada la justificación, y entonces queda en pie la proposicion: así es como calculamos. 213. Nuestras "proposiciones empíricas" no constituyen una masa ho-mogénca.

214. ¿Qué me impide suponer que esta mesa desaparezca, o cambie de forma y color, cuando nadie la ve y cuando alguien la mira de nuevo vuel-ve a su estado original? -Tenderíamos a decir: "Pero, ¡quién supondría algo así!"

215. Vemos en este caso que la idea de un "acuerdo con la realidad" no tiene una aplicación clara.

216. La proposición "Está escrito".

217. Si alguien supusiera que todos nuestros cálculos son inciertos y que no podemos fiamos de ninguno de ellos (con la justificación de que los errores son siempre posibles) quizá lo tomáramos por loco. Sin embargo, ¿podríamos decir que está equivocado? No se trata sólo de que él reaccio-ne de un modo diferente: nosotros nos fiamos, él no; nosotros estamos se-guros, él no.

218. ¿Puedo creer, por un instante, que he estado alguna vez en la estra-tosfera? No. En ese caso, ¿sé --como Moore- lo contrario?

219. Para mí, como hombre razonable, no puede existir duda alguna al respecto. -Es así.-

220. El hombre razonable no tiene ciertas dudas. 221. ¿Puedo dudar de lo que quiera?

222. Me resulta imposible dudar de que nunca he estado en la estratosfe-ra. ¿Conlleva eso que lo sé? ¿Lo hace verdadero?

222 29c





223. ¿No podría suceder que yo estuviera loco y que no dudara de todo aquello de lo que debería dudar sin reserva alguna?

224. "Sé que nunca ha sucedido, puesto que si hubiera sucedido no podría haberlo olvidado". Sin embargo, supongamos que ha sucedido: en ese caso lo habrías olvidado sin más. Y, ¿cómo sabes que te era imposible haberlo olvidado? ¿No lo sabes sólo a partir de la experiencia anterior?

225. No me aferro a una proposición, sino a una red de proposiciones.

226. ¿Puedo conceder una consideración seria al supuesto de que he es-tado alguna vez en la Luna?

227. "Dado que, ¡¿es eso algo que se pueda olvidarV"

228. ---Entales circunstancias los hombres no dicen: 'Es posible que lo ha-11 yarnos olvidado todo' o cosas por el estilo, sino que suponen que...

229. Nuestro hablar obúene su sentido del resto de nuestra actuación.

230. Nos preguntamos: ¿Qué hacemos con el enunciado "Sé..."? Ya que lo que está en cuestión no son procesos ni estados mentales. Y es asícomo se ha de decidir si algo es o no conocimiento.

231. Si alguien dudara de si la Tierra existe desde hace más de cien años, no lo entendería por lo siguiente: porque yo no sabría lo que tal persona es-taría dispuesta a admitir como evidencia y lo que no admitiría.

232. "Podríamos dudar de cada uno de estos hechos, pero no podemos du-dar de todos. ¿No sería más correcto decir:---nodudamos de todos"? No dudar de todos es sólo la forma y el modo que tenemos de j uz-gar y, por lo tanto, de actuar.

233. Si un niño me preguntara si la Tierra existía antes de mi nacimien-to, le respondería que la Tierra no inició su existencia con mi nacimiento, sino que existía desde mucho, mucho, tiempo antes. Y al decir tal cosa ten-dría la sensación de estar diciendo algo curioso. Como si el niño hubiera

233 30c





preguntado si tal o cual montaña era mayor que una casa grande que aca-bara de ver. Tan sólo ~a contestar esa pregunta a una persona a quien hubiera proporcionado anteriormente una imagen del mundo. Si contestara a la pregunta en cuestión con seguridad, ¿qué me da-ría tal seguridad?

234. Creo que tengo antepasados y que , todo hombre los tiene. Creo que existen diferentes ciudades y, en general, en los datos básicos de la geogra-fía y la historia. Creo que la Tierra es un cuerpo sobre cuya superficie nos movemos, y que no puede desaparecer de repente o algo por el estilo, del mismo modo que no puede desaparecer ningún otro cuerpo sólido: esta mesa, esta casa, este árbol, etc. Si quisiera dudar de si la Tierra existía an-tes de que yo naciera, debería dudar de todo aquello que tenía por incues-tionable.

235. El que algo sea incuestionable para mí no está basado ni en mi es-tupidez ni en mi credulidad.

236. Si alguiern dijera "La Tierra no existía hace..." -¿a qué se opondría con ello.? ¿Lo sé? ¿Habría de ser una creencia supuestamente científica? ¿No podría ser una creencia mística? Con ello, ¿ha de estar en total contradicción con los hechos históricos o, incluso, geográficos?

237. Cuando digo "Esta mesa no existía hace una hora" lo que quiero de-cir, probablemente, es que ha sido hecha más tarde. Si digo "Entonces todavía no existía aquella niontaña", seguramen-te quiero decir que se ha formado más tarde, quizá por la acción de un vol-cán. Si digo "Hace media hora no existía aquella montaña", el enuncia-do en cuestión resulta tan extraño que no está claro lo que quiero decir. No está claro, por ejemplo, si lo que quiero decir es algo falso pero de carác-ter científico. Es posible que se interprete que la afirmación de que la mon-taña todavía no existía entonces es suficientemente clara, con independen-cía del contexto. Supóngase, sin embargo, que alguien dijera "No era es-ta montaña la que existía hace un minuto, sino otra exactamente igual". Só-lo el contexto habitual hace posible que se muestre con claridad lo que se quiere decir.

238. Podría continuar preguntando a quien dijera que la Tierra no existía antes de su nacimiento, para ver con cuáles de mis convicciones entraba

238 Mc





en contradicción. Y, en tal caso, podría suceder que contradijera mis con-cepciones básicas. Si así fuera, debería darme por satisfecho. De modo semejante, si dijeraquealguna vez había estado en la Luna.

239. Sí, creo que todos tenemos dos progenitores humanos; sin embargo, los católicos creen que Jesús sólo tuvo una madre humana. Y otros podrían creer, ignorando toda la evidencia en contra, que hay hombres que no tienen padres. Los católicos también creen que una oblea, en circunstan-cias determinadas, cambia completamente de naturaleza y, al mismo tiem-po, que toda la evidencia prueba lo contrarío. Por lo tanto, si Moore dije-ra: "Sé que esto es vino y no sangrC, los católicos lo contradirían.

240. ¿En qué se fundamenta la creencia de que todos los seres humanos tienen padres? En la experiencia. Pero, ¿cómo puedo fundamentar en mi experiencia una creencia tan segura? Pues bien, la fundamento no sólo en el hecho de que he conocido a los padres de algunos hombres, sino también en todo lo que he aprendido sobre la vida sexual de los seres humanos y so-bre la anatomía y fisiología humanas; y también en todo lo que he oído y visto de los animales. Sin embargo, ¿se trata realmente de una prueba?

24 1. ¿No hay aquí una hipótesis que, como creo, se confirma plenamen-te una y otra vez?

242. ¿No hemos de decir, a cada paso: "Lo creo enérgicamente"?

243. Se dice "Sé..." cuando se está en condiciones de dar razones apro-piadas. "Sé..." está vinculado a la posibilidad de demostrar la verdad. Si alguien sabe algo -siempre que esté convencido- se puede poner esto de manifiesto. Pero si lo que cree es de tal tipo que las razones que puede dQLr no son mas seguras que su aserción, no puede decir que sabe lo que cree.

244. Si alguien dice "Tengo un cuerpo", se le puede preguntar "¿Quién habla por esa boca?"

245. ¿A quién dice alguien que sabe una cosa? A sí mismo o a otra per-sona. Si se lo dice a si mismo, ¿corno se distingue de la constatación de que tiene la certeza de que las cosas son así? No existe ninguna seguridad sub-jetíva de que yo sepa alguna cosa. La certeza es subjetiva, pero no el sa-

245 32e





ber. De modo que, si me digo a mí mismo "Sé que tengo dos manos" y lo que digo no trata de expresar mi certeza subjetiva, he de poder convencer-me de que tengo razón. Pero, si no puedo hacerlo, que tengo dos manos no es menos cierto antes de mirármelas que después. Podría decir, sin embar-go: "Que tengo dos manos es una creencia irrefutablC. Ello manifestaría el hecho de que no estoy dispuesto a considerar nada como una prueba con-traria a esta proposición.

246. "En este punto he llegado a uno de los fundamentos de todas mis creencias ... ... Mantendréjirmernente esta posición!" ¿No es así, precisa-mente, sólo p~rque estoy completamente convencido al respccto?-¿Cuá-les son las características de ese estar completamente convencido?

247. ¿En qué habría de consisúr dudar ahora de que tengo dos manos? ¿Por qué no puedo ni siquiera imaginarlo'> ¿Qué creería si no creyera eso? No tengo ningún sistema dentro del que pudiera darse tal duda. el

248. He llegado al fondo de mis convicciones. Y casi podría decirse que este fundamento es sostenido por el resto del edificio.

249. Nos formamos una imagen falsa de la duda.

250. Que tengo dos manos es,en circunstancias normales, algo tan segu-ro como cualquier cosa que pudiera aducirse como evidencia al respecto. Esa es la razón por la que no puedo considerar el hecho de que veo dos manos como una evidencia de ello.

251. ¿No quiere decir eso: actuaré incondicionalmente de acuerdo con es-ta creencia y no permitiré que nada me confunda?

252. Pero no es sólo que yo crea de esta manera que tengo dos manos, si-no que todas las personas razonables lo creen.

253. En el fundamento de la creencia bien fundamentada se encuentra la creencia sin fundamentos.

254. Todo hombre "razonablC se comporta asL

255. La duda tiene algunas manifestaciones características, pero son ca-racterísticas en algunas circunstancias. Si alguien dijese que duda de la





existencia de sus manos, observándolas constantemente desde todos los ángulos, buscando convencerse de que no se trata de un espejismo ni na-da parecido, no estaríamos seguros de si deberíamos decir que tal cosa era una duda. Podríamos describir su forma de comportarse similar a la duda, pero su juego no sería el nuestro.

256. Por otra parte, el juego del lenguaje cambia con el tiempo.

257. Si alguien me dijera que dudaba detener un cuerpo, lo tomaría por loco. Pero no sabría qué querría decir convencerlo de que lo tenía. Y si le hubiera dicho alguna cosa que hubiera eliminado su duda no sabría ni có-mo ni por qué.

258. No sé cómo se ha de utilizar "Tengo un cuerpo". Eso no vale sin restricciones para la proposición según la cual siem-pre he estado en la Tierra o en sus cercanías.

259. Quien dudara de si la Tierra existe desde hace cien años podría te-ner una duda científica o bien una duda filosófica.

260. Me gustaría reservar la expresión "Sé" para los casos en los que se usa en el intercambio lingüístico normal.

261. En este momento no puedo imaginarme una duda razonable respec-to de la existencia de la Tierra durante los últimos cien años.

262. Puedo imaginarme un hombre que hubiera crecido en unas circuns-tancias especiales y a quien se le hubiera dicho que la Tierra apareció ha-ce cincuenta años y que, por lo tanto, lo creyera. Podríamos enseñarle: la Tierra existe desde hace... etc. -Trataríamos de darle nuestra imagen del mundo. Tal cosa sucedería por medio de la persuasión.

263. El alumno cree a sus maestros y a sus libros de texto.

264. Podría imaginarme que Moore fuera capturado por una tribu de sal-vajes y que éstos mostraran sus sospechas de que procedía de algún lugar situado entre la Tierra y la Luna. Moore les dice que sabe que..., pero no

264 34e





puede fundamentar su seguridad, dado que tienen ideas fantásticas sobre la capacidad de volar de los hombres y no saben nada de física. Esta sería una buena ocasión para hacer aquel enunciado.

265. Pero, ¿qué dice este enunciado además de "Nunca he estado en un lugar semejante y tengo razones concluyentes para creerlo"?

266. Y aquí todavía se ha de decir que son unas razones concluyentes.

267. "No tengo sólo la impresión visual de un árbol sino que sé que eso es un árbol."

268. "Sé que esto es una mano." -¿Y qué es una mano?- "Pues, por ejemplo, esto."

269. ¿Tengo una certeza mayor de no haber estado nunca en la Luna que de no haber estado nunca en Bulgaria? ¿Por qué estoy tan seguro? Pues bien, sé que nunca he estado en sus alrededores, por ejemplo, que nunca he estado en los Balcanes.

270. "Tengo razones concluyentes para mi seguridad." Tales razones convierten la seguridad en algo objetivo.

271. No soy yo quien decide qué es una razón convincente de algo.

272. Sé = tal cosa me consta como cierta.

273. Pero, ¿cuándo se dice que algo es cierto? Puesto que es posible discutir si algo es cierto; es decir, si es obje-tivamente cierto. Hay un número incalculable de proposiciones empíricas que, para nosotros, son ciertas.

274. Que aquel a quien se le ha amputado un brazo nunca le volverá a cre-cer es una de estas proposiciones. Otra: aquel a quien se le ha cortado la ca-beza está muerto y no volverá a vivir nunca más. Puede decirse que la experiencia nos enseña estas proposiciones. Aunque no de una manera aislada, sino que nos enseña una multitud de proposiciones interrelacionadas. Si estuvieran aisladas podría dudar de ellas, dado que no tengo ninguna experiencia respecto de las mismas.

275. Si el fundamento de nuestra certeza es la experiencia, debe tratarse, obviamente, de la experiencia pasada.

275 35c





Pero obtengo conocimiento no sólo de mi experiencia, sino también de la experiencia de los demás. Todavía podría decirse que es la experiencia la que nos permite dar crédito a los demás. Pero, ¿qué experiencia me hace creer que los libros de anatomía y de fisiología no contienen falsedades? Aunque sea verdad que esta confianza también descansa en mi propia experiencia.

276. Creemos, por decirlo de algún modo, que existe esle enorme edifi-cio; después vemos una de sus esquinas por aquí, otra por allá.

277. "No puedo dejar de creer..."

278. "Me tranquiliza que sea asU'

279. Es algo completamente seguro que los automóviles no surgen es-pontáneamente de la Tierra.-Nos encontramos con que, si alguien pudie-ra creer lo contrario, estaría dando crédito a todo lo que consideramos que es imposible y podría oponerse a todo lo que tenemos por seguro. Pero, ¿cómo se vincula esa creencia enparticulara todas las demás? Nos gustaría decir que quien puede creer tal cosa rechaza todo nuestro sis-tema de verificación. Tal sistema es algo que las personas adquieren mediante la observa-ción y la enseñanza. Con toda intención, no digo que lo "aprenden".

280. Después de ver eso y lo otro y de escuchar eso y lo otro, es incapaz de dudar de...

281. Yo, L. W., creo, estoy seguro, de que mi amigo no tiene aserrín en el interior de su cuerpo o de su cabeza, por más que no tenga ninguna evi-dencia sensorial directa. Estoy seguro sobre la base de lo que se me ha di-cho, de lo que he leído, y de mi propia experiencia. Dudar de tal cosa me parece una locura, evidentemente de acuerdo otra vez con los demás; pero yo estoy de acuerdo con ellos.

282. No puedo decir que tenga buenas razones en favor de la opinión de que los gatos no nacen de los árboles o de que he tenido un padre y una ma-dre. Suponiendo que alguien dudara al respecto -¿cómo se habrían po-dido originar sus dudas? ¿Podría no haber creído nunca, desde un princi-pio, que tenía padres? En tal caso, ¿sería imaginable tal cosa sin que nadie se lo hubiera enseñado?

