"El homicidio despierta en nosotros el deseo primitivo de devolver el golpe, el impulso de infligir un daño equivalente al daño que nos han causado. Pero la satisfacción de nuestros males depende, en un porcentaje muy elevado, de los mecanismos de la justicia. Puede que hayamos creado la torpe contención de los tribunales para tener a raya nuestro salvajismo. El problema es que las soluciones de la ley se nos antojan tibias muy a menudo y nos dejan inquietos y frustrados en nuestro anhelo de reparación. ¿Qué hacer entonces?"
de K DE KINSEY. Sue Grafton. Tusquets ediciones. pag.351
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