From: Abel Losada
Jueves 2 de marzo de 2000 Publicación simultánea en Londres y Ginebra (OIT/00/2 )
GINEBRA (Noticias de la OIT) - Lejos de reducir los flujos migratorios internacionales - movilizando productos en lugar de personas - la mundialización aumentará las presiones migratorias en los próximos años, según se expone en un nuevo libro publicado por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
En el libro, titulado Workers without Frontiers - The Impact of Globalization on International Migration, se sostiene que los flujos de bienes y capitales entre los países ricos y los pobres no serán lo suficientemente amplios como para satisfacer la necesidad de empleos en los países más pobres, sino que, por el contrario, es probable que la fractura social provocada por la reestructuración desarraigue a un número mayor de personas de sus comunidades y las anime a buscar trabajo en el extranjero.
El total de personas migrantes en todo el mundo sobrepasa hoy los 120 millones - frente a los 75 millones de 1965 - y sigue creciendo.
"En un mundo de ganadores y perdedores, los perdedores no desaparecen; simplemente buscan un lugar donde ir", dice Peter Stalker, el autor del libro.
La posibilidad de encontrar buenos empleos y obtener una remuneración mucho mayor es el principal motivo que hace emigrar hoy a las personas:
• Un estudio realizado en 1996 sobre 496 mexicanos indocumentados instalados en los Estados Unidos reveló que en su último empleo en México ganaban por término medio 31 dólares por semana, frente a los 278 dólares semanales que ingresaban en los Estados Unidos: es decir, 9 veces más;
• En 1997, los jornaleros indonesios ganaban 28 centavos de dólar diarios, frente a 2 dólares o más en la vecina Malasia;
• Según un estudio 2 citado por el autor, en 1995 los costos por hora de trabajo en las industrias manufactureras se elevaron, expresados en dólares estadounidenses, a: 0,25 en India y China, 0,46 en Tailandia, 0,60 en Rusia, 1,70 en Hungría y 2,09 en Polonia; frente a 13,77 en el Reino Unido, 14,40 en Australia, 16,03 en Canadá, 17,20 en Estados Unidos, 19,34 en Francia, 23,66 en Japón y 31,88 en Alemania.
El libro muestra que la caída de precios del transporte y la mayor velocidad de las comunicaciones han modificado el carácter de la migración internacional, haciendo de ella una acción mucho menos permanente. Hacia 1990, los costos del transporte aéreo por kilómetro se habían reducido al 20% de su importe en 1930. Entre 1930 y 1996, el precio de una conversación telefónica de tres minutos de duración entre Londres y Nueva York pasó de 300 dólares a 1 dólar.
"Estos cambios han hecho que la partida del propio país hacia otro desconocido resulte menos temible y traumática", dice Stalker. "Con el resultado adicional de que los flujos migratorios se han hecho más complejos y diversos."
Un cambio importante es que hoy son muchos más los países que se han convertido en emisores, receptores, o ambas cosas a un tiempo, de estos migrantes internacionales por razón de trabajo. Un análisis de la OIT de las pautas de migración actuales en 152 países determinó que, entre 1970 y 1990, el número de países clasificados como importantes receptores de inmigrantes en busca de trabajo pasó de 39 a 67. En el mismo periodo de 20 años, el número de países importantes emisores de emigrantes por motivos laborales pasó de 29 a 55.
Como prueba de la creciente complejidad de las pautas de migración se señala el hecho de que el número de países que funcionaron a la vez como importantes emisores y receptores de migrantes se elevó a lo largo del citado periodo de 4 a 15.
Stalker señala que los flujos migratorios se ven "distorsionados por las presiones sociales y políticas a medida que las comunidades que los reciben se tornan más reacias a la llegada de nuevos inmigrantes". Gobiernos que apenas hacen nada por inmiscuirse en los flujos comerciales y financieros "adoptan acciones mucho más decididas cuando se trata de personas", dice el autor del libro. Esto tiene escaso impacto sobre las cifras totales de migrantes, pero afecta a las pautas de migración. En particular, ha propiciado la aparición de una "industria de la migración", actividad comercial que, a cambio de un pago, ayuda a los migrantes a conseguir visados, transporte y empleo. Y ha espoleado también el desarrollo de un tráfico ilegal.
"En Europa, en 1993, se calculaba que entre un 15-30% de los inmigrantes indocumentados habían utilizado los servicios de los traficantes", se dice en el libro. "En el caso de peticiones de asilo, la proporción es todavía mayor: entre un 20-40%."
Como negocio, el tráfico de migrantes es sumamente lucrativo. Por pasar en coche ilegalmente a alguien a través de una fontera de Europa oriental, o en una embarcación desde Marruecos a España, pueden cobrarse unos 500 dólares, pero un sofisticado paquete de viaje para un migrante indocumentado desde China a Estados Unidos puede llegar a costar hasta 30.000 dólares. El libro cita un estudio que estima entre 5.000 y 7.000 millones de dólares el dinero movido anualmente por el tráfico de migrantes indocumentados.