282 36e





283. Ya que, ¿cómo es posible que un niño dude inmediatamente de lo que se le enseña? Lo único que tal cosa quiere decir es que no ha podido aprender ciertos juegos de lenguaje.

284. Desde las más remotas épocas, los hombres han matado animales y han utilizado su piel, sus huesos, etc.,'etc., para algún propósito; han con-tado con encontrar órganos semejantes en animales semejantes. Siempre han aprendido de la experiencia; y podemos ver en sus ac-ciones que creen firmemente en ciertas cosas, tanto si expresan tales creen-cias como si no lo hacen. Con lo que no quiero decir, obviamente, que los hombres deban comportarse de tal modo: sólo que así se comportan.

285. Si alguien busca algo y, por ejemplo, hurga la tierra en un lugar de-terminado, muestra con ello que cree que lo que busca está en ese lugar.

286. Lo que creemos depende de lo que aprendemos. Todos creemos que es imposible llegar a la Luna; pero es posible que algunas personas crean que tal cosa es posible y que algún día sucederá de hecho. Decimos: tales personas no saben muchas de las cosas que nosotros sabemos. Aunque es-tén tan seguros como quieran de lo que dicen ~-están equivocados y* no-sotros lo sabemos. Si comparamos nuestro sistema de conocimiento con el suyo, es evi-dente que el suyo es, con mucho, más pobre.

23.9.50 287. La ardilla no llega por medio de la inducción a la conclusión de que el próximo invierno también va a necesitar reservas. Tampoco nosotros necesitamos un principio inductivo para justificar nuestras acciones y nuestras predicciones.

288. No sólo sé que la Tierra existía desde mucho antes dc mi nacimien-to, sino también que es un cuerpo voluminoso, que es posible establecer que yo y los demás hombres tenemos muchos antepasados, que hay libros al respecto, que tales libros no mienten, etc., etc. Y todo eso, ¿lo sé? Lo creo. Este cuerpo de conocimiento me ha sido transmitido y no tengo ra-zón alguna para dudar de él. Más bien, todo tipo de confirmaciones. ¿Por qué no he de decir que sé todas estas cosas? ¿No es eso preci-samente lo que se dice?





Pero todo eso no lo sé o lo creo sólo yo. También los demás lo sa-ben o lo creen. Más todavía: yo creo que lo creen.

289. Estoy firmemente convencido de que los demás creen, creen que sa-ben, que todas estas cosas son así.

290. Yo mismo he escrito en mi libro' queel niño aprende de tal y tal rno-do a comprender una palabra. ¿Lo sé o lo creo? ¿Por qué no escribo, en un caso así, "Creo ... ... sino que me limito a escribir la oración en forma ca-tegórica?

291. Sabemos que la Tierra es redonda. Estamos definitivamente con-vencidos de que es redonda. Mantendremos esta opinión en tanto no cambie toda nuestraconcep-ción de la naturaleza. "¿Cómo lo sabesT' -Lo creo.

292. Experimentos posteriores no pueden desmentir a los anteriores, en el mejorde loscasos, pueden cambiar por completo nuestra manerade ver. 293. De modo similar, la proposición "El agua hierve a 100'C".

294. Así nos convencemos; de eso se dice "estar correctamente conven-cido".

295. Entonces, ¿no tenemos, en este sentido, una prueba de la proposi-ción? Pero que la misma cosa suceda otra vez no es una prueba de ella; por más que digamos que nos da derecho a admitir tal proposición.

296. Eso es lo que denominamos 'Tundamentación empírica" de nuestros supuestos.

297. No sóto aprendemos simplemente que tales y tales experimentos han dado tales y tales resultados, sino también aprendemos qué proposición in-ferir. Por supuesto, no hay nada de erróneo en ello. Dado que tal proposi-ción es un instrumento para un uso bien determinado.

298. Que estemos completamente seguros de tal cosa no significa tan só-lo que cada uno aisladamente tenga certeza de ello, sino que formarnos par-te de una comunidad unida por la ciencia y la educación.

299. We are satisfied that the earth is round. [Estamos convencidos de que la Tierra es redonda.]

10.3.51 300. No todas las correcciones de nuestras opiniones están al mismo ni-vel.




301. Suponiendo que no fuera verdad que la Tierra existía desde mucho antes de mi nacimiento, ¿cómo habríamos de imaginar el descubrimiento de este error?

302. Es inútil decír "Es posible que nos equivoquemos" cuando, sino podemos confiar en ninguna evidencia, tampoco podemos confiar en la evídencia presente.

303. Si nosotros, por ejemplo, siempre hubiéramos calculado mal y 12 x 12 no fueran 144, ¿por qué habríamos de confiar en ningún otro cálculo? Sin duda, esto está expresado incorrectamente.

304. Tampoco me equivoco respecto a esa multiplicación. Más tarde, podría decir que en un caso semejante yo me encontraba confundido, pero no que había cometido un error.

305. Aquí hay que dar, una vez más, un paso similar al que seda en la teoría de la relatividad.

306. "No sé si esto es una mano." Pero, ¿sabes lo que significa la palabra 11 mano"? Y no digas "Sé lo que significa esa palabra para mí y en este momento". Después de todo, ¿no es un hecho empírico que esta palabra se utiliza de esta manera?

307. Lo que aquí nos resulta extraño es que cuando estoy completamente seguro del uso de las palabras no tengo ninguna duda al respecto, por más que no pueda dar razones de mi manera de actuar. Si lo intentara, podría dar miles, pero ninguna tan segura como la que debería fundamentar.

308. "Saber" y "seguridad" pertenecen a categorías diferentes. No son dos "estados mentales" como, por ejemplo, "conjeturar" y "estar seguro". (En este punto, supongo que tiene sentido para mí el decir "Sé lo que significa [por ejemplo] la palabra 'duda"' y que esta proposición indica que la palabra "duda" tiene un papel lógico.) Lo que ahora nos interesa no es el estar seguro sino el saber. Es decir, nos interesa que, para que el juicio sea posible, no pueda darse duda alguna respecto de algunas proposiciones empíricas. 0 también: tiendo a creer que no todo lo que tiene la forma de una proposición empírica es una proposición empírica.

309. ¿Es el caso que regla y proposición empírica se transformen una en otra?

310. Un alumno y su maestro. El alumno no deja que se le explique nada ya que, a cada momento, interrumpe al maestro con dudas acerca de, por ejemplo, la existencia de las cosas, el significado de las palabras, etc. El maestro dice: "No me interrumpas más y haz lo que te digo. Tus dudas no tienen ahora ningún sentido".

311. 0 supóngase que el alumno dudara de la historia (y de todo lo que se relaciona con ella), y también de si la Tierra existía ya hace cien años.

312. Yo diría que tal duda sería algo vacío. Pero, entonces, ¿no es tambíén algo vacío la creencia en la historia? No; hay muchas cosas que están vinculadas con ella.

313. De modo que, ¿es eso lo que nos hace creer una proposición? Bue no, la gramática de "creer" está relacionada precisamente con la gramática de la proposición que se cree.

314. Imaginemos que el alumno preguntara en realidad: "¿Existe tambien la mesa cuando me doy vuelta o cuando nadie la ve?" En este caso, ¿debería el maestro tranquilizarlo y decirle:- "¡Por supuesto que existe!"?

Es posible que el maestro se impaciente un poco, pero pensará que el alumno pronto dejará de hacer tales preguntas.

315. Es decir, el maestro tendrá la sensación de que ésta no es una pregunta en absoluto legítima.

Y lo mismo sucedería si el alumno pusiera en duda que la naturaleza obedezca leyes o que la inferencia inductiva esté justificada. -El maestro tendría la sensación de que todo eso no hacía sino perturbarlos, al alumno y a él mismo, y que así sólo se quedaban paralizados y sin poder avanzar. -Tendría razón. Sería algo similar a alguien que buscara un objeto en su habitación; abre un cajón y no lo encuentra; entonces lo vuelve a cerrar, espera y lo vuelve a abrir por si estuviera ahora, y continúa así. Todavía no ha aprendido a buscar. Del mismo modo, el alumno todavía no ha aprendido a preguntar. No ha aprendido el juego que queríamos enseñarle.

316. ¿Y no sucede lo mismo si el alumno interrumpe la clase de historia con dudas respecto a si en realidad la Tierra...?



317. Esta no es una de las dudas de nuestro juego. (¡Pero no porque no-sotros hayamos escogido el juego!)

12.3.51 318. "La pregunta ni siquiera se plantea." Su respuesta caracterizaría un método. Pero no hay ningún límite claro entre proposiciones metodológi-cas y proposiciones en el seno de un método.

319. Pero, ¿no debería decirse que no hay un límite claro entre proposi-ciones lógicas y empíricas? La ausencia de claridad se da, precisamente, en los límites entre regla y proposición empírica.

320. En este punto, creo que debe tenerse presente que el mismo concep-to de "proposición" no está bien delimitado.

321. Con todo, digo: toda proposición empírica puede transformarse en un postulado -y entonces se convierte en una norma de descripción. Pe-ro también mantengo mis reservas al respecto. La oración es excesivamen-te general. Se siente la tentación de decir "teóricamente, toda proposición empírica puede ser transformada ... ... pero, ¿qué quiere decir ahora "teó-ricamente"? Todo esto recuerda demasiado al Tractatus.

322. ¿Qué sucedería si el alumno se negara a creer que esta montaña es-tá en su sitio desde tiempo inmemorial? Diríamos que no tiene ninguna razón en absoluto para esta descon-fianza.

323. ¿De modo que la desconfianza racional debe tener una razón? También podríamos decir: "El hombre razonable cree esto".

324. Por tanto, no llamaríamos razonable a quien creyera algo contrario a la evidencia científica.

325. Cuando decimos que sabemos esto y lo otro, queremos decir que cualquier persona razonable en nuestra situación también lo sabría y que sería insensato dudar de ello. Así, Moore tampoco desea sólo decir que él sabe, que él etc., etc., sino más bien que cualquier ser dotado de razón en la misma situación lo sabría igualmente.

326. ¿Pero, quién dice qué es razonable creer cn esta situación?





327. Por tanto, se podría decir: "El hombre razonable cree: que la Tierra existe desde mucho antes de su nacimiento, que su vida ha transcurrido en la superficie de la Tierra o no muy lejos d_- ella y que, por ejemplo, no ha estado nunca en la Luna, que tiene un sistema nervioso y diversas vísce-ras como el resto de los seres humanos, etc."

328. "Lo sé, de la misma manera que sé que mi nombre es L.W."

329. "Si pone eso en duda -sea lo que fuere lo que 'duda' quiera decir aquí- nunca aprenderá este juego."

330. De modo que la oración "Sé..." expresa aquí la disposición a creer ciertas cosas.

13.3 331. Si, después de todo, actuamos con seguridad sobre la base de la creencia, ¿deberemos admiramos de que haya muchas cosas de las que no podemos dudar?

332. Imagínate que alguien dijera sin intención defflosofar: "No sé si he estado en la Luna; no recuerdo haber estado nunca allf'. (¿Porqué esa per-sona sería tan radicalmente distinta de nosotros?) En primer lugar: ¿cómo sabría que estaba en la Luna? ¿Cómo se la representa? Comparemos: "No sé si he estado alguna vez en la ciudad X". Y tampoco podría decir tal cosa si la ciudad X estuviera en Turquía, dado que sé que nunca he estado en Turquía.

333. Le pregunto a alguien: "¿Has estado alguna vez en China?" Respon-de: "No lo sé" En tal caso se le diría: "¿No lo sabesT' ¿Tienes alguna ra-zón para creer que es posible que hayas estado allí alguna vez? Por ejem-plo, ¿has estado alguna vez cerca de la frontera china? 0, ¿estaban allí tus padres cuando naciste?" -Normalmente, los europeos saben si han esta-do o no en China.

334. Es decir: que una persona razonable duda de eso sólo en tales y ta-les circunstancias.

335. El procedimiento de un tribunal dejusúcia descansa en el hecho de que las circunstancias otorgan cierta plausibilidad a las afirmaciones que se hacen. Por ejemplo, nunca se tendría en cuenta la afirmación de que al-guien ha venido al mundo sin padres.

42c





336. Pero lo que las personas consideran como razonable o no razonable cambia. Una cosa que les parece razonable a los hombres en cierta época, les parece irracional en otra. Y al contrario. Pero, ¿no hay nada objetivo en esto? Personas muy inteligentes y muy cultas creen en el relato bíblico de la creación y otras lo consideran algo manifiestamente falso, y las razones de estas últimas son bien conocidas por las primeras.

337. No es posible hacer experimentos sino hay algo de lo que no se du-da. Y esto no quiere decir, sin embargo, que se acepten a ciegas ciertos su-puestos. Cuando escribo una carta y la entrego al correo supongo que lle-gará, confío en ello. Si hago experimentos, no dudo de la existencia de los aparatos que tengo ante los ojos. Tengo multitud de dudas, pero no ésta. Si hago un cálculo creo, sin ningún tipo de duda, que las cifras escritas sobre el papel no cambian espontáneament_- y también confío incondicionalmente en mi memoria todo el tiempo. Se trata de la misma seguridad que aquella según la cual nunca he estado en la Luna.

338. Pero, imaginemos personas que nunca estén seguras de estas cosas y que, sin embargo, dijeran que muy probablemente son de ese modo y que no vale la pena dudar al respecto. Si una persona así se encontrara en mi lugar diría: "Es sumamente improbable que yo haya estado alguna vez en la Luna", etc., etc. ¿En qué se diferenciaría la vida de estas personas de la nuestra? Después de todo, hay quien dice que es sólo sumamente proba-ble que el agua de una cazuela puesta al fuego hierva y no se hiele y que, por tanto, lo que consideramos imposible sólo es, estrictamente hablando, improbable. Pero, ¿qué diferencia introduce eso en sus vidas? ¿No se tra-ta tan sólo de que hablan de ciertas cosas un poco más que los demás?

339. Imaginemos a alguien que debe recoger aun amigo suyo en la esta-ción de ferrocarril y que, no sólo consulta el horario y va a la estación a una determinada hora, sino que dice: "No creo que el tren llegue en realidad; a pesar de ello, iré a la estación". Hace todo lo que hace el hombre ordina-rio; pero lo acompaña con dudas y mal humor consigo mismo, etc.

340. Con la misma certeza con la que creemos cualquier proposición ma-temática, sabemos también cómo se pronuncian las letras "A" y "B", có-

340 11,2





mo se denomina el color de la sangre humana, y que los demás tienen san-gre y que la llamamos "sangre".

341. Es decir, las preguntas que hacemos y nuestras dudas, descansan so-bre el hecho de que algunas proposiciones están fuera de duda, son -por decirlo de algún modo- los ejes sobre los que giran aquéllas.

342. Es decir, el que en lapráctica no se pongan en duda ciertas cosas per-tenece a la lógica de nuestras investigaciones científicas.

343. Pero no se trata de que no podamos investigarlo todo y que, por lo mismo, nos debamos conformar forzosamente con la suposición. Si quie-ro que la puerta se abra, los goznes deben mantenerse firmes.

344. Mi vida se basa en darme por satisfecho con muchas cosas.

345. Cuando le pregunto a alguien: "¿Qué color ves ahoraT' para averi-guar qué color hay ahora en cierto lugar, no puedo dudar también al mis-mo tiempo de si la persona en cuestión comprende el castellano,* o de si no me quiere engañar, o de si mi propia memoria no me engaña respecto de los nombres de los colores, etc.

346. Cuando trato de dar jaque mate, no puedo dudar de sino es posible que las piezas cambien por sí mismas de posición y de si, al mismo tiem-po, mi memoria no me puede jugar una mala pasada que me impida dar-me cuenta.

