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Lunes, 26 de noviembre de 2001
Diario de Londres
2001.11.26
DIARIO DE LONDRES
Liverpool no es Anfield
RAFAEL RAMOS
RRamos56@aol.com
Anfield se ha convertido en un lugar de culto para los hinchas del Barça después del 1-3 de la Liga de Campeones, el rosario de pases que culminó en el gol de Overmars, la ovaciòn con que la parroquia local rindió tributo a la exhibición blaugrana...
El Barcelona debería jugar siempre en Wembley, Old Trafford, Anfield, San Siro..., las grandes catedrales donde Rivaldo y compañía se sienten motivados. Riazor, Mendizorroza e incluso el Nou Camp de los días normales se les queda pequeño. Pero esa es otra historia.
La que quiero contar es que por segundo año consecutivo varios centenares de hinchas azulgrana y el séquito habitual de periodistas han venido a Liverpool y se han encontrado con una ciudad cutre -mucho más de lo que pensaban-, deprimida, sucia, pobre, cara, donde no hay nada que hacer. El restaurante de moda es un bar español de tapas que se llama 'La Tasca'. Así como Manchester, Leeds o Newcastle, sin ser ninguna maravilla, se han modernizado y dado a sus viejas reliquias victorianas un cierto aire de diseño barcelonés, Liverpool sigue anclada en el pasado, en los tiempos en que los emigrantes irlandesas huían de la hambruna y recorrían decenas de kilómetros a pié durante la noche para estar al amanecer en el puerto, y pelearse por trabajar en los muelles a cambio de una miserable moneda.
La desindustrialización, la crisis del sector naviero y la pérdida de influencia de los sindicatos acabaron con Liverpool, igual que el Barça acabó con los 'diablos rojos'. La renovación del Albert Dock, uno de los viejos muelles convertido en centro comercial con el museo de los Beatles, unas cuantas tiendas y restaurantes, es la única incursión en la modernidad que se permite una urbe de medio millón de habitantes incapaz de hacer la inevitable transición económica. El paro es del treinta por ciento y la tristeza y la depresión se ve en las calles.
Liverpool vive del fútbol y de la música, de la leyenda de los Beatles, de clubs de supermoda como 'Cream', de Paul McCartney y el conservatorio que patrocina, de los recuerdos... Es una ciudad con dos catedrales -la anglicana y la católica-, y dos equipos de fútbol -el azul Everton y el rojo Liverpool-. Los dos estadios, Anfield y Goodison, están a unos pocos cientos de metros el uno del otro, en un barrio miserable de casas adosadas victorianas de ladrillo rojo, callejones y pasadizos llenos de basura, ventanas rotas tapadas con cartones, pisos abandonados, droga y delincuencia.
El problema de Liverpool es que se encuentra en el 'lugar equivocado' del mapa del país, mirando hacia Irlanda en vez de hacia el continente europeo, y librando las batallas del pasado en vez de las del presente. Y encima viene el Barça, que en casa no se coma una rosca, y le da una lección de fútbol...
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Brigantinus-Quora
Hace 7 años
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