"Este flujo ilegal de trabajadores ha dado origen a un gran mercado de documentos falsificados", sigue diciendo el libro, donde leemos también que Bangkok "se ha convertido en un importante centro de producción" de documentos falsificados, en especial pasaportes coreanos y japoneses - que se venden a unos 2.000 dólares - empleados por emigrantes chinos para viajar a otras partes del mundo.
"Muchas personas se dedican también a lubricar el flujo de migrantes ofreciendo financiación" para costearlo. Se trata en algunos casos de préstamos a largo plazo, pagaderos durante años. Pero asimismo puede encontrarse una financiación a corto plazo. Por ejemplo: los campesinos bolivianos que quieren entrar en Argentina como turistas deben mostrar a los funcionarios de inmigración el equivalente de 1.500 dólares en dinero para gastos. Esto, según Stalker, "ha dado origen a una nueva forma de intermediación financiera, que exige lo que debe de ser el récord mundial en tipos de interés: por la hora, poco más o menos, que se tarda en cruzar la frontera, las compañías de autobuses y otras prestan a los migrantes el dinero en metálico necesario a un interés del 10%".
Como siempre, las diferencias de niveles de vida explican el sentido de los flujos migratorios. En términos de PIB per cápita, la relación entre Estados Unidos y México, por ejemplo, es de 6 a 1. Y entre Alemania y Polonia es de 11 a 1.
Un indicador más realista del potencial migratorio es la diferencia salarial existente para ocupaciones abiertas a los inmigrantes. Estas ocupaciones varían considerablemente de un país a otro, aunque en casi todas partes los inmigrantes tienen a concentrarse altamente en ciertos sectores.
"En Estados Unidos, el sector en que la participación de los inmigrantes alcanza cotas más altas es la agricultura", se dice en el libro. "En Bélgica y los Países Bajos es el de la extracción y tratamiento de minerales; en Dinamarca, Alemania, Australia y Canadá es el sector manufacturero; en Francia y Luxemburgo, la construcción y la ingeniería civil; y en el Reino Unido, el sector de servicios."
Cuando existe un libre y rápido intercambio de información a través de las fronteras nacionales, como ocurre entre México y Estados Unidos, los trabajadores migrantes pueden ser muy sensibles a los cambios en el mercado de trabajo. Un estudio estadounidense, realizado por el Public Policy Institute de California, encontró que, cuando la economía californiana se disparó en mitad de la década de 1980 y hasta los últimos años de ella, el estado experimentó un busco crecimiento del empleo y la inmigración indocumentada un máximo. En cambio, cuando California sufrió una severa recesión en los primeros años de la siguiente década, la inmigración indocumentada bajó de golpe.
La migración se ve afectada asimismo por las condiciones del país emisor. Cuando la economía mexicana está en crisis, crece la migración indocumentada. Un estudio concluyó que un descenso del 10% en los salarios reales en México lleva asociado un aumento del 8% en las detenciones de trabajadores indocumentados en la frontera.
El mundo ha vivido en épocas anteriores migraciones en gran escala; en el libro se mencionan dos ejemplos: la trata de esclavos y la migración europea al Nuevo Mundo y a Australia.
La transferencia más brutal de personas de un país a otro se produjo a consecuencia de la trata de esclavos. Se estima que 15 millones de esclavos fueron transportados desde África a las Américas con anterioridad a 1850, y que durante el siglo siguiente a la abolición de la esclavitud más de 30 millones de personas se vieron desplazadas en virtud de contratos de trabajo no suscritos libremente por ella.
Millones de personas se desplazaron también voluntariamente. Entre 1846 y 1939, unos 59 millones de personas dejaron Europa, la mayoría para dirigirse a ambas Américas, pero también otras rumbo a Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica.
Existe hoy una extendida preocupación por lo que se percibe como un rebrote de la migración internacional, pero históricamente los mayores flujos se dieron en los cien años posteriores a 1815. El cenit de la inmigración en Estados Unidos se produjo en 1915, cuando llegaron al país 1,2 millones de inmigrantes, cifra equivalente al 1,2% del total de la población estadounidense en aquel entonces. En 1996, Estados Unidos recibió 996.000 inmigrantes (el 0,35% de su población).
La novedad hoy es el carácter auténticamente mundial del fenómeno.
Estados Unidos - Los estudios citados por el autor destacan el hecho de que los empleos desempeñados por inmigrantes recientes están significativamente más expuestos a la competencia extranjera que los que desempeñan los naturales del país. Los inmigrantes mexicanos están excesivamente representados en sectores económicos - como la agricultura y la industria del vestido - "que afrontan mayores riesgos por la penetración de las importaciones". Y así, "muchas de las industrias que han solicitado protección frente a la competencia extranjera son también las que emplean a mayor número de inmigrantes". En 1991, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos calculaba que "el 73% de todos los trabajadores empleadores en la producción agrícola en Estados Unidos habían nacido en el extranjero".