15.3.51 347. "l know that thaús a tree." ["Sé que eso es un árbol."] ¿Por qué ten-go la impresión de no haber comprendido esta oración por mucho que sea una oración absolutamente simple y del tipo más ordinario? Es como si no pudiera orientar mi mente a ningún significado. Y todo porque no procu-ro orientarla al lugar en que éste se encuentra. Tan pronto como pienso en una aplicación cotidiana de la oración, y no en una filosófica, su sentido se convierte en algo claro y ordinario.

348. Del mismo modo, las palabras "Estoy aquí" sólo tienen sentido en ciertos contextos, pero no cuando se las digo a alguien que está sentado frente a mí y me ve claramente -y no porque sean superfluas, sino por-que su sentido no está determinado en tal situación: más bien le hace fal-ta algo que lo determinc.





349. "Sé que eso es un árbol" --esto puede querer decir todo úpo de co-sas: miro una planta que tomo por un hayajoven ya la que otra persona to-ma por un grosellero. Dice: "Eso es un arbusto", y yo le digo que se trata de un árbol. -Vernos algo a través de la niebla que uno de nosotros toma por una persona; el otro dice: "Sé que eso es un árbol." Lo que se preten-de comprobarson mis ojos, etc., etc. -etc. etc. En cada situación, el "eso" que afirmo que es un árbol es de un tipo diferente. Pero, ¿qué sucede cuando nos expresamos con más precisión? Co-mo, por ejemplo, "Sé que eso que hay allí es un árbol, lo veo con toda cla-ridad". -Supóngase incluso que he hecho esta observación (que en ese momento era relevante) en el transcurso de una conversación y que, aho-ra, fuera de todo contexto, la repito mientras miro al árbol y añado "Entien-do estas palabras tal y como lo hacía hace cinco minutos". -Si, por ejern-plo, hubiera añadido que volvía a creer que mi vista era defectuosa y que se trataba de una especie de suspiro, no habría nada de místeríoso en mi ex-presión. La manera en que se entiende la oración puede expresarse por me-dio de un complemento y, por lo tanto, incorporarse a ella.

350. "Sé que,eso es un árbol" es poco más o menos lo que un filósofo di-ría para demostrar, a sí mismo o a otro, que sabe algo que no es una ver-dad matemática o lógica. Del mismo modo, alguien que está preocupado porque yano valepara nada puede repetirse constantemente "Todavía pue-do haceresto, yaquello,y lo de más allá". Si su cabezaestá ocupada en pen-samientos como éstos más frecuentemente, nadie se extrañará de que, apa-rentemente fuera de todo contexto, se repita en voz alta una oración como ésta. (Pero, en este caso, ya he esbozado un transfondo, un marco para es-tas proposiciones, con lo que les he dado un contexto.) Si, por el contra-rio, alguien exclamara con los gestos más convincentes, en unas circuns-tancias M todo distintas, "¡Abajocon él! ", podríadecirse de estaspalabras (y de su tono de voz) que constituían una figura con unas aplicaciones bien conocidas en líneas generales, pero que en este caso no estaba claro en ab-soluto el lenguaje hablado por la persona en cuestión. Podría hacer con mi mano los movimientos que haría si tuviera una sierra y estuviera aserran-do una tabla; pero, ¿tendríamos algún derecho a llamar aserrar a ese mo-vimiento, fuera de todo contexto? (De hecho, ¡podría tratarse de algo bien diferente!)





351. La pregunta "¿Tienen sentido estas palabrasT', ¿no es parecida a es-ta otra: "¿es eso una herramientaT', formulada mientras alguien enseña, por ejemplo, un martillo? Digo "Sí, eso es un martillo". Pero, ¿qué diría-mos, por ejemplo, si lo que habíamos tomado por un martillo fuera en rea-lidad un proyectil o la batuta de un director de orquesta? ¡Haz ahora por ti mismo la aplicación!

352. Ahora bien, si alguien dice "Sé que eso es un árbol", puedo respon-der "Sí, se trata de una oración, una oración castellana.* Pero, ¿de qué sir-veT' ¿Y si alguien respondiera: "Sólo quería recordarme a mi mismo que sé cosas de este tipo"?-

353. Pero, ¿y si dijera: "Quiero hacer una observación lógica"? -Si el guarda forestal va al bosque con sus hombres y les dice: "Hay que cortar este árbol y éste y éste -¿y si, entonces, hace la observación: "Sé que es-to es un árbol"? -Pero, ¿no podría decir yo del guarda "Sabe que eso es un árbol, no lo investiga ri manda a sus hombres que lo investiguen"?

354. Conducta de duda y conducta de no-duda. Sólo se da la primera si se da la segunda.

355. El psiquiatra podría preguntarme: "¿Sabe qué es eso?" y yo contes-tar: "Sé que es una silla; la conozco, ha estado siempre en mi habitación". Con ello, es posible que comprobara no mi vista, sino mi capacidad de re-conocer cosas, de saber sus nombres y sus funciones. Se trata aquí de una especie de saber práctico. Ahora bien, me equivocaría si dijera "Creo que es una silla" dado que así expresaría mi disposición a que se comprobara mi enunciado. Mientras que "Sé que eso..." implica perplejidad si no se produce la confirmación.

356. Mi "estado mental", el "saber", no me da garantía alguna sobre lo que va a suceder. Pero consiste en lo siguiente: no comprendería dónde po-dría fijarse una duda, dónde sería posible una revisión.

357. Podría decirse:- Sé' expresa la seguridad tranquila, no la que toda-vía está en lucha".

358. Ahora bien, me gustaría considerar tal seguridad no como algo pa-recido a la precipitación o a la superficialidad, sino como (una) forma de vida. (Esto está muy mal expresado y, posiblemente, también mal pensa-do.)

358





359. Pero ello significa que quiero considerarlo como algo que yace más allá de lojustificado y de lo injustificado; como, por decirlo de algún mo-do, algo animal.

360. SE que éste es mi pie. No podría admitir ninguna evidencia como prueba de lo contrario. -Eso puede ser una exclamación, pero ¿qué se si-gue de ella? En todo caso, que he de actuar de acuerdo con mi creencia con una seguridad que no conoce duda alguna.

361. Pero también podría decir: Dios me ha revelado que eso es de ese modo. Dios me ha enseñado que eso es mi pie. Y, por tanto, si ocurriera al-go que pareciera contradecir este conocimiento, habría de considerar que eso era una ilusión.

362. ¿No se manifiesta aquí que el saber está vinculado con una decisión?

363. Y en este punto es difícil encontrar la transición desde aquello que se querría exclamar a las consecuencias en la manera de actuar.

364. Alguien podría preguntar también: "Si sabes que eso es tu pie---¿sa-bes también, o sólo crees, que ninguna experiencia futura parecerá contra-decir tu saber (es decir, que no te parecerá así a ti mismo)T'

365. Si alguien respondiera en este punto: "También sé que nunca me pa-recera que algo contradice aquel conocimiento" -¿qué podríamos con-cluir sino que él mismo no duda de que nunca sucederá tal cosa?--

366. ¿Y si estuviera prohibido decir "Sé" y sólo permitido decir "Creo sa-ber"?

367. El objetivo que tiene el construir una palabra como "saber" de un modo análogo a "creer", ¿no es que el oprobio está vinculado con el enun-ciado "Sé" cuando la persona se equivoca? Un error se convierte, de este modo, en algo ¡lícito.

368. Cuando alguien dice que no reconocerá experiencia alguna como prueba de lo contrario se trata, con todo, de una decisión. Es posible que actúe en contra de ella.

368 1 -7





16.3.51 369. Si quisiera dudar de si ésta es mi mano, ¿cómo podría evitar la du-da de si ¡apalabra "rnano" tiene algún significado? Parece que eso lo he de saber.

370. Pero, más correctamente: El hecho de que use la palabra "mano", y el resto de palabras de mi oración, sin escrúpulos, el hecho de que me en-cuentre ante el vacío tan pronto como quiera dudar de sus significados, muestraque laausencia de dudapertenece aljuego de lenguaje, quelapre-gunta "¿Córno sé... T' obstaculiza o anula el juego de lenguaje.

371. "Sé que eso es una mano", en el sentido de Moore, ¿no quiere decir lo mismo o algo parecido a: puedo utilizar enunciados como "Tengo do-lor en esta rnano" o "Esta mano es más débil que la otra" o "Una vez se me rompió esta mano" y muchos otros, en juegos de lenguaje en los que no in-terviene duda alguna sobre la existencia de esta mano? .

372. Sólo en algunos,casos es posible una investígación del tipo: "¿Es eso realmente una rnano?" (o "rni rnano"). Dado que la oración "Dudo de si es-to es realmente mi (o una) rnano" no tiene sentido alguno cuando le falta una determinación más precisa. No es posible ver ya, a partir sólo de es-tas palabras, si se incorpora una duda, ni tampoco qué tipo de duda.

373. ¿Por qué ha de ser posible tener una razón para creer cuando no es posible estar seguro?

374. Enseñamos a un niño "ésta es tu rnano", no "quizás (o "probable-rnente" ésta es tu rnano". Es así como un niño aprende los innumerables juegos de lenguaje en los que su manoestá implicada. Nunca seplantea una investigación, o una pregunta, acerca de "si ésta es realmente una rnano". Por otra parte, tampoco aprende que sabe que ésta es una mano.

375. En este punto debemos darnos cuenta de que la completa ausencia de duda en cierto momento no tiene por qué falsear necesariamente el jue-go de lenguaje, ni siquiera en los casos en los que diríamos que subsiste una duda 'IegítÍrna". Dado que allí hay también algo similar a otra aritmética. Creo que el reconocimiento de esto ha de situarse como fundamen-to de toda comprensión de la lógica.





17.3 376. Puedo declarar apasionadamente que sé que esto (por ejemplo) es mi pie.

377. Pero este apasionamiento es algo (muy) raro, y no hay vestigios de él cuando hablo de este pie de la manera habitual.

378. El saber se fundamenta, en último término, en el reconocimiento.

379. Digo apasionadamente "Sé que esto es un pie" -pero, ¿qué signi-fica?

380. Podría decir a continuación: "¡Nada en el mundo me convencerá de lo contrario!" Este hecho se encuentra, para mí, en el fundarnentode todo conocimiento. Podré renunciar a otras cosas, pero no a ésta.

381. Evidentemente, este "Nada en el mundo..." es una actitud que no adoptamos respecto a todo aquello que creemos o de lo que estamos segu-ros.

382. Ello no equivale a decir que no hay nada en el mundo que pueda con-vencerme de hecho de otra cosa.

383. El argumento "Es posible que esté soñando" no tiene sentido por lo siguiente: porque entonces también esa misma declaración está siendo so-ñada; del mismo modo que el hecho de que estas palabras tengan signifi-cado.

384. Ahora bien, ¿qué tipo de oración es "Nada en el mundo..."?

385. Tiene la forma de una predicción, pero (por supuesto) no basada en la experiencia.

386. Quien dice, como hace Moore, que sabe que... -proporciona el gra-do de certeza que una cosa tiene para él. Yes importante que este grado ten-ga un valor máximo.

387. Alguien podría preguntarme: %Hasta qué punto estás seguro de que eso es un árbol; que tienes dinero en el bolsillo, que eso es tu pie?" En el primer caso, la respuesta podría ser "No estoy seguro"; en el otro, "Como si lo estuviera"; y en el tercero, "No puedo dudar de ello". Y estas respues-tas tendrían sentido incluso sin ninguna razón. Por ejemplo, no sería pre-ciso que dijera "No puedo estar seguro de si eso es un árbol porque mi vis-ta no es lo suficientemente aguda". Quiero decir: para Moore tendría sen-

387 49e





tido decir "Sé que eso es un árboV si con ello quisiera decir algo bien de-terminado.

[Creo que la lectura de mis notas podría interesar a un filósofo que fuera capaz de pensarpor sí mismo. Puesto que, aunque sólo raramente ha-ya dado en el blanco, podrá reconocer los objetivos que siempre he teni-do presentes.]

388. Cada uno de nosotros utiliza a veces una oración de este tipo y no cuestiona si tiene o no sentido. ¿Nos proporciona también con ello un es-clarecimiento de tipo filosófico? Que yo sepa que esto es una mano, ¿prue-ba la existencia de las cosas externas más de lo que lo hace que no sepa si eso es de oro o de latón?

18.3 389. Moore quería proporcionar un ejemplo del hecho de que es realmen-te posible saber proposiciones sobre objetos físicos. Si se discutiera sobre la posibilidad de tener dolor en un lugar determinado del cuerpo o en otro, y alguien tuviera dolor exactamente en tal sitio, entonces podría decir: "Te aseguro que en estos precisos momentos estoy teniendo dolor aquU. Pe-ro sonaría extraño que Moore hubiera dicho: "Te aseguro que sé que eso es un árbol". En pocas palabras, la experiencia personal no nos interesa na-da en este momento.

390. Lo único importante es que tenga sentido decir que se sabe algo así; y, por consiguiente, la seguridad de que se sabe es completamente inútil.

391. Imagínate un juego de lenguaje "Cuando te llame, entra por la puer-ta". En cualquier caso ordinario será imposible dudar sien realidad hay una puerta.

392. Lo que he de demostrar es que una duda no es necesaria ni siquie-ra cuando es posible. Que la posibilidad del juego de lenguaje no depen-de de que se ponga en duda todo lo que puede ser puesto en duda. (Eso tie-ne relación con el papel de la contradicción en matemáticas.)

393. La oración "Sé que eso es un árboV, pronunciada fuera de su juego de lenguaje, también podría ser una cita (procedente, por ejemplo, de una gramática castellana).* -"Pero, ¿y si le doysignificado cuando lapronun-cioT' El vicio malentendido sobre el concepto de "dar significado".

393 50C





394. "EsLa es una de las cosas de las que no puedo dudar."

395. "Sé todas estas cosas." Yeso se mostrará en el modo en el que ac-túo y hablo de las cosas en cuestión.

396. En el juego de lenguaje (2),1 ¿puede decir el personaje que sabe que eso son materiales de construcción? -"No, pero lo sabe."

397. ¿No me he equivocado yo, y Moore tenía toda la razón? ¿No he eo-metido el error elemental de confundir lo que se piensa con lo que se sa-be? Por descontado, no pienso: "La Tierra existía ya desde tiempo antesde mi nacimiento", pero, ¿se quiere decir con ello que no lo sé? ¿No muestro que lo sé al extraer siempre sus consecuencias?

398. ¿No sé también que en esta casa no hay una escalera que descienda seis plantas bajo el nivel del suelo, por mucho que no haya pensado sobre ello?

399. Pero el hecho de que extraiga consecuencias, ¿no muestra tan sólo que acepto esta hipótesis?

19.3 400. En este punto, me siento inclinado a luchar contra molinos de vien-to porque todavía no puedo decir lo que, a fin de cuentas, quiero decir.

401. Quiero decir: del fundamento de todas las operaciones con el pen-samiento (con el lenguaje) forman parte no sólo las proposiciones de la ló-gica, sino también proposiciones que tienen la forma de proposiciones em-pfricas. -Esta constatación no tiene la forma "Yo sé...". "Yo sé..." dice lo que yo se, y esto carece de interés lógico.

402. En esta observación, la expresión "proposiciones que tienen la for-ma de proposiciones empíricas" es completamente equivocada; se trata de enunciados sobre objetos. Y éstos no sirven como fundamentos de la ma-nera en que lo hacen las hipótesis que, cuando se demuestra que son fal-sas, son sustituidas por otras. y escribe con confianza "En el Principio era la Acción."'





