viernes, 27 de junio de 2008

Percepción

Mente y Cerebro.
Libros de Investigación Y Ciencia
Prensa Científica, S.A.
Barcelona, 1ªEdic. 1993, 2da.Reimpresión 1995
Pág. 46


FISIOLOGÍA DE LA PERCEPCIÓN
Walter J. Freeman

[Presentacion] El cerebro transforma de modo casi instantáneo los mensajes sensoriales en percepciones conscientes. Para tan rápido reconocimiento, resulta esencial una caótica actividad colectiva que implica a millones de neuronas.

Cuando alguien mira el rostro de un actor célebre, olfatea un manjar favorito u oye la voz de un amigo, los reconoce de inmediato. En una fracción de segundo tras la estimulacion de ojos, nariz, oídos, lengua o piel, sabemos que el objeto nos es familiar, deseable o peligroso. Este reconocimiento, que los psicólogos llaman percepcion preatentiva, ¿cómo se produce con tanta exactitud y rapidez aunque los estímulos sean complejos y aunque varíe el contexto en que actúan?

Se sabe ya mucho acerca de cómo el córtex cerebral, la capa externa del encéfalo, analiza inicialmente los mensajes sensoriales. En cambio, sólo están aún en los comienzas las investigaciones para averiguar cómo funciona el cerebro después de la mera extracción de los rasgos más comunes: como combina los mensajes con la experiencia pasada y con las expectativas, para distinguir unos estímulos de otros y su significación para el individuo.

Los estudios que el equipo de trabajo al que pertenezco viene realizando desde hace más de 30 años en la Universidad de California en Berkeley sugieren que es imposible entender la percepción examinando sólo propiedades de neuronas individuales, enfoque microscópico que suele ser el que predomina en la investigación neurológica. Hemos comprobado que la percepción depende de la actividad cooperativa simultánea de millones de neuronas situadas en muy diversas zonas del córtex. Tal actividad global sólo puede analizarse si, junto con el enfoque microscópico, se adopta otro macroscópico.

Algo análogo a este enfoque mixto se da en la música. Para captar la belleza de una pieza coral, no basta con ir oyendo uno tras otro a los distintos cantores, sino que hay que escucharlos en su conjunto, según entonan y modulan sus voces en total concordancia.

Nuestros estudios nos han Ilevado también a descubrir en el cerebro cierto "caos'': comportamiento complejo que parece casual, aunque de hecho responda a algún orden oculto. Este caos es evidente en la tendencia de amplios grupos de neuronas a cambiar, de repente y a la vez, de un tipo de actividad compleja a otro, en respuesta a cualquier estímulo.

Tal mutabilidad es una característica primordial de muchos sistemas caóticos. En el cerebro no es nociva. De hecho, sostenemos que es precisamente la propiedad que hace posible la percepción. Conjeturamos, además, que elcaos subyace a la capacidad del cerebro para responder de modo flexible al mundo exterior y para generar nuevos patrones de actividad, incluidos los que se experimentan como ideas originales.

Para explicar la percepción, hay que partir del conocimiento de las propiedades de las neuronas que la efectúan. Mis colaboradores y yo nos hemos concentrado, en muchos de nuestros estudios, sobre las neuronas del sistema olfatorio.

Hace ya años que se sabe que, cuando un animal o una persona aspira un aroma, las moléculas que lo transportan son capturadas por unas pocas de las muchísimas neuronas receptoras que hay en las vías nasales; los receptores están especializados en responder a las distintas clases de aromas. Las células excitadas disparan potenciales de acción, o pulsiones, que se propagan, a través de los axones, hasta una parte del córtex conocida por el nombre de bulbo olfatorio. El numero de receptores activados depende de la intensidad del estimulo; su situación en la nariz expresa la naturaleza del olor. Esto es, cada olor se manifiesta por una disposición espacial de la actividad receptora que, a su vez, se transmite al bulbo.

El bulbo analiza cada tipo de entrada y, a continuación, sintetiza su propio mensaje, que transmite vía axones a otra parte del sistema olfatorio, al cortex olfatorio (...)

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