América Latina - Si bien la mayoría de sus migrantes se dirigen al norte, a Estados Unidos, existen otros flujos, más lentos, a Argentina, Brasil y México. Se calcula, por ejemplo, que hoy viven y trabajan en Argentina unos 200,000 inmigrantes indocumentados provenientes de Bolivia, Paraguay y Perú. México atrae a migrantes centroamericanos, muchos de ellos en camino hacia el Norte.
Europa Occidental - Alemania actuó como un poderoso imán en los años que siguieron al colapso provocado por la caída del Muro de Berlín. En los años 1988-1994, la inmigración neta en las dos partes de Alemania totalizó 4 millones de personas, la mitad de las cuales eran de etnia alemana y provenían de la antigua Unión Soviética.
Antigua Unión Soviética - Más de 9 millones de antiguos ciudadanos soviéticos se desplazaron a raíz del hundimiento del régimen comunista. Entre ellos había muchos de etnia rusa, que se sintieron mal aceptados en las recién creadas repúblicas: unos 2,7 millones se trasladaron a Rusia entre 1993 y 1996. Pero también hubo otros que se desplazaron en busca de trabajo. En 1996 había en Rusia 350.000 trabajadores extranjeros legales, pero se calcula que sólo en Moscú viven hoy 400.000 extranjeros indocumentados.
Golfo Pérsico - La subida del precio del petróleo a partir de 1973 desencadenó una explosión en la demanda de trabajo, particularmente en la construcción. Entre 1975 y 1990, la cifra de inmigrantes en los siete Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo pasó de 1,1 a 5,2 millones, para representar el 68% de la mano de obra total. Millones de ellos, sin embargo, tuvieron que abandonar la región a consecuencia de la guerra del Golfo en 1990-91. Muchos han vuelto desde entonces. A pesar de las declaraciones en contrario, los Estados de la región siguen dependiendo como siempre de los trabajadores extranjeros. "En Kuwait, en 1996, de una mano de obra total de 1,1 millones de trabajadores, sólo 176.000 eran ciudadanos kuwaitíes".
Asia oriental y Sudeste Asiático - En Japón, la escasez de mano de obra se agudizó tanto a finales de la década de 1980, que se permitió la entrada de numerosos inmigrantes con contratos temporales de corta duración. Como resultado de ello, la cifra de residentes extranjeros creció como un globo hasta alcanzar 1,36 millones en 1995, casi el 1,1% de la población. Hay, además, unas 300.000 personas que llegaron al país como turistas y que se cree que siguen en él una vez expirados sus visados.
Las nuevas economías industriales (NEI) de Singapur, Hong Kong (China), la República de Corea y Taiwán (China) han atraído grandes contingentes de trabajadores no adiestrados, aun cuando tratan de controlar su afluencia. Singapur tiene el sistema más rígido, que impone severas sanciones a los empleadores de inmigrantes ilegales. "Pero incluso aquí", dice el libro, "hay informes acerca del creciente número de trabajadores indocumentados".
Países de la siguiente generación de NEI, tales como Tailandia y Malasia, son a la vez fuente y destino de trabajadores migrantes. En 1997, antes de la crisis económica, Tailandia acogía a 600.000 inmigrantes, pero había 372.000 trabajadores tailandeses diseminados por toda Asia. Indonesia exporta trabajo no adiestrado a Oriente Medio, Malasia y Singapur, e importa trabajadores adiestrados principalmente de la India y de las Filipinas. "A mediados de 1997 se estimaban en más de 6,5 millones los trabajadores extranjeros presenten es estos siete países o zonas de Asia: Japón, República de Corea, Malasia, Singapur, Tailandia, Hong Kong (China), y Taiwán (China)".
En bastantes países asiáticos, la mayoría de las personas que emigran hoy son mujeres, que en general se ocupan en el servicio doméstico en Oriente Medio, Singapur y Hong Kong (China). Tal es el caso del 69% de los migrantes provenientes de Sri Lanka, del 65% de los llegados de Indonesia y del 55% de los procedentes de Tailandia.
África - Los flujos de inmigrantes indocumentados llegados a Sudáfrica "han aumentado significativamente en la era del posapartheid". Las cifras exactas son objeto de controversia, puesto que las estimaciones van de 3 a 8 millones, en u mayoría provenientes de los vecinos Mozambique, Zimbabwe y Lesotho.
* * * * * 1 Workers without frontiers - The impact of globalization on international migration, por Peter Stalker, OIT, Ginebra, y Lynne Rienner Editores, 2000, ISBN 92-2-110854-6. Para pedidos en Suiza, dirigirse a: ILO Publications, route des Morillons 4, 1211 Geneva 22. Para pedidos en EEUU, dirigirse a: Lynne Rienner Publishers, 1800 30th Street, Suite 314, Boulder, CO 80301-1026, Tel: (303) 4446684, Fax: (303) 4440824, página web: www.rienner.com.
2 Morgan Stanley and Co. Inc., 1996.
Creada por CL. Aprobada por KMK. Última actualización: 2 de marzo de 2000.
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