403. Decir, en el sentido de Moore, que un hombre sabe algo, que lo que dice es, incondicionalm ente' la verdad, me parece falso. Sólo es la verdad en la medida en que sea un fundamento sólido de sus juegos de lenguaje.

404. Quiero decir: no es que el hombre sepa la verdad en ciertos puntos con una seguridad completa. Sino que la completa seguridad sólo se rela-ciona con su actitud.

405. Sin embargo, persiste también aquí, por supuesto, un error.

406. Lo que trato de decirse basa asimismo en la diferencia entre la cons-tatación incidental "Sé que eso es tal como se usa en la vida ordinaria, y esta misma declaración hecha por un filósofo.

407. Ya que, cuando Moore dice "S¿ que eso es..." me gustaría contestar-le: " í Tú no sabes nada ... !", por más que no contestaría así a quien dijera lo mismo sin ninguna intención filosófica. Percibo, pues (¿con razón?), que lo que cada uno de ellos quiere decir es diferente.

408. Puesto que, si alguien que sabe eso y lo otro, y tal cosa forma par-te de su filosofía -que se equivoque en esta afirmación quiere decir que su filosofía es falsa.

409. Cuando digo, "Sé que esto es un pie" -¿qué digo en realidad? ¿No es lo fundamental que estoy seguro de las consecuencias que, si alguien du-dara, podría decirle" ¿Ves? Te lo había dicho"? ¿Tendría todavía algún va-lor mi saber si me fallara como guía de actuación? ¿Y no puede fallarme?

20.3 410. Nuestro saber forma un enorme sistema. Y sólo dentro de este sis-tema tiene lo particular el valor que le otorgamos.

411. Cuando digo "Supongamos que la Tierra existe deMe hace muchos años" (o algo por el estilo), suena muy extraño que se haya de suponer tal cosa. Pero dentro del sistema total de nuestros juegos de lenguaje forma parte de los fundamentos. Podemos decirque el supuesto constituyecl fun-damento de la acción y, por tanto, también del pensamiento.





412. Quien no sea capaz de imaginarse un caso en el que pueda decirse "Sé que esto es m¡ rnano" (y tales casos son más bien extraños) podría de-cir que esas palabras carecen de significado. Evidentemente, también po-dría decir "Claro que lo sé, ¿cómo no habría de saberlo?" -pero, enton-ces, es posible que tomara la oración por una explicación de las palabras "mi mano".

413. Supón que, mientras guiabas la mano de un ciego, dijeses de la tu-ya "Esta es mi mano"; si él entonces preguntara "¿Estás seguroT' o "¿Lo sabes?", su pregunta sólo tendría sentido en circunstancias muy especia-les.

414. Pero, por otro lado: ¿Cómo sé que esto es mi mano? ¿Sé también en este caso qué significa exactamente decir que es mi mano?- Cuando digo "¿Cómo lo séT', no quiero decir que dude lo más mínimo. Hay aquí un fun-damento de toda mi actuación. Pero me parece que está mal expresado con las palabras "Sé..."

415. De hecho, ¿no está, en líneas generales, completamente equivoca-do el uso de la palabra "saber" como término filosófico? Si "saber" tiene este interés, ¿por qué no ha de tenerlo "estar seguro"? Aparentemente, por-que sería excesivamente subjetivo. Pero, ¿no es el saber igualmente sub-jetivo? ¿No nos confunde la peculiaridad gramatical de que "p" se siga de ,1 sé que p"? "Creo saberlo" no ha de expresar necesariamente un grado menor de certeza. -De acuerdo, pero no queremos expresar ninguna seguridad sub-jetiva, ni siquiera la mayor de ellas, sino que algunas proposiciones pare-cen yacer en el fondo de toda pregunta y todo pensamiento.

416. "¿Y no es una proposición de este tipo, por ejemplo, la proposición de que he vivido durante semanas en esta habitación, que mi memoria no me engaña al respecto?" -"Certain beyond all reasonable doubt"- ["cierto más allá de toda du-da razonable"] 21.3 417. "Sé que durante el mes pasado me bañé a diario." ¿Qué recuerdo al decir tal cosa? ¿Recuerdo cada uno de los días y el baño de cada mañana? No. Sé que cada día me bañé y no deduzco la cosa de ningún otro dato in-mediato. De un modo similar, digo "He sentido un pinchazo en el brazo"

417 53c





sin que sea consciente de ese lugarpor ningún otro medio (porejemplo, por medio de una imagen).

418. Mi compensión, ¿es sólo ceguera ante mi falta de comprensión? Muchas veces parece serlo.

419. Cuando digo "Nunca he estado en Asia Menor", ¿de dónde províe-ne este saber? Nunca he hecho averiguaciones al respecto, nadie me lo ha dicho; no me lo dice mi memoria. De modo que, ¿no puedo equivocarme? ¿Es ésta una verdad que sepa? No podría desprenderme de este juicio sin llevarme por delante a los demás.

420. También una proposición como la de que ahora vivo en Inglaterra tiene dos aspectos: no es un error -pero, por otra parte: ¿qué sé yo de In-glaterra? ¿No puede extraviarse mi juicio por completo? ¿No podría suceder que todos los que entraran en mi habitación afír-rnaran lo contrario, que incluso me dieran "pruebas" de modo que yo, de repente, pareciera como Un loco entre gente normal o como alguien nor-mal rodeado de locos? ¿No puedo llegar a poner en duda lo que ahora me parece la cosa menos dudosa?

421. Estoy en Inglaterra. -Todo ami alrededor me lo dice: de cualquier modo en que deje vagar mis pensamientos, no hacen más que confirmár-melo. -Pero, ¿nopodría volverme loco si sucedieran cosasqueahora mis-mo ni siquiera sueño?

422. Quiero decir, pues, algo que me suena a pragmatismo Aquí me enredo en una especie de concepción del mundo.

423. Entonces, ¿porqué no digo simplemente, con Moore, "Sé que estoy en Inglaterra"? En unas circunstancias especJicas, que puedo imaginar-me, tiene senúdo afirmar tal cosa. Pero, si, al margen de esas circunstan-cias, afirmo esa oración paraofrecerun ejemplo de que puedoconocercon certeza verdades de este tipo, la oración me parece sospechosa inmediata-mente. -¿¿Cón razón??

424. Digo "Sé que p", o bien para asegurarme de que yo también conoz-co la verdad de p, o bien simplemente como una manera de enfatizar

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-p También se dice "No lo creo, lo sé, y tal cosa se podría expresar tam-bién (por ejemplo) así: "Esto es un árbol. Y no se trata de una mera conje-tura". Pero, ¿qué diríamos de: "Si hubiera de decir a alguien que eso es un árbol no se trataría de una mera conjetura"? ¿No es eso lo que Moore pretendía decir?

425. No sería una conjetura y podría decírselo a alguien con seguridad completa, como cualquier otra cosa sobre la que no hay duda de ningún ti-po. Pero, ¿quiere decir eso que se trata de la verdad absoluta? ¿No es po-sible que lo que reconozco con la certidumbre más completa como el ár-bol que he visto aquí toda mi vida -no puede ser que se manifieste como algo completamente diferente? ¿No puedo estar confundido? Y, sin embargo, en las circunstancias que daban sentido a la oración, era correcto decir "Sé (no sólo conjeturo) que esto es un árbol". Decir que en realidad sólo lo creo sería incorrecto. Sería del todo confUndente decir: creo que mi nombre es L.W. Y también es correcto: no me puedo equivo-car al respecto. Lo que no quiere decir que yo sea infalible.

21.3.51 426. Pero, ¿cómo es posible mostrar a alguien que sabemos no sólo las verdades sobre los datos de los sentidos, sino también otras cosas? Pues-to que, evidentemente, no basta con que alguien nos asegure que él lo sa-be. ¿De dónde se tendría que partir, pues, para mostrar eso?

22.3 427. Es preciso demostrar que, por más que 61 no use nunca las palabras "Sé... ", su comportamiento muestra lo que nos interesa.

428. ¿Qué diríamos de un hombre de comportamiento normal sinos ase-gurara que sólo cree que su nombre es tal y tal, que cree que reconoce a las personas con las que vive habitualmente, que cree tener manos y pies cuan-do no los ve directamente, etc.? ¿Podríamos demostrarle, basándonos en las cosas que hace (y que dice), que no es así?

23.3.51 429. ¿Qué razones tengo, ahora que no veo los dedos de mis pies, para su-poner que tengo cinco dedos en cada pie?

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¿Es correcto decir que mi razón consiste en el hecho de que la expe-riencia anterior siempe me ha mostrado que era así? ¿Estoy más seguro de la experiencia anterior que de tener diez dedos en os pies? Esta experiencia anteriorpuede muy bien ser la causa de mi presente seguridad; pero, ¿es su razón?

430. Me encuentro con alguien que viene de Marte y me pregunta "¿Cuántos dedos tienen los seres humanos en los pies?" -Digo "Diez. Te lo mostraré", y me quito los zapatos. Supongamos que se maraville de que yo lo sepa con tanta seguridad sin necesidad de mirármelos.- ¿Debería decirle: "Nosotros, los seres humanos, sabemos cuántos dedos tenemos en los pies tanto cuando los podemos ver como cuando no"?

26.3.51 431. "Sé que esta habitación está en el segundo piso, que tras la puerta hay un pasillo que conduce ala escalera, etc." Podríamos imaginar casos en los que me expresara de ese modo, pero serían casos muy extraños. Sin em-bargo, muestro este saber diariamente por medio de mis actuaciones y de lo que digo. ¿Qué concluirá otro de mis acciones y mis palabras? ¿Sólo que es-toy seguro? -Del hecho de que hace muchas semanas que vivo aquí y de que cada día he bajado y subido la escalera concluirá que sé dónde está mi habitación. -Le aseguraré "Yo sé cuando él no sepa todavía de qué co-sas concluir sin reservas mi saber.

432, La declaración---Sé..." sólo obúene su significado de su conexión con el resto de la evidencia del "saber".

433. Por lo tanto, si le digo a alguien "Sé que eso es un árbol", es como sí le dijera: "Eso es un árbol; puedes fiarte absolutamente, no hay ningu-na duda". Y el filósofo sólo podría emplear esta fórmula para mostrar que se usa realmente tal modo de hablar. Pero si tal cosa no fuera sólo una ob-servación sobre la gramática castellana* el filósofo debería indicar las cir-cunstancias en las que esta expresión funciona.

434. En ese caso, ¿nos enseña la experiencia que las personas, en tales y tales circunstancias, saben eso y lo otro? Con toda certeza, la experiencia nos muestra que, por regla general, una persona que haya vivido un deter-minado período de tiempo en una casa está familiarizada con ella. 0, tam-

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bién, la experiencia nos enseña que, después de un período bien determi-nado de entrenamiento, el juicio de un hombre merece confianza. La ex-periencia nosdiceque, parapoderhacer una predicción correcta, este hom-bre debe haberse visto sometido al aprendizaje durante mucho tiempo. Pe-ro -27.3 435. A menudo somos embrujados por una palabra. Por ejemplo, por la palabra "saber".

436. ¿Está Dios vinculado con nuestro saber? ¿Es cierto que muchos de nuestros enunciados nopueden ser falsos? Porque eso es lo que queremos decir.

437. Tengo la tentación de decir: "Eso no puede ser falso". Lo cuales in-teresante; pero, ¿qué consecuencias úene?

438. No sería suficiente asegurara alguien que sé lo que sucede en deter-minado lugar -sin darle razones que (lo) convencieran de que estoy en si-tuación de saberlo.

439. Incluso el enunciado "Sé que tras esta puerta hay un pasillo y una es-calera que lleva a la planta baja" suena tan convincente sólo por el hecho de que todo el mundo da por supuesto que lo sé.

440. Hay aquí algo en general; no sólo algo personal.

441. Ante un tribunal, la aseveración de un testigo "Sé..." no conven-cería a nadie. Ha de demostrarse que el testigo estaba en situación de saberlo. La aseveración "Sé que esto es una mano", hecha mientras uno se mira la propia mano, tampoco sería digna de crédito si no seconocieran las circunstancias en las que se ha realizado. Cuando las conocemos, parece ser una garantía de que la persona que habla es, en este aspecto, una per-sona normal.

442. Pues, ¿no puede ocurrir que mefigure saber algo?

443. Imagina que en determinado lenguaje no existiera ninguna palabra correspondiente a la nuestra "saber". -Los que hablan tal lenguaje se li-mitan a hacer aseveraciones: "Eso es un árbol", etc. Naturalmente, puede ocurrir que se equivoquen. De modo que añaden a la oración un signo que indica la posibilidad de error que consideran que hay -<), ¿tendría que ha-blar de la posibilidad de error en este caso específico? También puede in-

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dicarse tal cosa haciendo referencia a algunas circunstancias. Porejemplo: "A ha dicho a B... Estaba cerca de ambos y tengo buen oído" o "Sucedió en tal o tal lugar. Yo mismo lo vi de lejos. Mis ojos no son muy buenos" o "Allí hay un árbol. Lo veo claramente y lo he visto en innumerables oca-siones".

444. "El tren sale a las dos. Para asegurarte, míralo de nuevo" o "El tren sale a las dos. Me acabo de informar en un nuevo horario". También po-dría añadir alguien "En estas cosas se puede confiar en mí". La utilidad de estos añadidos es obvia.

445. Pero, cuando digo "Tengo dos manos" -¿qué puedo añadir para in-dicar que soy digno de confianza? Como mucho, que las circunstancias son las habituales.

446. ¿Por qué estoy tan seguro de que eso es mi mano? ¿No descansa el conjunto del juego de lenguaje sobre este tipo de seguridad? 0, ¿no está (ya) presupuesta esta seguridad en eljuego de lenguaje? Es decir, en el hecho de que quien no reconoce los objetos con seguridad no juega, o juega mal.

28.3 447. Compáralo con 12 x 12 = 144. En este caso, tampoco podemos de-cir "quizás". Puesto que, en la medida en que esta proposición descansa en el hecho de que no contanios mal ni nos equivocarnos y en el de que nues-tros sentidos no nos engañan al calcular, ambas proposiciones, la aritiné-tica y la física, se encuentran al mismo nivel. Quiero decir: el juego de la física es tan seguro como el de la aritmé-tica. Pero esto puede ser malentendido. Mi observación es una observación lógica, no una observación psicológica.

448. Quiero decir: quien no se maraville de que las proposiciones aritmé-ticas (por ejemplo, la tabla de multiplicar) sean "absolutamente" ciertas, ¿por qué habría de asombrarse de que también lo sea la proposición "Es-ta es mi mano"?

449. Algo se nos debe enseñar como fundamento.

450. Quiero decir: nuestro aprendizaje tiene la forma---Esoes una viole-ta", "Eso es una mesa". Podría suceder que el niño escuchara la palabra "violeta" por primera vez en la oración. Esto es "quizás una violeta"; pe-

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ro, en ese caso, podría preguntar: "¿Qué es una violeta?". Pues bien, es in-dudable que podríamos contestar a esta pregunta mostrándole una repre-sentación pictórica. Pero, ¿qué ocurriría si alguien dijera "Eso es una... " sólo cuando se le mostrara la pintura, mientras que en los demás casos se limitará a decir "Quizás eso es una... "? -¿Qué consecuencias prácticas tendría semejante cosa? Una duda que dudara de todo no sería una duda.

451. Mi objeción a Moore según la cual el significado de la oración ais-lada "Eso es un árbol" es indeterminado, puesto que no está determinado qué es el "eso" que se afirma que es un árbol, no sirve, dado que es posi-ble determinar mejor el significado diciendo, por ejemplo: "Aquel de allí que parece ser un árbol no es una imitación artística de un árbol, sino que es un árbol reaV.

452. No sería razonable dudar de si eso es realmente un árbol... Que me parezca indudable no es lo que importa. A partir de lo que yo mantenga no sería posible ver si la duda es absurda. De modo que de-bería haber una regla que declarara que la duda es irracional en este caso. Pero tanipoco existe.

453. En efecto, digo: "Ninguna persona razonable dudaría en este caso". -¿Podríamos imaginar que se preguntara a unosjueces ilustres si una du-da es razonable o irracional?

454. Hay algunos casos en los que la duda noes razonable; pero hay otros en los que parece lógicamente imposible. Y no parece haber entre ellos una frontera bien delit-nitada.

29.3 455. Todo el juego de lenguaje descansa en el hecho de que puedan re-conocerse de nuevo las palabras y los objetos. Aprendemos con la misma inexorabilidad que esto es una silla y que 2 x 2 = 4.

456. Por tanto, si dudo o si rioestoy seguro de siésta es mi mano(en uno y otro senúdo), ¿por qué no debería dudar también del significado de es-tas palabras?

457. ¿Quiero decir, pues, que la seguridad se encuentra en la esencia del juego de lenguaje?

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458. Se duda por razones bien precisas. Se trata de esto: ¿Cómo se intro-duce la duda dentro del juego de lenguaje?

459. Si el tendero quisiera examinar cada una de sus manzanas sinrazón alguna, para asegurarse de todo, ¿por qué no debería examinar el mismo examen? Y, ¿podemos hablar en este caso de creencia (quiero decir, en el sentido de creencia religiosa, no de conjeturafl Aquí, todas las palabras psicológicas no hacen sino apartarnos de lo esencial.

460. Voy al médico, leenseño mi mano y le digo "Esto es una mano, no...; la tengo herida, etc., etc." ¿Me limito a darle una información superflua? Parece que nos podríamos preguntar, por ejemplo: suponiendo que las pa-labras "Eso es una mano" sean informativas -¿cómo podrías darte cuen-ta de que él ha comprendido la información? Pues si hay duda respecto de si esto es una mano, ¿por qué no la ha de haberrespecto de que soy un hom-bre que se lo dice al médico? Pero, por otra parte, es posible -aunque tam-bíén muy excepcionalmente- imaginarse casos en los que una informa-ción de este tipo no sea superflua, o sólo superflua pero no absurda.

461. Supongamos que yo fuera médico y que un paciente se presentara, me mostrara su mano y me dijera: "Lo que hay aquí, y que parece una ma-no, no es una imitación excelente, sino que es realmente una mano". Des-pués de eso, hablaría de su herida. -¿Habría de considerarlo realmente como algo informativo, aunque superfluo? ¿No lo habría de tomar más bien como un sinsentido que-hay que admitirlo- tiene el aspecto de una información? Pues, si esta información tuviera realmente sentido, ¿cómo puede estar seguro de lo que dice? A la información le falta el transfondo.

30.3 462. ¿Porqué no indica Moore, entre las cosas que sabe, que existe en tal lugar de Inglaterra, una ciudad que se llama tal y cual? Con otras palabras: ¿por qué no menciona un hecho que sea conocido por él, y no por cualquie-ra de nosotros?

31.3 463. Es bien cierto que la información "Eso es un árbol", cuando no pu-diera dudar nadie de ella, podría ser una especie de broma y, como tal, te-

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ner sentido. De hecho, Renan hizo una vez una broma de este tipo.

3.4.51 464. Mi dificultad también puede mostrarse de este otro modo: Estoy sentado hablando con un amigo. De pronto, digo: "Durante todo el fiem-po he sabido que tú eras N. N." ¿Es ésta una infonnación meramente su-perflua, aunque verdadera? Me da la impresión de que estas palabras son como un "¡Buenos días!", dirigido al interlocutor en medio de la conversación.

465. ¿Y si se tratara de las palabras: "Hoy en día, se sabe que hay... es-peciesde insectos" en vez de"Sé que esoes un árbol"? Si alguien, depron-to, afirma la primera oración, fuera de todo contexto, podría creerse que, mientras tanto, había estado pensando en otra cosa y que de repente rea-lizaen voz alta un enunciado extraído de su flujo de pensamientos. 0 tam-bién: está enajenado y habla sin comprender sus propias palabras.

466. Por tanto, aunque me parezca haber sabido algo todo el tiempo, no tiene sentido decirlo, expresar esa verdad.

467. Me siento junto aun filósofo en el jardín; dice repetidamente "Sé que esto es un árboV mientras señala un árbol junto a nosotros. Una ter-cera persona se nos acerca y lo escucha; yo le digo: "Este hombre no es-tá trastornado: tan sólo filosofamos".

4.4 468. Alguien dice, sin que venga a cuento, "Esto es un árbol". Podría de-cir esta oración porque recuerda haberla escuchado en una situacion pare-cida; o, porque, de repente, se encuentra impresionado por la belleza del árbol, de modo que la oración sería una exclamacion; o es posible que di-jera la oración en voz baja como un ejemplo gramatical, etc. Ahora le pre-gunto: "¿Qué querías decir con esoT', y él me contesta: "Era una informa-ción dirigida a tÍ". ¿No soy libre de suponer que no sabe lo que dice, da-do que está lo suficientemente loco como para darme esta información?

469. En medio de la conversación, alguien me dice sin ninguna coheren-cia: "Te deseo suertC. Me quedo perplejo; pero más tarde me doy cuen-

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ta de la relación de esas palabras con lo que estaba pensando sobre mí. Y ahora ya no me parece que carecen de sentido.

470. ¡Porqué no hay dudaalguna de queme llamo L. W.! No parece ser en absoluto una cuestión que pueda establecerse sin más ni más, de mane-ra incontestable. No se diría que se trata de una de las verdades indudables.

5.4 [Todavía hay aquí un enorme vacío en mi pensamiento. Y dudo de si alguna vez llegaré a rellenarlo.]

471. Lo difíciles encontrar elprincipio. 0 mejor: es difícil comenzar des-de el principio. Sin intentar retroceder más allá.

472. Cuando el niño aprende el lenguaje, aprende al mismo tiempo lo que es preciso investigar y no investigar. Cuando aprende que hay un armario en la habitación, no se le enseña a dudar de si lo que ve más tarde es toda-vía un armario o sólo una especie de decorado.

473. De la misma manera que, al escribir, aprendemos un determinado modelo de letras que luego cambiamos, aprendemos en primer lugar que las cosas permanecen, como una norma que después se somete a variacio-nes. 474. Este juego se acredita así mismo. Esta puede ser la causa de que sea jugando, pero no es la razón. 475. En este punto, quiero observar al ser humano como aun animal: co-mo a un ser primitivo al que le atribuimos instinto pero no razonamiento. Como un ser en estado primitivo. No nos hemos de avergonzar de una ló-gica que es suficiente para un modo primitivo de comunicación. El lengua-je no ha surgido de un razonamiento.

6.4 476. El niño no aprende que hay libros, que hay sillas, etc., etc., sino que aprende a tomar los libros, a sentarse en las sillas, etc., etc. Más adelante surgen también, evidentemente, preguntas sobre la existencia: "¿Existen los unicomios?", etc. Pero una pregunta de este tipo es sólo posible porque ninguna pregunta análoga aparece como regla. Puesto que, ¿cómo sabe uno de qué manera ha de convencerse de la exis-

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tencia de los unicornios? ¿Cómo ha aprendido a determinar si algo exis-te o no?

477. "De modo que se ha de saber que existen los objetos cuyos nombres se enseñan a los ninos por medio de la definición ostensiva." -¿Por qué es necesario saber tal cosa? ¿No basta con que la experiencia no pruebe en adelante lo contrario? ¿Por qué pues habría de descansar en un saber el juego de lenguaje?

7.4 478. ¿Cree el niño que la leche existe? ¿0 sabe que la leche existe? ¿Sa-be el gato que existe el ratón?

479. ¿Hemos de decir que el conocimiento de que existen los objetos se produce muy pronto o muy tarde?

8.4 480. El niño que aprende a utilizar la palabra "árbol". Alguien está de-lante de un árbol,junto a él, y dice "¡Un árbol precioso!" Es evidente que en el juego de lenguaje no interviene duda alguna sobre la existencia del árbol. Pero, ¿puede decirse que el niño sabe que existe un árbol? Por otra parte, es verdad que "saber algo" no entraña pensar en ello -pero, quien sabe algo, ¿no ha de ser capaz de dudar de ello? Y dudar quiere decir pensar.

481. Cuando oímos que Moore dice "Sé que eso es un árboV, compren-demos, de repente, a los que afirman que tal cosa no está decidida en mo-do alguno. La cuestión se presenta, de pronto, de un modo confuso y nada cla-ro. Como si Moore hubiera proyectado una luz falsa sobre ella. Es como si mirara yo una pintura (por ejemplo, una decoración) y reconociera desde lejos y sin la menor duda lo que representa. Pero, inme-diatamente después, la miro más de cerca: entonces veo manchas de diver-sos colores, todas muy ambiguas y que no proporcionan, en absoluto, cer-teza de ningún tipo.

482. Es como si el "Sé-" no tolerara ningún énfasis metafísico.

483. El uso correcto de las palabras "Sé ... ... Una persona corta de vista me pregunta: "¿Crees que lo que vemos allí es un árboW' -Le respondo: "Lo sé: lo veo claramente y lo reconozco muy bien". -A: "¿Está N. N. en

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casa?" -Yo: "Creo que sf'. -A: "¿Estuvo ayerT' -Yo: "Ayer estuvo. Lo sé. Hablé con él". -A: "Sabes que esta parte de la casa ha sido cons-truida recientemente o lo crees solamenteT' -Yo: "Lo sé; me he informa-do por..."

484. En tales casos, se dice "Sé... " y se dan los fundamentos de este sa-ber, o, por lo menos, se pueden dar.

485. Es posible imaginar también un caso en el que alguien pasa revis-ta a una lista de proposiciones y, ante cada una de ellas, pregunta "¿Lo sé o sólo lo creoT'. Quiere comprobar la seguridad de cada una de las propo-siciones. Podría tratarse de un testimonio ante un tribunal.

9.4 486. "¿Sabes o sólo crees que te llamas L. W.?" ¿Es ésta una pregunta con senúdo? ¿Sabes o sólo crees que lo que aquí escribes son palabras castella-nas?* ¿Te limitas a "creer" que "creer" tiene este significado? ¿Qué signi-ficado?

487. ¿Cuál es la prueba a favor de que sé algo? Evidentemente, no ha de ser el hecho de que yo diga que lo sé.

488. Puesto que, cuando un autor enumera todo lo que sabe, con ello no prueba nada en absoluto. No es posible probar que se puede saber algo sobre los objetos físi-cos por medio de las observaciones de quienes creen saberlo.

489. Pues ¿qué contestaríamos a quien dijera: "Creo que sólo te figuras que lo sabes"?

490. Cuando me pregunto "¿Sé o sólo creo queme llamo ... V, no sirve de nada que mire en mi interior. Pero podría decir: No sólo no tengo la más mínima duda de que me llamo así, sino que, si surgiera alguna duda, no podría estar seguro de nin-gún juicio.

10.4 491. "¿Sé o sólo creo queme llamo L. W.?" -Si la pregunta fuera "¿Es-toy seguro o sólo supongo que... T', entonces se podría confiar en mi res-puesta-

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492. "¿Sé o sólo creo...T' podría expresarse también del siguiente modo: ¿Qué diríamos si pareciera ocurrir que algo que hasta ahora había pareci-do ser inmune a la duda resultara ser un supuesto falso? ¿Reaccionaría an-te ello como cuando una creencia se ha revelado falsa?¿O parecería llevar-se por delante el fondo sobre el que descansan todos mis juicios9 -Aun-que, evidentemente, en este punto no trato de hacer ninguna profecía. Simplemente, diría "¡Nunca había pensado en eso! " -¿o me nega-ría (debería negarme) a revisar mi juicio porque una "revisión" de este ti-po equivaldría a la aniquilación de todo patrón de medida?

493. ¿Se trata, pues, de que, incluso para poder hacer juicios, he de reco-nocer ciertas autoridades?

494. "De esta proposición no puedo dudar sin renunciar a todo juicio." Pero, ¿qué tipo de proposición es ésta? Esto recuerda lo que Frege dijo sobre la identidad .6 Evidentemente, no se trata de una proposicion empírica. No pertenece a la psicología. Tiene, más bien, el carácter de una regla.

495. A quien quisiera hacer observaciones contra proposiciones induda-bles se le podría contestar simplemente "¡Bah, no tienen sentido!". Es de-cir, mas que contestarle, habría que reprenderlo.

496. Este es un caso parecido al de mostrar que no tiene sentido alguno decir que un juego siempre ha sido jugado de una manera equivocada.

497. Si alguien quisiera suscitar en mí constantemente la duda y dijera: en este punto, te engaña tu memoria, allá te has confundido, allí tampoco has obtenido las pruebas suficientes, etc., y yo no me dejara afectar y man-tuviera mi certeza --en ese casol mi actitud no podría ser incorrecta, aun-que sólo fuera por el hecho de que es ella misma la que define el juego.

11.4 498. Lo que resulta extraño es que, por más que encuentro perfectamen-te correcto que alguien rechace con la expresión "¡ Sin senúdo!" el inten-to de confundirlo con dudas sobre los fundamentos, sin embargo conside-ro incorrecto que trate de defenderse utilizando, por ejemplo, la palabra ,,Sé".





499. También podría decirlo de la siguiente manera: el "principio de in-ducción" no puedefundanwntarse mejor de lo que lo hacen ciertas propo-siciones particulares relativas al material de la experiencia.

500. Pero tampoco me parece que tenga sentido decir "Sé que la ley de la inducción es verdadera". ¡Imagínate un enunciado similar hecho ante un tribunal! Sería más correcto decir "Creo en la ley donde "creer" no tiene nada que ver con conj eturar.

501. En último término, ¿no me inclino cada vez más a decir que la lógi-ca no puede ser descrita? Es preciso que tomes en consideración la prác-tica del lenguaje, entonces lo verás.

502. ¿Podría decirse "Conozco la posición de mis manos con los ojos ce-rrados" si mi indicación al respecto contradijera siempre o normalmente el testimonio de los demás?

503. Miro un objeto y digo "Eso es un árbol" o "Sé que es eso..." -Si des-pués me acerco y resulta que se trata de algo completamente diferente, pue-do decir "Pues no era un árbol"; o digo "Era un árbol, aunque ahora ya no lo sea". Pero si todo el mundo me contradijera y afirmara que nunca había habido un árbol y si todos los testimonios hablaran en mi contra -enton-ces, ¿de qué serviría que me obstinara en mi "Sé...'T

504. Que sepa algo depende de si la evidencia me da la razón o me con-tradice. Puesto que no significa nada decir que se sabe que se tiene dolor.

505. Cuando se sabe alguna cosa es siempre por gracia de la Naturaleza.

506. "Si mi memoria me engaña en este punto, puede engañarme en cual-quier otro." Si no sé eso, ¿cómo sabré que mis palabras significan lo que creo que significan?

507. "Si eso me engaña, ¿qué quiere decir ahora 'engañar'T'

508. ¿En qué puedo confiar?

509. Lo que en realidad quiero decir es que un juego de lenguaje sólo es posible si se confía en algo (no he dicho "si se puede confiar en algo").

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510. Cuando digo "Evidentemente, eso es una toalla", hago una manifes-tación. No pienso en ninguna verificación. Para mí se trata de una mani-festación inmediata. No pienso ni en el pasado ni en el futuro (y, naturalmente, tampoco lo hace Moore). Es, exactamente, una especie de atrapar directamente; como cuan-do sin dudar, tomo la toalla.

511. Y este atrapar directamente pertenece a una seguridad, no a un sa-ber. Pero, ¿no atrapo de una manera también espontánea el nombre de una cosa? 12.4 512. La cuestión es, por tanto, ésta: "¿Qué dirías si hubieras de cambiar tu opinión también sobre todas estas cosas fundamentalísimas?" Y, sobre esto, la respuesta me parece que es: "No la has de cambiar. En eso preci-samente consiste su ser 'fúndarnental---.

513. ¿Qué diríamos si sucediera algo realtnente inaudito? Si, por ejem-plo, viera que las casas se convertían en humo poco a poco y sin ninguna causa evidente; si el ganado en el campo caminara boca abajo, hablando de un modo incomprensible y riendo; si los árboles se transformaran pau-latinamente en hombres y los hombres en árboles. En ese caso, ¿tendría ra-zón si, antesde que sucediera todo eso, dijera"Sé que eso es unacasa",etc., o, simplemente, "Eso es una casa", etc.?

514. Este enunciado me parecía fundamental; si es falso, ¿qué debe ser ahora "verdadero" y "falso"?

515. Si mi nombre no es L.W. ¿cómo puedo confiar en aquello que se en-tiende por "verdadero" y "falso"?

516. Si ocurriera algo (si, por ejemplo, alguien me dijera alguna cosa) ca-paz de suscitar en mí dudas al respecto, ciertamente también se daría algu-na otra cosa que haría que las razones de esta misma duda fueran dudosas y, por lo tanto, podría decidirme a mantener mis antiguas creencias.

517. Pero, ¿no sería posible que sucediera algo que me sacara por com-pleto de mis casillas? ¿Una evidencia que me hiciera imposible la acepta-ción de lo más seguro? ¿0 que me hiciese abandonar mis juicios más fun-





damentales? (Si con razón o sin ella, es del todo irrelevante ahora.)

518. ¿Puedo imaginar que observo eso en otra persona?

519. Si obedeces la orden "Tráeme un libro" es del todo posible que de-bas investigar si lo que ves allí es realmente un libro, pero entonces sabes bien lo que se entiende por "libro"; y si no lo sabes, puedes consultarlo -pero entonces, deberás saber sin duda lo que significa otra palabra. Y que una palabra signifique tal y tal, que se use de tal manera y de tal otra es, nue-vamente, un hecho de experiencia como el de que aquel objeto sea un li-bro. De modo que, para poder obedecer una orden ha de haber un hecho de experiencia sobre el que no tengas dudas de ningún tipo. En efecto, la duda descansa sólo en lo que está fuera de duda. Pero, dado que un juego de lenguaje consiste en diversas acciones repeúdas a lo largo del tiempo, parece que no es posible decir de ningún caso individual que, para que haya un juego de lenguaje, tal y tal cosa ha de estar fuera de duda, aunque pueda decirse que, porregla general, unjui-cio empírico u otro debe estar fuera de duda.

13.4 520. Moore tiene buen derecho a decir que sabe que ante él hay un árbol. Por supuesto, se puede equivocar. (Aquí ya no sucede como con la decla-ración "Creo que allí hay un árboF'.) Pero si en este caso tiene razón o se equivoca no es relevante desde el punto de vista filosófico. Si Moore com-bate a los que dicen que no se puede saber realmente una cosa así, no pue-de limitarse a decir que él sabe tal cosa y tal otra. Puesto que no es nece-sario creerle. Si sus adversarios hubiesen afirmado que no es posible creer id cosa y tal otra, Moore hubiera podido responder "Yo la creo".

14.4 521. El error de Moore está en el hecho de replicar con "Lo sé" ala afir-mación de que no es posible saber.

522. Decimos: si el niño domina el lenguaje -y, por consiguiente, su aplicación-, ha de saber el significado de las palabras. Por ejemplo, ha de

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poder vincular, sin ningún tipo de duda, el nombre de su colora cosas blan-cas, negras, rojas o azules.

523. En este caso, nadie echa de menos la duda ni se maravilla de que no sólo conjeturemos el significado de las palabras.

15.4 524. ¿Es esencial para nuestros juegos de lenguaje (de "ordenar y obede-ceC, por ejemplo) que no aparezca duda alguna en determinados lugares, o basta con que subsista el sentimiento de seguridad, aunque sea con un li-gero aire de duda? Así pues, ¿es suficiente con que denomine "negra", "verde", "roja" a alguna cosa, no como hacía ahora, directamente y sin la interposición de duda alguna -sino diciendo, en lugar de eso, "Estoy seguro de que eso es rojo" de la misma manera en que se diría "Estoy seguro de que vendrá hoy" (con el "sentimiento de seguridaC correspondientefl Por descontado, el sentimiento que lo acompaña nos es indiferente y tampoco nos podemos preocupar por las palabras "Estoy seguro de..." -Lo que importa es si incorporan una diferencia en la práctica del len-guaje. Podríamos preguntar si en todas las ocasiones en las que, por ejem-plo, podemos proporcionar una información con seguridad (como, por ejemplo, cuando miramos a través de un tubo e informamos sobre los co-lores que vemos) un hombre diría "Estoy seguro". Si lo hiciera, nuestrapri-mera inclinación sería la de comprobar lo que dice. Pero si se demostrara que es completamente digno de confianza, diremos que su manera de ac-tuar es sólo un poco extravagante, lo que no tiene importancia. Por ejem-plo, podríamos suponer que había leído a los filósofos escépticos, que es-taba convencido de que no puede saberse nada y que, por todo ello, hubie-ra adoptado esa manera de hablar. Una vez que estuviéramos acostumbra-dos, la práctica no quedaría afectada.

525. Entonces, ¿qué aspecto tendrá el caso en el que un hombre digno de confianza mantenga una relación distinta a la nuestra con las palabras de color, por ejemplo? Es decir, el caso en el que subsiste una ligera duda, o la posibilidad de una duda en el uso de estos nombres.

16.4 526. De quien, al mirar un buzón inglés, dijera "Estoy seguro, es rojo", habríamos de suponer que era ciego para los colores o creer que no domi-

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naba el castellano* y sabía el nombre correcto M color en alguna otra len-gua. Si no sucediera alguna de estas dos cosas, no lo comprenderíamos bien.

527. Un español* que llame "rojo" a este color no está seguro de que en castellano* su nombre sea "rojo". El niño que domina el uso de la palabra no está seguro de que, en su lengua, el nombre de este color sea éste. No se puede decir tampoco que, cuando aprende a hablar, aprende a decir que en castellano* los colores úenen estos nombres, ni tampoco que lo sabe cuando ha aprendido el uso de la palabra.

528. Así y todo: cuando alguien me pregunta cómo se llama este coloren alemán y se lo digo, y me vuelve a preguntar "¿Estás seguroT', le contes-to: "Lo sé; el alemán es mi lengua materna".

529. Por ejemplo, también un niño dirá de otro, o de él mismo, que ya sa-be cómo se dice eso y lo otro.

530. Puedo decir a alguien "En castellano* este color se llama rojo" (cuando, por ejemplo, le enseño castellano*). En este caso, no le diría "Sé que este color..." -se lo diría silo acabara de aprender ahora mismo, o por contraste con otro color cuyo nombre en castellano* no sé.

531. Ahora bien, ¿no es correcto describir mi estado presente de esta ma-nera: sé cómo se llama este coloren castellano*? Y, si es correcto, ¿porqué no habría de poder describirlo con las palabras correspondientes "Sé, etc."?

532. Así, cuando Moore, sentado ante un árbol, decía "Sé que esto es un no se limitaba a decir la verdad sobre su estado en ese momento. ..[Filosofo ahora como una vieja que lo pierde todo continuamente y ha de buscarlo a cada momento; ahora, las gafas; después, las llaves ... 1

533. Pues bien, si fuera correcto describir su estado fuera de contexto, también sería correcto pronunciar, fuera de contexto, las palabras "Esto es un árbol".

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534. Pero, ¿es incorrecto decir: "El niño que domina un juego de lengua-je ha de saber ciertas cosasT Sería un pleonasmo si, en lugar de eso, se dijera "ha de poder hacer ciertas cosas", aunque eso sea, exactamente, lo que yo quería contraponer a la primera de las oraciones. -Pero: "El niño alcanza un saber en histo-ria natural". Esto supone que el niño puede preguntar cómo se llama tal planta o tal otra.

535. El niño sabe cómo se llama una cosa si puede contestar correctamen-te a la pregunta "¿Cómo se llarna esoT'

536. El niño que empieza aprender la lengua, no posee, evidentemente, el concepto de denominar.

537. ¿Es posible decir de alguien, que no posea este concepto, que sabe cómo se llama eso y lo otro?

538. Habría de decir que el niño aprende a reaccionar de tal manera y tal otra; y, al hacerlo así, todavía no sabe nada. El saber sólo comienza en un nivel posterior.

539. ¿Ocurre con el saber como con el coleccionar?

540. Un perro podría aprender acorrer hacia N, al oír el grito "N", y ha-cia M, al oír el grito "M" -pero, ¿sabría por ello cómo se llaman esas dos personas?

541. "Sólo sabe cómo se llama éste, todavía no sabe cómo se llama aquél." Eso es algo que no puede decirse, estrictamente hablando, de al-guien que todavía no tiene el concepto de que las personas tienen nombres.

542. "No puedo describir esta flor sino sé que este color se llarna'rojo'."

543. El niño puede utilizar los nombres de las personas mucho antes de poder decir de alguna manera: "Sé cómo se llama éste; todavía no sé có-mo se llama aquél".

544. Sin ninguna duda, puedo decir, de acuerdo con la verdad, "Sé cómo se llama este color en castellano"*, mientras señalo con el dedo, por ejem-plo, el color de la sangre fresca. Pero - - -

17.4 545. "El niño sabe a qué color hace referencia la palabra 'azul'." Lo que en este caso sabe, no es tan simple.

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546. Diría "Sé cómo se llama este color" si, por ejemplo, se tratara de una tonalidad de colores cuyos nombres no todos saben.

547. No se puede decir todavía a un niño que acaba de empezar a hablar y que puede utilizar las palabras "rojo" y "azul": "¡Vamos, claro que sa-bes cómo se llama este color!"

548. El niño ha de aprender el uso de los nombres de los colores antes de poder preguntar por el nombre de un color.

549. Sería incorrecto afirmar que sólo puedo decir "Sé que allí hay una silla" cuando allí hay una silla. Evidentemente, sólo es verdad en ese ca-so, pero tengo cierto derecho a decirlo cuando estoy seguro de que allí hay una silla, por más que esté equivocado. [La petulancia es una hipoteca que enturbia la capacidad de pensar del filósofo.]

18.4 550. Cuando alguien cree algo, no siempre es indispensable que pueda contestarse a la pregunta "¿Por qué lo creeT'; pero si sabe algo, se ha de poder contestar a la pregunta "¿Cómo lo sabe?".

551. Y sise contesta a esta pregunta, hade hacerse según principios bá-sicos generalmente reconocidos. Es así como puede saberse una cosa se-mejante.

552. ¿Sé que ahoi a mismo estoy sentado en una silla? -¿No lo sé? En las circunstancias actuales, nadie dirá que lo sé, pero tampoco dirá, por ejem-plo, que estoy corisciente. Habitualmente, tampoco lo dirá de los que pa-san por la calle. Ahora bien, ¿que no se diga, significa que no es así?

553. Es extraño: si yo, sin ningún motivo especial, digo "Sé...", por ejem-plo, "Sé que ahora mismo estoy sentado en una silla", el enunciado me pa-rece injustificado y petulante. Sin embargo, si hago el mismo enunciado cuando es necesario, me parece, por más que no esté ni un ápice más se-guro de su verdad, del todo justificado y ordinario.

r, C q





554. En su juego de lenguaje no es presuntuoso. Allí no ocupa una posi-ción más alta de la que tiene el propiojuego de lenguaje humano. Dado que es allí donde tiene restringida su aplicación. Pero, tan pronto como digo esa oración fuera de su contexto apare-ce bajo una falsa luz. Porque es como si quisiera asegurar que hay cosas que sé. De eso, ni el mismo Dios me podría explicar nada.

19.4 555. Decimos que sabemos que el agua hierve cuando la ponemos al fue-go. ¿Cómo lo sabemos? La experiencia nos lo ha enseñado. -Digo "Sé que hoy por la mañana he desayunado", la experiencia no me lo ha enseña-do. Se dice también "Sé que él tiene dolor". En todos estos casos, el juego de lenguaje es siempre diferente, en todos estos casos estamos seguros, y en todos estos casos seestaráde acuerdo con nosotros en que nos encontra-mos en situación de saber. Es por ello por lo que hasta las proposiciones de la física se encuentran en los manuales al alcance de todos. Cuando un hombre dice que sabe alguna cosa, ha de ser algo que, de acuerdo con el juicio general, se encuentra en situación de saber.

556. No se dice: Se encuentra en situación de creerlo. Pero síque se dice: "Es razonable suponerlo (o "creerlo") en esta si-tuación".

557. Un consejo de guerra podría tener que decidir si era razonable en ciertas circunstancias suponer eso o lo otro con seguridad (aunque fuera erróneamente).

558. Decimos que sabemos que el agua, en tales y tales circunstancias, hierve y no se congela. ¿Es imaginable que nos equivoquemos al respec-to? Un error, ¿no arrastraría consigo a todojuicio? Más todavía: ¿Qué po-dría quedaren pies¡ tal cosafallara? ¿Podría alguien descubrir algo que nos hiciera decir: "Era un errorT Puede suceder cualquier cosa en el futuro, el agua puede comportarse en el futuro de cualquier forma -nosotros sabemos que has-ta ahora se ha comportado así en innumerables ocasiones. Este hecho se halla incorporado al fundamento de nuestro juego de lenguaje.

559. Has detener presente que el juego de lenguaje es, por decirlo de al-gún modo, algo imprevisible. Quiero decir: No está fundamentado. No es razonable (ni irracional). Está allí --como nuestra vida.

IZ





560. Y el concepto de saber se ajusta al de juego de lenguaje.

561. "Sé..." y "Puedes confiar en eso". Aunque no siempre es posible sus-tituir la primera expresión por la segunda.

562. De algún modo, es importante imaginar un lenguaje en el que no exista nuestro concepto de "saber".

563. Decimos "Sé que tengo dolor", por más que no podamos dar ningu-na razón convincente en favor de ello. -¿Sucede lo mismo con "Estoy se-guro de que él...T -No. "Estoy seguro" te da la seguridad subjetiva. "Sé" quiere decir que hay una diferencia respecto de la comprensión entre yo, que lo sé, y quien no lo sabe. (Basada quizás en una diferencia en el gra-do de experiencia.) Si digo "Sé" en matemáticas, la justificación de ello es una prueba.

Si, en estos dos casos, decimos "Puedes fiarte" en lugar de "Sé", la fundamentación es de un tipo diferente en cada uno de ellos. Y la fundamentación tiene un término.

564. Un juego de lenguaje: traer materiales de construcción, informar so-bre el número de piezas disponible. A veces se hace una estimación, otras veces el número se determina por medio de un cálculo. Se plantea pues la pregunta "¿Crees que hay tantas piezas?", y la respuesta es "Lo sé, las aca-bo de contar". S in embargo, en este caso podríamos prescindir de la expre-sión "Sé". Pero si hubiera más formas de hacer una constatación segura, como contar, pesar, medir el montón, etcétera, la afirmación "Se" podría ocupar el lugar de la indicación acerca de cómo se sabe.

565. Pero lo que aquí está en cuestión no es todavía un "saber" que esto se llama 'Iadrillo", eso "columna", etc.

566. Es decir, el niño que aprende mi juego de lenguaje [número 211 no aprende a decir "Sé que eso se llama Iadrillo---. Evidentemente, hay un juego de lenguaje en el que el niño sí utili-za esa oración. Lo cual presupone que es capaz de usar el nombre tan pron-to como se lo proporcionamos. Como si alguien me dijera "Este color se llama -De modo que, cuando el niño ha aprendido un juego de len-guaje con materiales de construcción, le podemos decir, por ejemplo: "Y

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este material se llama'... -, de tal modo que queda affipliado el juego de lenguaje primitivo.

567. Ahorabien, mi saber queme llamo L. W., ¿es del mismo tipo que mi saber que el agua hierve a 100 grados centígrados? Evidentemente, esta pregunta está mal planteada.

568. Si uno de mis nombres se usara sólo en contadas ocasiones, podría suceder que yo lo desconociera. Se da por descontado que yo sé mi nom-bre solamente porque, como los demás, lo utilizo en numerosas ocasiones.

569. Una experiencia interior no me puede mostrar que sé algo. Si, a pesar de eso, digo que "Sé cuál es mi nombre..." y no se trata, como es notorio, de una proposición empírica, - - -

570. "¿Sé queme llamo así; entre nosotros, cualquier adulto sabe cómo se llama."

571. "Mellamo .... puedes fiarte. Si resultara ser falso, no es necesario que me creas nunca más en el futuro."

572. ¡Me parece que sé que, por lo que respecta ami propio nombre, no puedo equivocarme! Tal cosa se expresa con las palabras: "Si es falso, estoy loco". Muy bien,pero son sólopalabras; pero, ¿qué influencia tiencen Iaaplicación del lenguaje?

573. ¿Es debido a que nada podría convencerme de lo contrario?

574. La pregunta es: ¿qué tipo de proposición es "Sé que no puedo equi-vocarme al respecto", o también "No puedo equivocarme al respecto"? Este "Sé" parece que prescinde de todo fundamento: simplemente lo sé. Pero si, en este caso, pudiera hablarse de alguna forma de error, debe-ría poderse comprobar si lo sé.

575. Le expresión "Sé" podría tener entonces la finalidad de indicar en qué soy digno de confianza, aunque la utilidad de tal indicación deba pro-ceder de la experiencia.

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576. Podría decirse "¿Cómo sé que no me equivoco por lo que respecta a mi nombreT'-y si se contestara 'Torque lo he usado a menudo", podría volverse a preguntar: "¿Cómo sé que no me equivoco en estoT' Y aquí la expresión "Cómo sé" ya no puede tener ningún significado.

577. "Sé mi nombre con una completa certidumbre." i Me negaría a considerar cualquier argumento que tratara de demos-trar lo contrario! Y, ¿qué quiere decir "me negaríaT ¿Es la expresión de una inten-ción?

578. Sin embargo, ¿no podría una autoridad más alta asegurarme que no sé la verdad? Hasta el punto que debería decir: "¡Enséñamela!" Pero en tal caso, tendrían que abrírseme los ojos.

579. Pertenece al juego de lenguaje de los nombres de las personas que cada cual sabe su nombre con la máxima seguridad.

20.4 580. Podría suceder que siempre que dijera "Lo sé", se revelara falso. (Mostrarlo.)

581. Aunque es posible que, incluso en tal caso, no me pudiera conformar y hubiera de volver a afirmar "Sé... " Pero, entonces, ¿cómo ha aprendido un niño la expresión?

582. "Lo sé" puede querer decir: estoy suficientemente familiarizado -o también: es ciertamente así.

583. "Sé que eso en... se llama -¿Cómo lo sabes?- "Lo he aprendido..." En este caso, ¿no podría decir "En... eso se llama en lugar de "Sé que etc."?

584. ¿Sería posible utilizar el verbo "saber" sólo en la pregunta "¿Cómo lo sabesT' que siguiera a una simple afirmación? -En vez de "Ya lo sé" se dice "Estoy familiarizado con eflo"; y tal cosa se sigue de la mera co-municación del hecho en cuestión. Pero, ¿qué se dice en lugar de "Sé que es as?T

585. ¿No dice "Sé que esto es un árbol" algo distinto a "Esto es un árbol"?

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586. En vez de "Sé qué es eso" podríamos decir "Puedo decir qué es eso". Y, si adoptáramos esa forma de expresión, ¿qué haríamos de "Sé que eso es ... 111)

587. Volvamos ala cuestión de si "Sé que eso es un..." dice algo diferen-te de "Eso es un... ". -En la primera oración se hace referencia a una per-sona, en la segunda no. Pero ello no quiere decir que tengan sentidos di-forentes. En cualquier caso, es frecuente sustituir la primera oración por la segunda, y también es frecuente darle a esta última una entonación espe-cial. Puesto que hablarnos de un modo distinto cuando hacemos una ase-veración que no es contradicha y cuando la mantenemos a pesar de que nos contradiga.

588. Sin embargo, ¿no es cierto que con las palabras "Sé que..." afirmo encontrarme en un estado particular, mientras que la mera aseveración "Eso es... " no dice lo mismo? A pesar de ello, nuestra réplica a una ase-veración semejante suele ser "¿Cómo lo sabes?" -~'Sencillamente, por-que el hecho de que lo afirme permite reconocer que lo creo." -Podría ex-presarse así: en un zoo podríamos encontrar la inscripción "Eso es una cebra", pero nunca "Sé que eso es una cebra". "Sé" sólo tiene sentido cuando lo dice una persona. Pero, en tal ca-so, es irrelevante que diga "Sé..." o "Eso es ... ...

589. ¿Cómo aprende cualquiera a reconocer su propio estado de saber algo?

590. Corno mucho, podría hablarse de reconocimiento de un estado cuan-do decimos "Sé qué es eso". En tal caso, nos podemos cerciorar de poseer realmente tal saber.

591. "Sé qué tipo de árboles éste. -Es un castaño." "Sé qué tipo de árbol es éste. Sé que es un castaño." El primer enunciado suena más natural que el segundo. Sólo diría-mos "Sé" una segunda vez cuando quisiéramos acentuar la certeza de un modo especial, quizás anticipándonos a que alguien dijera lo contrario. El primer "Sé" quiere decir, poco más o menos: puedo afirmar, Pero en un caso distinto podríamos comenzar haciendo la observación "Eso es..." y afrontar después las objeciones diciendo "S¿ qué tipo de árbol es", y subrayando la seguridad.





592. "Puedo decir qué tipo de ... es eso, y con toda seguridad."

593. Aunque se pueda sustituir "Sé que es así 'por "Es así", no es posible sustituir la negación de una por la de la z)tra. Con el "No sé... ", se introduce un nuevo elemento en nuestros juegos de lenguaje.

2L 4 594. Mi nombre es "L. W." Y, si alguien lo negara, yo presentaría inmediatamente innumerables conexiones que lo confirman.

595. "Pero todavía puedo imaginarme un hombre que haya hecho todas estas conexiones sin que ninguna de ellas concuerde con la realidad. ¿Por qué no podría estar yo en una situación semejanteT' Si me imagino un hombre así, también me imagino una realidad, y un mundo que lo rodea; y me imagino cómo piensa (y habla) en contradicción con ese mundo.

596. Si alguien me dice que su nombre es N. N., tiene sentido que le pregunte "Je puedes equivocar?" Se trata de una pregunta a la que el juego de lenguaje me da derecho. Y tiene sentido contestar con un no o con un sí. -Ahora bien, es evidente que la respuesta tampoco es infalible, es decir, un día u otro puede revelarse falsa; pero tal cosa no priva de sentido a la pregunta "¿Puedes... ?" ni a la respuesta "No".

597. La respuesta a la cuestión %Puedes equivocarte?" da un peso determinado al enunciado. Y la respuesta puede ser también: "No lo creo".

598. Pero, ¿no podría contestarse a la pregunta "¿Puedes ... ?" diciendo: "Te describiré el caso y tú mismo podrás juzgar si es posible que esté equivocado"? Por ejemplo, si se tratara del nombre de una persona, el caso podría ser el siguiente: la persona en cuestión nunca ha utilizado tal nombre pero recuerda haberlo leído en un documento -y, por otra parte, la respuesta podría ser: "He tenidoeste nombre durante toda mi vida, todo el mundo me ha llamado de esa forma". Si eso no equivale a la respuesta "No puedo equivocarme", esta última no tiene el menor sentido.

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Y es evidente, sin embargo, que con ello se señalauna diferencia muy importante.

599. Por ejemplo, podríamos describir la seguridad de la proposición según lacualel agua hierve a 100' centígrados. No es ésta una proposición que yo haya escuchado una vez, como muchas que ~a mencionar. Yo mismo hice el experimento en laescuela. Laproposición en cuestión es una proposición muy elemental denuestros libros de texto, en los que, respecto a este tipo de cosas, debemos confiar porque... -A continuación pueden contraponerse todos los ejemplos que inuestran que los seres humanos han considerado como ciertas muchas cosas que, posteriormente y de acuerdo con nuestra opinión, se han revelado falsas. Sin embargo, este argumento no tiene ningún valor.' Decir: en último término sólo podemos aducir las razones que nosotros considerarnos razones, no es decir nada en absoluto. Creo que en la base de todo esto hay una incomprensión de la naturaleza de nuestros juegos de lenguaje.

600. ¿Qué tipo de razón tengo para confiar en los libros de texto de física experimental? No tengo ninguna razón para confiar. Y confío en ellos. Sé cómo se hacen esos libros -o, más bien, creo que lo sé. Tengo alguna evidencia, pero no va muy lejos y es de un tipo bastante difuso. He escuchado, he visto, he leído cosas.

22.4 601. Existe el peligro constante de querer discernir el significado de la expresión por medio de la observación y el estado de ánimo con el que se usa, en vez de pensar siempre en la práctica. Es por ello por lo que la expresión se repite tan a menudo, porque es corno si tuviéramos que ver lo que buscamos en ella misma y en el sentimiento que tenemos.

23.4 602. ¿Debo decir "Creo en la física" o, más bien, "Sé que la física es verdadera'T

603. Me han enseñado que en tales y tales circunstancias sucede eso. Se ha descubierto porque se ha hecho la prueba algunas veces.





Con toda certeza, todo eso no probaría nada si no fuera porque, alrededor de esta experiencia, hay otras que, con ella, constituyen un sistema. Así pues, no se han hecho pruebas sólo sobre la caída de los cuerpos, sino también sobre la resistencia del aire y otras muchas cosas. Pero, en último término, me fío de estas experiencias o de las informaciones que tengo sobre ellas y, de acuerdo con eso, oriento sin ninguna reticencia mi actividad. Ahora bien, esta misma confianza, ¿no está también acreditada? Hasta donde puedo juzgarlo -sí.

604. La afirmación de un físico, delante de un tribunal, de que el agua hierve a 100' C sería aceptada como incondicionalmente verdadera. Pero si desconfiara de este enunciado, ¿qué podría hacer para ponerlo en entredicho? ¿Hacer yo mismo los experimentos? ¿Qué probarían?

605. Y, ¿qué diríamos si el enunciado del físico fuera mera superstición y resultara tan absurdo aceptar su juicio como hacer caso de la prueba del fuego?

606. Que, ami entender, alguien se haya equivocado no constituye razón alguna para suponer que yo me equivoco ahora. -Pero, ¿no es una razón para suponer que podría equivocarme? No es ninguna razón para la inseguridad indiscriminada en mi juicio o en mi actuación.

607. El juez podría decir, incluso, "Eso es la verdad -hasta donde un ser humano puede saberla". -Pero, ¿de qué serviría esta cláusula añadida? ("beyond all reasonable doubt") ["más allá de toda duda razonable"].

608. ¿Es incorrecto que guíe mi conducta por las proposiciones del físico? ¿He de decir que no tengo ninguna buena razón para ello? ¿No es precisamente eso lo que denominamos una "buena ra7ón"?

609. Supongamos que encontramos algunas pers-)nas que no lo consideran una razón concluyente. ¿Cómo nos lo deberíamos imaginar? En lugar del físico, consultan al oráculo. (Es por eso por lo que los consideramos primitivos.) ¿Es incorrecto que consulten al oráculo y se dejen guiar por él? -Si decimos que es "incorrecto", ¿no partimos de nuestro juego de lenguaje para combatir el suyo?





610. Y, ¿tenemos o no derecho a combatirlo? Por supuesto, apoyaríamos nuestra manera de actuar en todo tipo de frases hechas.

611. Cuando lo que se enfrenta realmente son dos principios irreconciliables, sus partidarios se declaran mutuamente locos y herejes.

612. He dicho que "combatiría" al otro -pero, ¿no le daría razones? Sin duda; pero, ¿hasta dónde llegaríamos? Más allá de las razones, está la persuasión. (Piensa en lo que sucede cuando los misioneros convierten a los indígenas.)

613. Si digo, ahora "Sé que el agua sobre la llama del gas no se congelará, sino que hervirá", parece que estoy tan justificado para este "Sé" como para cualquier otro. "Si sé alguna cosa, sé ésta." -¿0 sé con una certeza todavía mayor que la persona que tengo ante mí es mi viejo amigo tal y cual? ¿Cómo cotejar esto con la proposición de que veo con dos ojos a los que veré cuando mire el espejo? -No tengo ninguna seguridad sobre lo que he de contestar en este punto. -Sin embargo, hay una diferencia entre estos dos casos. Si el agua sobre el fuego se helara, me quedaría atónito, pero supondría la intervención de una causa que desconozco y quizá dejase que los físicosjuzgaran sobre la cuestión.- Sin embargo, ¿qué me podría hacer dudar de que este hombre es N.N., a quien conozco desde hace años? Una duda en este punto parecería arrastrar todo consigo y reducirlo a un c2os.

614. Dicho de otra forma: Si se me contradijera por todas partes, diciéndoseme que alguien no se llama como siempre he sabido que se llamaba (y utilizo aquí "he sabido" con toda intención), en tal caso se me habría privado del fundamento de todo juicio.

615. ¿Quiere esto decir: "Sólo puedo juzgar porque las cosas se comportan de tal y tal modo (bondadosamente, por decirlo así)"?

616. Sin embargo, ¿sería inconcebible que permaneciera en la silla por mucho que se resistieran los hechos?





617. Algunos acontecimientos me colocarían en una situación tal que ya no podría continuar con el viejo juego. Una situación en la que se me privaría de la seguridad del juego. En efecto, ¿no es evidente que la posibilidad de un juego de lenguaje está condicionada por ciertos hechos?

618. En ese caso, podría parecer que el juego de lenguaje tuviera que mostrar" los hechos que lo hacen posible. (Pero no es así.) ¿Podemos decir, entonces, que sólo cierta regularidad en los sucesos hace posible la inducción? Por descontado, el "posiblC debería ser "lógicamente posible".

619. ¿Debo decir que, aunque ocurriera una súbita irregularidad en los eventos naturales, no debería levantarme de mi asiento? En ese caso podríamos hacer inferencias, como antes -aunque sea otra cuestión la de si deberíamos llamar ahora a tales cosas "inducción".

620. En unas determinadas circunstancias se dice "Puedes fiarte de eso"; y esta aseveración puede estar o no justificada en el lenguaje cotidiano, e incluso puede considerarse justificada cuando no se da lo que se había previsto. Hay un juego de lenguaje en el que se emplea esa aseveración.

24.4 621. Hablando de anatomía, diría: "Sé que hay doce pares de nervios que salen del cerebro". Nunca he visto esos nervios, y los especialistas sólo los habrán observado en unos pocos ejemplares. -Así es como la expresión "Sé" ha sido utilizada correctamente en este caso.

622. Sin embargo, ¿es correcto también usar la expresión "Sé" en los contextos que Moore menciona,al menos endeterminadas circunstancias? (A decir verdad, no sé lo que significa I know that I am a human being ["sé que soy un ser humano"]. Sin embargo, también se le podría dar un sentido.) Respecto de cada una de estas oraciones, puedo imaginar circunstancias en las que pasarían a ser movimientos de uno de nuestros juegos de lenguaje, con lo que perderían todo lo que es filosóficamente sorprendente. 623. Lo que resulta extraño es que, en un caso semejante, debería decir siempre (aunque fuera falso): "Lo sé -en la medida en que pueda saberse." Esto es incorrecto, pero hay algo correcto que se oculta tras ello.





624. ¿Puedes equivocarte cuando dices que en castellano* este color se llama "verde"? Mi respuesta sólo puede ser "No". No querría decir nada en absoluto cuando afirmara "Sf'pues siempre es posible una confusión. ¿Es pues esta observación algo que el otro desconozca? Y, ¿cómo la conozco yo?

625. Pero, ¿quiere eso decir quesería inconcebible que la palabra "verde" se originara en cierto tipo de lapsus o en una confusión momentánea? ¿No conocemos casos de ese estilo? También podemos decirle a alguien: "¿No has cometido un lapsusT' Lo que, en último término, significa: "Vuelve a pensar sobre ello".-Pero estas medidas de precaución sólo tienen sentido porque en algún momento llegan a un término. Una duda sin término no es ni siquiera una duda.

626. Tampoco significa nada decir: "El nombre castellano* de este color es, con toda certeza, 'verde' -sino cometo un lapsus o estoy confundido de algún modo".

627. ¿No habríamos de incluir esta cláusula en todos los juegos de lenguaje? (con lo que queda clara su falta de sentido).

628. Cuando decimos "Hay ciertas proposiciones que deben quedar al margen de la duda", parece que tales proposiciones, por ejemplo, que me llamo L.W., hubieran de quedar incorporadas a los manuales de lógica. Dado que, si forman parte de la descripción del juego de lenguaje, forman parte de la lógica. Pero que yo me llame L. W. no es parte de una descripción de ese tipo. El juego de lenguaje con nombres de personas podría mantenerse perfectamente aun cuando yo esté equivocado respecto de mi propio nombre -pero presupone que carece de sentido afirmar que la mayoría de las personas se equivocan respecto de sus nombres.

629. Pero, por otra parte, es correcto que yo diga de mí mismo---Nopuedo equivocarme en mi nombre", e incorrecto que afirme "Quizás esté equivocado". Aunque ello no significa que no tenga sentido que otra persona ponga en duda lo que yo declaro seguro.

630. No poderse equivocar en la,lengua materna respecto de la manera en que se denominan ciertas cosas es, simplemente, lo normal.

631. "No me puedo equivocar en esto" caracteriza, simplemente, un tipo (le aserción.

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632. Recuerdos seguros y recuerdos inseguros. Si el recuerdo seguro no fuera, en general, más digno de crédito que el recuerdo inseguro, es decir, si no se viera confirmado por verificaciones ulteriores con mayor frecuencia, las expresiones de seguridad e inseguridad no tendrían la función que tienen actualmente en el lenguaje.

633. "No puedo equivocarme en esto" -pero, ¿qué diríamos si, a pesar de todo, me equivocara? ¿No es posible tal cosa? Ahora bien, ¿convierte en un sinsentido a la expresión "No puedo, etc.T ¿0, quizá, sería mejor decir, en lugar de eso, "Es difícil que me pueda equivocar en estoT No; puesto que esto último querría decir algo muy distinto.

634. "No puedo equivocarme en esto; y, si sucede lo peor, convertiré mi proposición en una norma".

635. "No puedo equivocarme en esto: hoy mismo he estado en su casa".

636. "No puedo equivocarme en esto; pero, si, a pesar de todo, hubiera algo que pareciera hablar en contra de mi proposición me aferraría a ella, a pesar de esa apariencia".

637. "No puedo etc." señala ami aserción su lugar en el juego. Pero se re-fiere esencialmente a mí, no al juego en general. Que esté equivocadoen mi aserción no priva aljuegode lenguajede su utilidad.

25.4 638. "No puedo equivocanne en esto" es una oración ordinaria que sir-ve para dar el valor de certeza a un enunciado. Y sólo está justificada en su uso cotidiano.

639. Pero, ¿cuáles este uso endemoniado si --como cualquiera admite-me puedo equivocar sobre él, y, por tanto, sobre la proposición que se su-pone que sustenta?

640. ¿0 debería decir que la proposición excluye cierto tipo de error?

641. "Me lo ha dicho hoy; -sobre eso no puedo equivocarme."- Pero i ¿y sise mostrara que es falso?! -No deberíamos distinguir entre las dife-rentes maneras en que una cosa puede "resultar ser falsaT -Pues, ¿cómo

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puede rnostrarse que mi enunciado era falso? En este caso, una evidencia se enfrenta a otra, y debe decidirse cuál ha de ceder.

642. Pero supongamos que alguien nos viene con el escrúpulo: ¿Qué pa-sana si, por así decirlo, me despertara de pronto y dijera " ¡Me acabo de imaginar que me llamo L. W.! "? -En ese caso, ¿qui¿n me dice que no me despertaré otra vez y diré que esto era una ilusión descomunal, etc.?

643. Es cierto que podemos imaginar un caso, y los hay, en el que después de "despertar" ya no tengamos duda alguna sobre lo que era ilusorio y lo que era real. Pero un caso así, o su posibilidad, no desacredita el enuncia-do "No puedo equivocarme en esto".

644. Puesto que de lo contrario, ¿no se desacreditarían de la misma ma-nera todas las aserciones?

645. No puedo equivocarme en esto -pero un buen día, correcta o inco-rrectamente, podría creer que me doy cuenta de que no estaba capacitado para juzgar.

646. Si tal cosa s ucediera siempre o muy a menudo alteraría completa-mente, por supuesto, el carácter del juego de lenguaje.

647. Hay una diferencia entre un error para el que, por así decirlo, hay un lugar previsto en el juego del lenguaje y una anomalía completa que se pre-senta excepcionalmente.

648. También puedo convencer a otro de que yo "no me puedo equivo-car en esto". Le digo a alguien: "Tal persona estaba conmigo esta mañana y me ha contado esto y lo otro". Si se extrañara, podría preguntarme: "¿No te puedes equivocarT'. Lo que podría querer decir: "¿Sucedió de verdad eso esta mañana?", o también: "¿Estás seguro de haberlo comprendido bien?" No es difícil ver con qué explicaciones podría mostrar que no me había equivocado respecto del tiempo ni que tampoco había interpretado mal lo que me contó, Pero nada de eso puede mostrar que no lo había soñado to-do, o que no me lo había imaginado como en un sueño. Ni tampoco pue-de mostrar que yo no pudiera cometer un lapsus linguae continuado. (Co-sas de este tipo suceden.)





649. (Cierta vez le dije a alguien --en inglés- que la forma de una de-terminada rama era la característica de las ramas del olmo felmI, lo que el otro negó. Cuando después pasamos por delante de unos fresnos le dije: "Mira, éstas son las ramas de las que hablaba". A lo que contestó: "But thaús an ash." ["Pero eso es un fresno."] -y yo añadí: "I aIways meant ash when said elm" ["Cuando decía olmo, siempre quise decir fresno."]

650. Lo que quiere decir: la posibilidad de un error puede ser eliminada en ciertos (y numerosos) casos. -Así se eliminan (también) los errores del cálculo. Ya que, si un cálculo ha sido revisado muchísimas veces, no po-demos decir: "A pesar de todo, su corrección no es más que muy probable --dado que siempre es posible que se produzca una equivocación". Su-pongamos pues que, en un momento determinado, parezca haberse descu-bierto una equivocación -¿por qué no habríamos de sospechar que es aquí donde se ha producido la equivocación?

651. No puedoequivocarme en que 12 x 12 son 144. Y no es posible con-traponer la seguridad matemática a la relativa inseguridad de las proposi-ciones empincas. Puesto que la proposición matemática se obtiene a par-tir de una serie de actuaciones que no se diferencia en absoluto de las ac-ciones del resto de nuestra vida y que se ven expuestas, del mismo modo, a olvidos, faltas de atención,e ilusiones.

652. Entonces, ¿puedo predecir que los seres humano,. nunca cambiarán las actuales proposiciones del cálculo matemático, que nunca dirán que en cierto momento ya saben definitivamente cómo son las cosas? Ahora bien, ¿justificaría eso una duda por nuestra parte?

653. Si la proposición 12 x 12 = 144 queda al margen de la duda, también han de quedar al margen las proposiciones no matemáticas.

26.4.51 654. Sin embargo, cabe hacer varias objeciones a esto. En primer lugar, el que " 12 x 12 etc." sea, precisamente, una proposición matemática; de lo que parece seguirse que sólo las proposiciones de este tipo están en esa si-tuación. Y si tal inferencia no está justificada, debe haber otra proposición tan segura que verse sobre el proceso de cálculo y que no sea matemática. -Pienso en una proposición del siguiente tipo: "Si la hacen personas ex-pertas en calcular, la operación '12 x 12' dará en la mayoría de los casos '144' ". Nadie objetará esta proposición que, evidentemente, no es una





proposición matemática. Ahora bien, ¿tiene la certeza propia de las propo-siciones matemáticas?

655. La proposición matemática ha sido oficialmente sellada, por decir-lo de algún modo, con la etiqueta de la incontestabilidad. Es decir: "Dis-cutid sobre otras cosas; ésta se mantiene bien firme, es el eje en torno del que puede girar vuestra disputa".

656. Y no se puede decirlo mismo de laproposición según la cual yo me llamo L. W. Ni tampoco de la proposición de que tales y tales personas han hecho correctamente este cálculo y este otro.

657. Podríamos decir que las proposiciones de la matemática están fosi-lizadas. -La proposición "Me llamo..." no lo está. Pero quien, como yo, tenga pruebas abrumadoras también considerará que esta última es indis-cutible. Y no por falta de reflexión. Puesto que el hecho de que la eviden-cia sea abrumadora consiste, precisamente, en que no necesitamos some-ternos a ninguna evidencia en sentido contrario. De modo que nos encon-tramos en este punto con un apoyo similar al que hace indiscutibles las pro-posiciones de la matemática.

658. La pregunta "Pero, ¿no podría ser que, ahora mismo, estuvieras so-metido a una ilusión de la que te darías. cuenta más tarde?" podría ser tam-bién una objeción a cada una de las proposiciones de la tabla de mulúpli-car.

659. "No puedo equivocarme: acabo de comer." Pues, si le digo a alguien "Acabo de comer", puede creer que mien-to o que no coordino bien, pero no creerá que me equivoco. De hecho, no tiene ningún sentido suponer que pudiera equivocarme al respecto. Pero esto no es cierto. Podría suceder, por ejemplo, que me hubie-ra adonnecido después de comer, sin saberlo, que hubiera estado dormi-do durante una hora y que, ahora, creyera que acabo de comer. Incluso así, distingo entre distintos tipos de error.

660. Podría preguntar: "¿Cómo podría equivocarme en relación a que mi nombre es L. W.?" Y puedo decir: No veo cómo sería posible.

661. ¿Cómo podría equivocarme al suponer que nunca he estado en la Luna?





662. Sería estúpido afirmar "No he estado nunca en la Luna -pero pue-do equivocarme". Puesto que el mismo pensamiento de quepodría haber sido transpor-tado allí, por medios desconocidos y mientras estaba dormido, no me da-ría derecho alguna a hablar de un error posible en este caso. Juego mal si lo hago.

663. Aunque esté en un error, tengo derecho a decir "No me puedo equi-vocar en esto".

664. Hay una diferecia entre aprender en la escuela lo que es correcto e incorrecto en matemática y que yo mismo diga que no puedo equivocar-me en cierta proposición.

665. En el último caso, añado algo particular a lo que se ha establecido en general.

666. Sin embargo, ¿qué diríamos, por ejemplo, de la anatomía (o de gran parte de ella)? ¿No se encuentra también lo que describe al margen de la duda?

667. Aunque fuera aparar a una comunidad que creyera que los hombres son transportados a la Luna mientras están dormidos, no les podría decir: "Nunca he estado en la Luna. -Naturalmente, puedo estar equivocado."A su pregunta "¿No te puedes equivocarT', tendría que contestar: No.

668. ¿Qué consecuencias prácticas tiene el que yo dé una información, añadiendo que no puedo equivocarme? (En lugar de eso, podría agregar: 'Tuedo equivocarme en esto, tan poco como puedo equivocarme respecto de que me llamo L. W. ") Sin embargo, el otro podría dudar de mi enunciado. Aunque, si con-fía en mí, no sólo admitirá lo que le digo, sino que también extraerá, a par-tir de mi convicción, conclusiones definitivas sobre mi comportamiento.

669. La proposición "No puedo equivocarme en esto" es, ciertamente, utilizada en la práctica. Pero es posible poner en duda si ha de ser enten-dida en un sentido riguroso o si no es, más bien, cierto tipo de exageración que, quizá, sólo se utiliza para persuadir.

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27.4 670. Podríamos hablar de los principios básicos de la investigación hu-mana.

671. Vuelo desde aquí a una parte del mundo en la que los hombres só-lo tienen una vaga noticia sobre la posibilidad de volar o la ignoran del to-do. Les digo que acabo de llegar volando desde... Me preguntan si no po-dría estar equivocado. -Es evidente que tienen una idea equivocada de cómo son las cosas. (Si me hubieran empaquetado en el interior de una ca-ja, sería posible que estuviera equivocado sobre el medio de transporte.) Si me limito a decirles que no puedo estar equivocado, quizá no los con-venciera; pero si les describo todo el proceso, se convencerán. Y entonces no preguntarán sobre la posibilidad de un error. Pero, no obstante, pueden creer -por mucho que confíen en mí- que lo he soñado, o que un encan-tamiento me lo hace imaginar.

672. "Sino confío en esta evidencia, ¿porqué habría de confiar en cual-quier otraT'

673. ¿No es difícil distinguir entre los casos en los que no puedo equivo-carme y aquellos en los que es difícil queme equivoque? ¿Está siempre cla-ro a cuál de ellos pertenece un caso concreto? Creo que no.

674. Pero hay un tipo especial de casos respecto de los que digo, con ra-zón, que no puedo equivocarme. Moore aduce un par de ejemplos de ca-sos tales. Puedo enumerar diferentes casos típicos, pero no puedo dar ningu-na característica general. (N. N. no puede equivocarse al decir que, hace pocos días, voló de América a Inglaterra. Sólo si está loco puede tomar en consideración otra posibilidad.)

675. Si alguien cree que ha volado de América a Inglaterra hace unos po-cos días, creo que no puede equivocarse en esto. Del mismo modo, si alguien dice que en este momento está sentado a la mesa y escribe.

676. "Pero, aunque en estos casos no pueda equivocarme, -¿no es posi-ble que esté anestesiadoT' Si lo estoy y si la anestesia me ha privado de la conciencia, en realidad ahora no hablo ni pienso. No puedo suponer seria-

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mente que ahora estoy soñando. Quien, soñando, dijera "Sueño", por mu-,ho que hablara de un modo inteligible, no tendría rnás razón que si dijera en suenos "LluevC cuando está lloviendo en realidad. Aunque su sueño estuviera en realidad relacionado con el ruido de la lluvia.

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